Mi primera experiencia zoo
Mi nombre es Ivan, colombiano de 37 años, esto sucedió el año pasado en noviembre 2024 mientras vacacionaba fuera de la ciudad.
Mi nombre es Ivan, colombiano de 37 años, esto sucedió el año pasado en noviembre 2024 mientras vacacionaba fuera de la ciudad. Recuerdo el día en que mi vida dio un giro, aunque no sabía que ese giro estaba por ocurrir. Siempre había tenido dudas sobre gustos sexuales. Vivía con una mezcla de miedo y curiosidad, una constante sensación de querer entenderme mejor, pero también de no saber cómo o por dónde empezar, adicionalmente no entendía por que me excitaba ver los miembros de los perros.
Un día, conocí a Fido el perro criollo de una finca en el campo en la que alquile una habitación con el deseo de desconectarme de todo por lo menos unos días. Fido no era como cualquier otro perro. Desde el primer momento en que lo vi, algo en su mirada me transmitió calma, una paz que no sabía que necesitaba. Había algo especial en él, en su forma de ser tan juguetona y cariñosa, que hizo que me sintiera conectado de una manera única. No necesitaba palabras, no había necesidad de explicaciones. Fido me miraba con ojos llenos de comprensión, como si supiera exactamente lo que yo estaba sintiendo, sus dueños afirmaban que era muy manso pero nunca lo habían visto tan amistoso con algún huésped.
Al principio, todo fue muy sencillo. Paseos largos por el campo, juegos en la tarde, y conversaciones en las que no se necesitaba hablar. Fido se convertía en mi compañía constante. De alguna manera, él era el que me entendía sin necesidad de que dijera una sola palabra. Pero con el pasar de los días, esa conexión se fue profundizando. Era como si yo estuviera aprendiendo a ser yo mismo y conocer mi naturaleza a través de su presencia.
Un día, mientras estábamos en el campo, algo cambió. Fido se acercó de una manera distinta, buscando no solo mi compañía, sino mi afecto. Su forma de moverse, su cercanía, hicieron que me diera cuenta de que lo que sentía por él era más que una simple amistad. Sentí una conexión profunda, algo que no podía explicar del todo, pero que era tan real como el aire que respiraba. Noté con asombro como su pene afloraba de su funda y esa cabeza roja se asomaba como invitándome a consentirla así como lo hacia con el resto de su cuerpo.
En ese momento, algo despertó dentro de mí. Una sensación de deseo. Fido, con su presencia, me enseñó a ser más honesto conmigo mismo, a permitirme sentir sin juzgarme y a no pensar en que tenia alguna reprochable perversión pues era él mismo perro quien parecía buscar ese tipo de afecto. Nervioso, como era natural, comencé a tocar esa parte ansioso de conocer su reacción, al notar cierto agrado de su parte me interne con Fido mas adentro en el campo para evitar algún encuentro indeseado. Fido se puso mas inquieto y comenzó a abalanzarse sobre mi lo que en definitiva fue una clara indicación de que su excitación era real y yo la producía.
No perdí tiempo y como pude, ya que Fido estaba mas ansioso de lo que yo esperaba y no hacia mas que abalanzarse sobre mi, me quite toda la ropa, jugué así con el un rato mas hasta que me puse en 4 patas, con el culo totalmente expuesto hacia ese can que me había acompañado en esos días de soledad autoinfligida. El ansioso perro no demoro en comenzar con su lengua húmeda y larga a lamer ni culo, cada lengüetazo dado por él para mi era un éxtasis total hasta el punto de producirme una abundante lubricación en mi pene totalmente erecto por la calentura del momento. Estaba disfrutando ese momento cuando de repente sentí como de un brinco Fido poso sus patas delanteras sobre mi espalda, hasta que se posicionaron a los lados de mi cintura a la cual se aferro con fuerza mientras iniciaba unas torpes embestidas tratando de introducir su pene en mi ano, después de varios intentos fallidos, con una mano tome su pene y lo dirigí directo a mi ano, tras lo cual después de otro par de intentos lo introdujo con tal fuerza que fue inevitable para mi dar un grito que creo que tuvo que oírse en todo el campo pero ya nada me importaba sabiéndome totalmente clavado y poseído por ese hermoso can. Ese dolor inicial fue cediendo a medida que Fido embestía una y otra vez, su hocico en mi nuca babeaba a chorros y sus jadeos cada vez me ponían mas a merced del animal y tan excitado que me llevo al clímax y tuve una abundante evacuación, mientras mi amante canino continuaba su faena.
Sentí como se formaba una enorme bola en mi recto lo que me produjo un nuevo dolor pero ya no había nada que pudiera hacer, habíamos quedado pegados, el perro después de correrse en mi, bajo las patas y se ubico al lado contrario, me halaba y el dolor era fuerte por lo que me obligaba a arrastrarme hacia donde el quería para evitar lastimarnos. Unos minutos mas tarde, pudo extraerlo, la salida de su pene produjo un ruido seco particular y sentí un alivio instantáneo. Su semen escurría por mis muslos, así me puse de pie, totalmente agotado pero satisfecho. Fido estaba echado lamiándose sus partes. Después de eso me vestí y retornamos a la casa.
Después de ese día, todo parecía más claro. Fido no solo había sido mi compañero en los paseos matutinos, sino mi maestro en el sexo, mi amante prohibido, aparte de enseñarme a valorar los momentos simples, a encontrar la belleza en lo cotidiano, y a aceptar la conexión profunda que se puede tener sin necesidad de palabras.
No pude repetir esa aventura con Fido porque al día siguiente tenía que regresar a retomar mi trabajo en la ciudad, sin embargo tengo la firme intención de regresar este 2025 lo más pronto posible a aquella finca y reencontrarme con ese hermoso perro criollo manso y sexual al que le pertenecí esa tarde de noviembre.
Podemos ser amig@s?
hola como estas? Claro
Mi telegram es @Danytranssola
Excitante Relato.