Primera vez con El Negro, perro del verdulero
Esta es mi tercer experiencia Zoo con el perro del verdulero de mi barrio.
Hola amigos. Esta vez quiero contarles mi tercer experiencia zoofilica.
Se remonta a muchos años atrás, unos 15 tal vez o más. En otro relato les conté mi primer experiencia y pasé por alto la segunda que fue con la perrita de mi madre, una caniche que no tiene mucho sentido contar ya que solo eran mamadas de pija y culo.
En fin, en aquel momento yo aún vivía con mis padres, tenía unos 20 años y era un joven con muy poca actividad sexual, prácticamente nula ya que era muy tímido para conquistar mujeres, por lo cual me satisfacía a paja y con la perrita caniche de mi madre.
Por ese entonces guardaba el auto que me habían regalado mis padres en una cochera a media cuadra de mi casa, y en la esquina sobre la calle se encontraba una verdulería semi ambulante en la cual siempre había un perro al que bauticé como Negro, era de tamaño mediano y color negro claro, muy manzo y siempre dormía en la calle junto a la verdulería y que por las noches permanecía cerrada.
Una noche de verano volvía muy caliente luego de haber guardado el auto en la cochera, había salido a dar unas vueltas por la ciudad en busca de algún travestí para que me chupe la verga a cambio de dinero, lo cual no pude hacer ya que no había ninguno porque era muy tarde.
Muy frustrado volvía caminado desde la cochera hacia mi casa cuando lo veo al negro moviéndome la cola y en ese mismo momento pensé ‘el negro tiene que ser mi hombre esta noche’. La calle estaba oscura pero no me animaba a ponerlo a mamar ahi mismo, así que se me ocurrió llevarlo a la cochera. Me costó un poco hacer que valla conmigo, tenía que acariciarlo y llamarlo continuamente hasta que logre hacer que entre a la cochera.
Mi calentura era extrema en ese momento de solo pensar lo que haría con ese perro callejero. El negro movía su cola contento y seguramente no se imaginaba lo que pasaría, con un poco de miedo por cómo podría reaccionar saqué mi verga que ya estaba muy dura y de la acerque a la cara, el no dudó un segundo y empezó a lamerla con su lengua grande y húmeda, chupaba la cabeza el tronco, los huevos y la ingle mientras respiraba agitado, se podía ver que le encantaba y que era algo nuevo para él.
Luego de unos minutos mi calentura seguía aumentado y me desnude por completo, tiré unos cartones en el piso y me puse en cuatro para quedar a su merced. No dudo ni un segundo en lamerme el culo, que placer saber extremo sentir esa lengua urgetiando mi caliente culo, era la primera vez que me chupaban el culo de esa manera y con esa intensidad.
El negro estaba súper excitado y ya podía verse cómo se asomaba su pija perruna, por momentos el chupaba el culo, la pija, y daba vueltas por la cochera agitado y largando líquido de su pija a chorros por todos lados.
Luego de un rato logré que se coloque detrás mio y me monté, se movía con frenesí y podía sentir como su verga se había desenfundado por completo y comenzaba a puertarme el culo, increíble esa sensación de sentir como la verga del perro empuja tratando de entrar en mi caliente culo.
Estuvimos un rato así pero sin penetrar, no se anime a que lo haga así que volvimos a la mamada de verga que a los pocos minutos terminó en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Escupí leche a chorros sobre la cara y boca del negro que se lamía con gusto como así también lo pija lecheada que lamió hasta dejarla totalmente limpia.
Yo exhausto me vestí y salimos de la cochera, estaba completamente satisfecho pero el Negro se quedó totalmente caliente, seguía respirando agitado y largando líquido de su pija, y así lo dejé, caliente y con el deseo de tenerme otra vez.
Con este hermoso perrito tuvimos muchas experiencias más a lo largo de un par de años, yo me mude a vivir solo a un departamento en planta baja que quedaba en el mismo lugar donde estaba la cochera, así que que cada tanto por las noches salía a buscar al negro, y con un simple chasquido de de dedos él venía corriendo a mi departamento a darme el placer que solo él sabía dar. Nunca me penetró pero siempre me montaba y puerteaba, traté de penetrarlo yo a él pero sin éxito solo pude meterle un dedo por el culo, igual nunca me importó, me bastaba con sus largas lamidas de culo y pija que se volvían más intensas cuando me untaba con crema o manteca.
Finalmente el Negro falleció al ser chocado por una moto cuando cruzaba corriendo la calle para acudir a mi llamado.
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