Mis deliciosas cerdas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ese fin de semana en la finca de mis padres tuve la oportunidad de estar nuevamente solo y desde el fin de semana del 4 de noviembre he estado en abstinencia absoluta, pues de manera personal y se con certeza que nadie sabe de mis preferencias sexuales, es por ello por lo que jamás me arriesgo cuando estoy acompañado en la finca, además tengo mi recompensa cuando llega el momento de estar solo y desfogar placenteramente todas mis emociones.
Desde hace varios días vengo haciendo seguimiento a seis cerdas que hay en la finca, controlando su comportamiento y cada vez que veo que tienen síntomas de celo me las ingenio para aprovechar la oportunidad, como también tengo conocimiento en la reproducción animal les induzco el celo por medio de medicamentos, esta vez no hubo necesidad porque todo coincidió; mi soledad con el celo de una cerda que ya ha parido lechones anteriormente y curiosamente el mismo cuidandero me indicó el viernes en la tarde, al escuchar eso me puse caliente y me dio un gran entusiasmo que casi no puedo ocultar mi alegría.
Con discreción le dije al cuidandero que dejara las porquerizas aseadas antes de viajar mientras veía los otros animales; y así lo hizo.
Estando solo el viernes y caída la tarde (serían las 4 y 30) me fui con algunos elementos de aseo para limpiar la cerda, ingresé al corral muy despacio me acerque al animal en celo y como es mansita ni molestó mientras le limpiaba las ancas, culo y vulva, cada vez que le tocaba la vulva me excitaba más y más sintiendo una fuerte erección entre mis pantaloncillos que al ponerme de pie se notaba bastante, a la par la cerda levantaba el rabo y abría sus patas mientras se fruncía arqueando el lomo.
Con toda la tranquilidad de estar oculto en la porqueriza y sin el maldito temor de ser visto, me recosté sobre sus ancas, le rascaba el lomo y la cerda pegaba unos gruñidos prolongados y agachaba la cabeza, muy lentamente le fui tocando su vulva simultáneamente fue quedándose inmóvil.
Llevé mi mano a su vulva e inicie a meterle mi dedo, la cerda reaccionó dando unos empujones en la medida que contraía su vulva, de un momento a otro se puso a orinar y cuando finalizó dejo cundido un ambiente de lujuria que me elevó aún más, seguí dándole dedo en la medida que aumentaba un flujo vaginal viscoso, literalmente le escurrían gotas por la parte inferior de la vulva, por lo excitado que estaba me quite los pantalones y ropa interior, me puse detrás de ella para iniciar a disfrutar una vez más, no sé si todos sienten lo mismo pero cuando uno entra en contacto con el animal y esos pelos gruesos le pican las piernas, abdomen y la misma verga a uno, se sienten cosquillas agradables que excitan aún más.
Abrí esa hermosa caverna acomodando mi verga en ella, e inicie a presionar en la medida que la iba penetrando, de un momento a otro empujo durísimo quedando ensartada hasta mis bolas, luego la cerda inicio a contraer la vulva de manera prolongada y soltaba, para mí era la gloria que placer tan incomparable sentía, no quise ni moverme para disfrutar ese momento y así estuve por el lapso de unos tres minutos, cuando cesaron los espasmos de su vulva, me reincorporé sacando mi verga para ver su vulva, estaba entreabierta, dilatada, enrojecida, babosa por su propio flujo y tenía las patas temblorosas.
Retomé mi posición para penetrarla porque tenía ganas de disfrutar al máximo y prolongar esa culiada lo más que pudiera, luego le fui metiendo la verga y ella abrió las patas permitiendo clavarla hasta los testículos, se quedó quieta pero luego de un momento a otro hacia tal que cual empujón bien duro y simultáneamente tenía contracciones, daba sutiles pasos y otro empujón, así seguimos hasta un rinconcito, ahí agacho la cabeza y se quedó quieta, me sentía su padrote sobre las ancas de ella, empecé a bombear bien despacio pudiendo sentir como rosaba la cabeza de mi pene en sus paredes, cuando tenía metida únicamente la cabeza de mi palo percibía el frio de la tarde, pero cuando se lo mandaba hasta el fondo percibía su calor interno, aceleré con más intensidad mis movimientos hasta que realmente me fatigué, pero notaba que la cerda quería seguir clavada, me di un descanso y volví a meterle su clavada y la cerda lo disfrutaba bastante porque cuando iniciaba a enterrarlo me respondía con empujones fuertes, aceleré lo más que pude hasta que no me aguante tanta emoción y expulsé toda mi leche dentro de la vulva de la cerda, al finalizar esperé un buen rato, cuando lo sentía flácido lo saqué y me reincorporé y observaba que ella misma tenía contracciones en la medida que a su dilatada vulva expulsaba mi semen de su raja, me vestí mis ropas luego le llevé concentrado para que comiera de manera abundante, en la penumbra de la noche me la llevé para el interior de la casa donde tuve otros dos encuentros en el transcurso de la noche.
Sonará repetitivo pero eso vuelvo y lo escribo, en el 2010 sentía mucho asco por el olor de esos animales, pero en el chat de esta página un buen amigo me dio todas las indicaciones para poder disfrutar de esas hembras, primordial el aseo de la porqueriza y del animal en sí mismo, esencial las vacunas y que el animal esté libre de parásitos, que la cerda esté preferiblemente en celo, no asustarla, que se sienta cómoda, personalmente considero que son las mejores vulvas, las más parecidas a la de la mujer con la diferencia que es más apretada y mayor flujo, pero algo que no tiene comparación son esas contracciones consecutivas e indescriptibles.
Saludos Jucatove88
Que delicia se olle tu relato ufff escribe porfa