Abi y el Lobo.
Una nena de 8 años sola en casa con su Lobo..
Hola, mi nombre es Abigail aunque desde siempre me dicen solo Abi, hoy tengo 19 años pero tenia solo ocho años de edad cuando ése día como tantos otros llegué de la escuela, hoy tengo un hermanito pero en ese entonces era hija única y en mi casa no había nadie más a esa hora pues mis padres estaban trabajando, era finales del verano pero hacía calor y venía sudando así que llegando me quité el uniforme hasta quedar completamente desnuda pues aún mi calzoncito estaba húmedo por el sudor y solo me puse un camisón de dormir, tan ligero que era transparente pero no me importaba pues estaría sola las próximas horas.
Después de comer lo que me había dejado mi mamá me puse a hacer mi tarea y pronto estaba viendo dibujos animados en la televisión mientras comía un sándwich de crema de maní, el ocio de no hacer nada hizo que sin pensarlo mis dedos fueran hacia mi vagina y comencé a tocar mi clitoris disfrutando de esas ricas sensaciones.
Desde los cuatro años yo sabía que tocándome ahí podía sentir bonito, como angelitos volando dentro de mi barriguita.
Algunas veces fui sorprendida por mi mamá la cual me llamaba la atención diciéndome que tocarme ahí era malo y que no debía hacerlo, y aunque no lo hacía a diario si lo hacía de vez en cuando si estaba sola.
El timbre de la puerta sonó sorprendiéndome y me levanté del sillón para ver quien tocaba, tuve que salir al jardín y pude ver a un vecino parado detrás de la reja.
V.- Buenas tardes ¿está tu mamá?
Dijo el vecino mirándome.
A.- No señor… ¿desea algo?
Quizás me iba a decir algo porque dudó unos segundos y.
V.- Será mejor que pase después, gracias.
Dijo retirandose.
Yo no le di importancia y comencé a acariciar la cabeza de nuestro perro, un criollo de buen tamaño color avellana, era un perro juguetón que en cuanto le azuzabas un poco comenzaba a brincar y a ladrar, hacia como que te brincaba encima y te mordia pero en realidad no lo hacia y solo presionaba su mandíbula muy quedito sin hacerte daño, yo corría y jugaba con el perro por todo el patio y el jardín hasta que me di cuenta que la gente me miraba al pasar y recordé que el ligero camisón transparentaba mi cuerpo desnudo pues no tenia calzoncitos. ¡Oh no! ¡El vecino me vio sin calzones! Pensé y entré corriendo a la casa seguida del perro, a mi mamá no le gustaba que el perro estuviera dentro de la casa pero ella no estaba y yo lo quería mucho así que lo dejé.
Regresé a mis dibujos animados y sin pensarlo mis dedos ya estaban otra vez masajeando mi clitoris, la sensación de eso tan rico me hacía cerrar los ojos disfrutando de la auto estimulación, sentí algo grasoso en mi vagina y al tomarlo vi que era mantequilla de maní, era resbalosa y me ayudaba a masajear pues a esa edad nunca me había mojado con fluidos ni había tenido un orgasmo, tomé un poco de mantequilla de mi sándwich y con ella y un poco de saliva lubrique mi clitoris cerrando los ojos, así como estaba sentada en el sillón con el camisón subido hasta mi cintura y las piernas abiertas sentí el cuerpo peludo de Lobo, que así se llamaba nuestro perro entre mis piernas, dejé de masturbar mi vagina y con ambas manos acaricié la cabeza de mi perro, entonces fue que sentí su lengua pasar por mi vagina, el perro estaba saboreando la mantequilla de maní con la que yo me había lubricado.
Yo no asusté a Lobo, por el contrario abrí más las piernas porque eso se sentía realmente bien, pero pronto dejó de lamer al acabarse los residuos.
Yo quería seguir sintiendo eso y fui a la cocina seguida del perro, tomé el bote de mantequilla y regresé a mi lugar, me subí el camisón y abriendo mis piernas tomé un poco de mantequilla con un dedo poniéndola sobre mi vagina mientras él perro seguía mis movimientos con mucha atención.
¡Ven aquí lobo! Le dije al perro y sin más comenzó a lamer nuevamente mi vagina haciéndome disfrutar como nunca hasta ese momento.
Al terminar se me quedo viendo como esperando a que le diera más y yo puse más mantequilla para ser lamida por Lobo de mis partes intimas, era delicioso, nunca pensé que eso se sintiera tan bien, era mejor que estimularme yo misma.
Tomé más mantequilla y esta vez la introduje muy adentro de mi vagina, aún no sacaba mis dedos cuando Lobo ya estaba lamiendo mi vagina, metía su larga lengua rasposa tratando de sacar eso que le gustaba y antes de que pudiera terminar ya estaba poniendo más mantequilla dentro para que Lobo siguiera lamiendo y nuevamente puse más y más, yo gemia de placer y Lobo lamia goloso disfrutando su inesperada golosina de pronto sentí ganas de hacer pipí pero no quería quitar a mi perro y decidí aguantar, puse más mantequilla y al sentir la nariz de Lobo sobre mi vagina y su lengua dentro de ella no pude soportar y gemi como nunca sintiendo que me moría, mi cuerpo se puso duro, mi espalda se arqueó sola y de mi vagina salieron algunos chorritos de lo que parecía ser pipí, a Lobo no parecía importarle porque continuó lamiendo y comiendo ese líquido que me salía mezclado con la mantequilla de maní haciendo que el placer continuará por unos 30 segundos, al terminar pude ver a Lobo lamiendo mi pipí del suelo como si le hubiese gustado mucho, yo estaba bañada en sudor y respiraba como si hubiera corrido un maratón.
Al reponerme saqué a Lobo y me metí a bañar pues mis padres no tardarían en volver, cuando llegaron me comporte como siempre y nadie notó nada raro.
Desde ese día la rutina de siempre era llegar, hacer mis deberes, desnudarme, meter a Lobo y tomar el bote de mantequilla de maní para disfrutar, noté que además de la mantequilla de maní le gustaba el consome de pollo en polvo mezclado con mantequilla normal.
En mente infantil no había malicia, el único motivo de hacer que Lobo lamiera mis partes íntimas era el placer que sentía y Lobo podía hacerme llegar a un orgasmo todos los días, sin saber a ciencia cierta lo que era un orgasmo yo me recostaba en el suelo de la sala completamente desnuda con las piernas abiertas y ponía alguna de las mezclas que le gustaban a Lobo y el lamia hasta hacerme gemir de placer, un día la mezcla resbaló hasta mi culito y Lobo lamio ahí haciéndome sentir algo nuevo, yo sostenía mis piernas en mi pecho mientras le mostraba mi culito lleno de mantequilla al perro y el me lamia metiendo su lengua haciéndome gozar como nunca, como esa posición era algo incómoda me hinque frente al sillón y le di el culito a Lobo que pronto metía su lengua en lo más profundo de mi ano mientras yo misma me abría las nalgas y gemia de placer.
Por las noches, en la intimidad de mi habitación seguí tocándome pero no era tan rico como hacerlo con Lobo por lo que esperar a estar sola con el llegó a ser algo necesario para mi.
Una tarde llegué corriendo de la escuela, hice rápido mis deberes y metí a Lobo, me desnudé frente a el, tomé la mezcla que tanto le gustaba y poniendo mi culito en pompa se lo ofrecí y el comenzó a lamer haciéndome disfrutar su lengua en mi culito.
Yo gemia disfrutando de cada lamida con esa lengua larga y rasposa, era delicioso, entonces puse más y más mezcla en toda mi cola, en mi entrepierna, en mi vagina y Lobo se daba gusto lamiendo por todas partes hasta que mi orgasmo llegó empapando el hocico de mi perro con mis líquidos vaginales mientras yo gemia, el se montó sobre de mi pero sus patas delanteras a pesar de que me sostenían descansaban en el sillón de la sala.
Yo estaba muy lejos de saber lo que era el acto sexual y aunque alguna vez vi tener sexo a dos perros nunca me interesé por saber que o porqué lo hacían.
El perro movía su cadera de un modo gracioso y sentí que algo golpeaba mi culito y mi vagina sin atinar a nada, yo pensé que el querría seguir dándome placer en mi clitoris y con mi mano llevé la verga del perro hasta mi botoncito y solo al sentir el contacto de la verga con mi clitoris sentí una descarga eléctrica de puro placer quedándome quieta sosteniendo esa verga perruna que punteada una y otra vez mi vagina, fue en un momento que la sentí entrar a mi vagina y dos empujones más sentí que ya la apretaba entre mis paredes vaginales, la verga de Lobo no era gruesa, era delgada y la sentí entrar hasta mi himen con más placer que dolor.
El perro pareció acomodarse y un brusco empujón hizo que su verga rompiera mi delgado himen haciéndome gritar de dolor.
¡Lobo déjame, déjame! Le decía pero el parecía no entender y cada vez metía más y más su verga dentro de mí. ¡Lobo! ¡Lobo ya no! ¡ya no perro tonto! Le decía e intentaba ponerme en píe pero no podía al sentir el dolor de tener su verga clavada en mi vaginita, quise deslizarme por la derecha pero por primera vez en mi vida el perro me gruñó agresivo.
¡Lobo! ¡Lobo soy yo Lobo!
Pero me seguía gruñendo, me dio miedo que me mordiera y decidí quedarme quieta hasta que Lobo se calmara mientras lo sentía embestir mi vagina una vez y otra vez.
De pronto algo grueso comenzó a entrar por mi vagina, esa cosa parecía estar viva y se enterraba cada vez más dentro de mí produciéndome un dolor indescriptible, algo que jamás había sentido en mí vida. ¡Haaaaaaaaggghh! ¡No Lobo! ¡No Lobo! ¡Me duele! ¡No lo metas! Le dije pero el perro solo seguía sus instintos. Eso que entraba por mi vagina era tan grande que estaba por partirme en dos mi vaginita infantil, sentía claramente que mi piel se rompía me ardía por dentro mientras aquello tan grueso no terminaba de crecer dentro de mí, tenia miedo de lo que me estaba haciendo mi perro, estaba muy asustada, aterrada, de que me fuera a romper. ¿Qué les diría a mis padres? ¿Cómo lo iba a justificar? Yo lloraba de dolor, de desesperación, de angustia, y entonces lo sentí expulsar algo muy caliente dentro de mí, en mi ignorancia pensé que se estaba haciendo pipí dentro de mí porque era demasiado ese líquido que me hacia arder mis heridas por dentro y me llenaba el interior de mi pancita, tan apretada estaba mi vagina que nada de lo que Lobo me había hechado dentro salió de ahí.
El perro quedó quieto durante unos minutos sin moverse y de pronto se movió, su cuerpo pasó del otro lado haciéndome gritar de dolor al sentirlo darse la vuelta quedando culo con culo el perro y yo pero no me sacaba su verga.
¡No te muevas! Le dije llorando a Lobo mientras el solo parecía tener sed.
El perro quiso caminar para safarse de mi pero sin conseguirlo pues estaba muy pegado a mi cuerpo, sin embargo eso me causaba mucho dolor y sentía que me arrancaría la vagina por lo que cada que el perro intentaba caminar yo debía seguirlo gateando de reversa y así me hizo andar por toda la sala hasta la cocina, yo había cerrado la puerta principal pero la trasera estaba abierta pues ella daba al cuarto de lavado donde había dejado mi ropa sucia y por ahí salio el perro al patio trasero seguido por mi que no podía quedarme quieta pues al caminar intentaba safarse y me hacía sentir mucho dolor por lo que debía seguirlo, yo estaba totalmente desnuda con la verga de un perro metida en mi vagina y cuando el perro caminó hacia el patio delantero me alarmé, todo el frente de la casa eran rejas y alguna persona podría verme así.
¡No Lobo! ¡para allá no! ¡para allá no! Quise quedarme quieta para que el no caminara pero él más se jalaba tratando de despegarse y yo sentía que estaba por arrancarme la vagina así que llorando lo seguí hasta el patio, mis rodillas estaban ya muy raspadas, me dolía horrores la vagina, la espalda, aguanté hasta la respiración al ver que unas personas pasaban a escasos metros de mi, afortunadamente estaba oscureciendo y no me vieron, el perro siguió caminando por el jardín y varias personas que pasaron caminando frente a mi casa estuvieron a punto de descubrir que un perro y una niña de 8 años tenían sexo, pero las luces del patio seguían apagadas y estaba algo oscuro, justo entonces recordé que mis padres no tardarían en llegar, el perro seguia caminando por el jardín, un niño de unos 10 años pasó junto a la reja y me escucho llorar deteniéndose frente a mi. ¿Estás bien? Me preguntó y yo solo asentí viéndolo y el siguió lento su camino sin dejar de verme, el perro se metió a la cochera, no tenía ni un minuto ahí cuando escuché que el portón automático se abría. ¡Oh no, mis papás!pensé ¿Qué podría hacer? ¿Dónde me puedo esconder? Pensé en la casita del perro pero el perro no se movía, las luces del auto de mis padres iluminaron al perro, yo no me miraba y el auto entró haciendo que el perro saliera de ahí llevándome a rastras con el por el jardín, mis padres salieron de la cochera solo para ver a su hijita de 8 años en el jardín unida por la vagina a la verga de su perro mientras lloraba mirándolos sin atreveme a decir nada, fue mi papá quien actuó muy rápido mientras mi mamá estaba como en shock.
Mi papá metió sus dedos en mi vagina haciendo que la bola del perro saliera de ahí haciendo un «plop» y justo ahí sentí que medio litro de semen de perro mezclado con sangre y fluidos vaginales salieron de mi vagina.
Me envolvió en una frazada y me llevaron al hospital donde después de atenderme pude declarar lo que me había pasado y después de constatar que lo que había dentro de mi era semen de perro y no de humano estuve dos días internada pues debieron suturar el interior de mi vagina y finalmente me dejaron ir con mis papás a mi casa.
Al volver Lobo ya no estaba y no pregunté por el, muy dentro de mí sabía que el ya no era bienvenido en nuestra casa, mis papás nunca más mencionaron el incidente y jamás lo contaron a nadie, fue como si jamás hubiera sucedido.
Durante unos meses dejé de masturbarme pues había quedado muy asustada después de la experiencia con Lobo.
Con los años comencé a saber más sobre sexo y supe que mi primera vez fue con un animal aunque no había sido por mi gusto y el perro solo actuó por instinto, fue a los 10 cuando supe lo que era buscar y obtener una verga humana dentro de mí vagina y fue la de mi profesor de la escuela, lo hicimos unas 4 veces y lo disfrute mucho mientras duró, dejamos de hacerlo cuando me vino mi primer periodo, quizás algún día les cuente también esa aventura.
Desde pequeña eras bien curiosa 10/10
En realidad fue producto de la inocencia más que de la curiosidad.
Muy lindo relato, tu forma de contar es muy agradable de leer. Me gustó leerlo Y sobre todo tienes muy buena imaginación.
Gracias por tu apoyo, me inspira a seguir escribiendo.
Hola, me gustó mucho tu relato, ojalá sigas relatando, me encantaría saber más😊👍🏼👏
Gracias por tu apoyo, sigo escribiendo varios relatos al mismo tiempo espero pronto poder publicarlos.
Aunque es una historia ficticia es una excelente historia. Espero las siguientes 🙂
Si, mis historias son 100% ficción ¡garantizado! Pero algunas están inspiradas en hechos o noticias de dominio público a las cuales añado situaciones por motivos eroticos.
Muchas gracias por tu apoyo.