Violada por mis invitados 4 (Final)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Marirosa.
Cuando todos se hubieron desahogado conmigo haciendo todo lo que les había apetecido, pensé que por fin me dejarían en paz y se marcharían, pero en lugar de eso lo que hicieron fue desatarme y quitaron las pinzas de mis pechos. Los pezones me dolían mucho y se notaban los puntos donde los colmillos de las pinzas habían estado clavados, como si fueran las picaduras de algún animal.
Me pusieron un body rojo muy ceñido, que dejaban mis hinchados pezones marcados sobre la tela.
Me hicieron poner los brazos en alto y me los ataron por encima de mi cabeza a unas cuerdas que colgaban de una anilla del techo, me dejaron así colgada de mis muñecas.
Pablo me cogió de las piernas y las ató separadas, dejándome completamente inmovilizada.
Mientras sus amigos me habían sacado los pechos por el escote y me los apretaban y masajeaban.
“ Mirad que duras tiene esta puta las tetas”.
“ Joder menudos pitorros tiene la zorra”.
A mi se me saltaban las lágrimas cuando tocaban mis pezones,
“ Por favor las tetas no, que me duelen mucho”.
“ Basta por favor, dejadme ya”.
Ellos no me hacían caso y seguían con sus tocamientos y magreos.
“ Perrita no llores que ahora aliviamos el dolor de tus tetas, jajajajaja”.
No habian terminado de hablar cuando empezaron a chupar mis pezones y a apretarlos mamando de ellos. Yo sentía como me succionaban la leche como unos cachorros hambrientos, El dolor de sus chupetones me producía un placer que hacía que no parara de tener un orgasmo tras otro.
Así estuvieron mamando por turnos hasta que mis pechos quedaron sin leche, pues a pesar de insistir apretándolos no conseguían que brotara nada.
Entonces Pablo que siempre era el que disponía lo que hacer se acercó a mi y me dijo:
“ Putita como te has portado tan bien, te vamos a regalar una cosa para que nos recuerdes”.
Sacó un estuche de joyería y abriéndolo me mostró su contenido.
“ Mira cacho perra que bonitas perlas te hemos comprado”.
En efecto del estuche sacó cinco perlas engarzadas en plata a unas agujas, clavadas en un corazón de terciopelo rojo.
“ ¿Te gustan putita?, pues son para adornarte con ellas y llevarnos nosotros también un recuerdo de ti”.
Repartió las agujas entre sus cuatro amigos y se acercaron a mi.
“ Nooooooooo por favorrrrrrr”.
“ Esooooooo nooooooo”.
Me volvieron a meter las bragas en la boca para hacerme callar.
“ Está visto que no sabes tener la boca cerrada”.
“ ¿Así nos agradeces que te hagamos un regalo?.
Riendo se acercaron a mi y me bajaron el body hasta la cintura. Mientras Pablo se había colocado a mi espalda y me sujetaba los pechos, dos de ellos pusieron una aguja en cada uno de mis pezones. Las apoyaron en el centro y comenzaron a introducirlas poco a poco, los dos al mismo tiempo.
El dolor que sentía al entrar las agujas era terrible.
“ Mmmmmnnnnnnnnn noooooooo aaaaaggggggg por favor”.
Yo me quejaba e intentaba resistirme, pero era imposible evitar que me las clavaran,
Cuando ya habían clavado dos agujas hasta la mitad, los otros dos ocuparon su lugar y apoyaron sus agujas justo al lado de las anteriores y repitieron la operación, dejando mis pezones adornados con dos perlas en cada uno.
Sentía correr las lágrimas por las mejillas y caer en mis pechos, pero ellos no se inmutaban.
Pablo se puso delante de mi con la quinta perla, me la mostró y riendo me preguntó.
“ Zorrita, ¿Dónde te pongo esta?, se ha quedado si pareja”.
“ Yo creo que no quedarías bien con tres agujas en un pezón y solo dos en el otro, Jajajajaja”.
Entre risas se agachó y me apartó el body dejando mi vagina al descubierto, hizo que me sujetaran para evitar que me moviera y me la apoyó en el clítoris hundiéndola sin prisa.
“ Mirad que bien adornada ha quedado la putita, jajajajajaja”.
Sacaron los teléfonos y empezaron a hacerme fotos desde varios ángulos.
“ Putita estas fotos es para recordar lo bien que te quedan las perlas”.
“ Un momento que falta un pequeño detalle”.
Se acercó a mi y apoyando sus manos en mis pechos, empujó con la palma sobre las perlas, acabando de introducir las agujas hasta el fondo.
El dolor fue tan intenso que se me nubló la vista y estuve a punto de perder el sentido.
“ Aaaagggggggggggggg”.
“ Mmmmnnnnnnnnnn”.
Volvieron a hacer mas fotos y cuando terminaron empezaron a sacar las agujas recreándose en la faena. Si al clavarlas me dolieron, al sacarlas fue si cabe mas doloroso aún, en especial la del clítoris. Las pusieron pinchadas en su estuche y me desataron.
“ Mira puta que dura nos la has puesto de nuevo”.
“ Esto tienes que solucionarlo”.
Me pusieron agachada y mientras uno me la metía en la boca se las acariciaba por turnos a los otros, así conseguí que se corrieran otra vez unos en mi boca y otros en mis pechos y rostro.
Pablo me abrazó y dándome dos besos me dijo:
“ Perrita espero que hayas disfrutado, ya sabes, cuando quieras me mandas un correo y venimos a hacerte otra visita.
Después se vistieron, recogieron sus cosas.
“ Aquí te quedas puta, nosotros nos vamos y gracias por hacernos disfrutar tanto”.
“ Esperamos que también hayas disfrutado”.
“ Por como te corre el flujo por tus piernas pensamos que te lo has pasado como una puta zorra”.
“ Con lo buena que estás ya vendremos mas veces, jajajajajaja”.
Se marcharon dejándome exhausta y necesitaba desesperadamente darme una ducha, pues estaba toda cubierta de semen y mis piernas pringosas de mis flujos, que incluso manchaban el suelo junto con charquitos de leche.
Mis pechos me dolían terriblemente y tenía cercos violáceos alrededor de los pezones que estaban como tres veces mas grandes de su tamaño normal, las tetas estaban cubiertas de señales rojas y pronto se pondrían moradas.
Este es el relato de cómo unos invitados me hicieron gozar y de que manera. Cada vez que veo el corazoncito con las perlas se me ponen los pezones duros y me hacen recordar esta aventura, pues me estuvieron doliendo las tetas muchos dias y eso contribuía a que mi vagina se humedeciera de excitación.
Espero que os haya gustado este relato.
Hasta pronto y cuento con vuestros comentarios.
Besiiiiitos
Marirosa
Que más lindo q te cojan inmóvil