Ale vino a casa sabiendo para que…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Habíamos vuelto a vernos en hoteles luego de la primera vez, y en cada encuentro surgía el tema de la primera penetración que le había dado mi rotwailler, sin que se hubiere pautado previamente, y cuanto le había gustado lo vivido. Así fue que ella planteó que a un mes de esa experiencia, quería repetirla. Arreglamos para un fin de semana en que vendría a mi casa, ella vivía a 100 kms de casa, y ahora sería para tener sexo conmigo y con el rot.. Yo feliz por la idea, desesperaba ansiando el momento en que llegara ella… El sábado me desperté a las 8 am y luego de una ducha preparé el desayuno, aprovechando para darle su ración a mi rotwailler. Parecieron días de espera, hasta las 9.40 am en que ella tocó a la puerta. El rot parecía saber quien venía, y porque motivo. Se lo notaba exitado y nervioso, en alerta y por eso cuando ella entró el comenzó a gemir en el patio trasero donde lo tenía ya preparado. Al abrile la puerta me impactó. Vestida con una remera escotada dejaba ver que no llevaba soutien y se le notaban sus pezones, algo pequeños, totalmente parados. Debajo una calza de lycra negra de ciclista le marcaba sus labios vaginales y se le encajaba entre sus nalgas al caminar. Luego de un beso muy intenso, al pasar al interior, mientras yo cerraba la puerta aproveché para acariciar con la otra mano sus nalgas y ella solo emitió un gemido muy sensual. Abrazándola por la espalda tome sus pechos en mis manos y aprovechando que yo solo tenía puesto un short de baño, muy exitado le apoyé el miembro contra su cola. Ella se apoyó en mi pecho y pasando sus manos por debajo, comenzó a acariciarme la verga y los testículos. En pocos minutos ambos seguíamos en el comedor pero ya desnudos totalmente, excepto por las zapatillas de ella que aún tenía puestas. Recostándola sobre la mesa, donde apoyó sus manos y su cara, quedó totalmente expuesto su trasero y más abajo su vagina que ya estaba muy mojada. Separandole las nalgas con ambas manos acerqué la pija a su culo y se la comencé a refregar, hasta que se dilató sola por la exitación y le introduje la cabeza sin mucho esfuerzo. Ella gimió y solo dijo como susurrando: – Metemela papito. Rompeme el orto, cojeme toda que lo necesito… Necesito pija mi amor… Ahi no me dejó pensar ni decidir porque tirando el cuerpo para atrás se enterró mi verga casi completamente en su culo mientras solo decía: aaaahhhhhhh………. Yo estaba en la gloria sintiendo como su ano latía presionando mi verga, mientras le entraba y salia disfrutando ambos de una hermosa cojida de bienvenida. Mientras la cojía por su culo, la tomé de los pechos con ambas manos para poder manejar la intensidad de los movimientos. Yo empezaba a sentir que no iba a aguantar mucho, asi que le avisé y a su indicación apuré el ritmo hasta que sentí como me hacía soltarle toda la leche de mi pija dentro del culo que ella abria y cerraba como si fuese una boca que me chupaba. Cuando se la saqué la tenía algo flácida, pero aún no podía seguir adentro. Aprovechamos para ir a la habitación y para charlar ya que hacía unos días que solo cambiábamos correos. – Hola mi amor… ¡Qué lindo recibiento! dijo ella. – Hola tesoro… Cada día me gusta más tu culo… sos divina. – Mmm.. ja ja ja.. Me di cuenta que estabas esperando ja ja ja…. – Y si, sabés muy bien como me ponés…. La charla que era sensual y preparatoria de una segunda cojida, se suspendió por los gemidos del rot que se escuchaban más fuertes. – Y mirá como está el cachorro! -dijo ella riendo – Y ¿cómo querés que estés después de lo que escuchó?. Yo creo que ya sabe que sos vos -respondí. – ¿lo hacemos pasar? -preguntó ella – Ya voy dije y me agaché sobre ella que aún estaba en la cama acostada, para darle un beso en la boca y de pasada lamer sus pezones antes de salir al patio para abrir la puerta y que entrara el rot. El rot entró apurado y sin dudar se fue a la pieza donde estaba ella. De un salto subió a la cama y comenzó a dar vueltas buscando el origen de esos olores que tanto lo atraían. Ella se había tapado con las sábanas y una colcha pese al clima de verano, para protegerse del impetú del cachorro. Gritando de abajo de las sábanas: ¡Veniiii!, ella solo se cubría y reía alegremente. Cuando llegué a la pieza noté como la punta de la pija del perro ya asomaba dejando caer un líquido algo espeso. Solo pensé: menos mal que puse ropa de cama vieja… asi que si la rompe o la mancha y no sale, no hay problemas…. También había colocado debajo de la sábana y sobre el colchón un nylon grande que protegía de los jugos que iban a caer. Lo bajé de la cama y le ordené sentarse contra la pared, orden que obedeció al instante. Corrí las sábana y colcha de su cuerpo y dejándola desnuda le pregunté: – ¿vistes como está? Ya se le asoma… – ¡No lo puedo creer!… Me calienta verlo caliente conmigo…. – y bueno, quedate acostada mirando para arriba y bajá solo las piernas al costado de la cama. No bien ella se ubicó y separó las piernas, el rot comenzó a olerla acercándose a ella. Primero le pasaba la lengua a intervalos, y luego fue aumentando el ritmo… Cuando el rot ya llevaba unos cuantos minutos chupando constantemente su concha, ella tuvo dos orgasmos juntos en los que soltó tantos jugos que dejó su primera marca en el piso…. Ahí paramos un poco y yo alejé al rot unos pasos, que ya le había asomado más de la mitad de su verga. Mirandola le pregunté: – ¿Quéres que te coja tu cachorrito? – ¡Si papito! ¿Lo dejás que se coja a tu nena? Sin decirle más me ubiqué de modo que mi pene le quedó cerca de la boca y ella sin palabra comenzó a chuparmeló. Yo llamé al rot y lo acomodé para que quedara con dos patas sobre la cama. Estirandome le acaricié un poco su verga y lo fui llevando hasta que quedó cerca de ella. Ella bajó un poco más sus caderas y sintió el primer roce de la punta de la pija en su concha, exclamando: – Ah…. siiii… siiiiii El rot intento dos veces más y de pronto vi como la cara de ella se transformó en una expresión de dolor y sorpresa que la hizo abrir los ojos muy grandes mientras su boca dejó mi pija para resoplar liberando la presión que hacía ese ensarte repentino. Sus mejillas estaban rojas y sus pehcos más grandes y duros que nunca. El perro la tenía totalmente ensartada y se movía muy rápído dentro de ella, haciendo que ella acabara todo el tiempo en un orgasmo sin fin que la hacía delirar de placer y goce. – ¡Qué lindoooo! ¡Qué me coja amor, que me coja todaaaaa!…. ahhhhhhhhhhhhh…… Expresiones semejantes eran su única manifestación hasta que en un momento comenzó un gemido que se convirtió en solloso sin respiro al sentir que el perro le estaba llenando la concha de leche y la había abotonado. En el momento que ví al perro querer salirse, me levanté y lo contuve por miedo a que la lastime o desgarre. Así estuvo unos cuantos minutos en que solo tenía convulsiones a cada instante, con nuevas acabadas y gemidos muy sonoros que parecían un solloso Al cabo de un rato el rot logró que se le deshinche y se la sacó, bajandose de la cama. Al tratar de ayudarla a susbir sus piernas a la cama, noté que le salía mucha leche de su concha, y que la tenía total mente roja y abierta. Esto me hizo que de la exitación me dolieran los testículos. la acomodé en la cama y se puso de costado dandome la espalda. Aproveché para abrazarla y al apoyarle la verga en su culo, me dijo: – Damela despacito, pero hasta el fondo mi amor… Se la fui metiendo con cuidado y en un rato la estaba llenando de leche en su culo por segunda vez en el día… Ella solo gemía y ni bien se la saqué se dió vuelta en la cama y me abrazó. El rot había salido al patio de nuevo y nosotros quedamos rendidos por un buen rato. Luego de almorzar, repetimos una experiencia que nos tuvo calientes y cojiendo a los tres todo el fin de semana…
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