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Zoofilia Hombre

Perra y aves para calmas las ganas

Casi no penetro perras, pero la de la casa si porque es bien sana.
Las perras muy poco me gustan salvo que sean bien cuidadas y no hayan tenido contacto con los machos, en la finca hay una perra criolla de cinco años con la particularidad que es demasiado grande y ha tenido solamente dos camadas, cuando está en celo mantiene encerrada y no la he dejado operar precisamente para tener mis aventuras, ésta semana es la segunda del ciclo estral y ya le está pasando el sangrado, así que en la noche del miércoles me la llevé para mi habitación, dentro de ella me puse a acariciar su vulva, la perra se puso tiesa e hizo la cola para un lado, estaba bien dispuesta y realmente si deseaba ser penetrada, seguí frotando otro poco e inicie a masturbarla con mi dedo, cuando con mi dedo la frotaba ella misma culeaba solita y le temblaban las patas, que sensación más rica sentir lo dilataba y lubricada que estaba, me desvestí totalmente quedando mi pene bien expuesto, la perra se acercó y comenzó a lamerlo, luego se volteó dejando expuesta esa chochota, me le acomodé en las ancas y acerqué su vulva contra mi pene, acomodé la verga bien dentro del capullo e inicie a introducirlo, se lo había enterrado un poco menos de la mitad cuando no me lo dejo avanzar por las contracciones que tenía, pegó unos brincos y se puso a jugar, luego la perra se me hizo por detrás y me agarró como si me fuera a montar, yo la deje porque eso la excita a ellas, duró un poco y luego me lamió en medio de las piernas, la volví a agarrar e inicié a clavarla, cuando se lo estaba metiendo hice vaivenes consecutivos logrando hundírselo hasta la mitad, la tome como lo hacen los perros y haciendo presión con empujones rápidos logré abrirle paso a mi palo y sin más desapareció mi verga dentro de su capullo, la perra pujo durísimo ya clavada totalmente me pego unos apretones bastante duros y literalmente me sujetó la verga en la medida que se encorvaba bregando a lamerse, se estrujaba bastante por buen rato, cuando se calmó me inicié a culiar muy rico, pero cuando se lo mandaba hasta el fondo la perra seguía apretando duro mi pene tratando de retenerlo, me apretaba la base del pene que al sacarlo sentía recorrer su anillo desde la raíz hasta el glande, de vez en cuando se estrechaba y al soltar se lo enterraba todo, un poco cansado de trajín saqué mi pene y en esas la perra se volteó lamiéndose la vulva, se quedó mirando mi verga y se le fue encima dándome unos lengüetazos bastante ricos, por momentos podía sentir unos sutiles mordiscos. Yo lo que quería era seguirla clavando, agarré esa hermosa hembra y le enterré la verga, la tomé por las caderas y comencé ese mete y saca con todas mis ganas, la perra se quedó totalmente inmóvil jadeando intensamente mientras ambos disfrutábamos, se sentía mucho placer cuando me apretaba la verga. Se lo mandé con toda mi fuerza, la apreté contra mí verga y no pude aguantar más por lo que llegué al orgasmo dejando mi semen en sus entrañas, sentía cada bombazo incesante así mismo disminuía la intensidad, al terminar la mantuve clavada hasta que perdió la rigidez, aun así sentía que me lo apretaba con esa deliciosa vulva, hasta que quedo flácido y fue saliendo solito, cuando la perra sintió que no tenía nada metido se lamía bastante y se puso juguetona, como lo hizo en otras ocasiones, se me acercó y se puso a lamerme la verga, yo me corrí el prepucio hacia atrás para que no dejara nada, cuando acabó se recostó en una frazada que le coloqué en el piso, a eso de las 12 de la noche me levanté a orinar y la perra se fue detrás de mí, al terminar veo a la perra en la entrada del sanitario batiendo la cola, la llevé sobre la cama y la recosté con la pansa para arriba dejando las ancas en el borde, le abrí su dilatada vulva, luego me corrí el prepucio hacia atrás e inicie a frotar mi verga en semejante manjar, casi al instante me dio una parola fuerte le abrí la vulva y se lo fui hundiendo, la perra abrió bien las patas, se acomodó bien y percibía que realmente quería más verga, si esperar seguí bombeando en la medida que mi verga de un solo empujón se la mandé toda, luego tuvo una serie de contracciones que parecía sujetar mi pene de la raíz y al intentar sacarlo parecía como si lo atrapara, cuando iba saliendo esa presión se sentía por todo el cuerpo cavernoso generando mucho placer, seguí bombeando creo unos diez minutos y en esa posición provocó que entrara en fatiga además que estaba incómodo, la bajé al piso y la ensarté al estilo perruno, me emocioné tanto y me excito aún más al ver toda la verga dentro de su vulva, que sensación más rica sentir esa suavidad y ese rico calor, esa humedad, aceleré la culiada que le estaba metiendo hasta que sentí que me veía, saqué la verga y se la acerqué al hocico, la perra me comenzó a lamer copiosamente y en esas no aguanté y le eche la leche, la perra se lo comió toda, siguió lamiendo hasta dejarme limpio y pegajoso, luego se puso a lamerse la dilatada vulva. En la aurora del día y antes que amaneciera me vestí en bermuda, camiseta y fui y dejé la perra en el canil.

Mientras me dirigía al canil, escuché a las gansas que estaban haciendo bulla, yo estaba excitado. Encerré a la perra y me fui al galpón, sabía que no iba a ser interrumpido, me acerqué a cada una de las gansas y les iba metiendo el dedo en el culo para verificar a cuáles no se les palpaba huevo, al encontrar la primera, sin esperar me bajé la bermuda, me senté en el piso, acomodé la gansa en medio de mis piernas, le levanté bien las plumas, ubiqué mi verga en la entrada de ese hueco palpitante, la sujeté por los lados y comencé a penetrarla, primero entró el glande por el culo de la gansa, y luego lo fue recibiendo hasta penetrarla en su totalidad, esa primera sensación fue como si me estuvieran cocinando la verga, qué calor tan hijueputa, el calor de adentro no es comparable con nada de nada salvo que sean mismas aves. Sin más comencé a bombear y bombear hasta que la gansa comenzó a empujar para tratar de sacar, ella hacia fuerza hacia afuera y yo se lo sacaba hasta la entrada, cuando dejaba de hacer fuerza se lo mandaba hasta la raíz, cuando la sentí fría y aguachenta la dejé ir, busqué a otra gansa, le levante bien las plumas y le acomodé la verga en la entraba de ese rico culo e inicié a ensartarla, no me jodan, que caliente estaba ese culo, sin más comencé a culiarla muy despacio por un buen rato, cuando le comenzó a salir el líquido que suelen botar cuando quieren poner el huevo, tenía la verga muy mojada por lo que ya no gozaba mucho, agarré a otra gansa que no tenía huevo, con suavidad la fui ensartando y nuevamente ese rico calor, los que hemos clavado aves sabemos la sensación que produce ese calor tan agradable, yo seguí bombeando muy despacio, por un buen rato cuando estaba demasiado húmedo y la gansa pujaba durísimo la contuve con la verga adentro hasta que no aguanté y dejé toda la leche entre ese rico culo, la gansa pujaba muy fuerte sin embargo no se lo saqué, hasta que perdió la erección y la misma gansa me lo expulsó, me acomodé la ropa interior y bermuda para posteriormente irme a la habitación a bañarme, una vez me preguntaron que si la verga queda untada de rila, la respuesta es que sí e incluso excremento, pero son sacrificios que toca hacer por el placer que se siente

31 Lecturas/7 octubre, 2025/0 Comentarios/por jucatove88
Etiquetas: culo, leche, orgasmo, pene, semen, verga
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