Perdí la virginidad de mi ano con un perro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Yayoca59.
Buenas, mi primer relato.
Tal vez se parezca a otros pero quizá nuestra primera vez con un perro es parecida.
He disfrutado el sexo de muchas maneras y sentir una verga en mi trasero era algo pendiente. No me animaba a hacerlo con otro hombre así es que decidí perder la virginidad con un perro.
La oportunidad se dio cuando me cambie a un nuevo vecindario, privado en donde somos pocos vecinos, y uno de ellos tiene un perro dálmata, muy juguetón y amigable.
Cuenta con 2 años y aún no ha estado con perra, por las noches deambula por el vecindario visitando y comiendo en varias casas. Yo jugaba mucho con él y a veces lo bañaba ya que el dueño no le presta mucha atención y yo le sentía olor fuerte.
Fue en esos baños que empecé a acariciarlo, cada vez con más osadía, hasta que un día llegué a su pene. No le gustó al principio por lo que no insistí. Pero con el correr de los días cada vez aceptó más mis caricias. Que no sucedían solo en el baño, sino que lo acostumbre a que me visite de noche, lo hacía pasar y lo acariciaba.
Pronto lo recibía desnudo y él me olfateaba sobre todo mi verga y le daba lengüetazos que se sentían muy rico.
Los encuentros se estaban poniendo cada vez más calientes hasta que una noche decidí que era el momento de buscar que me montara.
Ya se dejaba masturbar bastante y a veces lo hacía hasta que le brotaba su líquido lechoso. Ese día lo bañe y lo esperé en la noche como siempre. El llegaba puntual y si no le abría rápido ladraba hasta que yo lo hacía pasar.
Fue un completo fracaso, no hubo forma que me montara, me puse en 4, me quedaba quieto, me movía, él me olfateaba el culo pero no me montaba. Lo intenté al día siguiente y al otro, y nada, siempre un mal resultado.
¿Qué podía estar fallando? Lo intente en otra posición. Me tiré panza arriba en la cama, sobre el filo, con los pies apoyados en una mesa contigua, y el dálmata entre mis pies. Sus patas en mi pecho y su hocico a centímetros de mi cara. En esa posición podía rodearlo con mis piernas y sujetarlo para que no huya. Como me quedaban las manos libres, lo acariciaba y rascaba detrás de las orejas y eso parecía gustarle. Pero cuando mi mano buscaba su pene enseguida forcejeaba para liberarse. Así probé muchas veces, al menos podía sentir el roce de su pija contra mi raya y se sentía muy bien.
Otras veces lo subía a la cama y ambos acostados trataba de hacer cucharita con él, pero siempre sin resultados, no intentaba penetrarme.
Habían pasado meses desde que empezamos y estaba bastante desanimado. Probaba alternando las tres formas, yo como perrito, panza arriba y cucharita y nada.
Y un día me sorprendió… estando como perrito, en el suelo, el puso sus patas delanteras en la cama y yo aproveché y me puse debajo de él. Parece que esa posición si le gustó porque me bombeo unos segundos y luego se bajó.
Algo importante es que cuando él buscaba la puerta para salir, lo dejaba ir sin retenerlo y a veces me pasó que al rato regresaba. Así fue esa noche, se quiso ir después de esto y regresó al rato.
Esta vez me montó desde abajo sin necesidad de poner sus pata en la cama, pero solo fueron unos segundos, y se bajó. Lo masturbé y se fue…Ni cerca estuvo de penetrarme.
Pasaron varios días y no me montaba de nuevo. Ya llevábamos como 6 meses desde los comienzos.
Y encontré la forma, fui a visitar un amigo que tiene una collie y justo estaba en celo, en un descuido tomé papel higiénico y le froté la vagina a la perra. Lo hice varias veces por lo que traía bastante papel de regreso.
No veía la hora que llegara la noche para probar si funcionaba.
Llegó el dálmata, me desnudé y le hice oler el papel higiénico, se puso como loco, me hociqueaba, me gruñía amistosamente, y por sus movimientos torpes tiraba cosas dentro de mi casa. Me froté el agujero con el papel y me puse en cuatro. No terminé de acomodarme que se me subió, me puso sus patas en la cadera y empezó a bombear, tanteó un par de veces hasta que sentí como una especie de filamento entraba en mi culo, quemaba y picaba a la vez, y el perro estaba como loco, tuve que sujetarlo con la mano para que no me clavara tan profundo, porque me dolía. No duró mucho. En 30 segundos o 1 minuto se había bajado y se lamía, pero empezó a lamerme el culo con una fuerza increíble. Eran lengüetazos profundos, yo me tiré en la cama con las piernas colgando en el vacío y me ayudaba con ambas manos separando mis cachetes, la lengua me hacía ver las estrellas. Duró un montón, debe haber sido como 5 minutos continuos de lengua. DELICIOSO!
De repente encaró para la salida y no me quedó más remedio que dejarlo ir… me había quedado muy caliente estaba pronto a masturbarme, cuando regresó. Nuevamente me froté con el papel sanitario y nuevamente en menos tiempo que lo que me lleva escribirlo estaba montándome. Enseguida encontró mi agujero y otra vez la víbora que entraba y quemaba. Se movía frenéticamente, tanto que me hizo doler un poco y lo tuve que sujetar para que no se mueva tanto. Sin sacarla se quedó quieto un rato. No intentó meterme el nudo. Solo se quedo quieto y creo que me estaba llenando de semen. Luego se bajó, se lamió otro poco su pija colorada y me dedicó una buena sesión de lamidas. Me había quedado bastante dolorido.
Se fue, y fui al baño emocionado y contento por lo que acababa de pasar, había perdido mi virginidad con el pichicho y me había gustado mucho. Me miré el abdomen y la cadera y tenía unos buenos rasguñones, en las siguientes ocasiones empecé a usar un buzo y así no me marca con sus uñas.
Cuando me saqué el calzoncillo tenía sangre, no mucha, me asusté un poco, pero solo fue ese día, y al día siguiente apenas me dolía.
Como a los 3 o 4 días repetimos la experiencia, aún tenía guardado algunos papeles higiénicos y como las otras veces se subió de una. Pero esta vez, entro algo torcida y me hizo presión con las paredes de mi recto y me desencadenó un dolor exquisito, tanto que pegue un salto hacia a delante y la saqué de golpe. El can se asustó y se quiso ir. El dolor no fue tanto, enseguida se me pasó, pero el quedó asustado y no ha querido montarme de nuevo, claro que se me terminó el papel higiénico. Han pasado como 2 semanas de estos hechos y lo único que me permite es que lo masturbe, pero no quiere montarme y si me meto debajo de él inmediatamente se va. Pero por lo menos me dedica largas sesiones de lengua que me encantan..
Seguramente con el tiempo vamos a seguir progresando, me he dado cuenta que hay que tener mucha paciencia, constancia y cariño para tener éxito
Creo que voy a tener que recurrir a la perra de mi amigo… espero algunos consejos de los más experimentados
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