sexo casual con una burra
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jucatove1968.
SEXO CASUAL CON UNA BURRA.
Buenas noches a todos
Durante la semana trabajo en la finca cuidando al ganado y los cultivos ya que mis padres están desentendidos por completo de esas labores y vienen mensualmente a visitar, pero en ocasiones los fines de semana quedo solo al cuidado de la finca y desfogo mis deseos dando rienda suelta a la lujuria que provocan las hembras animales, o bajo a la cabecera municipal a distraerme un rato, departir unas cervezas y saludar a varias amistades que me distinguen, en una de tantas en diciembre me toco bajar un fin de semana para comprar insumos y enviarlos en un camión lechero, y por la tarde del sábado me regresé a pie, el recorrido es más o menos de dos horas, lo hago ya cayendo la noche siempre con la intención de conseguir algo, a mitad de camino y casi en la penumbra porque comenzaba a oscurecer, en la distancia escuche graznidos de un burro, como conozco toda esa región sabía que no hay casas cerca y me fui a explorar, al llegar me acerqué y sin esperar comencé a palpar y descubrí que se trataba de una burra volantona, desaté al animal y la fui halando para entre el matorral, aunque era difícil que me vieran a simple vista, no falta el parroquiano que lleve su linterna, ya entre las matas comencé a cogerle la raja, qué cosa más hermosa se sentía, a mí me gustan esas rajas o vulvas así carnosas, pero el animal daba brincos y patadas, me le ubiqué al lado y traté de recostarle todo mi peso para cansarla, al comienzo daba brincos fuertes pero poco a poco se fue cansando, al final permitió que mis dedos exploraran su provocativa raja, sin más comencé a masajearla un buen rato, le di dedo todo lo que pude para acostumbrarla, al comienzo estaba seca pero al rato sentía muy húmedo ese agujero, de vez en cuando yo mismo lamia mis dedos saboreando ese manjar de manera indirecta, comencé a sobar la parte inferior de su vulva provocando que se frunciera de manera intermitente y logré provocar que se excitara también.
Estábamos en eso cuando de un momento a otro en lugar de protestar levanto el rabo y abrió sus patas y se hincaba, la tensión entre mis piernas era fuerte, solamente quería clavarla con todas mis fuerzas, me bajé los pantalones y pantaloncillos dejando mi tolete al descubierto, yo nunca he sido fantasioso pues mi pene mide más o menos unos 15 centímetros, levanté su rabo y eso me dio posición privilegiada para poder hundir mi verga en su totalidad, como pude me acomodé sintiendo esos deseos por iniciar la faena, esas típicas cosquillitas de sus crines en mi abdomen descubierto y al tocar su raja con mi verga aumentaron esos deseos incontrolables, es ese momento que todos sentimos de no dar marcha atrás, quedan lejos los prejuicios para pasar al placer, comencé a puentearla varias veces hasta que logré insertar la punta de mi pene e inicie a hundírselo, después de 4 o 5 empujadas empezaba a recular y empujar contra mí, uff el aire fresco y el olor a burra me llevaron a las nubes, ese olor característico de lujuria que magnetiza, esa sensación húmeda de su hueco, ese interior terso y caliente en la medida que se perciben leves apretones, podía sentir como su caverna se abría y cerraba, acomodé el rabo en una de mis manos mientras la tomaba por las ancas e inicie a bombear a ritmo medio, le clavaba mi verga con fuerza hasta el fondo provocando unos fuertes sonidos muy peculiares y luego la sacaba lentamente para no acelerar la eyaculación, hacia unos seis enviones y paraba.
En un momento de éxtasis, lujuria y por el placer que me provocaba interrumpí las penetraciones para dar paso a mi lengua, ubique mi cabeza cerca de su vulva e hice unas respiraciones profundas, ese olor indescriptible me elevaba aún más, le pasé unas veces mi lengua por esos carnosos labios, hasta que no pude más y traté de succionar esperando que soltara algo para saborear, aunque no ocurrió me puse de pie y seguí clavando mi pene con muchas ganas profundamente en ella hasta que mi abdomen me lo impedía, la vulva abría y cerraba cosa tan deliciosa se sentía, hubo momentos que se lo dejaba todo adentro y percibía sutiles contracciones.
Totalmente descontrolado y perdido en el tiempo cuando iniciaba a sentir que me venía, me alisté para desocupar toda mi leche en su interior, me aferré con fuerza a sus ancas dándole un buen empujón y no pude sostener más los impulsos eyaculatorios, yo podía sentir salir los chorros hacia su interior hasta que me exprimió la última gota y llegó toda la calma de caso, al rato totalmente relajado percibía mis testículos y pene húmedos, totalmente flácido y si fuerza salió mi verga de esa caverna, con la escasa luz del celular le veía su panocha, la burra abría y cerraba ese manjar, luego empezó a escurrirle liquido de su raja,
Al terminar esa primera faena y con la idea de volver a probar más tarde esa burra, me vestí y fui junto con la burra a una boca-toma para beber agua, de regreso a eso de las 8 de la noche recuperaba mis energías para seguir otro rato, pues tenía mi paladar totalmente reseco, es increíble pero tengo que confesar que ya no es como en los 20 años, terminaba y podía continuar, ahora tengo que hacer un pequeño receso para lograr una nueva erección
Espero sus comentarios a este relato, he realizado todo en el mundo de la zoofilia en la cual no sé si pueda dejarla el día que decida organizar y hogar, pero mientras pueda sigo gustando de mis hembras y probando esos manjares prohibidos.
Jucatove
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