Mis machos.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Benobodo.
Que tal amigos y amigas, este relato es real y voy a tratar de hacer corto, creo que debo de ponerlos en contexto antes de relatares mi experiencia en la zoofilia.
Primero que nada debo decirles que siempre he estado despierto al sexo, desde que me acuerdo, una vez me orine en la cama y me quité la pijama y en la cama puse una toalla para poder seguir durmiendo desnudo, cuando me desperté en la mañana había olvidado que estaba desnudo, me levante sobre la cama y que puse en cuatro patas ya sin las sabanas y me vi a mi mismo mis nalgas por sobre mi hombro y fue una imagen que me exitó mucho, creo que tenia 4 años.
Mi morbo excesivo y tener la idea de que era malo me hizo esconderlo desde ese entonces, lo ocultaba para sentirme aceptado por mi familia.
Por lo mismo fui muy retraído y aislado del contacto femenino, lo único que veía en una mujer era deseos de contacto carnal y como no quería que se dieran cuenta de ello, no me era fácil mi interacción con ellas.
Pues bien, esta falta de contacto y la urgencia del mismo me llevó a muchas sesiones de auto complacencia de todas las maneras que se me ocurrían (para un niño y después adolescente), lo cual me llevó a explorar mis genitales y mi ano por supuesto.
En alguna ocasión y por casualidad siendo niño, en el baño de unos amigos me topé con la mascota de la casa, por la calentura me desnude y trate de tener contacto con el perro, a lo cual el perro ni se inmutó y no pude hacer que se levantara de donde estaba echado, aun así, froté mi cuerpo con su peludo cuerpo y eso me causo sensaciones diferentes porque fue la primera vez en que tuve contacto con intenciones sexuales con un ser vivo.
En fin, mi relato inicia cuando mi padre trajo dos perros a la casa, yo ya tenia unos 15 años y los perros como 6 meses de edad, la casa era grande y los perros estaba en la parte alta de la casa, yo era quien los atendía regularmente, mi padre trabajaba fuera de la ciudad y solo lo veíamos los fines de semana cuando podía venir.
A pesar de que mis sesiones de auto complacencia seguían, no se me había ocurrido intentar algo con los perros hasta que un día me quedé solo en la casa por todo el fin de semana, ya los perros tenían como un año de edad, bajé a los perros a la casa, me quité la ropa y comencé a jugar con ellos, les tomaba la verga para exitarlos, les mame la verga, me ponía en cuatro para ver si se me montaban, pero nada, fue realmente muy frustrante.
Ese fin de semana las sesiones con los perros fueron muchas pero terminaban en lo mismo y tenia que conformarme con masturbarme y meterme algo por el ano para pensar que me estaban cogiendo los perros.
Fueron varios meses de cuando tenia oportunidad tratar de consumar una penetración con los perros, pero nada.
Por supuesto que en varias ocaciones me montaba a un perro, metia la mano por entre mis piernas, le sacaba la verga de su funda al perro y me la metía en el ano, hacia movimientos hacia enfrente y hacia atrás para ver si el perro comenzaba a bombearme, pero nada.
Mis machos.
Este relato trata de cómo fue que inicié en el mundo de la zoofilia, soy un hombre casado y con hijos, pero mi infancia fue difícil debido a que desde que recuerdo, siempre tuve un instinto sexual muy desarrollado, mi primer orgasmo fue como a los 7 años con una almohada, no sabía lo que había pasado y no eyacule, pero me gustó mucho.
Un día que le estaba sobando la verga a uno de ellos, de casualidad le sobé la zona en la que se les forma la bola con la que abotonan a las perras y el perro hizo movimientos de apareamiento por reflejo, casi no se podía detener, ese día lo masturbé al perro con éxito y vi el volumen tan delicioso que tomaba su verga, me la metí a la boca y succione todos el semen y líquidos mientras le masajeaba esa zona tan especial.
Ese día no tuve oportunidad de nada mas con ellos, pero sabia en la primera oportunidad que pudiera, ya sabía lo que tenía que hacer.
Ese día llegó, un fin de semana solo para mí y los perros, por cierto que ellos nunca habían tenido hembra, así que yo creo que también estaban un poco urgidos de placer, ese día los baje a la casa, me desnudé, mi verga estaba babeando mucho por la excitación, me acosté en el suelo y los perros se fueron sobre mí para lamerme la cara, eso siempre lo habían hecho, pero ese día me sabia a promesa de algo mejor por venir, me puse un poco de crema en el ano, tenía mucha experiencia en hacerlo y me monte al primero de ellos, quería que me cogiera de la manera más espontanea que se pudiera por lo que no introduje su verga en mi ano, le di masaje en la zona especial con su verga fuera de mí, fue la peor picotiza que me han dado en las nalgas y en los genitales en mi vida, le dio a todo menos a mí ojete, me lo quite de encima para reposar un poco, me dolía pero a la vez estaba muy emocionado, era la primera vez que un ser vivo me había querido coger, el otro perro solo nos estaba observando, nuevamente hice el intento, pero esta vez me lo monte e introduje su verga delgada en mi ano, como siempre el perro no hizo nada, metí mi mano por entre mis piernas para masajear su zona de éxtasis y se soltó con un bombeo furioso a mi culo, me sujeto fuertemente por las caderas y el bombeo fue exquisito, paf paf paf sonaban mis nalgas con cada embestida que me daba, yo estaba lo más abierto de piernas que podía, con mi espalda bien arqueada recibiendo esa embestida fenomenal, no sé cuánto duro el mete y saca bestial del perro, yo me sentía extasiado y le decía, "así papito, así papito, méteme toda la verga, que rico, que rico, eres mi macho", era la primera vez que alguien tenía relaciones sexuales conmigo.
Cuando el perro dejo de bombear, me di cuenta de que estábamos pegados, no pensé que eso fuera a suceder, toque mi ano unido a la verga de mi perro y me di cuenta de que su tronco en la raíz estaba muy delgado, introduje mi dedo un poco y fue cuando sentí el mazacote de verga que nos tenía unidos.
No sé por qué razón, el otro perro se nos acercó y comenzó a lamber nuestra unión de sexos, fue delicioso.
Después de unos 15 minutos me sacó la verga de un tirón de cadera que hizo, porque yo lo había conservado montado a mí, yo creo que sintió que ya estaba en posibilidades de hacerlo, pero aun que la verga se la había bajado, seguía siendo grande y hermosa, más que cuando la había masturbado, le mamé la verga y estando de rodillas apunte mi culo hacia donde estaba el otro perro, tal vez con la intención de que viendo lo que habíamos hecho, el ya supiera que seguía en turno y lo que tenía que hacer, pero no, no hizo nada, una vez que terminé de agradecerle a mi macho mi primer culeada, me monté al otro para repetir la operación, el resultado fue el mismo, paf paf paf sonaban mis nalgas con cada arremetida que me daba mi otro macho, que resultó mas lujurioso, fuerte y vergudo, lo que más me gustó fue el ponerme abierto completamente, con el culo parado para que me embistiera con fuerza y recibir sus estocadas sin reserva, me sitia a su merced, dominado y sumiso por mis machos, también a este macho le dije "así, así papito, soy tuyo, este culo siempre te va a complacer".
La bombeada fue excelente, también quedé abotonado, en esta ocasión el otro perro no nos lengueteó, pero fue magnifico de todas maneras, cuando me sacó la verga, también le agradecí la culeada que me dió con una buena mamada hasta que la verga se le bajo.
Ese fin de semana fue el mejor de toda mi vida, espero que también lo haya sido para mis machos, de ahí en adelante, fueron muchos los encuentros que tuve con ellos, y de hecho con el tiempo fueron mejores, tal vez en otra ocasión les platique más de mis aventuras con mis machos.
Saludos.
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