Por primera vez siento que estoy enamorado de una cerda.
En el día de hoy hice mía a una cerda y por primera vez noté que no se trataba solamente de sexo, aunque no lo escribí con detalles en mi narración, después de clavarla un macho quiso acercarse a ella, yo sentí celos y no lo dejé. .
En mi anterior narración les comenté la clavada que le pegué a dos piscas y a una gansa, en la mañana de hoy domingo 16 de noviembre me le medí a una cerda blanca, de 10 meses de edad, que se deja clavar así no esté en celo, Hoy me levanté a eso de la cinco y treinta de la mañana y me fui directo al corral donde están la cerdas, llevé conmigo algunos elementos para limpiarla muy bien, la cerda que les comento es una blanca que está bien gorda y es de muy buen tamaño, se le ve la vulva bien rica, cuando me encuentro cerca de ella la deseo con muchas ganas, y me imagino penetrándola, cada que puedo le agarro la vulva y le meto los dedos para luego llevármelos a la nariz, percibir ese rico olor y luego a la boca para saborear su vulva. En el corral la agarré y me la llevé para una porqueriza que está sola, en el lugar le puse buena comida, le asee bien el culo, la vulva, entre las piernas y lógicamente las caderas que es donde me recuesto sobre ella, como la cerda es demasiado dócil y está muy acostumbrada a mí, no molesta para nada, ya tenía varias semanas aguantándome las ganas y cada vez que la veía la deseaba muchísimo, en su último celo yo aproveché para clavarla y hacerla mía varias veces, la cerda nunca ha tenido crías, ya en el corral junto a ella, me quite pantaloncillos y la pantaloneta, la dejé comer y al terminar empecé a rascarle la pansa, de un momento a otro se recostó de lado y roncaba suavemente, su vulva se veía deliciosa, jugosa, toda hinchada y rosadita, la verga se me puso a mil y me excité demasiado, como pude me recosté de lado e inicie a penetrarla, fue muy delicioso sentir como mi pene iba entrando en esa suave, húmeda y apretadita vulva, disfrutaba lo más delicioso, podía sentir la textura interior de sus paredes vaginales, mi glande percibía las delicias semejante manjar, estaba toda mojada y hasta ese momento me di cuenta que estaba entrando en celo porque notaba abundante moco transparente y brillante como la clara de huevo en los alrededores de la vulva, la tenía clavada hasta los testículos a esa deliciosa vulva, disfrutaba de esa rica temperatura, la verdad que no quise moverme porque el placer era único y probablemente mejor que las otras tantas veces, se me subió tanto la excitación, que le saqué la verga, le levanté la pata lentamente observando lo hinchada que tenía la vulva, me acomodé sin asustarla para posteriormente empezar a chuparle esa húmeda, rosada e hinchada vulva, que rico se sentía ese sabor como a carne y salado, le introduje la lengua un rato, luego la hice levantar, acomodarme en sus caderas y culminar metiendo toda mi verga hasta sentir que me tocaba el abdomen con sus ancas, sentir esas cosquillas de sus pelos, literalmente erizarme el cabello, la agarré por sus caderas e inicie a culiarme la cerda con vaivenes progresivos, se lo sacaba a la entrada y la ensartaba con tantas ganas que no quería separarme ni un instante de la cerda, cuando iba entrando podía sentir ligeros chapoteos húmedos, en ese momento para mí lo entendí que no era solo sexo, porque la pude disfrutar y literalmente amar con todas mis ganas a la cerda, le chupé la vulva con mucho deseo y pasión como si fuera la primera vez y disfruté, la penetraba como si la fuera a perder y no la volviera a tener para mí y así estuve por un buen rato, esa cerda me dio el mejor placer a mi vida. Nuevamente saqué la verga y le chupé intensamente la vulva por un buen rato, me reincorporé y la clave con mucha pasión, la cerda pegaba unos sutiles chillidos mientras comenzaba a tener contracciones, hubo momentos que sentía como ella misma mandaba las ancas hacia atrás con fuerza y me apretaba la verga muy duro en la pura raíz, como si literalmente me atrapara la verga, como si me quisiera decir que también le pertenecía, que ella era su dueña, estaba tan perdido por el goce y no quería separarme de ella. Pero me llegó el líbido extremo que no aguanté mucho más e inicié a llenarle el interior de la vulva con mi leche, muy fuerte la primera y vinieron las otras contracciones hasta calmarme, la cerda también tuvo contracciones rítmicas, esperé hasta que todo pasara, luego saqué la verga y realmente le había desocupado mucho menos semen porque la pava se había quedado con él la noche anterior, arrojó muy poco semen la cerda, pero si estaba botando bastante flujo cristalino, como pude logré clavarla hasta volver a recuperar la erección con la verga dentro de la vulva y continuar bastante rato más, aunque no hubo eyaculación porque no pude, disfruté muchísimo, muy cansado saqué la verga la cual estaba untada de abundante flujo al igual que mis testículos y bellos púbicos. A ésta cerda y una negra tengo pensado dejarlas un buen tiempo. Al terminar fui y la dejé en el corral, algo que nunca había sentido fue que al pasar por el corral de los machos, estos se alteraron demasiado y por primera vez sentí celos de ellos. Hice las actividades de la mañana y a eso de las 10 me fui para la ducha, cuando me desnudé se percibía un delicioso olor en el ambiente, me hice el prepucio hacia atrás y literalmente se veía como si le hubiese echado crema espesa con algunos pelos del animal, al finalizar tomé la ropa interior y notaba olor a la vulva de la cerda, igualmente los pantaloncillos estaban como cuando uno tiene eyaculaciones nocturnas lo único diferente era el olor.


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