Mi amada perrita y sus cachorros
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, mi nombre es Alex, actualmente tengo 20 años de edad, vivo en la cuidad de Guadalajara Jalisco, México, y aparte de mis experiencias sexuales con mi perra, soy bisexual, soy un joven apuesto (según me han dicho), alto, delgado, piel blanca, ojos cafés y cabello negro.
Siendo a penas un lindo e inocente niño de 11 años, fue cuando mi curiosidad sobre el sexo comenzó a brotar. En ese momento aún no definía si me gustaban las mujeres o los hombres, por lo tanto siempre dudaba. Pero un día, una idea asaltó mi mente; fue entonces cuando estaba jugando con mi perrita (una hermosa perrita raza french poodle tamaño mediano), que me vino a la mente dejar que ella lamiera mi pene; que en ese entonces era algo pequeño, (como de unos 10 cm. de largo) y ver que tal se sentía… Mi sorpresa fue que cuando lo saqué y ella comenzó a lamer, yo sentí un placer que nunca antes había experimentado… y la idea de que me estuvieran lamiendo mi verga me excitaba bastante y por consiguiente mi pene se puso duro. Ella sólo lo lamió por unos pequeños momentos y después se fue.
Desde ese día siguieron los pensamientos de esa lamida y tenía ganas de repetirlo, pero esta vez quería más, quería probar nuevas cosas con ella… hasta que un día, mientras me vestía para irme al escuela, estaba solo en casa y dejé que mi perrita entrara a mi cuarto, entonces me aseguré de cerrar bien la casa, por si alguien llegaba no me viera haciendo esas cosas… subí a la perrita a la cama y la acosté boca arriba, comencé a tocarle su vulva con mi dedo índice, y ella se quedaba muy quieta, sólo sacaba la lengua como saboreando algo, y entonces hice un poco de presión con el dedo para intentar meterlo, pero sólo logré meter la punta. Y después saqué mi verga de mi pantalón, (que ya estaba muy dura de lo excitado que estaba) y comencé a acariciar su vulva con la cabecita de mi verga, uffffffff se sentía tan rico aquello… que estuve un buen rato haciéndolo, y después de ese rato, intenté hacer presión para penetrarla, pero nunca lo logré… supongo que en ese entonces y por mi inexperiencia, no sabía cómo lograr la penetración con ella. Al ver que no pude, decidí dejarle hasta ahí e irme al escuela.
Pasó un tiempo sin que lo volviera a intentar, y un día, escuché a mi mamá decir que la perra estaba en celo… y que necesitaba encontrar a un perro para cruzarla y tener cachorros, (los que después me harían gozar de mis primeros orgasmos) y a mi me emocionó la idea de tener perritos bebés, así que le conseguimos un perro para que la montara. Varías veces me tocó ver como tenían sexo y me excitaba bastante… ver como el perro se la metía hasta el fondo y cuando se separaban, ver la verga del perro que era de un tamaño impresionante… todo aquello me ponía súper caliente.
Llegó el día en que los cachorritos llegaron; eran realmente preciosos y provocaba abrazarlos todo el día… Y recuerdo que un día en la tarde, me encontraba solito en mi casa y se me ocurrió ir a jugar con los perritos; que en ese entonces ya tenían cerca de 2 semanas de edad, y estaban súper lindos, y bueno… estando sentado junto a la perra y los cachorros, de repente me puse algo caliente y saqué mi verga para que la perra me la lamiera un poco, y en eso, se me ocurrió tomar uno de los cachorritos y acercarlo a mi pene para ver que pasaba… pues mi sorpresa fue que al acercarlo él comenzó a mamarlo como si fuera una de las tetillas de la perra… En verdad no puedo describir lo que sentí en ese momento, fue una adrenalina tremenda, combinada con una sensación de placer que no se iguala con nada… sentir esa succión es increíble, y dado que mi pene era muy pequeño, era muy fácil para el cachorro mamarlo. En aquellos días yo aún no eyaculaba, así que sólo sentí las vibraciones del orgasmo y devolví el cachorro a su madre. Al levantarme de donde estaban los cachorros, mis piernas temblaban y no podía creer lo que había pasado. Después seguí haciendo lo mismo varias veces hasta que los perritos crecieron y perdieron el instinto de mamar para alimentarse por si solos.
Los años pasaron y cada vez que mi perra tenía cachorritos, yo hacía lo mismo con ellos, hasta que fui creciendo y por consiguiente me fui desarrollando cada vez más, así que mi pene creció al grado de que ya era muy difícil que un cachorrito me lo mamara. Los últimos perritos que tuvo ella fue cuando yo tenía 16 años y sólo una vez logré que uno de ellos me mamara mi verga… creo que esa vez fue la mas rica de todas. Era una tarde como cualquier otra, y yo me preparaba para irme a mis clases de computación, entonces quise intentar que el cachorrito me la mamara, así que lo tomé y lo llevé a mi cuarto, puse el seguro a la puerta y me bajé el pantalón, aproveché que mi verga aún estaba dormida para que fuera mas fácil hacer que el perrito se me pegara y me lo acerqué… pues justo al ponerlo junto a mi pene, comenzó a mamarlo, y yo sentía como se iba hinchando en su hocico… era una sensación genial, y yo movía la cabeza del perrito hacía adelante y atrás, hasta que después de unos minutos, me vine, eyaculé adentro de su hocico y se tragó todo mi semen como si fuera la leche de su mamá… fue realmente sensacional, y después de eso me fui a mis clases. Esa fue la última mamada que recibí de un cachorrito y fue la mejor de todas…
Llegué a la edad de 18 años, ya habiendo tenido sexo tanto con hombres como con mujeres, así que yo a esa edad ya estaba definido como bisexual. Aún tenía conmigo a mi perrita, pero nunca había hecho nada con ella, y de repente me entró la curiosidad por intentar lo que ya había intentado cuando tenía 11 años y no había logrado… así que subí al patio donde estaba ella y rápidamente saqué mi verga; que ya había crecido hasta alcanzar un buen tamaño (15 cm. Erecto) y me acerqué a ella para que me la lamiera. Entonces a mi cabeza vino la idea de abrir el hocico de la perra y meter mi verga para que me hiciera una especie de sexo oral, así que sin miedo a que me la mordiera y siendo siempre una perrita muy mansa, lo hice. Comencé a moverle su cabeza adelante y atrás por un rato hasta que me vine adentro de su hocico. Fue rico pero un poco molesto por el roce con sus dientes… y ese día no pasó nada más.
Días después, volví a subir al patio donde estaba la perra y me puse a jugar con ella un rato, y pasados los minutos me regreso la idea de intentar cogérmela pero esta vez quería lograrlo. Lo malo fue que a esas alturas yo ya sabía que si la perra no estaba en celo, era imposible que pudiera penetrarla… así que decidí intentarlo por su ano. Fui por un lubricante que tomé de la habitación de mis papás sin que se dieran cuenta, y subí con la perra corriendo y con emoción de lograr mi objetivo; que era tener sexo con ella. Tan pronto como estaba con ella, me puse de rodillas y bajé mi pantalón y boxer, dejando mi verga completamente al descubierto y bien parada, puesto que ya estaba súper caliente por la idea de penetrarla. Rápidamente puse el lubricante en mi verga y en la entrada de su ano, y con mi mano dirigí mi verga hacia su hoyito para intentar meterla, pero ¡OH Dios mío!, no podía entrar… intentaba e intentaba pero no conseguía que entrara, ni siquiera la puntita entraba… así que me frustré mucho y después de in rato de seguir intentando sin tener éxito, me rendí y lo dejé así…
La idea de cogerme a mi perra no dejaba de darme vueltas en la cabeza… así que decidido a hacerlo, lo intenté una vez más. Tomé el lubricante y me puse, le puse a ella e intenté meterle la verga en su ano; seguía sin lograrlo… así que de repente se me ocurrió intentar meter primero mi dedo para dilatar su ano, así que tomé más lubricante y comencé a presionar para meter mi dedo en su ano.
Me sorprendí porque mi dedo entró fácilmente y me emocioné porque al fin veía posibilidad de poder penetrarla. Seguí dilatando su ano por unos minutos más, hasta que noté que podía meter 2 dedos sin problemas, y ella no se quejaba de dolor ni chillaba… sólo se quedaba quieta y con su lengua hacía como saboreándolo, así que seguí hasta que por fin llegó ese momento tan esperado, el momento en el que iba a intentar meter mi verga en ese anito tan rico. Retiré mis dedos y puse suficiente lubricante en mi verga, la puse justo en la entrada de su ano, y comencé a presionar… fue entrando poco a poco, y cada vez que entraba más, yo sentía que mi corazón se aceleraba; era una emoción increíble, y así seguí hasta que ya tenía la mayoría de mi verga dentro de ella, después comencé a bombearla despacio para evitar lastimarla o que le doliera, y al mismo tiempo con mi mano jugaba con su vulva para que ella también gozara. Seguí con el mete y saca por unos minutos más y cuando sentí que me iba venir, disminuí la velocidad para evitarlo, ya que quería seguir gozando de el culito de mi perrita, que ahora también era mi amante… así que decidí cambiar de la posición de “perrito” que era en la que estábamos, y entonces subí a la perra a una mesa que estaba en el patio y la puse boca arriba sosteniéndola para que no se moviera, y la penetré de nuevo.
Esta vez mi verga entró completa y con una facilidad increíble, y se deslizaba muy bien, riquísimo… yo continuaba bombeándola y le decía cosas como: “si eres mía” y “que rica estás” y “te voy a coger hasta cansarme” y a la vez que me la estaba cogiendo, acercaba mi cara a la suya para que me lamiera y gozar aún más de esa cogida tan especial y deliciosa, hasta que ya después de un buen rato, se acercaba el momento… sentía que era inevitable y está vez me iba a venir, iba a eyacular como loco… así que aumente el ritmo del mete y saca, yo gritaba ¡OH OH OH! ¡Dios Mío, Me Vengo!, y de repente ¡Ahhhhhhhhhhhhh!, me vine adentro de su culo, chorros y chorros de semen salían, nunca sentí una eyaculada tan grande antes… fue sensacional, indescriptible y fantástico… y después de haberme venido adentro de ella, me quedé en la misma posición y sin sacar mi pene; que aún seguía bien erecto, sentía como ella apretaba cada cierto tiempo, como queriendo cagar mi verga fuera de su ano, y eso me volvía loco, así que decidí seguirla bombeando para tener otro orgasmo.
Así lo hice, pero está vez fue más rápido y me vine por segunda vez adentro de ella, ¡OH Dios… que cogida tan rica! Por fin saqué mi verga de su ano y pude ver que casi de inmediato expulsó gran parte de mi semen escurriéndole de su culo, después de eso sólo la acaricié y le dije que iba a ser el mejor amante que pudiera tener en la vida…
Gracias por tomarte el tiempo de leer mi historia. Después escribiré otras experiencias igual o más calientes que esta.
Espero les haya gustado y me disculpo si ofendí a alguien con este relato. Comenten.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!