Una noche animal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por max544.
Hola, aquí les traigo otra historia , de tantas que me sucedió, en el pequeño pueblo de una provincia donde crecí, en Argentina.
Yo ya les había contado, acerca de mis días de adolescencia, a los 17 años, días de intensa búsqueda de la autosatisfacción sexual, en esa edad en que las hormonas están a mil y los apetitos carnales también.
Siempre he sido atlético en mi figura, y debo admitir que bien dotado también, humildemente.
Una siesta de verano, cerca de casa, unos vecinos, tenían varios perros, uno de ellos, la perra, estaba en celo en esos días, recuerdo que no habían dejado dormir por muchas noches, el ladrido, y los gemidos eran enloquecedores, más aún en la noche.
En una de esas veladas, la perrita, de tamaño medio, se habia ido hasta mi casa, con varios amantes siguiéndole por detrás y lamiéndole la concha a cada paso que ella daba.
Nuestro perro, DUKE, lo habíamos atado, para que no fuese tras la perra y volviera luego lastimado, víctima de alguna mordedura propia de la supremacía canina en su intensa lucha por la reproducción.
Reconozco que desde esos momentos, siempre me ha calentado mucho el ver coger a los perros, y esa noche pensé en algo.
Como era sábado, mis padres se habían ido a un fiesta a la ciudad y no vendrían hasta el otro día, yo entonces aprovechaba esos momentos de soledad, para masturbarme con todo, pues era algo que me excitaba demasiado.
Acompañaba esos momentos, para revolcarme con mi amante canino, ya que en oportunidades anteriores, ya habia gozado con él con mucho placer.
Me asomé a la ventana que daba al patio y vi como la perra buscaba con ganas a Duke, pero éste al estar prisionero, nada podía hacer, sólo conformarse con contemplar a la perrita, darse el banquete con sus amantes, que a esa altura de las circunstancias, estaba gozando y cómo!
Salí y eché a los cuatro pretendientes. Como conocía yo a Lisa (la can), la llamé y la tomé de su collar, allí pude percibir su intenso olor, ese que tanto enloquece a los machos, observé que tenía la concha muy hinchada, fruto de su celo.
La llevé hasta unos pocos metros, en donde Duke la esperaba con su lengua afuera sin parar de jadear. Él no dejaba de olerle su chochita al tiempo que la lamía intensamente, situación de la cual la perra parecía disfrutar bastante.
Tomé a la perra y me quité mis calzoncillos, que por mi calentura, ya estaban mojados. Y pasé mi culo por su inflamada conchita varias veces, quería impregnarme de ese aroma tan particular. Pero no quería que Duke la poseyera, era yo quien quería estar debajo de él.
Tras varias pasadas y viendo a mi perro con su pija babeando, eché a la perra a que se fuera a gozar con los amantes que la aguardaban impacientes, para seguir con su orgía nocturna, mientras yo desataba a mi perro y me lo llevaba al galpón.
Entramos y cerré el portón, observaba a Duke como me buscaba el culito con su hocico húmedo, al parecer, mi olor a perra en celo lo había calentado mucho.
Mi pija estaba a punto de estallar y me puse en cuatro patas, con la poca luz de la luna que entraba por algunos huecos al galpón, podía observar a mi perro como se desesperaba lamiéndome he intentando montarme, pero yo lo hacía desear, y me paraba, él me ladraba haciéndome saber lo que quería.
Volví a ponerme en cuatro y lo dejé saciar sus ganas conmigo. Intentó penetrarme más de 20 veces, luego de cada monta, me lamía el culo con muchas ganas, haciéndome explotar de placer.
Decidí ayudarlo a encontrar la Puerta del Paraíso, haciendo uso de mi mano izquierda, una vez que lo tuve encima mío, guié su punta mojada hasta la entrada de mi culo y en el primer envión me la metio, dejando su gran bola fuera, por suerte, pero bombeando muy fuerte y aferrándome a él al momento que iba acabando dentro mío. Sentía su leche inundarme a la vez que su pene me crecía en mi interior rápidamente, yo giré mi cabeza y sentía su lengua sobre mi boca, situación de la que aproveché para sacar mi lengua también y unirnos en un ardiente lazo tan sexual y tan animal a la vez.
Reconozco que mi culo me ardía algo, pues con semejante verga dentro…pero eso no me importaba, tenía a Duke encima mío, jadeando y abotonado en mi culo, entonces comencé a masturbarme , mi leche no tardó nada en venir, parecía que hubiese destapado una botella de champagne, pues me salía a borbotones, por la calentura que traía encima, que quería quedarme así toda la noche.
Luego de unos 15 minutos, su pija comenzó a desincharse y mi perro, agotado, se bajó.
Se recostó en un rincón y se lamía su gran polla, que ya volvía a su estado inicial. Yo, mientras, sentía salir algo de su leche aún de mi colita, que la tenía como flor, muy dilatada.
Me llevé a Duke a su lugar, fui a darme un baño, lo necesitaba, al salir del mismo, me llamó la atención unos ladridos cortos que venían desde la calle, me asomé y vi a la perra de mi vecino abotonada con uno mas grande que ella, mientras otro la quería montar por la cabeza, yo disfrutaba ese espectáculo, pues yo ya acababa de vivir eso en carne propia con mi gran amante DUKE.
Me asomé al patio y veo a mi perro durmiendo plácidamente, luego de haberse echado semejante polvo…conmigo!
No faltaron luego, oportunidades para que yo siguiera probando los exquisitos placeres de la zoofilia con perros:
Hasta la Próxima!!!
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