Tengo 34 años y el vicio de culiar gallinas – Tercera parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Llegó por fin el día en que nuestros padres se iban de vacaciones, siempre por 15 o 20 días, su lugar predilecto, una colonia turística en las sierras junto a un hermoso lago, un lugar paradisíaco, hermosos hoteles rodeados de jardines y senderos pavimentados, al mismo llegan turistas de todo el país a liberarse de la carga de estrés de todo el año, mi hermano y yo quedamos a cargo del cuidado de todo, de los animales, gallinas (nuestras hembras), pavos, gansos, vacas, los caballos (dos) y la yegua de mi padre, un hermoso animal, al cual mi padre le prodigaba toda clase atenciones, le daba su comida diaria, pasto, su ración de avena y también zanahorias, se las daba directamente de a una y hasta la acariciaba mientras el animal comía, la bañaba con agua con espuma y por las tardes, la ensillaba y salía rumbo a la parte del campo que queda en las sierras, allí estaban las vacas, hay mucho pasto silvestre, un hermoso arroyo y mucha sombra lo ideal para que los animales tengan agua, pasto, sombra en verano y abrigo en invierno.
Apenas nuestros padres se fueron por la mañana temprano, (junto con nuestros tíos), un hermano de mi padre y su mujer, quedamos solos mi hermano y yo, cocinamos, tomándonos todo el tiempo, limpiamos todo y nos fuimos en nuestros caballos a pasar la siesta y bañarnos en el lugar que ya mencioné, donde estaban las vacas, llegamos, nos metimos al agua y después de refrescarnos bien, salimos y nos tiramos en el pasto, mi hermano comenzó a fumar un cigarrillo, estaba un poco callado, como si quisiera decirme algo y no sabía como empezar, comenzó diciéndome que yo ya tenía edad para saber todo, que tenía que contarme algo que yo tenía que saber, primero sonrió y me dijo que se trataba de nuestro padre, que hacía unos años ya, por las noches el lo sentía que se levantaba cuando todos dormían, salía con un reflector que usaba para salir a ver cuando los perros ladraban mucho, por si andaba algún zorro que pudiera comerse los pollos, mi hermano me contó entonces, que como esto ocurría a menudo, decidió mirar por la ventana de su dormitorio y pudo ver a nuestro padre entrar en la caballeriza y estar en el lugar largo rato.
Hasta ese momento, no le pareció nada raro, la caballeriza se comunica con el galpón donde se guardan los fardos de pasto para la yegua y los caballos, las bolsas de avena que come la yegua y los caballos, el alimento para los pollos y cosas que ya no se usan, (pecheras para los caballos cuando se araba la tierra y los arados eran tirados con animales todo esto en la época de mi abuelo) como esto se repetía y le pareció llamativo, decidió una noche salir por la ventana e ir a ver que llevaba a nuestro padre a entrar a la caballeriza y lo que vió lo dejó mas que sorprendido, el reflector estaba colgado de un gancho en la pared y alumbraba muy bien la escena, nuestro padre estaba totalmente desnudo y se estaba culiando su yegua, se había puesto la cola del animal por sobre su hombro lo cual le permitía a mi hermano ver muy bien como le entraba y salía la verga parada a full en la concha de la yegua, como también escuchar los sonidos que producía el acople de mi padre con la yegua, el mete saca furioso y las contracciones de la concha de la yegua que producen esos ruiditos característicos.
Por ese entonces según me dijo mi hermano, el tenía 16 años y aunque ya hacía rato que se culiaba las gallinas y tenía el grupo de sus hembras para desahogarse, el ver lo que estaba mirando, le provocó una calentura tan grande que se tuvo que pajear en la oscuridad donde estaba, nuestro padre, un gringo tan serio, tan reservado para abordar temas de sexo, estaba ahí sobre un banquillo para poder llegar a la altura de la yegua, bien acoplado con ella, con ambas manos se sostenía de sus ancas y sacaba casi toda su verga para volver de nuevo a mandarla a toda hasta los pelos y era muy pero muy visible que lo hacía como si fuera el potro, el macho de su yegua, el que ya lo hacía quien sabe desde cuando, con toda la naturalidad, me decía mi hermano que de tanto en tanto se escuchaban leves gemidos de placer hasta que puso mayor frenesí en el mete saca hasta llegar a un fuerte ¡¡Aaaaaaaaaaaaa!! ¡¡Aaaaaaaaaaa!! y después de unos segundos, se despego de ella, se fué por delante y la acarició con ambas manos largamente y pego su cara a la del animal mientras la seguía acariciando, como agradeciéndole el polvazo que se había echado con ella.
Esto se repetía con la misma frecuencia que comúnmente un macho necesita cogerse a su hembra, al principio siempre mi hermano lo espiaba lo cual le despertaba mucha calentura, después ya no le interesó mas hacerlo, también descubrió que por las tardes, la ensillaba y se iba a todo galope como a ver las vacas y allá en medio de la espesura del monte también se la culiaba muy bien, fué así que supe esto tan inesperado por mi, entonces comencé atando cabos como se dice, comencé a recordar cuando lo veía a mi padre como mimaba a su hembra, entonces nada me hacía sospechar esto, pero era muy evidente todo, salvo que yo en mi inocencia, no sabía nada de zoofilia y no podía sospechar lo que había entre mi padre y su yegua, su trato preferencial con el animal, el silbaba y la yegua le contestaba con un relincho, cuando lo veía llegar hacia ella, se ponía contenta, le demostraba a su potro cuanto la hacía gozar, para satisfacción de ella, el tiene una "herramienta" , digna de un actor porno de los mejores dotados.
Al día siguiente de la partida de nuestros padres, llegó uno de nuestros primos, el mayor, tenía por entonces 27 años, un gringo muy alto, corpulento y con toda la fuerza que dan a veces las tareas del campo, rubio y bien bronceado, muy guapo, pero tan bruto en sus modales que siempre nos sacaba una carcajada, yo le decía cariñosamente El Bestium porque todo lo que tiene de bruto, lo tiene de bueno, el se mataba de risa cuando yo a los 12 años le decía Bestiun y me invitaba a boxear en broma y todo terminaba en un abrazo, el Bestium y yo, siempre hemos sido como hermanos, yo soy el menor de la familia, cuando yo nací el tenía ya 15 años y me trataba cuando yo era niño con mucho cariño, a poco de su llegada ese día comenzamos a preparar el almuerzo, mi hermano y el hicieron un riquisimo asado, yo hice la ensalada, puse la mesa y almorzamos en el patio a la sombra de los árboles, mi hermano y el Bestium se pasaron un poco tomando un buen vino tinto y después del almuerzo nos quedamos un buen rato charlando los tres y todavía bajo el efecto de los tragos, se desafiaron con mi hermano, quien de los dos se animaba a montar la yegua de mi padre, sin montura, solo con las riendas, ¡¡estando en pelotas!! y llegar a todo galope hasta lo mas lejos que pudieran de la casa, yo me largué a reir por lo insólito de la cosa, mi hermano le aceptó la apuesta, trajeron la yegua, se desnudaron y primero dieron varias vueltas cada uno a la casa a todo galope y en medio de risas y gritos, luego lo mas atrevido, llegar hasta la entrada al campo, con el riesgo de ser vistos por alguien que pasara por el camino, primero mi hermano llegó a la mitad del camino y regresó, luego el Bestium montó y a todo galope llegó hasta la entrada misma del campo y ganó la apuesta.
Por la noche, después de la cena y otros buenos tragos, comenzaron hablando de lo que yo ya conocía, el Bestium y mi hermano abordaron ya sin ningún tapujo el tema de la zoofilia, hablaron de sus experiencias como algo natural y normal en un hombre, así supe que mis otros dos primos también la practicaban, que tenían sus yeguas y se las culiaban también, a pesar de que ya eran casados y con hijos, de esta forma esa noche terminamos los tres en la caballeriza, yo solo como espectador, ¿Que podía hacer yo con 12 años al lado de esos dos tios grandotes, hombres muy bien dotados? El que tomó la posta fué el Bestium, al entrar a la caballeriza, se saco la camisa y el pantalón se dedicó a acariciar a la yegua, primero hizo lo que mi hermano me contó hacía mi padre, caricias con las dos manos en la cabeza del animal, pegar su cara a la de ella, seguir acariciando, darle muchos besos en el hocico, decirle cosas tiernas mientras que mi hermano le acariciaba la concha, le metía los dedos y luego trajo el banquillo que usaba mi padre para llegar a la altura de la concha de la yegua, el Bestium se sacó el calzoncillo y mostró que tenía una pija que estando parada superaba a todo lo que yo imaginaba, el dice que le mide 22 cm, subió al banquillo, agarró la cola de la yegua se la puso al hombro y comenzó a jugar con la pija en la entrada de la concha de la yegua, ella estaba nerviosa y bufaba ya sabiendo que se venía, luego de unos segundos de juego, comenzó suavemente a penetrarla, en la caballeriza había un silencio total, yo en el colmo de la calentura por ver al Bestium como la penetraba lentamente, hasta que se la mandó a toda, la sujetó por las ancas y comenzó el mete saca, la yegua retrocedió un poco como para clavarse un poco mas en la formidable pija de mi primo y a partir de ese momento ese fue el espectáculo mas caliente, mas ardiente que yo he visto en mi vida, el Bestium es un verdadero potro alzado para culiar con yeguas, no se, un genio,no se como describirlo, se dedicó a gozar lentamente el placer de estar pegado a la yegua y lo disfrutó hasta que no aguantó mas y explotó en gemidos profundos y largos hasta que se recostó sobre las ancas de la yegua, el potro había terminado magistralmente el polvo, la yegua empezó a mear y aunque el Bestium no se la había sacado los chorros de meada saltaban y le mojaban la panza al macho y el se dejó mear disfrutándolo al máximo.
Luego le tocó a mi hermano, por supuesto que cada macho hace lo suyo y nunca es igual, lo he comprobado, dejaron que la yegua se relajara un poco, entre ambos la acariciaron por todo el cuerpo, así la tuvieron hasta que nuevamente la caballeriza volvió a ser todo silencio y esta vez fue mi hermano el que se la culio, lo hizo como el sabía hacerlo mejor, el Bestium se sentó en una silla a disfrutar del espectáculo, mi hermano luego de un rato de juegos con la yegua y poner también la cola de la yegua sobre su hombro, comenzó a penetrarla hasta que le puso toda su herramienta y comenzó su mete saca, como lo hacía con las gallinas, miraba hacia arriba y cerraba los ojos y demostró que es todo un maestro para gozar y retardar el eyacular, asi nos tuvo largo rato con todo el morbo que explotaba dentro de nosotros y por fin aceleró con todo y eyaculó dentro de la yegua, como corresponde, a todo esto el Bestium ya estaba nuevamente con la pija dura y apenas mi hermano se bajó, se subió al banquillo y nuevamente se la culio con un polvo
tan impactante como el primero, esa noche fui testigo de lo que puede suceder en una verdadera orgía, entre dos hombres y una yegua, luego de eso, el Bestium me preguntó, -¿Tenés ganas de hacer algo pendejo, que bueno sería verte que tan machito sos, a mis 12 años antes que vos nacieras, yo ya tenía mis hembritas y les daba duro, gallinas, pavas y terneras y hasta mi perra.
y yo le contesté -Para esto que ustedes terminan de hacer, yo esperaré hasta que tenga 16 años y se me desarrolle la pija como a vos, por lo pronto ya me he culiado muchas gallinas y me gustan mucho para hacerlo, ya tendré tiempo para mas.
Así siguieron las cosas en esos días, yo ya no me metía en las cosas de mi primo y mi hermano, yo creo que no pasó día en que los dos no se culiaran la yegua, estaban como potros en celo los dos, luego de una semana el Bestium se fue, quedamos solos mi hermano y yo, estando ya en mas confianza volvimos a tener charlas sobre como se empezó a culiar la yegua, me dijo que fué mas o menos cuando tenía 16 años en que la ensillaba y se iba a ver las vacas, el haber visto a nuestro padre como lo hacía le incitó a probar y le gustó a tal punto que lo hacía siempre que podía, pero que no había abandonado para nada a sus gallinitas ya que su cueva tan estrecha y caliente le siguen provocando un placer demasiado grande y un día nos trajimos a la cama a su preferida a la gallina que el se culiaba desde que pudo metérserla a toda, respecto esto he leído un comentario en uno de mis relatos anteriores en que un lector dice que matábamos gallinas y no es así, nunca matamos ni una, mi hermano a pesar de tener una pija de 21 cm, nunca mató a ninguna, yo decía en un relato anterior que le sacó sangre a una, pero fué porque le rompió el ojete en la entrada ya que la tiene muy gruesa, pero nunca se la metió a fondo hasta que no estuvieran bien dilatadas, hasta que no se las cogió múltiples veces, solo entonces se la hacía llegar hasta lo mas que podía, solo tres o cinco y teniendo la pija bien lubricada con vaselina, le permitían una penetración total.
A todo esto, después de haber gozado a full con las gallinas, ya que podíamos hacerlo sin cuidarnos de que nadie nos pillara, siempre con la misma metodología, el se las culiaba primero y después yo, pude ser testigo de que realmente las penetraba bien a algunas, yo le decía "encantador de gallinas" ya que ellas se quedaban muy quietas y se dejaban
meter toda su pija, respiraban como agitadas y abrían su pico, luego cuando se las sacaba salían muy coquetas arreglándose las plumas.
Y así llegó el día en que nuestros padres regresaron, todo muy bien, todo estaba en orden y así terminó ese período de mis vacaciones escolares, sinceramente inolvidable para mi, comenzaron las clases nuevamente, pasó un año llegué a terminar la escuela primaria, comencé la secundaria ya cuando tenía 15 años, un día hablando con mi amigo de siempre, aquel con quien yo había comenzado a masturbarme y lo hacíamos en esos primeros años desde los 9 hasta los 12, me dijo que tenía que contarme algo y fue lo siguiente, resulta que su padre le había regalado una perra Boxer, el animal ya tenía 5 o 6 meses y el siempre me decía supuestamente en broma, que cuando pudiera se la iba a culiar que quería ser el quien la desvirgara, yo creía que era solo broma de el, pero me sorprendió cuando me dijo que ya se la había culiado, que lo hacía casi todas las noches y pensaba que era un vicio que ya no se lo podía sacar, la perra dormía en su habitación y el cuando sus padres apagaban las luces, se desnudaba, la llamaba a su cama y dormía abrazado con ella, me comentó que trató de penetrarla muchas veces pero la perra no se dejaba, este muchacho tenía por entonces 16 años, un año mas que yo y una noche en que sus padres salieron a cenar, se la llevó a la cama y comenzó a jugar con ella hasta que se puso encima, le hizo jugar la pija en la puerta de la concha a pesar que la perra se resistía la penetró de un saque, la perra se enojó, lo mordió pero el ya la tenía clavada y se la culio bien, a la noche siguiente probó de nuevo y ya la perra luego de una larga sesión de juegos se dejó meter la pija y el se acostumbro tanto con ella y la perra con el que creía que ya no lo haría mas con mujeres, yo le dije que eso es una conducta de muchos hombres y como guardamos muy bien los secretos entre nosotros, le dije de lo mio, lo de mi hermano, lo de mis primos y el se quedó mas tranquilo y terminó aceptando que lo que le gustaba hacer con su perra lo hacen muchos, solo que nadie lo cuenta, pero zoofílicos hay muchos.
Un día estábamos en su casa, sus padres no estaban y abordamos nuevamente el tema, le dije que deseaba probar hacerlo con su perra, que me la cediera por un rato para ver que podía hacer con ella, el aceptó, el animal me conocía bien porque yo siempre iba a su casa, a mi me encantan los perros, en el campo teníamos dos ovejeros alemanes que eran nuestro brazo derecho cuando había que juntar la hacienda, se como tratar a los canes, entonces llamé a la perra y ella vino moviendo la cola y se me tiró encima muy juguetona, comencé a acariciarla a tocarle la vulva y ella no se resitía todo lo contrario me aceptaba, mi amigo fué corriendo a cerrar la puerta de calle, vino y yo ya me había sacado la camisa y pantalón, tenía ya la pija bien parada, mi amigo también se desnudó, acomodó a la perra en la cama patas hacia arriba y me dijo -Así le gusta a ella, así me la cojo yo todas las noches.
le arrimé la pija a la entrada de la concha empuje un poquito y sentí que le entraba fácil, estaba muy quieta como se ponía con mi amigo, sentí que le entraba toda la pija en ella y así se fué hasta los pelos, ¡¡Que maravillosa sensación fue esa!! Comencé el mete saca bajo la atenta mirada de mi amigo que decía -¡Mira que puta que es, como se deja culiar con vos delante mio, siendo yo su macho, no si fue el temor de que pudieran llegar los padres de mi amigo y nos pillaran a los dos en pelotas con la perra, que arremetí con todo en mis embestidas y eyaculé dentro de ella, me quedé unos segundos en ella y se la saqué, acto seguido se la culió mi amigo, su dueño y macho y como el no estaba nervioso ya que había trabado la puerta por dentro y nadie podía entrar, se la culió en mi presencia y pude comprobar que lo hacía como todo un maestro, con toda la polenta de sus 16 años, de esa forma comenzamos a buscar la forma de salir de la casa y llevar a su perra al campo con el pretexto de sacarla a correr y nos metíamos en lugares donde no pasa nadie, entre altos yuyales a la vera de un camino y nos culiabamos a la perra hasta sacarnos las ganas, por supuesto sin condón al igual que culiabamos las gallinas con mi hermano.
Hasta aquí he contado mis vivencias desde los 12 años hasta los 15, espero que estos relatos hayan sido del agrado de Uds, amables lectores, en ellos he tratado de plasmar todos mis recuerdos tal cual como los he vivido, solo me queda para otro relato, como vi a mi padre como se culiaba a su yegua, el, un hombre tan serio y tan reservado para hablar de sexo ya que solo lo hacía en contadas oportunidades y muy pocas veces contó alguna experiencia que tuvo en su juventud, algunas novias, pero llegado el momento de hablar de cuantas se llevó a la cama, se limitaba a sonreir y decía que algunas, sin dar mas detalles, pero pude ver con mis ojos que con su yegua era un verdadero potro y su herramienta parada dejaba a su yegua mas que feliz, espero que este relato los haya motivado para hacer alguna cosa bien hot en la intimidad, hasta pronto queridos amigos, gracias por tomarse el tiempo de leerme y muchas gracias nuevamente, esperen el próximo relato.
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