perdi la virginidad con la perra de mi amigo
continuando con mi historia, en este caso como perdi mi virginidad con la husky de un amigo mio que confio mucho en mi.
bueno, aqui viene el segundo punto clave de mi historia con la zoofilia, si tu, querido lector quieres tener un poco mas de contexto te recomiendo ver mi primer relato, aunque igualmente escribire este para que se pueda disfrutar de manera individual
Recuerdo: todo lo que escribo aquí es una historia, no un relato, por ende todo esto me pasó a mí, y quiero compartirlo con ustedes.
Para ese momento tenía 16 años, estaba en último año del colegio y tenía un muy buen amigo llamado Sebastián, el cual era el típico chico que hay en cada salón cuyos padres tienen bastante dinero, y por esta misma razón, al llegar Semana Santa, iban a viajar fuera del país. Yo me la pasaba casi todo el día en su casa, por ende Afrodi, su husky, me tenía mucho cariño, llegando al punto en que cada vez que llegaba a la casa de Sebastián, Afrodi se me tiraba encima, queriendo jugar conmigo, se me sentaba al lado y a cada rato quería llamar mi atención.
Gracias a eso, y a que vivía a menos de 10 minutos de su casa, Sebastián me pidió cuidar de Afrodi mientras él y sus padres estuviesen lejos. Al inicio me pidió dejarla quedar en mi casa. Yo pensé automáticamente en todas las posibilidades si ella quedase en mi casa, se me puso dura de una y me tocó poner mis manos en los bolsillos para disimular mi erección. Pero enseguida pensé que mis padres jamás aceptarían esa opción, por ende lo único que se me ocurrió fue decirle que podría ir 3 veces al día, darle de comer y jugar un rato con ella, a lo cual aceptó casi sin problemas.
Llegando a Semana Santa, el primer día simplemente empecé a adaptar a Afrodi para lo que se venía. Lo primero que hice fue empezar a jugar con ella. Después de como 10 minutos de juego, fui y la paseé. Posteriormente le di de comer, y mientras ella comía, yo me quité toda la ropa, no para hacer algo con ella, sino para que ella se acostumbrase a verme así. Me arrodillé al lado de ella mientras comía, acariciando su lomo, con mi verga prácticamente al lado de su hocico, a menos de 15 cm aproximadamente. Ella, tan curiosa como siempre, empezó a oler mi verga. El sentir su fría nariz hizo que un escalofrío subiera por mi espalda, pero para que ella no empezara a tenerme miedo, me tocó contenerme. Después de eso, me fui, y en las próximas 2 visitas de ese día, repetí este nuevo «entrenamiento».
Al segundo día, vi que ella ya actuaba con normalidad al verme desnudo. Lo único diferente es que constantemente acercaba su nariz a mi pene para olerlo. Por esto mismo, decidí ir al siguiente paso. En un momento, después de traerla de pasear, me quité la ropa, y antes de servirle comida, empecé a masturbarme. Me puse a ver porno zoofílico, pensando en que pronto haría eso con Afrodi. Rápidamente eyaculé, pero no en cualquier lado. En mi mano izquierda tenía el plato de comida de Afrodi, dejando caer mi semen en su comida de la mañana. Cuando se lo di a comer, el verla comerse mi semen con tantas ganas me excitó automáticamente, por lo que empecé a masturbarme mientras ella comía. Cuando ella terminó, yo me senté en el sofá, y seguí masturbandome. Y como si ella asociara ese nuevo sabor con mi pene, quizás por el olor, llegó a donde estaba. Y cuando me di cuenta, ella apoyó sus patas delanteras en mis piernas y empezó a lamer la cabeza de mi pene, como si estuviera buscando probar más de ese nuevo sabor. Y aunque hubiese preferido que se enfocara más en el tronco que en la cabeza, decidí que dejaría que ella siguiera con lo que hacía. Y mientras me seguía masturbando, ella lamía más y más. Su áspera lengua dejaba deliciosas sensaciones en mi cabeza, acabando nuevamente, esta vez en su hocico, y ella limpió todo lo que pudo, aunque había quedado un poco de semen cerca de su nariz. En ese momento, no pude pensar en nada más que besarla. Acerqué mi boca a ella y sentía su lengua explorar mi boca, queriendo durar mucho tiempo más así. Pero lamentablemente, mi madre me llamó preguntando por qué estaba tardando tanto, así que rápidamente me vestí y me fui, aún muy caliente. Y en la tarde y noche no hice más debido a que ya estaba satisfecho por ese día.
Al tercer día, por diversos factores, no tuve casi tiempo, así que no hice nada con ella. Pero el cuarto, lo primero que hice al entrar fue quitarme el pantalón. Ella instantáneamente se puso a lamerme el pene, y como pude, llegué a la cama de Sebastián, con Afrodi dificultando mi avance ya que no dejaba de ponerse al frente para intentar seguir lamiendo. Se notaba que ella ya deseaba volver a probar mi leche. Apenas me acosté, ella se subió a la cama conmigo, y mientras seguía lamiendo, ya tenía decidido intentar 2 cosas nuevas para mí. La primera fue intentar que no solo me lamiera. Yo me levanté frente a ella, y acerqué mis manos a su hocico para abrirlo. Al principio, se apartaba un poco, pero después de un rato, logré tenerla como quería sin hacer fuerza. De una, metí mi verga ahí y uff, no se imaginan lo rico que era sentir su cálida y babosa boca, combinada con su aliento caliente y sus ocasionales movimientos de lengua. Aunque lamentablemente, era difícil mantenerla quieta un buen tiempo, así que estuve solo como 3 minutos invadiendo su boca. Movía mis caderas con cuidado para que no se sintiera tan invasivo para ella. Ya estaba con la calentura por los cielos, así que decidí hacer lo que estaba esperando durante años. Después de desistir a usar su boca, me acosté nuevamente en la cama. Ella volvió a lamerlo, y yo agarré sus patas traseras para acercar su parte de atrás hacia mí. Cuando pude, empecé a intentar un 69 con ella. Ella seguía enfocada lamiéndomela y yo hacía lo mismo, probando su deliciosa vagina, y llegando a meterle los dedos para ir dilatándola. Y cuando ya le entraron 3, decidí que estaba lista. Me volví a levantar frente a ella y esta vez intenté que su cola quedara frente a mí. Al principio, fue difícil ya que no quería despegarse de mi pene, pero después de un rato, finalmente empecé a restregar mi pene entre su culo. Su pelaje me hacía cosquillas y eso solo me ponía más duro. Después de un rato, la acomodé y le metí la cabeza lentamente.
Cabe aclarar que me considero alguien grande. Mido 19 cm de largo y unos 6 de grosor, así que cuando metí la cabeza, ella chilló un poco. Me quedé quieto y empecé a acariciarla. Cuando sentí que se calmó un poco, empecé a meterla más. Sentía como su cálida vagina chupaba mi pene, como si me pidiera más. Y al llegar a la base, empecé a embestirla, al principio lento y progresivamente acelerando mi ritmo. Después de aproximadamente 20 minutos, me vine bien dentro de ella. Me quedé un rato disfrutando de la sensación y vaciando mis bolas al completo. Cuando salí, vi que le salía un poco de semen, abriendo su vagina para disfrutar esa deliciosa vista. Después de eso, simplemente le serví comida, le di un buen beso y me fui, volviendo a cogérmela en la última visita de ese día.
Durante el resto de días, me dedicaba únicamente a tener sexo con ella, siempre disfrutando de su interior, convenciendo a mis padres que me quedaba tanto tiempo por estar jugando en la play que él tenía, lo cual no era del todo falso. Lo que ellos no sabían es que mientras su hijo jugaba, la perra que iba a cuidar le estaba lamiendo el pene. Llegué incluso a mandarles una foto en la que me veía jugando, subiendo la cámara del celular lo suficiente para que solo se viera un poco de la cabeza de la perra. Eso me excitó como nada, y después de eso, combinado con un poco de rabia por haber perdido varias partidas en Fortnite, me cogí a la perra como nunca, acabando dentro de ella 3 veces de corrido.
Finalmente, al séptimo día, Sebastián y su familia llegaron. Yo me tuve que despedir de mi semana de puro sexo con Afrodi. Lo que no sabía es que ella no sabía disimular. A pesar de que limpié todo para que no quedaran pruebas, ella cada que me veía se ponía a lamer mi pantalón en la parte de la entrepierna, teniendo que alejarla para que así no sospecharan. Lo cual creo que no logré porque, aunque nunca mencionaron nada del tema, la familia de Sebastián ya casi no me recibían en su casa, por lo que no he vuelto a ver a Afrodi. Y a su vez, me enteré de que Princesa había pasado a mejor vida, lo cual, aparte de que me dolió, me dejó prácticamente sin sexo por un buen tiempo. Lo que no sabía es que pronto iba a llegar la mejor pareja sexual que he tenido en mi joven vida, pero eso lo contaré en otra parte.
Si eres de Colombia (Bogotá) y estás interesad@ en que haga lo mismo con tu mascota y lo narre aquí, puedes escribirme por Telegram: @Joseluis1753. Escribanme por favor en los comentarios qué debo mejorar, y espero que se masturben tan rico como yo mientras escribía esto. Recuerdo que todo lo que narro aquí, pasó en la vida real. Si quieres saber más detalles, escríbeme.
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