Ricas vacaciones II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por biluxoo.
Durante los dias restantes hasta la visita familiar a la casa de mis abuelos, aprovechaba cada oportunidad para estar a solas con la perra.
Si no salia a jugar con ella y a escondidas dejaba que lengüeteara mi pene, trataba de andar desnudo por el patio y me aseguraba que me viera así.
Incluso la dejaba entrar a la casa y la llevaba a mi recamara.
Con el tiempo se fue acostumbrando y nadie sospechaba cuales eran mis verdaderas intenciones.
La visita a la casa de mis abuelos llegó, yo estaba muy nervioso y no sabía lo que iba a pasar cuando tuviera que platicar con mi tío.
Mi familia acostumbra que los domingos todos nos reunimos para comer y a pesar de que no todos estamos todo el día, la casa de mis abuelos esta llena de ruido, risas y gritos.
El dia transcurrió normal, mi tío había salido y no llegaría hasta la hora de la comida.
Después de comer me fui a la sala de la casa, staba cambiando de canales para encontrar algo bueno que ver cuando llegó mi tío y se sentó junto a mi.
De nombre Ramiro, ya había mencionado que mi tío tiene 35 años y que es soltero.
Mi tío refleja una personalidad masculina y dominante que llama la atención de mas de una mujer y uno que otro hombre.
Es alto, de cuerpo marcado, peludo y de una voz muy grave.
Es casi estereotipo de macho salvo por por su actitud: siempre riendo y platicando con toda la confianza del mundo, imposible ignorarlo y menos con esa presencia dominante.
Me sorprendió verlo después de tanto tiempo y el hecho de que estuviera en forma a pesar de su enfermedad hizo que dejara de cambiar de canales y me detuve por accidente en uno de documentales.
No me di cuenta lo que pasaba hasta que dijo en tono burlón:
-Se ve que te gustan mucho los animales.
¿Nunca te interesó ser veterinario o algo por el estilo?
Me quedé pensando en lo que había dicho y muy nervioso le respondí con una pregunta:
-¿Por qué lo dice?
Y de nueva cuenta, en un tono burlón y agregando una risa muy suave contestó:
-Por lo que estas viendo.
De pronto vi en la televisión una imagen de unos perros jugando.
Me puse aun mas nervioso y no sabia que responder hasta que me decidí a continuar con la platica.
-Me gustan pero no mucho.
– ¿Y allá donde vives tienes mascota?
-No tengo, no me da tiempo y tampoco me permiten animales en el edificio donde rento.
-¿Entonces no estas buscando un cachorro?
-Para nada, apenas si puedo conmigo.
-¿Entonces por que preguntaste por el celo de Yara?
La perra se llama Yara, no lo recordaba y me quedé mudo unos instantes y su cara se puso aún más seria.
-Desde que llegué la perra quería jugar todo el día, pero los últimos días ha estado muy rara y pensé que podría estar en su celo.
Su rostro se relajó pero aun estaba serio.
Yo continúe.
-¿Por qué ya no la puede cuidar?
-Ya te habrán dicho que tuve problemas respiratorios los últimos meses, no es gran cosa.
Afortunadamente el ejercicio me ha ayudado bastante a recuperarme, pero debo mantenerme alejado de animales de pelo corto y fino y de plumas.
Y como tus abuelos siempre han mantenido a las mascotas fuera de casa desde hace años.
creyeron conveniente que regresara a vivir aquí para que mejorara.
Yo sabía que vivía solo con la perra y no pude evitar pensar en ese hombre viviendo con Yara y en lo que podrían hacer.
Seguí preguntando.
– ¿Por qué Yara es tan juguetona? Ya tiene dos años y se ve que ya ha dejado de ser una cachorra.
Ya había conocido perros de su raza y edad y ninguno es tan inquieto como ella.
Creo que mi tío se dio cuenta de a donde quería llevar la conversación a lo que preguntó:
-¿Te gusta jugar con ella?
-Me gusta jugar con ella cuando no es tan salvaje.
Se quedó en silencio un instante, su cara ya no reflejaba emoción alguna, creo que se había dado cuenta de lo que yo había hecho con ella.
Ese instante me hizo confirmar lo que sospechaba.
La perra era muy tranquila cuando tenía la verga de fuera o andaba desnudo y el sabía que esa perra es un desmadre, ya sea que estuviera en su casa o no, despues de un tiempo en silencio me dijo casi al oído:
-Llévala a mi casa mañana en la mañana.
Pude ver que tenía una erección cuando se levantó y se fue.
Ya en casa no podía dejar de pensar en lo que me había dicho mi tío, recordar su voz y su paquete me calentaba, pero pensar en lo que hacía con la perra fue el motivo de tres jaladas antes de dormir.
El lunes en la mañana me levanté mas temprano de lo habitual, me puse un short igual de delgado solo que en esta ocasión si usé bóxer, unos tenis y una playera sin mangas, salí al patio y le puse la correa a Yara y con el pretexto de salir a correr me fui a la casa de mi tío.
Pensé que era demasiado temprano cuando toque el timbre y al instante mi tío abría la puerta.
Atravesamos el jardín y entramos a la casa y pasamos a la sala.
Llevaba tiempo dentro, pues ya olía que había preparado de desayunar.
Pase y solté a la perra, la cual estaba muy feliz de ver a mi tío, corría, saltaba, movía la cola como nunca la había visto.
Eso me excitó, pero no tanto como a mi tío que ya se cargaba tremenda erección que se notaba a través de unos jeans viejos y gruesos.
Tenia puesta una camisa de cuadros azul abierta que dejaba ver una camiseta negra, su pecho lleno de vello y parte de unos músculos marcados.
Las botas no lo dejaban caminar bien en el piso de la sala por lo que se las quitó y las aventó , se quito los calcetines y quedó descalzo.
La perra estaba observando desde uno de los sillones, muy inquieta.
Se le acercó mi tío y le dio besos en el hocico los cuales la perra aceptó y regreso en forma de lengüetazos.
Mi tío se recupera y de forma muy natural me ofrece algo de desayunar.
Yo no había destinado por lo que acepté, desayunamos y antes de terminar la perra ya estaba olfateando la entrepierna de mi tío que cuando se levantó dejo ver su erección.
No me dijo nada y yo tampoco pregunté.
Se fue a sentar a la sala y la perra lo siguió.
Yo no sabía que hacer y me fui a acompañarlos.
Mi tío acariciaba a la perra a lo largo de su lomo y abdomen hasta que comenzó a acariciar su culo.
Ambos seguíamos en silencio y de repente bajó el cierre de su pantalón dejame ver su enorme y morena verga.
La perra por instinto comenzó a lamer la cabeza del pene mientras mi tío le daba paso a lo demás estirando su pantalón.
Desde donde yo estaba sentado podía ver completamente todo lo que pasaba.
De la nada mi tío comenzó a hablar mientras la perra seguía en lo suyo:
-Mire sobrinito, no puedo creer que diga que no le gustan mucho los animales cuando ya probó a mi Yara.
Yo seguía en silencio y mientras acariciaba a la perra continuó diciendo
-Por mi estado de salud no puedo vivir cerca de animales, y para mi es una lastima porque me tengo que alejar de mi nena.
Pero usted la tiene en su casa y no se me hace justo que con tanto tiempo libre no la trate como se merece.
-Yo, yo.
Yo no sabía como tenía que tratarla.
Es muy brusca y tampoco la había tratado antes.
-Pues ya la irás conociendo en estas vacaciones, porque yo no puedo pasar tanto tiempo fuera.
Falta poco para que regrese al trabajo y para que regreses a la escuela falta aún más.
Hablaba mientras se quitaba el cinturón y desabrochaba su pantalón para después quitárselo sin levantarse.
Con su pantalón se había ido su bóxer que al igual que su camiseta era negro.
Me sorprendió tambien que ya no me hablara de usted como solía hacerlo.
Veía sus piernas peludas y firmes, ese enorme trozo de carne que la perra lamía con desesperación y yo no decía nada ni me movía, tener enfrente a ese semental y a esa hembra tenía mi cabeza vuelta loca y mi erección ya se asomaba por mi short.
Mi tío se dio cuenta y me preguntó:
-¿Cómo has tratado a mi princesa?
Le conté todo lo que había sucedido los días anteriores, ahora no solo acariciaba a la perra si no que introducía dos de sus dedos en la pucha de la perra.
Abrió la boca y aseveró
-La tratas bien, pero no como se merece.
A falta de su macho alguien mas debe de cumplirle como hembra que es.
Mi tío se quitó la camisa y la camiseta para terminar completamente desnudo.
Tenia a ese semental enfrente de mi y a esa perra dispuesta para él.
Detuvo la mamada que recibía de la perra para levantarse y desaparecer por un instante.
La perra se lamió donde antes habían estado los dedos de su macho.
Regresó con un tubito de lo que pensé era lubricante, mantenía la erección intacta.
La perra reconoció el tubito y se levantó de inmediato.
Mi tío se unto la verga con el lubricante y se acomodó atrás de la perra.
Por su parte, la perra hizo la cola a un lado y comenzó a arquearse.
Poco a poco fue introduciendo su riata en ese hoyo hasta que ya había entrado la mitad.
La perra comenzó a jadear mientras mi tío se acomodó sobre su lomo arqueado y le dijo muy cerca de su oreja:
-Tranquila chiquita, aquí está tu macho.
Se levantó y le acarició el lomo mientras hundía su verga en la perra.
Esperó un poco y comenzó a bombear lentamente.
Yo ya no aguantaba y me desnudé por completo, me la estaba hablando y estaba tan excitado que ya estaba a punto de venirme cuando mi tío me vio y dijo en un tono muy fuerte:
-Si ensucias te parto la madre.
Su voz hizo que dejara de masturbarme.
Empecé a masajear mi pecho y mis pezones, después de un tiempo comencé a jalármela lentamente.
Mi tío ya embestía a su hembra tan rápido y tan fuerte que la perra solo jadeaba y a veces gemía muy suave, sacó su verga y dejo descansar a la perra.
Con un movimiento de su mano hizo una seña para que la perra se bajara del sillón, él se sentó y acomodó a la perra delante suyo, le metió la verga de golpe y comenzó a cogerla de nuevo.
Yo me seguía masturbando al mismo tiempo que apreciaba semejante espectáculo.
De repente se me ocurrió que la perra podía lamerme la verga mientras se la cogían, me levanté y le acerqué la cabeza de mi pene al hocico pero la perra no hizo nada, insistí pero la perra evadía mi miembro.
Resignado me senté ahora junto a mi tío.
El sudor ya le escurría por la cara cuando aceleró sus movimientos, se la clavaba mas profundo y entre suspiros se detuvo.
Se había vaciado dentro del animal.
Descanso un poco sin sacarle la verga para después sacarla de golpe, agarrarla y dársela a la perra que se dio la vuelta y comenzó a lamer los fluidos de su macho para después lamer los suyos.
Con una sonrisa en la cara volteó para verme a los ojos y decirme "te toca".
Yo no sabia que hacer, me acomodé en el sillón como estaba mi tío y comencé a masturbarme mientras llamaba a la perra.
Esta de inmediato se levantó y yo le di a mamar mi verga.
Daba lengüetazos en la cabeza, a lo largo del tronco y en mis huevos, se sentía como la primera vez solo que la excitación de haber visto como se la cogía mi tío le daba un morbo que me hacía excitar más.
Fue entonces cuando me dispuse a penetrarla.
Tome su cola y la hice a un lado mientras presionaba mi glande contra su vagina y trate de que entrara poco a poco para no lastimarla.
Ya tenía la mitad de mi verga adentro cuando sentí su calor de hembra, estaba muy caliente y algo húmedo pero no lo suficiente ya que me empezó a costar trabajo que entrara todo mi pene.
Sentí una sensación de ardor y sequedad mientras intentaba ir mas profundo y le saqué la verga.
Mi tío, que estaba atento a lo que hacía con su hembra tomó el tubo de lubricante que estaba tirado y me lo aventó sin decir palabra.
Unte mi verga con todo lo que pude y de nuevo comencé a penetrarla.
Ahora todo era mas fácil, y como ya estaba dilatada por la sesión de sexo que había tenido con su hombre, penetrarla completamente fue más rápido.
Mi tío estaba sentado en otro de los sillones de la sala y eso me ponía al 100.
El calor de su hembra no se compara con lo que había sentido hasta ese entonces.
Comencé a moverme muy lento, no quería dañar a la perra y a pesar de que me podía mover libremente dentro de su vagina quería que tambien gozara.
El tamaño de la perra facilitó aun más las cosas, ya estaba bombeando como loco, me levante y flexioné las rodillas para quedar a su altura y continuar cogiendo a esa hembra.
Metía y sacaba mi verga, se la dejaba ir toda, escuchaba el golpeteo de mis huevos con su culo, me incliné y comencé a acariciar su abdomen, al rededor de su hoyo y su lomo, su vagina se contraía de forma rítmica y aprisionaba mi miembro para dejarlo libre y comenzar de nuevo.
era lo más rico que había probado en toda mi vida.
El animal solo jadeaba y se quejaba cuando se la sacaba toda para dejársela ir toda de golpe pero seguía jadeando.
Continúe bombeando hasta que ya no pude más.
Me temblaron las piernas y de repente varios chorros de leche inundaron a la perra, yo no quería salirme hasta dejarle toda mi leche en lo más profundo de su ser asi que pasaron varias minutos hasta que la solté.
Repetí lo mismo que había hecho mi tío cuando había terminado: Tomé mi verga y se la di a la perra solo que esta no me hizo caso, se echó en el piso de la sala y se lamió su hoyito del cual escurrían sus fluidos y los de sus machos.
Yo solo masajeaba mi pene mientras me recostaba y veía lo que hacía la perra.
Hasta que terminó fue cuando hizo caso a mi llamado para que limpiara mi pito y así lo hizo.
Ese día me quedé a comer con mi tío y llamé a mi casa que iba a estar con él hasta la tarde.
La historia no termina aquí porque ese día fue una larga sesión de sexo entre dos machos y su hembra.
Comenta si te gustó y quieres saber más.
Espero les haya gustado y pronto podrán leer lo que sucedió después.
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