mi amigo, el perro y yo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por human.
. Cuando estaba en sexto de la escuela tuve mi primer contacto con el sexo, me bese por primera vez con una mujer llamada Elena, ella tenía 14 años y siempre me insinuaba cosas que quería hacer con migo hasta que un día caí detrás de la escuela.
Ella me toco mi pene varias veces como queriendo masturbarlo. Yo me sentía un poco extraño pero siempre fui obsesionado con el sexo y me deje entonces llevar por la situación. Esto se repitió por 3 veces, calentándonos cada vez con mayor fuerza en cada ocasión, hasta que llego el día final de nuestro experimento, empezamos por besarnos y poco a poco yo acaricie sus pechos mientras ella por fin me masturbaba mientras me besaba, me bajo los pantalones y me masturbo hasta que me orine, esa loca era una enferma sexual. Nunca más mencionamos el tema.
Ese mismo año me hice de un buen amigo de pueblerina procedencia el cual siempre me invitaba a acampar a otras partes lejos de casa, así fue durante años hasta un día en que acampamos en una montaña muy solitaria. Todo era igual pero cuando nos estábamos dando un baño en el rio empezamos a jugar y de un momento a otro estábamos besándonos como si nada. Me acuerdo que estaba confundido pero me sentía bien con lo que estaba pasando y de hecho quería tomar las riendas de la situación , al rato de besarnos y de calentarnos, me puse de rodillas y le dije que se relajara que todo esto nos iba a gustar a ambos. El no opuso resistencia a mi palabra y lo tome suavemente hasta volverme una fiera, sentía su sabor en mi garganta y quería su néctar, lo dome hasta que quede bañado de su semen por toda mi cara. Había tomado la situación como mi primera chica, y sabía que ambos me liberarían de ese estúpido encierro sexual del que vive la gente. Mi amigo no me hablo durante algún tiempo pero así es la vida y yo disfrute el momento pero ese no es el tema principal de mi relato sino algo que requiere de más libertad sexual, algo que me fascinó desde el primer momento.
Vivía con mi mamá y una hermana cuando tenía 17, mi hermana se casó y solo quedamos mi mamá y yo, y mi madre acostumbraba ir visitar a mi hermana los fin de semana dejándome a mí de vigilante de la casa…, a mí y a mi pobre perro Terry y ese era el problema porque internet me había mostrado todo lo que puede hacer un perrito si uno lo entrena bien.
La primera vez fue un poco extraña, yo no sabía cómo empezar un acto tan caliente y estaba temblando de nervios. Tenía miedo de que a Terry le doliera o no se tantas cosas, pero tenía que decidirme y la oportunidad era única. Lo lleve hasta mi cuarto y lo subí en la cama, tome su pene con una mano mientras que con la otra acariciaba su cabeza, el comenzó a jadear cada vez más fuerte mientras su polla se hinchaba cada vez más y salía lentamente de su forrito de pelos. Yo estaba muy excitado por lo que estaba pasando pero no sabía que más iba a hacer y ni siquiera me había quitado el bóxer. Entonces metí mi cabeza entre sus patas y le comencé a chupar la polla, a pasarle la punta de la lengüita mientras se la seguía masturbando y esto parecía gustarle mucho.
Yo no sé en qué estaba pensando en ese momento pero el sexo es uno de mis tropiezos más grandes y no podía detenerme. Mientras más se la chupaba más grande salía su polla del forrito y Terry hacia movimientos en la parte trasera de su cuerpo como queriendo penetrar mi boca con más fuerza y pasión, yo sentía como pequeños chorritos de semen caían dentro de mi boca dándole un saborcito a salado. Luego me la saque de la boca y la mire, quería ver aquella majestuosa polla roja, tenía venas por todas partes y en su punta salía un pedacito suave de carne por el cual salían chorritos de semen, era más abultada en el medio y al final tenía una bola grande igual de roja y llena de venas. Él estaba muy excitado y jadeaba mucho y tenía cierta interactividad que no dejaba que su cuerpo dejara de tener contracciones como si estuviera penetrando a una perrita. En ese instante tuve cierto remordimiento y no quise seguir más. Lo lleve al patio trasero y me acosté a dormir pensando en lo que había pasado, dejando volar tanto el placer como el remordimiento. Un mes después volví a pensar en lo que había ocurrido y decidí que realmente me gustaría follarme al perro más alocadamente pero igual me sentía desenfocado y no sabía cómo hacerlo bien a pesar de haber visto ya mucho material en internet.
Cierto día me encontré con mi antiguo amigo pueblerino y se me acercó y me pidió perdón por lo que había pasado la vez anterior, yo le dije que no había nada que perdonar y que son cosas que pasan, entonces el me invito a tomarnos unas birras en un bar y yo accedí sin poner resistencia alguna. Estuvimos largo rato en el bar y ya estábamos un poco ebrios cuando él me pidió posada en mi casa argumentando que no podía llegar así a la suya, como mi mamá no estaba pensé que nada malo podía pasar y le respondí que sí. Cuando íbamos de camino pasamos a un supermercado y compramos un litro de cacique para seguir la fiesta en la casa sin imaginar lo que sucedería. Empezamos a tomar y hablar de todo lo que había pasado en ese tiempo en el que no nos hablábamos, las penetraciones brutales que les habíamos dado a ciertas mujeres, todos los secretos sexuales para seducirlas y como el tema era el sexo nos pusimos calientes rápidamente y estábamos muy borrachos. Entonces me le acerque y le di un beso en la boca y el no dijo nada, solo me vio y volvió a besarme pero esta vez con un fuego imparable, nos hicimos acostados en el sillón grande de la sala y mientras nos besábamos nos quitábamos la ropa, sabíamos a lo que llegaríamos pero yo quería más.
Él se sentó mientras yo me inclinaba para chupar su pene erecto y firme, le pase la lengua varias veces y de vez en vez me lo metía todo a la boca, le hacia su gorrito para arriba y para abajo con mis labios mientras él me tocaba las nalgas y el ano en forma frenética y me pedía más y decía lo que estaba disfrutando. Yo saboreaba las gotitas de leche que salían de vez en cuando, cuando apretujaba su pene y me calentaba cada vez más con sus pervertidas caricias, el me embarro saliva en el ano varias veces y me penetro con un dedo, luego con dos y luego con tres, yo no sabía que hacer porque lo disfrutaba y me sentía como su esclavo. Él estaba muy caliente y me decía que me iba a destrozar el culo de lo excitado que estaba, yo lo escuchaba y le decía que hiciera conmigo lo que fuera, ya no podía detenerme, así que nos fuimos a al cuarto junto al patio trasero donde estaba Terry, el cual estaba muy hiperactivo y ladraba mucho, nos desnudamos totalmente y yo saque una crema rosa que era lo único que tenía para lubricarme en ese momento.
Nos pegamos un buen apreté otra vez y me arrodille como recordando la primera vez, el tomo mi cabeza con sus manos y me comenzó a penetrar la boca tan rápido que mi saliva se hizo espuma y cada vez más estaba cerca de tocar mi garganta. Me puse de 4 patas en la cama y el me untaba crema rosa mientras me penetraba con 3 dedos, yo gritaba del placer que sentía y el al verme tan excitado me dijo que me desgarraría el culo y me metió 4 dedos con tal fuerza que sentí un dolor salvaje pero delicioso. El guaro se nos fue muy alto. Me introdujo su pene en mi boca unas cuantas veces como jugando y por fin comenzó a penetrarme por el culito. Era mi primera vez con alguien puesto que solo me penetraba con objetos como pepinos (de mis favoritos) zanahorias, desodorantes tubulares como el wild country, mangos de sombrillas, consoladores… etc.
Esa sensación donde te tocan el punto G es única y maravillosa y más si te hacen un buen trabajo. No se escuchaba nada más que el sonido del choque de nuestros cuerpos mientras era penetrado una y otra vez hasta hacer espuma la crema y la saliva y sentir como mi ano se relajaba cada vez más para dejar paso libre al pene y su firmeza, luego él se acostó y yo me le senté encima y comencé a moverme como una bailarina mientras me reía una y otra vez de lo rico que estaba sintiendo, el gemía de pasión y me golpeaba las nalgas con sus manos mientras brincaba como un loco contra mí y yo tocaba con las mías sus tetillas, se las estiraba y de vez en cuando me agachaba y se las chupaba. Cambiamos de posición yo me acosté en el borde de la cama él se puso de rodillas en el suelo y me lubrico de nuevo, me la metía y me la sacaba toda varias veces insinuando en voz delicada que me iba a romper el culo, luego aumento la velocidad más y más y más hasta que yo perdía la razón de lo delicioso que era.
Todo era una locura y yo escuchaba como el perro ladraba como pidiendo a su perra mientras me daban salvajemente por el culo como si yo fuese un muñeco de hule. El me la saco de un pronto a otro y me la metió en la boca y se rego todito adentro hasta hacerme tragar cada gota de su lechita calentita y yo lo veía y ponía cara de pervertido mientras la chupaba. Nos tomamos unos tragos mientras nos acariciábamos y pasábamos un rato cargando energías. Le conté lo que me había pasado con Terry y le propuse que hiciéramos algo los tres, yo estaba tan caliente que no me importaba tener zoofilia, y la respuesta fue afirmativa, toda mi fantasía se estaba haciendo realidad.
Trajimos al perro y yo lo empecé a chupar mientras mi amigo se reía y me tocaba el ano metiendo sus dedos llenos de crema y saliva, diciéndome lo loco que estábamos, luego me penetro de cuatro patas mientras yo tragaba aquellos chorritos de lechita canina en mi cama, era delicioso, yo me restregaba la polla roja por mi cara mientras me daban duro por el culito, sentía todo mi rostro lleno de semen animal. Llego la hora en que Terry tenía que penetrarme y yo como esclavo de los dos me puse igual que antes en el filo de la cama y el perro se subió encima de mi mientras yo acomodaba su polla con mis manos y mi amigo pueblerino me ponía a mamarle su polla de rodillas sobre la cama. Terry logro meterla y me embistió con tan fuerza tantas veces que yo gritaba del dolor que experimentaba y su largo miembro me tocaba todo por dentro, era una violación animal, un ultraje zoo, era algo indeseable pero yo me sentía tan bien que todo era poder llegar al cielo. Yo era su víctima y ellos mis dulces violadores, mis amantes, mis dueños.
Terry se cansó y se desprendió de mi ser jadeando del esfuerzo y el placer, mi amigo me trajo un trago de cacique el cual tomamos con gusto. Luego subí a Terry mi fiel can a la cama y lo puse al borde, le di vuelta a su polla hasta dejarla fuera de la cama, estaba grande y abotonada y llena de lechita y su bulbo lleno de semen, mi amigo se quedó de pie a mi lado me beso un rato mientras yo sostenía la polla de Terry con mi mano izquierda y las de el con la derecha, me puse de rodillas y comencé a chupar un rato la polla del perro y otro la de mi amigo, así varias veces hasta sentir como lo salado de sus penes llegaba a mi garanta., luego me puse más obsceno y los acomode para meterme en la boca las dos al mismo tiempo y lo logre. Luego me di vuelta y de pie pero inclinado mientras le chupaba grotescamente la polla abotonada al perro mi amigo me penetraba, yo sentía que mi culo no daba más, mi amigo se aprovechó me la saco metió 3 dedos en mi ano jalando hacia arriba y penetrándome, me desgarrado el ano, me sentía muy caliente y sucio.
El perro dio unos ladridos mientras me daba su leche blanquísima en abundante cantidad, era su fin y su bulbo se había vaciado. Yo sin pensarlo me trague todo pero antes jugué un rato en mi boca con el semen, el perro se bajó, mi amigo me la saco y me acosté boca arriba aun con la leche de mi perro en la boca, mi amigo me penetro otra vez sin los dedos, rápidamente induciendo a regarse, me la saco del ano y mientras se la masturbaba rápidamente se rego una tercera vez en mi boca. Se la chupe revolviendo sobre su pene las dos lechitas calentitas y me lo trague todo. Me sentí como un puto y me utilizaron, y me gusto. Mi trasero quedo como flor de amapola lleno de baba blanca y mi cara y mi boca llenos de semen caliente. Esa experiencia marco mi vida por completo puesto que me ha abierto las puertas tanto con mujeres, hombres y animales. Pero estoy triste porque mi amigo se casó y ya no vive cerca de mi ciudad y mi perro hace tiempo ya que se escapó y nunca más volvió a aparecer. Hace poco termine con mi novia porque sexualmente parecía una monja y cuando le propuse obscenidades con mi perro o con objetos o anal me decía que no. Me gusta que sean ardientes y que se atrevan a todo como yo. Ahora paso mi tiempo a solas disfrutando de practicar nuevas formas de tener sexo con diferentes objetos y hace poco que hice algo muy caliente y excitante. Me encerré en mi cuarto con un pepino bien grueso, dos zanahorias medianas y un desodorante wild country, de esos color café, y realice un delicioso ritual.
Me empecé a meter el dedo medio entre el ano lentamente con lubricante, luego utilice dos dedos y luego tres dedos, me los hacía para todas direcciones rápidamente, me llene la mano con saliva y lubricante y ahora me metí toda la mano, lentamente el dolor se hacía presente en forma de placer, un calor intenso recorría mi polla y mi culito, aumente la velocidad progresivamente hasta penetrarme hasta los nudillos.
Tome la zanahoria más grande y me penetre un buen rato con ella mientras mi semen en pocitos salía de mi pene y yo lo escurría con mi otra mano y lo tragaba saboreando mis dedos como si de un miembro se tratase. Luego tome ese enorme pepino, lo puse de pie encima de la cama y me le senté encima, a mi culito le costaba ceder a semejante garrote verde pero el calor de la pasión me hacía clavármelo cada vez más adentro, me lo sacaba y lo lubricaba, me untaba saliva en el orto y me volvía a sentar encima, me penetro cada vez más llegando hasta la mitad del pepino, la parte más gruesa. Lo tuve ahí un buen rato relajando mis músculos para que la penetración llegue a ser placentera y pueda estimularme el punto G. empecé a moverme de arriba para abajo hasta tragarme 20 cm de grueso y verde pepino lleno de lubricante anal, me gozaba de sentir mi punto G al máximo.
Luego me puse más atrevido y me hice una doble penetración anal con las dos zanahorias, las chupe un rato como si fueran penes y las humecte, me metí primero la grande y luego la mediana, mi culito se comió una ensalada sexual, entonces comencé a penetrarme con las zanahorias en diferentes direcciones cada una, estaban todas llenas de babita blanca y yo estaba muy caliente.
Luego no podía faltar el desodorante, por su tamaño se mete todo y se saca todo como tratando de desgarrar el ano. Yo esta vez lo logre, a mí me encanta sentir mi culo abierto y desgarrado, dejando a la vista toda una neblina blanca de lubricante. No hay nada mejor que una buena penetración anal tanto para hombres como para mujeres. Luego me acosté y me masturbe hasta que mi lechita calentita salió expulsada a mi mano, la trague y me fui a dar una ducha.
Me gustaría conocer hombres y mujeres de todo el mundo, especialmente de costa rica para chatear y hablar de sexo sin tabúes, pasarnos videos y fotos y hacer amigos y quien sabe, hasta más. Me pueden enviar sus invitaciones o comentarios sobre este relato a mi Messenger dark.light.human@hotmail.com . Espero les haya gustado tanto como a mí.
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