MI MECANICO Y SU ROTTWEILER
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por muyvolatil.
Hoy les quiero contar una experiencia que se dio circunstancialmente y fue para mi grata sorpresa aunque ya terminó. Duró aproximadamente un año y por desgracia terminó y pude seguir disfrutándola ya que mi mecánico se mudó a otra provincia.
Me encontraba con mi automóvil en reparación, en un taller mecánico de mi barrio. Resultó que al día siguiente en que lo dejé para reparar el desperfecto, concurrí al taller a ver cuanto más iba a demorarse. Como era la última hora, casi el horario de cierre, no se veía personal y nadie respondía a mis llamados.
Entré al taller y me dirigí a una pequeña oficina que estaba hacia el fondo del local. Escuché entonces unos gemidos como de un perro y un jadeo. Con mi experiencia zoofilica de años, esto me asustó y excitó al mismo tiempo por lo que me acerqué sigilosamente a ver si podía observar que era lo que sucedía. Pude ver entonces con gran alegría y excitación, por la rendija de la puerta que se encontraba entreabierta, que Roberto mi mecánico le estaba mamando la verga a su perro rottweiler, que se encontraba echado sobre el escritorio y el sentado en una silla, desnudo de la cintura para abajo con la cabeza incrustada en la entrepierna del perro.
Evidentemente ya lo había cogido y lamido y Roberto le estaba devolviendo la atención, disfrutando a su vez de una buena mamada y tragando su semen. Simulé que no me había dado cuenta de nada y empujé la puerta por lo que ambos se sobresaltaron. El perro si bien es un ejemplar con una presencia temible es bastante manso, Roberto no sabía como reaccionar al verse sorprendido in fraganti fellatio, por lo que me apuré a decirle que no se apenara que este era "un encuentro feliz porque yo soy exactamente como vos" le dije "y me gustaría que compartieras tu perro conmigo y que pudiéramos magnificar el placer de nuestro gusto por la zoofilia con alguna sesión en trío." Mientras decía estas cosas ya tenía una pija en cada una de mis manos y empecé a mamarlas alternativamente, como para despuntar el vicio ya que por esa vez ellos ya lo habían hecho y no dio para más.
Por lo tanto quedamos que al día siguiente tendríamos nuestro trío a full. Llegué al taller cuando se estaba retirando el último empleado. Le pedí a Roberto que esta vez cerrara el portón para que pudiéramos quedarnos tranquilos y seguros adentro, lo cual hizo mientras yo comenzaba a toquetear a Frank, que así se llamaba el rottweiler y juguetear con él mientras me iba desnudando íntegramente. Roberto entró en la oficina ya totalmente desnudo y ya los dos estabamos totalmente erectos pudiendo observar que ambos nos encontramos bastante bien dotados.
Le pusimos unas medias gruesas a Frank y se las fijamos con cinta de enmascarar. Frank ya estaba bastante excitado y trataba de prenderse a mi pierna con el clásico movimiento que tanto nos excita a los zoofilicos caninos, así que le pedí a Roberto que se acueste para hacer un 69, lo hizo sobre una colchoneta que desplegó y yo quede en 4 patas sobre él y empecé a recorrer con mi lengua su pija y sus testículos. Frank ya estaba prendido de mi cintura pinchándome el ano con su pija puntiaguda, con mi mano derecha se la tomé, tiré bien su capullo hacia atrás y con la pericia que dan los años de practica lo ayudé a penetrarme, pero sostuve su bola que ya empezaba a hincharse para evitar que me abotonara y así poder cambiar luego lugares con Roberto.
Ya con su erección a pleno Frank me bombeaba intensamente golpeando su bola en mi trasero y provocándome un gozo que sumado a mi pija perdida en la boca de Roberto que con su lengua giraba alrededor de mi glande no tardé en inundar su boca con mi semen que le chorreaba por las mejillas mientras yo seguía comiéndome su pija gorda y dura. Ya sentía el semen caliente de Frank correr dentro de mí por lo que nos apuramos a cambiar posiciones con Roberto, haciendo que Frank se retirara y se montara sobre Roberto.
Su enorme verga a pleno penetró de una sola estocada en el ano de Roberto y yo ya debajo de él metí mi cabeza para poder lamer el bulbo de Frank que pugnaba por penetrar el ano de Roberto. Luego me dediqué a comerme la pija de Roberto mientras el pene de Frank latía dentro de él terminando de descargar su ración de semen canino, cuyo olor, el peligro, el nerviosismo y lo bizarro de la situación nos excitaba infinitamente. Así acabó Roberto en mi garganta, sin que pueda evitar tragarme parte del mismo, si bien también rebozaba por las comisuras de mi boca, mientras él jadeando intensamente relamía mi pija y mis testículos, provocándome una nueva eyaculación aunque no tan abundante como la primera.
Quedamos rendidos, Frank descansó unos momentos sobre su espalda lamiendo sus orejas y luego se retiró dedicándose a lamer con su larga lengua babeante todas nuestras partes embadurnadas de semen.
Como dije estas sesiones las repetimos con variada frecuencia y haciendo buen despliegue de nuestras fantasías, durante un año aproximadamente, por lo que ya les contaré otras. Por ahora si les gustó espero se conecten a mi mail/msn muy_volatil@hotmail.com y quien sabe podamos compartir algo ya seas hombre o mujer. HASTA PRONTO. CARLOS.
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