mi primera vez zoo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Barelovv.
Hola de nuevo, ahora les vengo a contar el relato de mi primera vez zoo con mi perrita la Canela, esto fue hace ya 11 años, cuando tenía 15.
Como siempre he dicho, me considero un chico muy reservado, en general bastante serio y bien portado, pero muy en el fondo muy caliente y fácil de excitar, pero por ser de una familia muy conservadora, desde pequeño constantemente vigilado para no hacer cosas "indebidas", con los pocos amigos que tuve siempre siendo observado, nunca me daban permiso para ir a casa de alguien más, salvo que fuera por alguna tarea importante, pero siempre con vigilancia, y por lo tanto las pocas experiencias que tuve fueron muy limitadas, apresuradas y casi siempre sin repetir, sin embargo esto solo me dejaba más caliente, todas estas experiencias apuradas siempre me dejaban con ganas de más, me masturbaba muy seguido entre los 13 y los 17, principalmente en el baño, y cuando podía veía videos de pornografía o revistas para alimentar mi imaginación y masturbarme hasta 3 veces en un mismo día.
Siempre me consideré homosexual, incluso antes de saber lo que significaba de manera formal, pero tampoco le tengo aversión a las mujeres, de hecho el placer femenino es para mí un enigma que me deja muchas veces fascinado, sobretodo cuando es legítimo, y esto me lleva a el primer video de zoofilia que vi en mi vida, lo vi en internet, de noche y escondidas, vi como una chica era montada por un perro, un danés moteado, la chica ponía una cara entre dolor y éxtasis, y el perro tranquilamente se quedaba quieto mientras se vaceaba con su verga abotonada a la chica, en ese momento yo no tenía ni idea de lo que era quedar abotonado, debía tener a lo más unos 13 años, y el video era bastante corto y con mala calidad, sin embargo es de esas imágenes que se te quedan grabadas un buen rato, y eso me hizo evocar un recuerdo de la infancia de como cogían los perros, y el de repente ser consciente de esta parte de "quedar pegados", recordé como en la cuadra donde vivía cuando niño había muchos perros, y el vecino de enfrente tenía una perra de tamaño mediano llamada Mickey, y también recordé que de vez en cuando la perra entraba en celo y varios perros iban a buscarla y se quedaban pegados, también recuerdo nunca haber visto la escena detenidamente, puesto que los adultos me regañaban por ver, y en general también recuerdo los esfuerzos del dueño con cubetas de agua fría por separar a los perros de su perra. Algo que se estuvo cocinando en mi mente en ese momento fue la actitud de la perra, que no solo permitía que los perros la montaran, sino que parecía que ella misma era la que lo buscaba. Al momento de ver aquel video ya siendo un poco más grande de repente empezaron a pasar todos estos recuerdos, así como también la necesidad de poner más atención cuando los perros copulaban.
Otra cosa que noté fue la inflamación en la vulva que tenían las perras al entrar en celo, y años después, tuvimos una perrita en casa llamada Canela, una mestiza adoptada de la calle, de color café, pelo corto y genitales oscuros. A falta de un momento a solas en casa con la perra no podía explorarla con la libertad que me hubiera gustado, pero las cosas se dieron al final un día y pude estar a solas con ella, recuerdo que estaba en el patio, y yo estaba viendo tele, al estar solo en casa frente al televisor me saqué la verga del pants y me la empecé a jalar, pero de repente se me prendió el foco y le llamé a la Canela, ella sabía que no podía entrar del patio a la sala, pero como no había nadie yo la animé a que entrara, moviendo la cola y algo tímida entró despacio como esperando no ser regañada y después de dos segundos de dudarlo comencé a acariciarla hasta llegar a su cola, la cuál seguía moviendo alegremente, entonces toqué su vulva, no estaba hinchada como de celo, y pensé que tal le molestaría si la tocaba, pero sin embargo al rozarla con las yemas de mis dedos la perra se paró firmemente y elevó la cola dejándola quieta y apuntando hacia arriba, como si instintivamente supiera que era lo que iba a pasar después, metí la punta de mi dedo en su vulva con mucho cuidado pues sentía que la podía lastimar, al ser virgen, pero al ver que la perra no cambiaba de posición entendí que no la estaba lastimando, entonces me paré atrás de ella para observar sus genitales de cerca y sin perder detalle y con los dedos abrí su vulva de color oscuro revelando una vagina de color rosa muy claro y hermosa, la excitación al ver eso hizo que la sangre se me fuera a la cabeza y me sentí poseído por mi propia calentura, sabía que tenía que cogérmela, hacerla mía, pero el hecho de que la perra fuera virgen me hacía dudar y al mismo tiempo me hacía querer hacerla más mía. Después de lentamente introducirle por completo mi dedo índice, y de notar la humedad interna no lo pude resistir más y tuve que intentar meterle mi verga, su vulva era suave y pequeña, y sentía que mi pene la podía lastimar, pero ella se mostró muy cooperativa, sin embargo la entrada de su vulva era demasiado diminuta y no quería forzarla, por miedo a lastimarla. Lamentablemente yo ya estaba en exceso caliente, y aunque mi mente me decía que me detuviera, mi cuerpo necesitaba continuar, entonces vi su culo moverse, como apretando y aflojando, respuesta a la excitación, y al ver que el diámetro de su ano era lo suficiente para aguantar mi verga se me ocurrió la brillante idea, fui por vaselina y me la unté en la verga y un poco en su culo, entonces lentamente fui metiéndola, al principio con algo de dificultad, pero al ver que la Canela cooperaba bastante logré meterle 3/4 de mi verga, y por tanta excitación exploté adentro de ella, al sacársela de repente regresé a la realidad y corrí al baño a lavarme la verga y al salir del baño corrí con papel a limpiarle el exceso de vaselina a la perra para no levantar sospechas.
Pasado esto actué normal, pero en el fondo me sentía un poco culpable, pues sentía que estaba haciendo algo que no debía de hacer, una de esas cosas "indebidas" que tanto estaban prohibidas, pero a los 3 días vi algo que me sorprendió, noté que la Canela estaba en celo, el tamaño de su vulva había aumentado, se le veía hinchada y muy húmeda, y de hecho la actitud de la perra hacia mí era muy cariñosa, me movía mucho la cola cuando regresaba de la escuela y si la acariciaba en la cabeza después de un rato me daba la espalda, como mostrándome que quería algo más que lo que ya había pasado, yo obviamente me hacía que todo estaba normal, pero en el fondo algo me decía que quería que la desvirgara, y eso me prendía muchísimo.
Una noche entonces salí de mi cuarto muy silenciosamente, fui al baño para tentar el terreno y ver que no había nadie despierto en la casa y al verificar que todos estaban durmiendo salí cuidadosamente al patio, la perra estaba durmiendo y me acerqué a ella y comencé a acariciarla, ella despertó y entonces le toqué la vulva, entonces en un movimiento ella se paró en frente de mí y yo solo me bajé el short para dormir que traía puesto, mi verga ya estaba al mil y dispuesta, entonces se la fui metiendo, estaba muy estrecha, pero también muy mojada, lo interesante fue que su vagina hacía una especie de masaje en mi verga, una suave succión, acompañada de mucho calor húmedo, fue tanta la excitación que me vine por completo adentro de ella, en seguida me subí el short y me dirigí a mi cuarto por temor a que alguien se levantara y me sorprendiera, pero afortunadamente eso no pasó.
Después de esto tenía muchas ganas de que volviera a pasar, pero también tenía miedo de ser descubierto, por lo que solo pasó unas 3 veces más en los siguientes 6 meses, después la Canela quedó preñada cuando en un descuido se salió a la calle estando ella en celo y una tía se la llevó a ella y a los cachorritos a vivir a su casa, dejándonos solo un cachorro macho. Desde entonces todas mis experiencias han sido con machos, pero no se me olvida la sensación de la vagina palpitante de la Canela y aunque donde rento no puedo tener perros, quiero algún día tener un lugar con espacio para poder tener una cachorra y saborearla a mi antojo.
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