MI EXPERIENCIA CON UN INMENSO PERRO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por entrecanoardiente.
No parecía muy simpático ni amigable, de manera que cada día que llegaba tenía que extremar medidas para que paulatinamente me fuera tomando confianza y le llevaba las sobras de la cena anterior.
Pero el perro siempre se mantenía en estado de alerta y vigilaba atentamente mis movimientos. Siempre debía abrirme el portón el casero de la quinta, y luego de eso ataba al perro.
El hombre me dijo que nunca lo habían dejado salir a la calle para que no se acostumbrara demasiado a las personas y no se "amansara" tanto. Yo hice la observación de que el pobre debería extrañar el sexo. Él me dijo que solo una vez había cojido con una perra, pero que justemente lo privaban del sexo para que fuera más bravo.
Yo trabajaba en esa casa hasta tarde para terminar el trabajo cuanto antes. Estuve allí como diez días, entraba a las 8 de la mañana y me iba a las 8 de la noche la mayoría de las veces solo pues el chico que me ayudaba estaba en otra obra, y el casero salía a media mañana y volvía a meda tarde para volver a acompañarme hasta la salida y soltar al perro, de manera que mi única compañía era aquel inmenso animal que no me quitaba la vista de encima.
En mi juventud yo ya había tenido sexo con un perro por mera curiosidad, pero aquella en aquella oportunidad el animal había sido de un tamaño mediano.
Este inmenso animal sediento de sexo me tenía absolutamente inquieto. Me habían agarrado unas ganas irrefrenables por conocer el tamaño de la verga de aquel can. Pero al mismo tiempo me daba miedo porque su tamaño era realmente intimidante.
Un día me decidí y me fuí acercando a él de a poco con un buen trozo de carne en la mano. El perro se paró y movió la cola ¡inequívoca señal de complacencia!, eso me tranquilizó, de manera que estiré la mano hasta su bocaza y le solté la carne que engulló casi de un bocado. El problema esra que ya no tenía más alimento, así que fuí a la carnicería de la esquina y compré un kilo de carne con hueso y se lo llevé.
Le fuí dando de a poco, y tambien de a poco me fuí acercando. Una vez que se sació me animé a intentar acariciarle la cabeza, cosa que hizo que el perro se pusiera contento. Eso me alegró tanto que me animé y me puse a su lado para acariciarle el lomo.
El animal parecía estar absolutamente a gusto conmigo, de manera que mis caricias fueron bajando por su panza hasta que en un momento como "sin querer" me fuí acercando a su verga, cosa que hizo que el perro se agitara de alegría.
Pero no podía seguir en ese juego pues la cucha del animal si bien estaba en el fondo del terreno, podía ser visto por algún vecino curioso desde las casas lindantes, así que me arriesgué, lo solté y me dirigí al interior de la casa para ver si el perro me seguía. ¡Cosa que hizo gustoso como si supiera que algo lindo le esperara!.
Una vez adentro me lo llevé al baño y cerré todas las puertas ¡Ahora lo tenía solo para mí!. Así que retomé las caricias pero esta vez le rozaba descaradamente la verga esperando la reacción del perro.
El perro se ponía cada vez más a gusto y se movía como esperando más, mientras se miraba y lamía la puntita de la verga que comenzaba a asomarle.
No pude más de la calentura y se la agarré fuertemente y comencé a masturbarlo. Eso hizo enloquecer de placer al animal, que comenzó a lamerme la cara y a moverse como si estuviera cojiendo a una perra mientras de la verga le habían empezado a salir chorritos de esperma.
Su miembro comenzó a salir del capullo hasta aparecer la bola basal ¡Era una verga inmensa que no debía medir menos de 20 cms! y un a bola de unos diez centímetros de diametro.
YO estaba enloquecido de calentura. Quería tener esa monstruosidad dentro de mi colita ya mismo. Así que me quité la ropa y dejé de masturbarlo para que se le volviera a achicar. Me puse en cuatro patas y tenté al perro para que me montara, pero el animal se ponía ansioso sin saber qué hacer. Varias veces intenté ponérmelo encima pero el animal se resistía y hasta se enojaba.
Lo intenté por varios minutos y ya había comenzado a sentirme frustrado porque pensé que el animal no terminaría de montarme.
Hasta que se me ocurrió la idea de arrimar mi culito a su verga mientras se la tomaba con la mano. Eso se ve que le gustó porque en un momento, cuando la punta de su miembro detectó el calorcito de mi colita se puso como loco y comenzó a saltar como para montarme. Empezó los movimientos frenéticos sin conseguir embocarme en el agujero de mi culo, pero en un momento de un solo empujón la hundió toda.
Ahí pareció como si lo poseyera un demonio y sus movimientos fueron enloquecidos. Yo sentí un intenso ardor que me llevó a intentar quitármelo de encima, pero no pude porque su bola basal ya estaba dentro de mi culo y había crecido tanto que el ardor que sentía era una pequeña fisura que me abrió en el culito aquella bestia.
Me asusté enormemente porque no sabía por cuanto tiempo quedaría abotonado. De repente me di cuenta que podia abrir el agua fria de la ducha y de esa manera conseguir que se achicara, por eso me tranquilicé y me abandoné al disfrute.
El perro había cesado en sus espasmódicos movimientos y había pasado sus patas delanteras por sobre mi espalda, de manera que quedamos abotonados y pegado culo con culo. Yo tenía toda su verga dentro mío y la sentía palpitar. Tambien sentía los inteminables chorros de leche qeu el perro en cada espasmo soltaba.
Para ese momento yo ya había acabado una vez sin siquiera tocármela, pero su bola basal había crecido tanto que presionaba mi vejiga, de manera que me vinieron unas ganas tan irrefrenables de mear que me tuve que hacer encima, y ni bien terminé de orinarme involuntariamente me vino el segundo orgasmo.
Yo sentía que era elevado al quinto paraíso. Nunca había sentido un placer tan intenso en mi vida (y no lo volví a experimentar). Estuvimos abotonados cerca de cuarenta minutos, hasta que me decidí a abrir el agua de la ducha que comenzó a caer sobre nosotros, hasta que en un tirón pude sacárme el monstruo de encima. Por mis piernas cayeron cataratas de esperma perrruno caliente mezclado con un hilo de sangre. ¡El animal me había roto la colita! pero en vez de sentir dolor sentía un inmenso e indescriptible placer.
Me dí vuelta para ver el tamaño de lo que me había comido y no pude creerlo. Estaba mucho más grande todavía que cuando lo había masturbado. Su bola basal era del tamaño de mi puño y el diámetro de la verga no era inferior a los cinco centímetros por unos 25 de largo.
No pude resistir la tentación de metermela en la boca mientras me masturbaba pues mi excitación no disminuía. Así, acabamos juntos nuevamente.Despues de eso volví a llevar al perro a su cucha y me di un buen baño reparador.
La fisura de mi colita habia dejado de sangrar pero me sentía como si mi hubieran partido al medio.
En los días subsiguientes el perro festejaba tanto mi llegada que el casero no pudo menos que felicitarme por "entender tan bien a los animales". Yo le dije que era porque le llevaba comida y porque era cariñoso. Pero cuando el hobre se iba yo me llevaba al perrito a la casa y y lo ponía al día.
Los últimos días lo hacíamos varias veces al día. Para mí se había transformado en una adicción pues el perro siempre estaba dispuesto.
Lo habremos hecho unas veinte veces en una semana, pero lamentablemente esa fué la última vez que lo hice con un perro.
Luego me casé y me fuí a vivir a una casa en donde no puedo tener mascotas.
Hace muchos años que no siento el placer de ser penetrado por un perro grande y tengo muchas ganas de volver a sentir esa sensación.
Por eso estoy buscando gente del gran Buenos Aires o Capital Federal que tenga perro y lugar.
Soy un hombre atractivo, grande, agradable, respetuoso y limpio. Lo que busco es gente con buena onda que quiera pasar un buen momento y que por supuesto me preste su perro para que me abotone y llene mi colita de leche. Puede ser hombre, mujer o pareja, lo importante es que exista buena onda y respeto, además de ganas de pasar un buen momento (estoy dispuesto a todo lo que estemos de acuerdo y nos haga sentir bien).
Si conocés a alguien escribime a calidoabril@yahoo.com.ar, o a entrecanoardiente@hotmail.com
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