Mi querida golden retriever
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por animafilico21.
Soy un hombre de 39 años, casado con una hermosa mujer llamada Marien y con ella tengo 2 hijos Carla, una niña de 9 y Samuel que tiene 7, también tenemos una perra golden retrieverde dos años de edad llamada Candy, que es de quien centraremos este relato
Mi vida en general es como el de cualquier padre de familia, la vida monótona, del trabajo a la casa y de la casa al trabajo me encargo de la producción de 3 programas en un reconocido canal de televisión, suelo ir muy temprano y llegar muy tarde a casa, agotado, en el trabajo me iba bien pero en el entorno familiar no tanto, mi actividad sexual con mi mujer era si acaso dos veces por semana, también no compartía mucho con ella, como me centraba en el trabajo no salíamos a cenar ni a divertirnos y con mis hijos tampoco, solo lograba verlos a la hora de la cena, que en ese momento me solían contar que avían echo en el día (en pocas palabras aunque no compartía mucho con ellos si tenia buena comunicación) también yo soy el que suele acostarlos y darles las buenas noches.
Y bueno con Candy pues la verdad no me relacionaba con ella, si hacia la típica emoción que hacen los perros de mover la cola y olerme cuando llegaba a casa y también solía acariciarla de vez en cuando.
Su temperamento era tranquila, no solía ladrar mucho, solo si sentía que alguien extraño estaba cerca de casa, solía ladrar una o dos veces como avisándonos que alguien estaba cerca, pero era muy bien portada, no se subía a los muebles ni tampoco mordía cosas, tampoco era muy juguetona, pero si muy aventurera, siempre paseaba por la casa y mis hijos solían contarme que cuando salía con ella también era aventurera, no dejaba de perseguir olores y se relacionaba bien con otros perros, no avía problemas hasta que entraba en celo, en mas de una ocasión y mas de un perro trataba de montársela, a lo que mi esposa trataba de ahuyentar a los perros y a veces cuando estaba en celo no la solía pasear sin cadenas, para evitar sorpresas.
Solo ha sido madre de 2 camadas (la primera de 7 cachorros y la segunda de 3) de cachorros y eso ha sido por mutuo acuerdo entre dueños, para su venta.
Nunca si quiera una vez se me ha cruzado por la mente cogerme a una perra (ni a otra animal) hasta que las circunstancias se dieron para ello.
Mi esposa se fue de viaje con mis dos hijos a casa de sus padres, iban a pasar allá casi dos meses (eran vacaciones de verano) yo por mi parte no fui por que tenia que trabajar aunque el trabajo era menos (por que 2 de los programas que eran en el bloque de la mañana estarían fuera del aire por las vacaciones y en su ausencia pondrían caricaturas) salía de casa unas horas mas tarde de lo acostumbrado, cosa que me daba tiempo para descansar un poco y ocuparme de la perra, sacarla a pasear, darle de comer y todo eso, hasta que una mañana ocurrió algo insospechable.
Esa mañana empecé como cualquier otro, me levante y derecho fui a bañarme, me lave los dientes y después desayune, recuerdo que fue huevos fritos con pan y jugo de manzana, también recuerdo que tenia vestido una franelilla blanca, boxers azules, con mis típicas pantuflas, todo a lo muy cómodo y fresco.
Estaba de lo mas tranquilo leyendo una cosa por Internet cuando sin querer tumbe el baso de jugo en la mesa y el jugo había ensuciado el comedor mi auto reflejo fue agarrar la laptop antes que se mojara, pero algo de ese jugo también termino cayendo a mi entre pierna, me levante, puse la laptop en otro mesa de la sala y fui a buscar un trapo a la cocina, la perra en todo ese tiempo ni se movía, yo estaba para acá y para allá solo para limpiar bien el desastre y para que no quedara pegostazo.
Después de limpiarlo todo decidí ir a bañarme nuevamente, para quitar el jugo de manzana de mi entrepierna, fui a la habitación, me desvestí agarre otra toalla y me dirigí al baño, como no estaba nadie en casa salí de la habitación desnudo, pero al salir me tope con Candy.
No se si el olor a manzana estaba muy fuerte pero el caso es que inesperadamente me empezó a lamerme el pene.
Sorprendido, trate de apartarla con los brazos y decirle que no lo hiciera pero era inútil, estaba de lo mas concentrada lamiéndome el pene, y la cosa era que me estaba gustando, esos lametones seguidos y rápidos hacían que mi pene empezara a erectar, me llego a gustar tanto que no forceje mas con ella y retrocedí hasta mi cama (cosa que ella me siguió sin dejar de lamer) que rico se sentía, además que en la zona que se enfocaba en lamer era la cabeza del pene, creo que por mi dejaría que lo lamiera para siempre, era un deliciosa sensación.
Después un pensamiento entro a mi mente ¿Cómo se sentirá hacérselo a una perra? Que ¿Sienten los perros al aparearse? Era el momento justo para saberlo y con lo caliente que estaba ya nada me detenía, ni la razón ni nada.
Con una mano rodee la parte baja de su cadara y con la otra empecé a acariciar la entrada de su vagina, la cual estaba hinchada, eso me daba a idea que estaba en celo, lo cual me dio mas morbo, ya que pensaba en hacerla mi perra y yo su macho, cuando empecé a penetrarla de a dos dedos, ella se volteaba con la intención de lamerse la vagina pero no la dejaba, después de un rato dejo de hacerlo, acto seguido me arrodillé a su altura y empecé a metérselo poco a poco, hasta que todo mi pene quedo dentro de ella, ella solo me miraba de una manera extrañada, pero no lloriquieba ni nada, la sensación dentro de su vagina me dejo perplejo, me apretaba dentro peor no me incomodaba y además sentía su calor corporal dentro, y empecé a moverme para penetrarla como se debe, ya nuestra relación no era entre sueño y perra, si no más bien el de dos animales apareándose, ella no dejaba de mirarme y yo por lo caliente que estaba le dije “vez Candy, ahora eres mía en todos los sentidos”,
Luego de estar un rato así me separe de ella sacando el pene poco a poco, para montarla en la cama, hice que se recostara y empecé a acariciar su panza para que se fuera a recostar de forma derecha con la panza arriba y se lo volví a meter, llego un momento en el que creo que se lo estaba disfrutando, por que empezó a jadear un poco y además cerraba los ojos, después yo fui el que se acostó y me la pise a ella arriba y ayudada con mis manos me la volví a penetrar, me encantaba sin duda aquella apretada y caliente vagina y Candy no oponía resistencia alguna ni tampoco trataba de irse, solo dejaba que la guiara a lo que yo quería que hiciera, en estos momento no puse aguantar mas, hice que se moviera usando las fuerzas de mis manos y brazos, yo también empecé a mover mis caderas hasta que le solté todo dentro, estuve un rato así con ella con mi pene dentro, en plan como los perros cuando se abotonan, hasta que mi pene fue regresando a su tamaño normal ella se bajo de la cama de inmediato apenas la solté y se ladio la vagina, yo saciado por aquel encuentro fui a bañarme, le di un paseo rapido y em fuia trabajar.
Antes que mi familia volviera tuve mas encuentros con ella, algunos con simples lametones y otros con todo y cogida, después que ellos llegaron encontraba la forma de tener encuentros con la perra, en su mayoría era levantándome en la mañana, antes que los demás se despertaran y daba un polvo rápido.
También le invente a mi esposa que avía llevado al veterinario y le dije que tenia un problema y no podía tener mas cachorros (solo la quería para mi) ella me creyó y no trato de cruzarla con otro perro nunca.
Y esta es la excitante historia de cómo convertí a mi perra golden retriever en mi querida amante.
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