Perritas jugosas
Dos hembritas en celo.
Siempre quise probar lo que era follar una perra, pero hasta ese momento no se me había presentado la oportunidad. Solo me había masturbado con videos y relatos, pues no cuento con una, y estaba tan caliente que busqué la manera. A las afueras de mi ciudad siempre a habido jaurias de perros y seguro que habría perritas, esa tarde tomé un autobús hasta un lugar poco habitado dónde antes los había visto, estaba llevando hotdogs y calmantes veterinarios que había conseguido por si se ponía complicado; en este lugar habían algunas casuchas precarias hechas de madera y piedras, la mayoría estaban deshabitadas pues aún no se hizo un plan de urbanización de la zona, era básicamente el borde de la cuidad antes de chocar con las montañas.
Me dispuse a la tarea de buscar alguna acompañante canina que me diera placer, cuando empezaba a oscurecer encontré un grupo de 4 perros y 1 hembra, la hembrita era una perrita cafe mestiza de buen tamaño, tenía las tetas hinchadas y caídas, seguramente ya había tenido cachorros, inmediatamente me dió una erección increíble, no esperé ni un instante y la llamé con los hotdogs que había traido a la cacería, la aleje más de las casas, pero los perros nos seguían, así que me fije en una casita, que me pareció estaba vacía, me aseguré y entre llamando a mi amante, entro ella y un perro, el cuál boté inmediatamente. Ya con la verga a mil le di de comer mientras la acariciaba, toqué su lomo hasta su vientre, sus patas traseras, sus deliciosos pechos, estaba tan exitado que quería amamantar de ellos, luego terminé por acariciar esa maravillosa vulva que me esperaba.
La perra desconfió y quiso alejarse, le ofrecí otro hotdog pero esta vez con media pastilla, luego con saliva mojé mis dedos para comenzar a prepararla. Afuera había escuchado una camioneta que pasó cerca, me asusté y me detuve, luego ví por un agujero que ya se había alejado, estaba algo nervioso,; también ví a más perros que pasaban, y los perros que estaban con la perra, seguían afuera ;pero entonces comenzaron a seguir a otra perrita. Eran muchos perros para una sola vagina, la podían lastimar, así que me las ingenié para también meterla, era una perrita gris con manchas algo más pequeña que la otra, y se notaba que estaba en el punto más rico de su celo. Su vagina estaba colorada y enorme, le di de comer junto con la otra para que también tenga confianza.
Ya con dos putitas me sentía el «enfermo» más felíz del mundo. Prácticamente era de noche y escuchaba a los perros ya más lejos. La perrita marrón fué la primera, use mi celular para iluminarme; no estaba seguro si era por los calmantes pero la perrita estaba quieta, la puse boca arriba y le metí un dedito en su rico huequito mientras con la otra le manoseaba los senos, luego subí a dos dedos y después intenté con tres, los recibió de la mejor manera, no fué complicado porque ya habría tenido cachorros, entonces saque mi pene empapado de líquido preseminal y empecé a meterlo.
Uhmmm… La sensación era grandiosa, su vagina caliente abrazaba mi glande mientras pasaba, la perrita jadeaba mientas se lo metía todo; con todo adentro tenía miedo de venirme rápido por la excitación, la otra perrita ayudó mucho al acercarse a olfatear y dejarme ver su preciosa vagina, también debía ser el macho de la otra que esperaba. Comencé a bombear en posición de planchas, en mi vientre sentia sus pechos rebotar, literalmente estaba en el cielo. Estuve buen rato cogiéndola en esa posición, ella no se movió para nada, pero la otra estaba que se lamía la vulva y tiraba algunos chillidos, como si pidiera su turno, cundo la saqué la perrita marrón comenzó a lamer mi verga, luego se la acerque a la otra perrita que también lamió. Mientras la otra perra se limpiaba puse a la perrita gris en posición doggy y comencé a frotar mi verga con su puchita hinchada, entonces entré en ese manjar, fué un poco más problemático pero estaba tan mojada y escurriente que al final entró, la pegué contra mis huevos.
Ya está putita, tanto que me pedías, dije; entraba y salía mi pedazo de su puchón, de rato en rato yo levantaba sus patas del suelo y dejaba caer su cuerpo para que colgara como si fuese un nudo real. La otra perra se levantó y husmeó mis cosas pero no me importó pues ya quería correrme; comencé a embestir de manera más lenta pero más fuerte mientras la tomaba por la parte baja del cuello, no quise eyacular todavía, entonces se la saqué; mi verga estaba roja e hinchada, dejé que le diera besitos.
Para terminar la velada de ensueño volví a la perrita más grande, y comencé a dedearla para que se disponga de nuevo pero ahora no estaba tan cooperativa, no esperé y volví a la otra. Entonces la puse boca arriba y la volví a penetrar como antes le había dado a la otra, la perrita jadeaba en mi oido y yo estaba decidido a llenarla. Tiré un gemido junto con mi leche y les dí las gracias.
Me levanté, me puse otra vez los pantalones y vi la hora, ya no había autobuses. Eso me pareció una señal divina para quedarme a seguir disfrutando, me volví a quitar el pantalón e hice que la perrita gris siguiera lamiendo. Al final terminé por liberar a la marrón porque tenía a la otra. Esa noche mi cogí a la perra dos veces más antes de irme. En la madrugada me la quise llevar pero sabía que lamentablemente no podía ser y tenía que abandonar a esa dulce amante.
Uffff, afortunado fuiste amigo muy rico y excitante tu relato, dos puchas pa ti sólito, cuénta pronto otro nuevo relato, saludos 😁 😁 😁
Uffff que delicia de relato, la conchita de perra es de lo mejor! Saludos!
Excelente! Así se siente! Siii, aunque yo si me llevo a las perritas si estan en celo.
Chingon relato amigo, eres de los mios, me gustaría intercambiar experiencias contigo, deja forma de contacto.
Me encantó tu relato,por completo me excité
Siempre e querido tirarme una pero nunca puedo penetrar