OTRA VEZ CON TONY
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zoohot.
Ya relaté mi primera experiencia iniciando a mi perro Tony en la práctica sexual de penetrarlo. Tenía 17 años y seguí haciéndoselo mucho tiempo, siempre que podía por estar solo en la casa.
Con el tiempo me aburrí de repetir siempre la misma posición para cojerlo, es decir mantenerlo a él de pie y yo montarlo desde atrás. Fantaseaba con acostarlo con su panza para arriba y montarlo en esa forma. No era fácil porque Tony se sentía incómodo en esa posición y tendía a retirarse. Después de muchos intentos lo acostumbré, ya relaté que él era muy sumiso conmigo y se sometía.
Deseaba hacerlo en mi cuarto, sobre mi cama. Para eso la cubría con una manta vieja, lo ubicaba a él sobre ella y -ya desnudo yo- lo montaba, tratándo de aprisionarlo con mi pecho y mis brazos y apoyando mi pija y mis bolas sobre las suyas. Así me frotaba en su bulto, eso me excitaba mucho y a él también dado que al poco rato comenzaba a extraer su pene del capullo. Ya acostumbrado, Tony llegaba a excitarse con esa posición y mis frotamientos y sacaba toda su verga, que se le ponía enorme. Incluso, algunas veces llegué a frotar mi culo en su pija, pero no me entusiasmaba la idea de que me penetre. Yo quería penetrarlo. Mientras él se adaptaba a esa nueva posición, seguía disfrutando el frotamiento, hasta que yo acababa, me corria, sobre él, a veces sobre su panza, otras veces prefería terminar masturbándome y lanzándole mi semen sobre su pija y sus bolas, para que después él las lamiera.
Así las cosas, un día preferí atarle las patas delanteras para inmovilizarlo más. Acerqué su culo al borde de la cama, se lo lubriqué bien con vaselina líquida y, ya con mi verga hinchada y dura, la llené también de lubricante y lo penetré profundamente en esa posición. Una vez que lo clavé bien, que la tenía toda adentro de su culo, me recostaba sobre él aprisionándolo con mi pecho, mientras movia mi cadera en forma circular y arriba y abajo, para revolver bien mi polla dentro de él. A veces eyaculaba en esa posición, otras veces cuando sentía que estaba por acabar, me levantaba y manteniéndolo clavado, lo tomaba de la patas traseras -bien abiertas- y lo bombeaba hasta acabar y llenarlo de leche. En todos los casos Tony seguía sumiso, y alcanzaba el orgasmo porque lanzaba chorros de leche.
En otras ocasiones probé acostarlo de costado, yo detrás de él, envolviéndolo con mis piernas y penetrándolo profundamente, dándole y dándole en esa posición.
Una vez pasé todo el fin de semana solo en casa, por viaje de mis padres. Durante esos dos días, que me vinieron de maravillas, estuve encerrado con él, haciéndoselo en esa forma, hasta 5 veces cada día, descargando toda mi potencia de macho adolescente. Hacia el anochecer del sábado, Tony caminaba con dificultad, pero yo me cuidaba de no lastimarlo, siempre lubricarlo bien y dejarlo descansar un rato entre cada vez.
Al verlo quieto y mas sumiso que nunca me excité más todavía, y me lo seguí cojiendo hasta el domingo por la tarde, cuando regresaba mi familia.
Lo que me calentaba mucho era sentir que lo llenaba de leche, que él se sometía y que no podía hacer nada para impedir que me lo cojiera así, fuertemente. En ese fin de semana tuvo el ano más dilatado que nunca, incluso le salía un poquito de líquido por el orificio anal, dada la cantidad de semen que le colocaba.
Cuando lo dejaba descansar -y descansaba yo, para higienizarme y reponerme- lo masturbaba para hacerlo eyacular a él; trataba de recibir su leche en mi mano, y se la frotaba en su ano. Al cabo del domingo, dejé de cojerlo para lavarlo y hacerle fomentos con agua fría para disminuir la dilatación de su ano y que nadie se diera cuenta de lo que habíamos hecho.
En otra ocasión, les compartiré otras experiencias con mi perro Tony, que fueron muchas y muy buenas. Quien no conoce o no se anima a la zoofilia, no imagina la fuente inmensa de placer que puede ser una buena mascota.
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