ME ROBE UNA YEGUA PARA CULIARMELA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jucatove1968.
Un cordial saludo a todos los miembros de esta selecta comunidad, como lo he mencionado anteriormente vivo algo retirado de un pueblo en el piedemonte llanero y ayudo al cuidado de la finca de mis padres, en las tareas del campo de los diferentes cultivos que se tienen y el cuidado del ganado tanto ovino, vacuno, porcino y aves de corral que mantenemos de manera constante.
El día sábado 28 de abril mi padre me mando bajar al pueblo junto con el cuidandero para reclamar un dinero que nos había girado y comprar unos insumos en el almacén agrícola y otros insumos de uso veterinario que se necesitaban, me dijo que hiciera las compras y las subiera a la finca, al terminar a eso de las once de la mañana cargamos las compras a un camión para que las acarreara hasta la finca; envié al cuidandero con la remesa y me quede en el pueblo para tratar de distraerme un rato, tomar alguna cerveza y comer una buena porción de carne a la llanera, a eso de las tres de la tarde me llamó el cuidandero para pedir regresarse en el camión con la familia para descansar el fin de semana, como tengo la potestad lo autorice con la condición que encerrara animales y finiquitara todo, a las seis de la tarde nos vimos en el pueblo y me dijo que subiría el martes en la mañana, nos despedimos y cada quien se fue por su lado, estuve un par de horas más y me dispuse a retornar a la finca.
A la salida del casco urbano las personas que bajan al pueblo tienen por costumbre amarrar sus animales de carga en un corral de manera construido por la alcaldía, por la noche cuando se regresan los recogen y en ellos se transportan o cargan sus remesas; pero por lo general la borrachera no los deja regresar el mismo día y esos animales en ocasiones duran casi los dos días aguantado hambre.
Al pasar por el frente habían varios animales de carga y por mi mente se me pasó fisgonear para buscar algo que me gustara, observé a mi alrededor y la oscuridad no dejaba ver de lejos; sin pensarlo ingresé al corral y con toda la precaución fui palpando “culos” hasta encontrar una yegua criolla más bien bajita que estaba sin enjalmar y muy mansita, la saqué del corral, le hice un cabestro con el laso y a lomo del animal decidí regresar a la finca, me invadía un temor terrible que alguien me viera, pero en la distancia sentía hormigueo en mis bolas al frotarlas con el lomo del animal, cuando llegamos la llevé para los corrales, le puse agua abundante y un poco de heno en los comederos para que se alimentara, Mientras tanto me metí a la casa para tomar un tinto, un poco de aire y tranquilizarme de los nervios que aún tenía.
Me vestí una camiseta negra manga larga y una pantaloneta y me fui para el corral a probar los manjares que me esperaban, cuando llegué le corrí la cola, con la poca luz externa observe la vulva de la yegua, era toda una ternura, se apreciaba esa raya que dividía sus carnosos labios, pequeña, bien negrita, así que para evitar sorpresas me subí a la pared del corral y estiré mi mano e inicie a tocar su raja, de vez en cuando metía mis dedos y muy por el contrario elevaba el rabo, entreabrió sus patas y siguió comiendo, ya con más confianza me bajé y seguí acariciando esa hermosa raja, a veces la contraía rítmicamente sobre todo cuando le tocaba con la yema de mis dedos una protuberancia en la parte inferior y a la pura entrada, paralelamente se fruncía, de un momento a otro abrió más las patas y elevó aún más el rabo, yo por el contrario tenía la verga a reventar, quería clavarle la verga hasta donde pudiera
Entonces decidí no torturarme más, acerqué una banca en madera, me deshice de la pantaloneta y tomé posición para hacerla mía, con la ayuda de mis manos abrí esa linda caverna, acomodando mi verga en la entrada la cual se percibía húmeda y caliente, traté de frotarla pero por lo dura que estaba era incomodo, y me daba temor que reaccionaba mal y me diera una patada, así que aislé sus crines e inicié a presionar su vulva con mi verga la cual fue abriéndose paso y penetrando sin esfuerzo alguno, logrando conquistar su rica vulva suave, húmeda y caliente, el disfrute era máximo, la sensación de placer me hizo sentir un hormigueo sensacional, ya controladas las ansias por probar inicie a bombear lentamente, el placer de sentir mi verga entrar y salir me producían temblores, seguí un buen rato metiendo mi palo hasta sentir que sus peludas ancas rosaban mis piernas y abdomen que aunque me producían algo de rasquiña me gustaba y sacando hasta la entrada, metía y sacaba, en ocasiones lo sacaba todo y al clavarla sus labios alcanzaban a ofrecer resistencia en la reinserción, pero cuando la cabeza de mi polla iba abriéndose paso podía sentir una fricción bien placentera, después de varios minutos de pleno goce, no pude aguantar tanto placer y lo introduje hasta donde pude hasta explotar todas mis energías dentro de la yegua, fue placentero sentir como con cada contracción expulsaba mi leche dentro de la vulva de la yegua
Que rico placer estaba sintiendo en ese momento, esperé que pasaban los espasmos del orgasmo con mi verga totalmente metida, hubo algunos pocos momentos que la yegua contraía la vulva y yo lo alcance a percibir pero no tenía ganas de continuar, incluso no sé si tenía ganas de orinar pero abrió las patas y trataba de soltar algunos diminutos chorros de orina que me dejaron empapado mi vello púbico al igual que me escurría algunas gotas en los testículos, estaba empapado hasta las piernas por esa muy diminuta lluvia dorada del animal, totalmente exhausto me retiré a eso de las doce de la noche, para recuperarme, esa maravillosa yegua me hizo sentir en la gloria dos veces más esa noche, el domingo durante el día envié razón al pueblo que si a alguien se le había extraviado una yegua colorada volantona, la había atajado en la calle el domingo por la mañana y que por favor subiera por ella, en la tarde llegó un señor que vive en una vereda cercana y me comentó que el mismo sábado la había comprado pero que se había soltado y había cogido camino, simplemente me dio las gracias y se la llevó, aprovechando mi soledad del domingo y ruego no ser criticado por ese gusto muy particular que aún conservo, el domingo en la noche disfruté unas gallinas con las cuales me corrí dos veces, si bien tenemos otra variedad de animales aún siento un afecto muy especial y particular por esas aves, pues con ellas me inicié y cada vez que las penetro me traen muy buenos recuerdos.
Jucatove
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