Mis experiencias
A lo largo de mi vida he tenido la suerte de tener encuentros zoo con hermosos y potentes perros. Es una experiencia inigualable, sexo salvaje en estado más puro. A través de relatos, los iré narrando. Este es el más reciente. .
Más allá de su contenido evidente, este relato presentará un lenguaje muy vulgar, algo que no es propio de mi ya que en mi vida «pública» me manejo con mucha educación y respeto, no me agrada que las personas se dirijan entre si de forma ordinaria. Pero este relato es un placentero desahogo, así que voy a usar las palabras de la intimidad, en la cual sacamos nuestro verdadero ser.
No se en que momento empecé a sentir deseo por los perros machos, pero desde el día en el que le chupe la verga a un hermoso fila brasilero simplemente no pude parar. Esto último lo voy a contar un día, pero no quiero manejarme de forma lineal, por lo que como dije en la introducción, les contaré mi experiencia más reciente.
Hace unas semanas, en mi país hubo un fin de semana largo debido a una festividad. Como consecuencia, es muy normal que durante esos días mucha gente aproveche para pegarse una «escapada» hacia alguna zona turística. Este fue el caso de un familiar que, como durante el periodo regular de vacaciones no había podido ir ningún lugar por cuestiones de trabajo iba a usar el fin de semana largo para viajar a la costa. Cuando me pidió el favor, disimuladamente le dije «Si, no hay problema» (yo ya de por sí intuía que esto podía pasar ya que mi familar me había comentado que se iba a ir a la costa durante eso días), pero por dentro ya me empezaba a temblar la cola, contrayéndose hacia adentro, como un latido de lujuria. Mi familiar tiene cuatro perros, dos hembras y dos machos Tomás y Firpo, dos mestizos de tamaño mediano, ambos de pelo corto, uno negro y el otro marrón con blanco. Tomás previamente ya me había cogido (también lo contaré en otro momento) pero el PLUS de la situación era que Firpo finalmente había alcanzado su madurez sexual, ya era un hermoso macho de 3 años que estaba listo para descargar su lechita en una perra, la cual debía ser yo.
Los días previos a quedarme solo en la casa con los perros estuvieron cargados de adrenalina por saber lo que se venía, llegué a tener un sueño en el que ambos perros querían montarme al mismo tiempo, por momentos incluso me costaba concentrarme en el trabajo. El Jueves finalmente llegó y mi familiar se fue, dejándome instrucciones precisas sobre el cuidado de los perros.
La noche de ese mismo día sería el momento en el que daría rienda suelta a un festival de vergas, huevos y leche en mi culo, algo que ansiaba hace rato, ya que esto solo me gusta hacerlo con los perros. Ni bien me aseguré que mi familiar estuviese lejos, comencé con los preparativos. Primero, limpié mis intestinos, me afeité la cola y la entrepierna, es una sensación deliciosa sentir como un perro te lubrica con su líquido pre seminal, ni hablar cuando te bombean el ogete a toda velocidad y bien resbaloso.
Luego de prepararme, era hora de la habitación, lo primero que hice fue desarmar la cama de dos plazas para no manchar nada, luego puse sobre el colchón una frazada grande y desgastada que estaba guardada, finalmente, coloqué un espejo mediano a la altura de la cama porque me gusta verme en cuatro mientras el perro me respira en la nuca a la vez que me llena el culito de leche.
Mi plan era el siguiente, como Firpo tenía la pija más grande que Tomás, dejaría que este me coja primero, de esta forma me ayudaría a preparar la cola para el debut sexual de Firpo. Ni bien tuve todo preparado, entre a los dos machos a la casa, Tomás enseguida se dio cuenta, el me había cogido otras veces así que ni bien me vio desnudo no solo se puso inquieto sino su verga se le puso dura. Yo temblaba de los nervios, es una situación de adrenalina extrema, además había fumado algo, así que todo eso se potenciaba. Por su parte, a Firpo se le erizaron los pelos y se acercó lentamente, comenzó a olerme pero en ese instante Tomás le gruño, algo que imaginaba que pudiese pasar ya que como saben, los perros en estas situaciones compiten por su hembra (en este caso yo) esto en parte me calentó porque me hacía sentir deseada, me sentía como una perra en celo.
Por lo tanto, cuando Tomás me gruño, les dije «Tranqui chicos, hoy hay perra para los dos, hoy me van a coger, y mañana y pasado». Acto seguido caminé hacia la habitación y le ordené a Firpo que se quedara en la cocina mientras cerraba la puerta del pasillo que da a la habitación, detrás de mí estaba Tomás muy entusiasmado.
Tan pronto entré a la habitación, Tomás muy acelerado salto a la cama, los dos estábamos con muchas ganas. Cuando me subí yo, comencé a acariciarle ese pecho tan firme y musculoso que tiene, mientras, con la derecha le masajeaba la verga y los huevos, en ese sentido es un perro muy práctico ya que se quedaba sentado tranquilo. Luego comencé a juguetear con el, para que se calentara más, amagaba a ponerme en cuatro y luego me levantaba, lo masturbaba un poco, el saltaba por todas parte, me lamía la cara, los huevos, la verga y LA COLA, amo cuando un perro me pasa la lengua por atrás, es algo muy excitante, me pone a mil.
Mientras jugaba con él, poco a poco iba humedeciéndome el culito con mi saliva, la suya y un poco de líquido preseminal, tanto del mío (yo estaba muy mojada ya) como del suyo, así que luego de eso decidí ponerme en cuatro como una buena perrita, Tomás captó enseguida la señal y se montó sobre mí, amo se sensación también, cuando te clavan las uñas (no uso remeras ni les pongo zoquetes en sus patas), cuando te toman con fuerza de la cintura, picándote con la verga, que se muere por encontrar un hoyito de amor para descargar la lechita. Y vaya que lo hizo, usando la mano izquierda lo guie hacia la unión de sexo y placer, mi cola.
Ni bien sintió el calor, comenzó un bombeó frenético, un bombeo en el cual se escuchaba como sus huevos y patas rebotaban contra mi cola «paf,paf,paf,paf,paf,paf»,su jadeo sobre mi hombro, era algo magnífico, volvía a ser una perrita. Yo por supuesto le daba ánimos «Ay sí, que rico», «Perrita, perrita, haceme tu perrita otra vez» «Dame la lechita» «Descargáme todo en la cola», «Este fin de semana es tuya», luego hice un esfuerzo para verme en el espejo, sometida por ese hermoso animal, el cual en este momento no era otra cosa más que un avatar de sexo salvaje y animal, puro instinto sexual, martillándome la cola sin piedad. Siguiendo la faena, en un acto final levanté mi cola y puse la cabeza en la cama, en clara señal de sumisión, en la cual mi macho se sintiese pleno de preñar a su hembra.
Lo único malo de coger con perros es lo poco que dura su bombeo acelerado, habrán sido unos 30 segundos en los cuales taladró de una forma maravillosa mi colita, yo por mi parte di todo de mí, poniéndola firme y empujando un poco su bombeo, ya que deseaba que me abotonase. Cuando su bola comenzó a crecer, hice el esfuerzo para tragarme todo eso, lo quería adentro de mi colita, dándome el néctar de placer, yo lo sujetaba de sus patas con mis dos brazos, hasta que se quedó quieto.
Cada etapa de una buena cogida con un perro cuenta con un momento placentero y doloroso, hay que estar preparado para gozar y convertir el dolor en puro placer sexual, eso es algo que se gana con el tiempo. Tomás ya me había abotonado otras veces, pero luego de un largo tiempo sin hacerlo, esto sería casi como hacerlo de nuevo por primera vez. Por lo que cuando se bajó y giró hacia el lado opuesto fue una sensación muy dolorosa, pero que cuando se acomodó acabé casi sin tocarme. Estábamos abotonados, unidos por un deseo sexual salvaje, el descargaba su semen en mi culo y yo lo contraía, tratándole de exprimir toda la leche de esos huevazos. Así estuvimos por lo menos 20 minutos, hasta que de un tirón y el ya conocido «Plop» su verga salió de mi culo. Era la persona más feliz del mundo, para mí es uno de los mejores placeres, mi cara estaba apoyada contra el colchón cuando Tomás comenzó a lamerme la cola, esa es otra sensación muy placentera, hice un esfuerzo y me levanté, antes de dejarlo ir quería saborear lo que había tenido adentro de mi cola, poco a poco me acerqué a el, acariciándolo y le dije «¿Me dejas probarla? Me rompiste el culito y me diste la lechita, déjame saborearla» Acto seguido me humedecí la mano derecha, ya que su pija es muy delicada y más luego de acabar y poco a poco le fui acariciando la verga, hasta que pude agarrala y finalmente me di un atracón de 14cm de buena verga, despacito, saboreando y pasándole la lengua desde la bola (del tamaño de una mandarina pequeña) hasta la punta le chupé la pija degustando los últimos chorritos de leche que largaba, hasta que se le guardó en la funda. Así terminó el «primer turno», todavía faltaba Firpo, a quién haría debutar.
Nunca había estado con dos perros, mi sueño es estar solo en una casa abandonada o bosque con varios perros callejeros y que todos me cojan, un gangbang canino pero eso es algo casi imposible sin ayuda externa, algo que yo no busco, esto me gusta practicarlo solo. En base a esto, estar con dos perros, una detrás del otro, representaba una proeza para mí porque si bien es muy placentero coger con uno, también es muy agotador, pero cuando se trata de perros, es la ley del juego. Que te coja un perro es algo precioso porque es puro sexo extremo, sexo sucio y salvaje, sin vueltas. En base a esto, no iba a dar vueltas.
Cuando abrí la puerta del pasillo Firpo estaba echado en el piso, Tomás salió con la lengua afuera y se dirigió a tomar agua, le dejé la puerta que da afuera abierta por si quería ir a descansar o hacer sus necesidades, quería que reponga sus energías porque en las próximas horas tal vez habría otro encuentro, eran las 20:30hs recién, había mucho tiempo. Con respecto a Firpo, su actitud fue muy distinta esta vez, fue la actitud que más me gusta, aquella en la que al perro macho se le erizan los los de la espalda, pone su cabeza y patas firmes y mueve la cola muy animadamente. Apenas se me acercó comenzó a olerme, hasta que posó su morro húmedo sobre mi colita, que chorreaba el jugo de amor de Tomás, eso me calienta muchísimo, cuando se te escurre la lecha entre las piernas. Yo estaba caliente otra vez, así que lo llevé a la pieza, pero como me gustó mucho su lengua babosa me apoyé contra la pared y le di mi cola, con mis dos manos me abría las nalgas para que el me limpiase (¿o preparese?).
Luego de lamerme un poco se inquieto y comenzó a saltar y querer agarrarme la pierna, eso me excitaba más, yo caminaba despacio hacia la cama mientras el me acosaba de una forma exquisita. Otra vez me subí a la cama para recibir una nueva dosis de verga, leche y huevos en mi colita hambrienta. Yo quería disfrutarlo más, porque si bien era obvio que deseaba que me cogiese ya, también quería ir de «a poco», por lo que comencé a acariciarlo con las dos manos hasta hacer que se eche, el estaba agitado pero era evidente que disfrutaba mis masajes, que básicamente apuntaban a su pecho, su pija y sus huevos. Poco a poco me fui agachando, quería chuparle los huevos y la verga, mis caricias dieron fruto hasta poder pasar mi lengua por sus pelotas, me encanta su textura, su olor y su temperatura, más si es un perro de pelo corto. Primero use mi lengua, hasta que con delicadeza pude meterme sus dos huevos en mi boca, ambrosia. Una vez que liberé a sus testículos de mi hambrienta boca, con la mano derecha empecé a hacerle una suave paja, a la vez que con la izquierda le masajeaba el pecho y le decía cosas como «¿Te gusta pendejo? Hoy vas a liberar la leche acumulada en esta hembra».
Empecé a acelerar mis movimientos para despertar completamente el instinto de mi segundo macho y como resultado dejé que se levante, el se notaba que ya no se aguantaba, me rodeaba y chillaba como diciendo «Dale puta ¿Queres que te coja? No te hagas la difícil» yo también estaba que explotaba, así que sin más me puse en cuatro, el se vino por detrás , estaba muy desesperado, no lograba meterla así que con mis brazos lo guie para que primero me monte y luego para direccionar su barra de carne y placer.
Gracias a la situación y Tomás mi culo ya estaba dilatado y muy mojado, aun chorreaba semen de el primer perro por lo que la penetración de Firpo fue mucho más fácil una vez que lo guie con mi mano.
Firpo tiene esa clase de verga de perro que cuando la agarras te pesa en la mano, ni hablar de de esas hermosas bolas. Su bombeo fue bestial, como esperaba de un perro que la ponía por primera vez, yo por supuesto le daba aliento como hice con Tomás, «Si, si, si, dame duro, dame duro, este fin de semana soy tu perrita», «¿Te gusta mi colita? La preparé para vos», «Damela toda, llename de leche» «Soy tu perrita, PERRITA«. Otra vez me miré en el espejo y otra vez volví a sentir ese éxtasis de sentirme dominada por un PERRO MACHO que igual a su hermano martillaba duramente mi culo al ritmo del golpeteo de sus patas y huevos contra mis cachetes. Pero lo mejor de todo era sentir otra verga caliente en el culo, y más GRANDE eso no se compara con nada, mientras más grande la tenga el perro mayor va a ser el placer.
Cerca de 30 sabrosos segundos estuvo bombeando Firpo mi cola, hasta que en un arrebato de fuerza propia de un fuerte y bestial macho metió su botón. A pesar de la dilatación fue como ver las estrellas, por un momento sentí que casi me desmayaba. Cuando retomé la postura Firpo estaba encima mío, jadeando, apoyado sobre mi espalda transpirada, llena de pelos y rasguños. Mientras podía sentir como me daban una buena dosis de semen en mi colita, era algo indescriptible, el hecho de tener la leche de dos perros diferentes al mismo tiempo me prendía fuego. Era algo exquisito.
Firpo no se bajó, sino que estuvo encima mío por 15 minutos hasta que en un movimiento brusco me la sacó de golpe, fue doloroso pero placentero, había probado una verga nueva de perro. El se tiró a lamerse era un monumento, roja e hinchada, debía tener cerca de 20cm y con una bola mucho más grande, como el de una naranja mediana. Mientras estaba echado limpiándose la pija, yo me acerqué caminando en cuatro patas, lo empecé a acariciar y le dije «¿Sabes lo que quiero no? Está caliente, dura y acaba de salir de mi colita. Dejame chuparla, dejá que te la limpie con la lengua» El jadeaba, estaba agotado así que me apresuré y antes de que se le guardara la pija en la funda se la chupe hasta el final.
Fue una sesión muy intensa, yo estaba muy agotado pero satisfecho. Decidí no bañarme, quería acostarme con todo ese perfume a sexo animal y con el semen escurriendo por mis muslos, por lo pronto cancele mi plan de una segunda vuelta con Tomás, me dolía el cuerpo y estaba cansado pero no me cabía la menor duda que al otro día iba a tener una nueva oportunidad para darle rienda suelta al sexo más rico.
Espero que les haya gustado, a medida que me de el tiempo iré contando otras historias.
Saludos a todoZ.
Uff que delicia!
¡Maravillozoo relato, chabón! Disfruté cada momento de tu anécdota. Me sentí identificado con las sensaciones que describís, la adrenalina, ¡todo! Y lo del espejo me voló la cabeza porque yo solía hacer lo mismo. Sigo leyéndote, Saludos desde BsAs. 😉
Wuaooooo que ricoooooooo 🍆 🍆dos vergas seguidas, una suerte que todos no tienen, pero me gustó mucho tú relato y siiiii es cierto ser una perrita es la mejor sensación de pasión y lujuria. Saludos y espero tus demás relatos que lo narras muy bien.