Mi padre nuestra perra y yo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde que soy muy niño yo vivo con mi padre, tenemos una casa grande en las afueras de una ciudad, la casa tiene un gran patio rodeado por altos tapiales donde la privacidad es total, tenemos una perra boxer de gran tamaño, cuando esta historia comienza yo tenía 13 años y mi padre 35, yo siempre jugaba con la perra y cuando yo la acariciaba a mi se me paraba la verga, para colmo a la perra le gustaba olfatearme la bragueta, un día estaba solo con ella en mi cuarto jugando y a mi se paró, entonces me baje el pantalón y la perra comenzó a olerme la verga y acto seguido comenzó a pasarme la lengua por la cabeza de mi verga, esto duró pocos minutos porque yo acabe, a partir de ese día lo cotidiano para mi era hacerme lamer con la perra, pero lo que yo más ansiaba era culeármela, pero para eso tuve que esperar ya que cuando yo quería tocarle la vagina la perra me gruñía, entonces tuve que amansarla, comenzé de a poco tocándole la concha, acariciandola y hablándole para hacerla entrar en confianza.
Un día estaba yo en plena faena y comenzé con toda suavidad a meterle un dedo, la perra se quedó muy quieta e hizo la cola hacia un lado, entonces yo no lo pensé dos veces, le puse mi verga parada en la entrada de la concha y comenzé a empujar despacio, ya le había metido la cabeza y yo temblaba de placer a medida que sentía que mi verga se abria paso dentro de la vagina caliente de la perra, cuando se la puse a toda comenzé a culearla con todas las ganas guardadas que yo tenía y al cabo de pocos minutos acabé, asi a partir de ese día lo mas grato que había en mi vida era culearme la perra.
Chicha que asi se llama la perra dormia en mi habitación sobre una colchoneta, casi todas las noches después que mi padre apagaba la luz, yo me bajaba de la cama, me ponía en pelotas y después de una sesión de caricias, me la culeaba en la oscuridad, la perra lo disfrutaba tanto como yo y estaba siempre dispuesta cuando me veia con la verga en mano, asi pasaron dos años, yo me sentía todo un adulto y la perra me había aceptado plenamente como su macho.
Cuando yo tenía 15 años, un domingo le dije a mi padre que pasaría el día con mis amigos, salí muy temprano pero por un cambio en los planes de mis amigos, regresé después del almuerzo, entré con mi llave y me fui directamente a mi dormitorio, la ventana del mismo da al patio y aunque la persiana estaba baja yo podía ver hacia afuera, entonces vi a mi padre tomando sol desnudo en su reposera, la perra se acercó a el haciendo fiestas y comenzo a olfatearle la verga, para mi sorpresa mi padre la dejo hacer y empezó a acariciarla, la perra entonces comenzó a pasarle la lengua por la pija y yo vi que mi padre estaba muy excitado y en segundos ya la tenía parada, después de unos minutos en que la perra se la lamió como lo hacía conmigo, mi padre se levantó y colocó a la perra sobre la reposera para que le quedara a su altura y poniéndole su pija parada en la puerta de la concha, comenzó a hacérsela jugar, masajeando la vagina de la perra con la cabeza de su verga, la perra se dejaba como conmigo y al cabo de minutos mi padre comenzó a metérsela con suaves empujones, ya le había puesto la mitad y con un envión definitivo se la mandó a toda, la perra se quejó con fuertes gemidos, pero ya el macho la tenía bien clavada y había pasado sus brazos por debajo de su panza y la sujetaba con fuerza, es que el hijo de puta tiene una pija descomunal, yo lo sabía porque siempre nos bañamos juntos, pero parada no la había visto nunca, realmente el macho tiene un machete envidiable.
Así la tuvo unos minutos y cuando la perra se acostumbró al tamaño y no se quejo más, comenzó a culearla con suaves movimientos al principio y después fué aumentando el ritmo hasta que se descontroló y lo vi culeando como un potro alzado, realmente me parecía mentira ver a mi padre asi, desplegando todas sus dotes de macho, despues de unos segundos acabó en medio de fuertes quejidos de placer, pero para mi sorpresa no se la sacó, yo no se si se quedó abotonado ya que estuvo como media hora unido a la perra, después comenzó nuevamente con movimientos de mete y saca y se echó un segundo polvo que esta vez fué larguisimno y cuando acabó en medio de quejidos de placer, se la sacó de un tirón y después de acariciarla un poco, se tiró a la piscina.
A partir de ese día yo comenzé a espiarlo, lo veia jugando siempre en el patio con la perra como nunca lo había visto yo antes y ella siempre buscaba olerle la bragueta y yo comprobaba que a el se le paraba porque su bulto crecía de modo muy notable, el después de jugar se la llevaba siempre al dormitorio cerrando la puerta, pero un día en que entraron los dos al dormitorio decidí espiarlo por una endija que había en la puerta, el estaba en pelotas con su pija bien parada y colocó a la perra sobre la cama patas hacia arriba, acto seguido le colocó una almohada debajo de las nalgas, de ese modo la perra quedaba con las patas bien abierta y la concha elevada para que el macho hiciera su trabajo, vi que le ponía la pija en la concha y con la cabeza se la masajeó largamente y después comenzó a metérsela lentamente hasta que de un envión se la mandó hasta los huevos, así se quedó largos minutos, sin duda el hijo de puta sabía como prolongar el placer, al cabo de ese tiempo comenzó a culearla como ya lo había visto hacerlo en el patio, acabando entre largos suspiros.
Así lo vi varias veces, pero lo mejor de la historia llegó una madrugada en que regresamos los dos, mi padre y yo, con varias copas de mas, nos fuimos a su dormitorio donde hay dos camas, yo había decidido dormir esa noche en su habitación, estábamos los dos en calzoncillo, cada cual en una cama fumando un cigarrillo y como dije bastante borrachitos, de repente entró la perra y se subió a la cama de mi padre comenzando a hacerle fiesta y a olerle insistentemente la verga por sobre el calzoncillo, el se quedó muy quieto gozando de lo la perra le hacía mientras fumaba, de pronto se quitó el calzoncillo y le ofreció la verga a la perra, la muy puta ya bien enseñada por los dos, empezó a lamérsela y al cabo de unos segundos el macho la tuvo bien parada, entonces me miró fijamente y me dijo ¡Mira querido lo que papá sabe hacer!, le puso la almohada debajo de las nalgas a la perra y después de hacerle jugar la verga en la conchita, comenzó a metérsela suavemtente hasta que se la hizo entrar a toda, yo no podía creer lo que estaba mirando, en mi presencia mi padre se culeaba la perra como yo lo había visto varias veces, después acabó en medio de hondos suspiros y me invitó a mi a hacer lo mismo, yo que tenía mi verga dura como para voltear brevas, hice lo que ya venía haciendo desde hacia años con la perra, ante su atenta mirada y creo que fue el polvo mas excitante que me eché tal vez porque mi padre me estaba mirando.
A partir de esa noche no hubo más secretos entre nosotros, y el saber que ambos tenemos ampliamente desarrollado nuestro instinto sexual para gozar con perras exclusivamente, fué algo que nos ha unido mucho más, actualmente la perra duerme tanto con el como conmigo, la cuidamos, la mimamos y ella se deja con los dos habiéndonos aceptado plenamente como sus dos machos y mas de una vez tenemos una fiestita de tres, mi padre, la perra y yo.
Que morbo buen relato haber si hubo un trío y doble penetración. Saludos
Que buen relato y me calentó mucho!