Mi experiencia con un perrote y su amo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tengo 45 años, soy alto, guapo, culto, de la zona norte del gran buenos aires. Soy hetero, pero cuando era mucho más joven no me privaba de nada en materia de sexo. Repito, soy hetero y aunque tuve muchísimas experiencias con perros, solo una sola vez lo hice con otro hombre. Bueno, esta que voy a contar es la única vez que lo hice con un hombre…. y su perro juntos.
Hace unos diez años aproximadamente, me encontraba trabajando en una obra en construcción. A mí me tocaba colocar las terminaciones de la instalación eléctrica, y por lo general era siempre el último en irme ya que era el último en comenzar.
Por la vereda de la obra siempre pasaba un hombre acompañado por un ovejero alemán de los grandes, de esos que parecen pequeños caballos. Era un hermoso animal.
Este hombre era siempre puntual y lo sacaba a pasear como a las 7 de la tarde. Yo terminaba mi trabajo por lo general despues de las 8 de la noche, de manera que lo veía todos los días. El hombre (cuyo nombre hoy ya no recuerdo) tendría unos 35 o 37 años, corpulento, alto, bien formado. Mediría como 1,90 mts. Tenía una presencia imponente, pero siempre que pasaba por la obra saludaba amablemente mientras su perrote tironeaba muy fuerte.
Una vez estando yo en la vereda pasaron hombre y perro, y me atreví a preguntarle si el perro era pura raza. Me contestó que era probable aunque no tenía papeles.
No se si fué una audacia alocada o un arranque irresponsable el que tuve, pero le pregunté si no tenía miedo que el perro intentara montar a alguien. Y me reí como quien hace un chiste.
El hombre no se asombró por mi pregunta indiscreta, por el contrario, pareció muy interesado en el tema. Me contó entonces que una vez había tratado de montarse sobre él cuando estaba agachado arreglando su auto.
Entonces yo le dije "y pobrecito, tenés que hacerlo que se de el gusto de vez en cuando con alguna perra". Me dijo que tenía pensado castrarlo porque no quería lios con los animales. Entonces yo le dije "¡Pobrecitooooo!", no lo castres sin que al menos lo haya hecho un par de veces.
El hombre comenzó a tener una actitud como de cachondeo, sus ojos tomaron un brillo especial y se sonrió. Entonces yo le dije que al menos debía masturbarlo.
Me dijo en un tono picarón, para ver si yo me enganchaba "La verdad que no me animo, pero debería masturbarlo para calmarlo un poquito".
Entonces le dije que si quería podía ayudarlo en eso, que había trabajado en una veterinaria (mentira). El hombre abrió los ojos muy grandes de la excitación que pareció invadirlo repentinamente.
Le dije que si quería podía ayudarlo ahí mismo, pero no en la vereda. Lo invité a pasar a la obra ya que no había nadie mas que yo en ella. Me respondió que no, que mejor otro día. Pero a través de la tela de su pantalón se podía ver que estaba con la verga muy dura. Una verga que se notaba era muy grande.
Yo la verdad que estaba asombrado de mi propia audacia y en un momento dudé. A mí me interesaba únicamente aquel inmenso animal, que parecía sospechar lo que le esperaba. Me agarró un poco de miedo por la forma repentina en que había sucedido todo. El hombre despues de todo era un desconocido y no sabía como podìa reaccionar. Aunque a juzgar por su bulto y sus ojos, estaba bastante complacido de la situación.
Entonces entré a la obra trasponiendo la pequeña puerta metálica dejando al hombre y al perro en la vereda. Me dí vuelta y vi que aún permanecía en la vereda, entonces le insistí y le dije que cerraría la puertita con llave. Eso pareció decidirlo, y ni bien traspuso la puerta la cerré con llave y ya no se veía nada desde la calle.
Nos fuimos a una de las habitaciones y entonces le dije que me ayudara ya que no lo conocía al animal. Me contestó que era mansito, y por eso comencé a acariciarlo. Realmente era mansito, pero por instinto se puso inquieto como sabiendo lo que yo buscaba, por eso daba vueltas alrrededor mío que para ese momento estaba en cuclillas.
El dueño del perro tambien estaba muy excitado y en un momento apoyó su bulto en mi hombro. Lo miré a los ojos y le pregunté qué era lo que quería.
Me dijo que estaba muy caliente y que no se aguantaba más. Sabiendo lo que yo buscaba me dijo que no me iba a dejar tocar a su perro si no lo complacía primero a él.
Yo, como nunca lo había hecho con un hombre me asusté un poco, pero la verdad es que estaba demasiado caliente y con ganas de sentir la verga del perro como para negarme a nada.
Entonces le pregunté qué era lo que proponía. Me dijo que quería cojerme mientras yo le chupaba la verga al perro.
Y claro…. no me pude negar.
Me hizo arrodillar y me dijo que pajeara al perro primero. Que fué lo que hice desesperadamente. El perro enloquecía de excitación e inmediatamente asomó su verga roja del capullo. Yo por supuesto, sin esperar a que nadie me lo pida me sambullí debajo del perro y me meti la verga en la boca. El perro había comenzado a largar chorritos de semen sin parar. Cuando me metí su verga en la boca comenzó a hacer movimientos enloquecidamente. Casi me ahoga a vergazos. Tuve que sacarme la verga de la boca cada vez que arremetía con furia.
El dueño del perro detrás mío ya se había bajado los pantalones y el calzoncillo dejando ver una enorme verga como de 18 cms. Eso me preocupó un poco.
Le pedí que por favor fuera suave y me tratara bien. Me dijo que no me preocupara.
Pero le dije que me daba un poco de miedo comerme semejante trozo siendo la primera vez. Entonces me preguntó si tenía manteca o aceite. Fuí a la cocina y traje aceite, que se untó en la verga y en los dedos. Me dijo que me relajara y disfrutara.
Que continuara jugando con la verga del perro que él se encargaría de mi cola. Así lo hice y seguí chupando ese hermoso miembro animal, que ya tenía inclusive el boton afuera. Era un monstruo de unos 20 cms, y su nudo sería del tamaño de una naranja.
¿Ves? -me dijo el dueño del perro- ¿Cómo te vas a comer eso sin dilatarte antes?
Entonces sentí que uno de sus dedos entraba y salía suavemente de mi colita.
Al rato eran dos, y despues cuatro. Así estuvo un rato hasta que me puso la punta de su enorme verga y empujó suavemnte hasta que de un golpe, por lo resbaloso que estaba todo, entró a fondo. Yo me sentía como un pavo relleno para navidad.
Mi calentura me estaba nublando la vista. Estaba que explotaba. Mi verga estaba a punto de reventar. Y así, con la verga del perro en la boca acabando dentro de ella, y la verga del dueño hasta las bolas tuve mi primer eyaculación interminable.
Eso me calmó momentaneamente, muy momentaneamente, porque a los pocos minutos comencé a moverme para complacer al dueño del perro. Este se sacudía como un loquito. Yo tocaba el cielo con las manos. Y cuando estaba por acabar me abrazó por la cintura fuertemente y me apretó mientras me acababa como una fiera. Pude sentir su leche calentita correrse dentro mío.
Lo dejé acabar todo lo que tenía, pero yo me aguanté. Quería reservarme para la bestia. Una vez que acabó y me agradeció amablemente le pedí que me ayudara con su perro.
Entonces me dijo que me quedara quietito así como estaba, en cuatro patas como una perrita alzada. Agarró al perro y lo puso sobre mi espalda, pero el perro estaba confundido y no hacía nada.
Así probamos varias veces, hasta que con una de mis manos, pasandomela entre las piernas le tome la verga y la enfilé hacia el agujero de mi cola. Cuando el perro notó el agujero calentito, humedo y resbalozo, enloqueció.
De tres o cuatro brutales empujones me hundió la verga hasta los huevos y comenzó a moverse como un demonio, hasta que despues de unos minutos se quedó quietito.
Yo sentí un lijero ardor en mi cola. "estan abotonados" me dijo el dueño.
Entonces le pedí por lo que más quisiera que dejara a su perro encima mío todo el tiempo que el animal quisiera. Que no me lo sacara. Dejá que este momento dure para siempre, le dije.
Yo sentía como la verga del perro palpitaba dentro de mi cola y su botón iba creciendo con cada golpe, y como sus chorros de leche caliente me invadían sin cesar.
El dueño del perro ayudó al animal a pasar sus patas por sobre mi espalda para que quedaramos cola con cola. Así estuvimos un rato hasta que el hombre se arrodilló delante de mi boca y me puso su verga dura nuevamente entre mis labios.
Abrí grande mi boca para ponerme ese enorme pedazo en la boca y comencé a succionar suavemente. El tipo se movía despacito como cojiéndome la boca.
Así estuvimos por unos quince minutos hasta que el tipo eyuculó una gran cantidad de lechita que yo me tragué toda toda ¡Que hermosa verga que tenía ese tipo!
Pero el perro seguí enganchado a mi, y seguía echándome su semen caliente.
Ya habían pasado como veinte minutos y la posición en que me encontraba ya me había empezado a incomodar. Mis rodillas y mis codos me estaban doliendo
Entonces el tomó al perro y me dijo que me recostara, y el ayudando a su animal tambien a recostarse, quedamos los dos tumbados. El perro mirando para un lado y yo para el otro, unidos profundamente por su inmensa verga que parecía que cada vez se agrandaba más. El perro jadeaba y tenía la lengua afuera.
Está disfrutando mucho, me dijo el tipo ¡Y yo ni te cuento! le dije.
Entonces tuve mi segunda eyaculación sin siquiera tocarme la pija.
En un momento el perro comenzó a tirar y a intentar pararse. Yo hice un poco de fuerza para sacármela porque ya hacía como 40 minutos que estabamos enganchados. Y de un golpe, que me causó un enorme dolor, me sacó su enorme verga. Era realmente monstruosa. Mediría como 20 y pico de centímetros de largo, y unos 6 o 7 de diámetro.
Por mis piernas chorreaban cataratas de semen canino que salían de mi cola mezclado con un chorrito de sangre de una pequeña fisura que me abrió aquel animal.
El tipo se me pidió que le chupara otra vez la verga al animal. Claro que aunque no me lo hubiera pedido, lo hubiese hecho igual.
Recosté al animal y lo puse de costado, posición que parecía encantarle, y me dediqué a chupar aque lla inmensa verga que todavía seguia escupiendo chorritos de esperma.
Yo tenía mi cola muy arriba porque estaba arridillado, y se ve que eso hizo tentar al tipo que sin pedirme permiso me volvió a meter su pija.
Estuvimos un rato disfrutando maravillosamente de esa posición hasta que le propuse al tipo acabar juntos los tres. Entonces me indicó cuando estaba por acabar y yo me masturbé. ¡Ahora! le dije y comenzó a moverse más frenéticamente, yo me pajeaba con más fuerza y chupaba con más violencia esa hermosa verga perruna que no paraba de llenarme con su sabrosa leche la boca.
Entonces con un grito desgarrador acabé como nunca había acabado, Y el tipo me abrazó y me hundió hasta mas no poder su miembro que soltaba hermosos chorros de leche.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. ¡Qué hermosa experiencia que tuve aquella vez!
Lástima que no volví a repetirla porque parece que al tipo le agarró como un sentimiento de culpa y no volvió a pasar más por allí. Y a los pocos días terminé mi tarea en esa obra, de manera que nunca más volví a verlos, ni al perro ni a su dueño.
Si es que estuviera leyendo este relato quiero decirle que fué uno de los mejores moementos de sexo que tuve ¡Gracias a vos y gracias a tu hermoso perrote!
Ahora, desde hace mucho que no he vuelto a hacerlo con los perros. Primero porque no tengo perro, y segundo porque no tengo lugar para tener uno. Vivo en un departamentito. Estoy casado (ella no sabe nada).
Y la verdad es que tengo muchas ganas de volver a sentir una verga canina en mi cola abotonándome.
Si saben de alguien de Capital Federal o Gran Buenos Aires (Argentina) por favor escríbanme a calidoabril@yahoo.com.ar
Si el dueño o dueña quiere tambien podemos jugar. No importa que sea hombre, mujer o pareja. Yo quiero sexo con un perro grande ¿Alguien puede ayudarme?
Besitos
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!