Mi segunda perra
Los perros disfrutaban de esa hermosa labrador y yo me calentaba viendo cómo la montaban uno tras otro.. .
Después de cogerme a Ruby, la perra de mis abuelos, ya no volví a tener otra experiencia zoofilica.
Hasta que tenía 38 años, ya separado y viviendo solo, volví a vivir tan placentera experiencia.
Normalmente salía de trabajar a las tres de la tarde, y como mi trabajo quedaba a seis cuadras de mi casa me desplazaba caminado.
Mi calle es de las más solas de la colonia y puedes caminar muy agusto, esa tarde casi al llegar a mi casa, observé que varios perros estaban debajo de un árbol, por seguridad me cruce de acera ya más serca pude mirar más detenidamente, tres perros y una perra, uno de ellos la tenía abotonada y los otros dos pareciera que esperaban turno.
Rápidamente entre a mi casa y subí a mi recamara que está en el segundo piso, de la ventana se ve perfectamente la acera de enfrente y de ahí podía ver todo el espectáculo.
Me quedé mirando por un tiempo y la perra seguía pegada con el perro, en cuestión de minutos la soltó, logré ver a la perra que se lamía su vulva, era una hermosa labrador dorada, en su cuello colgaba una placa que indicaba que no era callejera.
Los otros perros la olfateaban en señal que la querían montar también, entonces eso hiba seguir, mis pensamientos me empezaron a calentar y decidí también disfrutar yo, me desnude y busque una crema especial para practicar sexo anal que me regaló una prostituta que me cogía de vez en cuando, embarre mi verga con la crema y le senté en un sofá a admirar la función, inmediatamente un perro café muy grande se le subió a la perra, la pobre aulló en cuanto la penetró, dos o tres bombeadas ya la tenía abotonada, la perra se quejó por varios segundos, yo me pajeaba la verga suavemente, con la erección a todo lo que daba.
Después de varios minutos se despegaron, y yo descargue como si yo fuera el perro que la había cogido, la perra salió corriendo y se perdió en las calles aledañas y los perros se fueron por su lado.
Otro día al salir del trabajo, pasé por una carnicería a hacer las compras de la semana, al llegar a casa la perra estaba tirada en la acera de enfrente abajo del árbol donde la cogieron los perros, entre a la casa y unos minutos más tarde salí a tirar la basura, ahí seguia la perra, como esperando a los perros.
Pensé que podía estar hambreada y buque algunas sobras de comida tal como atraimanos a la perra de mis abuelos para cógerla, la llamé desde la puerta y rápidamente corrió asia mi, no podía creer que era muy mancita y así la fui metiendo poco a poco a la casa, corrí por un pedazo de carne y se la tire al suelo, la empezó a tragar, movía su cola como si estuviera muy contenta y me hacía juegos como para que le diera más, le di otros tres pedazos y le puse un poco de agua.
Mientras comía, observé que tenía una herida en una pata delantera, seguramente era una mordida de los perros que la cogían, y estaba muy sucia, de seguro que tenía varios días que no la bañaba, así que decidí darle un bañó, tome la manguera y un poco de shampoo para del mío porque no tenía más, de verdad que estaba disfrutando el baño y mientras la tallaba puede observar que su vulva estaba muy inchada, yo creo que era porque andaba en celo, porque no se veía lastimada ni que tuviera algún desgarró.
Pase mis dedos por su vulva y se sentía muy suave, eso me hizo recordar a Ruby, mi mente empezó a darme malas ideas y mejor dejé de tocarla, corrió por todo el patio tratando de sacarse el agua, la dejé un rato afuera y me puse a hacer unos pendientes del trabajo en la cocina, de repente vi que entró y se me empezó a repegar en mi pierna derecha, todo se ponía cada vez más fácil, yo no quería caer otra vez, pero ella parecía que me incitaba.
Así llegó la noche, la dejé que durmiera en la cocina y yo subí a la recámara, pasadas las dos de la mañana desperté un poco agitado y baje por un vaso de agua, ahí estaba la perra, como esperando a que yo bajara, se me aventó como si fuéramos grandes amigos y yo la bajé inmediatamente, me servi el vaso de agua y mientras bebía, ví su vulva que estaba muy inchada, demasiado inchada y como que escurría algo líquido.
Ya no me pude contener, esa perra tenía que ser mia, todo estaba puesto y no podía rechazar la oportunidad, la tomé de la correa que tenía en su cuello y la subí a la recámara, yo aún me reusaba en volver a pecar, una vez que entro a la habitación ya no había vuelta atrás, me desnudé y la invite a subirse a la cama, tome un cinto de hilo para no lastimar su hocico y saque un preservativo del cajón de la cómoda y me embarre la verga con la crema antes mencionada, y la acosté de lado, me puse atrás de ella, y empeze a tallar mi verga en su vulva, era una sensación tan agradable, ella mi miraba de reojo como esperando que la penetrara..
Continuará…
Que excitante, espero la siguiente parte con ansias, 🙂
El sexo con perritas a de ser muy suave 😍
Que rico 🤤 excitante
UTA que delicia quien me invita a follar una hembra?