Un niño curioso
De niño siempre me dio curiosidad saber que sienten las mujeres al ser penetradas, mi mascota, mi fiel ayudante.
Hola a todos, me presento, mi nombre es diego y quiero que sepan que todos mis relatos serán totalmente verídicos y tratare de escribirlos por orden cronológico.
Mi despertar sexual empezó a los 8 años de edad, siempre me rodee de amigos mayores que yo por lo tanto el tema del sexo siempre era un común en nuestras charlas. Ellos me mostraron unas cartas españolas con temática porno, mi primer «contacto» con el cuerpo femenino totalmente desnudo, ya me habían enseñado a masturbarme por lo que empecé a hacerlo con esas dichosas cartas. Me encantaba como se sentía y lograba llegar al orgasmo aunque obviamente aun no había semen.
El tiempo paso y logre conseguir videos y películas porno, me fascinaban pero había algo que no podía sacarme de la mente… yo ya tenia una idea de lo que sentían esos hombres de las películas pero… y las mujeres?
Por el decadente internet de la época, no podía darme el lujo de ver demasiados videos, pero me tope con la primera versión de esta pagina, en la cual leí muchos relatos, quizás demasiados, que volaron mi mente de en ese entonces, 10 años.
Me comenzó a interesar la zoofilia, mujeres siendo penetradas por sus mascotas que según leí la pasaban super bien, pensé en mi perro y si, era mi oportunidad, podría sentir lo que una mujer sin tener que pasar por un hombre real que podría andar hablando sobre mi y burlándose, cosa que me preocupaba en ese entonces.
No lo pensé demasiado y la próxima vez que me encontré solo en mi casa decidí intentarlo, hice entrar a mi mascota Tobías, un perro mestizo que al pararse en dos patas era de mas o menos mi altura. Comencé tocando su pene y sus bolas, pensé en chupárselo, pero tenia demasiado pelo y eso no me gusto, pero lo hice de igual manera, sentí un sabor salado metí mi lengua en la punta que para mi sorpresa empezó a crecer, no tenia idea de la anatomía perruna entonces al verlo salirse de su bolsa me asombre, y me alegre de que tenga algo para chupar que no tenga esos molestos pelos.
Chupe esa pija que debió tener aproximadamente 13 centímetros, colorada y venosa, me gustaba su textura resbalosa aunque goteaba constantemente y el sabor de ese liquido me parecía demasiado salado para mi gusto. Luego de unos momentos mi perro empezó a moverse encorvando su espalda lo que me dio una señal de que ya era el momento, decidí ponerme en cuatro patas como leí en aquellos relatos e instantemente sentí su lengua en mi ano. Se sentía hermoso, nunca antes había sentido algo así, no quería que se detenga pero el muy desgraciado lo hizo para intentar montarme, se subió en mi espalda arañandome las piernas constantemente intentando penetrarme pero no lo lograba, incomodo por sus uñas quise acelerar el proceso y por entre mis piernas deslice mi mano para agarrar su verga y asi ayudarlo a que me penetre.
Ya la tenia delgada, por lo tanto apenas lo acomode entro sin demasiado problema en mi pequeño trasero virginal, no sentí demasiado al principio pero si me gustan como sonaban sus caderas en mi culito, al fin escuchaba ese sonido que tanto sonaba en los videos, estaba distraído en ello hasta que sentí que su pene empezó a crecer y apretar las paredes de mi ano, eso me gusto y empecé a sentir demasiado placer, gozaba y gemía al sentir mi culo lleno, sentía hermoso estar bien lleno, con ese sonido hermoso y lo jadeos de mi perro en oído. Lo disfrutaba hasta que ese placer se empezó a convertir en ardor y me empecé a preocupar pero mi perro seguía y no tenia las fuerzas para quitármelo de encima en esa posición, esa pija estaba creciendo demasiado y me estaba haciendo daño, luego se detuvo y quedo rendido en mi espalda, intente zafarme pero el se agarraba a mis caderas con sus patas delanteras, el dolor ya era bastante agudo, no quería gritar por miedo a que alguien de afuera pueda escucharme pero de verdad que quería hacerlo. Una vez dejo de crecer pensé que eso era todo, pero no podía estar mas equivocado.
Mi perro intentaba bajarse, pero si, estábamos pegados, en cada uno de sus tirones sentía que me arrancaba el culo, totalmente diferente a lo que decían esas chicas en los relatos, describían el abotonamiento como algo placentero y que sus perros las arrastraban por la casa con total tranquilidad, nada mas alejado de la realidad en mi caso me arrastro por todas mientras soltaba lagrimas e intentaba agarrar sus patas traseras para que ya no se mueva, pero eso le molesto y empezó a moverse aun mas hasta que logro zafarse, pero lo hizo si que su bola se achicara y me dolió como no se imaginan, no pude aguantar mas y comencé a gritar agarrándome mi trasero girando en el suelo hasta que logre calmarme y caminar hasta el baño, me senté en el inodoro sentí como si estuviera orinando por mi culito, luego entendí que eso que salía era todo el semen que mi perro había dejado dentro mío.
Al acabar salí para dejar a mi perro irse afuera y limpiar toda la escena de lo anteriormente relatado, que estaba totalmente lleno de gotas de semen y con su olor característico.
Debo admitir que no fue lo que esperaba, el tiempo del placer fue demasiado corto a comparación del dolor que sentí pero si hay algo que debo admitir… me encanto sentirme como una putita, sentirme dominado por ese ser que me quería solo y exclusivamente para su disfrute sin importar como me sentía, quería inseminarme y hacerme su perra, esa situación me volvía loco, tanto que dio pio a que se repetirá en diversas oportunidades que próximamente iré narrando. Espero hayan disfrutado de esta narración tonto como yo y mas al recordad mi corta edad en ese entonces, tan putito era? de verdad empecé a disfrutar de mi culo a los 10 años? esos pensamientos me traen loco
Que buena historia! Al fin un relato que parece más real!
Me encantó tu historia, yo empecé a los 14, dardole la leche a los perros de mi tía al masturbandome y una noche se me ocurrió invitarlos a subir a la cama…fue mi perdición. 🐶