Trio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jotave1000.
Una noche, después de recorrer distintos lugares de reunión de travestis, encontré a mi amiga. Delgada, alta y bien equipada, siempre me gusta una buena “encamada” con ella.
Esa noche, ya pasada las 2 de la mañana, no había tenido suerte. Los clientes estaban esquivos y me pidió que la llevara a su casa.
Su casa, ubicada en uno de los sectores mas alejados del centro, era una vivienda de un piso donde en un pequeño patio, mantenía su perro. Este, parecido a un labrador, era el cuidador durante sus ausencias.
Mi amiga me había invitado a pasar por un rato, por lo que en el camino habíamos comprado algo para comer y tomar y mientras el agua para el te se calentaba, también entramos en calor.
Desnudos sobre el sillón cama, la acosté de espalda y le metí mi verga en su ano. Estábamos en eso cuando siento algo húmedo en mi ano. Me dí cuenta que era su perro, quién me estaba dando un “beso negro” espectacular, sin inquietarse aparentemente por mis movimientos sobre mi amiga.
Repentinamente el perrito subió sobre mi, me afirmó con sus patas delanteras y comenzó a apuntar su pene hacia mi, haciendo varios intentos de introducirlo en mi ano. Me exitó muchísimo y como no le molestaba en lo que mi amiga y yo estábamos entretenidos, pensé en que debía gozar toda la situación. Deje que siguiera en sus intentos y antes de darme cuenta y evitar que entrara dentro de mi, sentí en cosa de segundos como una vez que había acertado, entró a fondo e inmediatamente comenzó a inflarse su bola sin alcanzar yo a detenerlo.
Una vez adentro de mi, me hizo acabar intensamente, y continuó moviéndose hacia adelante y atrás, hasta que la bola quedó totalmente hinchada. Sentí como su pene había crecido hasta un tamaño enorme – por lo menos así lo sentí yo. Después de un rato, durante el cual mi amiga travesti se “desconectó” de mi y se deslizó a un costado, sentí como se movía su enorme aparato dentro de mi. Mi amiga travesti se reía de esta situación, y se preocupó de mantener a su perro sobre mi, hasta que finalmente no fue factible evitar que pasara una pata por encima de mi y nos mantuviéramos abotonados por un buen rato. Afortunadamente el perro no tironeó para salirse. Curiosamente, mientras estábamos en esta pose, tuve una erección y acabé nuevamente.
La presión dentro de mi fue disminuyendo gradualmente, hasta que pudimos separarnos sin producirme mucho dolor. Si debo decir que salió una cantidad enorme de semen canino desde mi ano, que corrió por mis piernas, siendo lamido con gran dedicación por la mascota “violadora”.
Fue primera vez que me tocaba participar en un “trio” – travesti- perro – hombre – y fue extremadamente excitante.
Mi amiga travesti me contó que ella habitualmente quedaba abotonada con su perro porque le producía un placer enorme. Para ella también fue su primera vez una situación como esta, ya que nunca antes había llevado alguna visita a su casa.
Después de esta experiencia, que fue hace una semana, no hemos vuelto a vernos. Acordamos que la próxima vez, repetiremos esta experiencia en su casa, y seguramente podremos gozar de mejor forma este sexo espectacular.
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