Para quien le interese la zoofilia he aquí parte de un relato de mi vida…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estuve varios días en una zona rural y conocí a un señor que criaba caballos y a las tardes o a las noches nos juntábamos en su casa a cenar.
Una noche que nos pasamos de cervezas le conté que tenía desesperadas ganas de que me abran la cola con lo que sea. Quedo callado un rato pero después me pidió que me mostrara. Le hice ver mis gambas y cola depiladas y muy blancas y se calentó mucho y me cogió tres veces seguidas.
Después de eso le dije que mi sueño era que me violara un caballo con una gran verga.
-Quieres? – Pregunto – Tengo tres que pueden hacerlo. Y seguro que cada uno te coge varias veces. Lo aguantarías?
-No se – Dije- Probamos?
Me llevó al estable y me acostó boca abajo sobre el pienso. Trajo un bicho que ya tenía la cosa endurecida, lo paró sobre mí y le llevó la verga hacia mi agujero
Me abrí la cola con las dos manos y él lo hizo empujar para penetrarme.
Sentí, impresionado, lo grueso que era lo que me metería y me relamí.
Empujó. Me abrió y me abrió hasta dislocarme y se siguió metiendo en mí. Ya lo sentía en mi estómago y me desmayé.
Cuando volví, mis entrañas ya se habían acostumbrado al gigante y yo solo sentía como me revolvía adentro, sin dolor. Tantee y me di cuenta de que había entrado la mitad en mi y ya, la punta de su pene se perfilaba en la piel de mi abdomen.
De pronto se le puso tan dura que me levantó del suelo a la vez que le se hinchaba hasta que me dislocó los muslos. Empujó estirándome la piel del abdomen y sentí como un terrible chorro de líquido ardiente me invadía todas las vísceras y luego otro y otros y muchos más y me inundó la boca un ominoso y fuertísimo sabor a semen.
Al rato dejó de acabar y quedó quieto y relajado dentro de mí. Estuvo un rato así y cuando pensé que la sacaba comenzó a empujar de nuevo, a entrar y salir de muy adentro de mí, mientras mi cola eyectaba con mucha presión grandes chorros de su leche.
Me revolvió todos los órganos hasta sentí puntadas en el corazón ya que cada tanto su pene me lo empujaba. Había entrado en mí mucho más que en la vez anterior. Cada vez que me entraba yo sentía una sensación de desmayo. Demoró algo más en acabar. Cuando le vino me desmayé mientras él relinchaba, porque al acabar me presionó el corazón mientras duraba su orgasmo y también me dificultó la respiración. Cuando volví sentí que me estaba inyectando su último chorro de leche
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