Amalia y Truman
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ClaudioColZoo.
Hace unos cuatro años por razones humanitarias adopté un cachorrito que fue rechazado porque no era un perro de raza pura, pues su mamá una labrador dorada se embarazó accidentalmente de un perro criollo en un descuido de sus dueños y de la camada de 4 perritos que sobrevivieron los cuales iban a ser sacrificados decidí quedarme con el mas pequeño y a familiares les dí a cuidar los otros tres, después de mi divorcio en el cual perdí mis mascotas hace ya varios años atrás no había tenido otra y me estaba acostumbrado a vivir solo, al fin y al cabo no soy una persona muy sociable y hasta me encargo en lo que puedo del aseo de mi apartamento el cual está ubicado en un concurrido y exclusivo sector turístico de la costa colombiana.
Hace año y medio la compañía de la que soy co-propietario empezó a tener un fuerte crecimiento y esto implicó que dispusiera de menos tiempo personal, debido a que los viajes de negocios se volvieron frecuentes tenía que dejar a Truman solo por periodos de dos a tres días, aunque era precavido y le dejaba suficiente comida y agua me causaba algo de angustia dejarlo solo, pocas veces podía conseguir quien me lo cuidara además porque él se volvió tan poco sociable como yo y hasta agresivo con otros perros y personas cuando lo sacaba a hacer sus necesidades, incluso instalé un discreto sistema de vigilancia televisada en varios puntos del apartamento el cual puedo monitorear por internet para saber de él, pero cada que regresaba el apartamento era un desastre y ya se podía percibir el hedor por el descuido, sumado a lo anterior recibí una queja formal de la administración del edificio porque mi perro ladraba mucho en la noches mientras yo estaba ausente, así que tuve que recomendar entre conocidos y colaboradores la posibilidad de que alguien conociera a una persona que me ayudara con la labores domesticas y en los días que viajaba se quedara haciéndole compañía a Truman.
A los dos días de hacer la recomendación mi secretaria me dijo que un auxiliar de bodega había escuchado de la oferta y que tenía una familiar que necesitaba trabajar, así que le pedí que me diera su hoja de vida y viniera al siguiente día para entrevistarla, al día siguiente llegó dicha persona, se llama Amalia y estaba desde hace poco en la ciudad, ella es de una ciudad fronteriza con Venezuela y se vino a esta ciudad junto con varios familiares del vecino país a buscar suerte, es una mujer de 44 años muy bien conservada de cara, su cuerpo no lo pude detallar en ese momento ya que vestía muy conservadora a pesar del calor, pero se veía voluptuosa sin ser gorda, lo que en Colombia conocemos como una mujer “troza” o “gordibuena” después de una charla y conocer algo mas de ella y explicarle sus posibles futuras labores y remuneración, envié sus datos y formato a recursos humanos para que le hicieran el correspondiente estudio con la compañía de seguridad, pero, surgió un imprevisto que me obligaba a viajar al día siguiente y ante la disyuntiva le pedí a Amalia que fuera al apartamento temprano.
Muy puntual a la 7 de la mañana llegó ella al edificio, confieso que estaba nervioso porque no sabía cómo iba a reaccionar Truman ante una extraña en su hogar, además porque es un perro grande y difícil de controlar, cuando él la vio quiso tener una reacción agresiva, le gruñó, sin embargo ella se mantuvo admirablemente serena, regañé a Truman y se calmó, después ella me hablaba acerca de lo agradecida que estaba por la oportunidad laboral y mientras lo hacía se acercaba lenta y con un toque de sospecha por mi costado, después me dijo que tenía experiencia con perros y que de esa forma podía entrar en su espacio y no la viera como una amenaza a su territorio, después ella le habló con una mezcla de cariño y firmeza y lo convidó a acercarse haciendo golpecitos en sus piernas, Truman se acercó y pareció entrar en confianza, al punto que pretendía olfatearle la entrepierna y daba salticos como de juego previo al cortejo y con sus patas delanteras enganchó la rodilla de Amalia, me sonrojé y le pedí disculpas explicándole que Truman no había conocido hembra aun y no había podido conseguirle con quien se desahogara ya que no es un perro de raza pura y por el barrio no se ve muchos perros callejeros.
Pasaron los días y al fin percibí que había resuelto el tema de Truman y mis ausencias y me encontraba tranquilo porque ya no perdía tiempo en labores domesticas y mi hogar estaba mas limpio que nunca, como a los dos meses tuve que viajar al extranjero por 7 días, lo cual ya no era problema, los vecinos dejaron de quejarse y Amalia había entrado en empatía con Truman, eventualmente a la distancia revisaba las cámaras y en los pocos segundos que miraba no había nada sospechoso, sin embargo a mi regreso del viaje, en la sala de espera del aeropuerto minutos antes del abordaje volví a colocar en mi celular las cámaras y vi a Amalia sentada de una manera poco usual en el sofá de la sala, no usaba la ropa de dotación sino que tenía un vestido con falda suelta, parecía hacer señales a algo para que se le acercara y en la toma entró Truman, de inmediato comenzó a lamberle la cara y ella se bajo parte del dorso del vestido dejando sus enormes y bien marcados senos al descubierto, insistentemente se frotaba algo en ellos y la entrepierna que sacaba de un frasquito blanco y el perro respondía de manera vigorosa, después se subió la falda y el perro le daba de manera fogosa golpes de lengua que Amalia por sus gestos parecía disfrutar a viva voz (solo era video) después de unos 4 minutos se levantó y agarró a Truman por el collar y salió de esa toma, por las demás cámaras pude percibir que ingresó a una de la habitaciones de huéspedes que nunca usaba y no pude saber más en ese momento, confieso que quedé entre absorto, curioso y algo excitado, si bien en el pasado había visto películas de temas zoo, nunca se me había ocurrido que pudiera estar tan cerca de algo así, sin embargo todo aquello de repente se me olvidó cuando me percaté que en la silla a mi espalda había un mujer relativamente mayor, le puse 50 años que se estaba dando cuenta de lo que yo veía en el celular, a lo cual tuve una sensación de vergüenza que inmediatamente me subió la temperatura y creo me sonrojó visiblemente, me levanté porque era el momento de hacer fila para ingresar al avión y justo a mi lado se puso ella, la cual evitaba mirar, pero sentí cuando una mano agarró mi brazo y colocando mi mirada al frente sentí cuando ella se acercó a mi oído y me dijo con una voz sensualmente perturbadora, “no te preocupes hay cosas naturales que son socialmente incomprendidas” la miré, y me hizo un suave giño de ojo al tiempo que con sus dedos agarraba una joya en oro con la forma de una huella canina y bajo ella el nombre de “Caín” atada a una vistosa cadena del mismo material.
Durante las casi 5 horas de vuelo no podía apartar aquella experiencia de mi mente, de hecho no pude conciliar el sueño en el viaje y tenía una especie de ansiedad por llegar aunque aun no sabía si confrontar la situación y en caso tal, que determinación tomar.
Cuando llegué a eso de las 4 de la tarde Truman me recibió alegremente como siempre y Amalia me saludó con su acostumbrada jovialidad y cortesía, me consultó si me preparaba algo para cenar y le dije que no, entonces me dijo que ya dejaba todo arreglado para que luego ella se fuera a su casa, le pedí que se quedara esa noche, me sentía algo estresado y le dije que iba a salir, en mi mente había planeado ir a un reconocido club nocturno de la ciudad y pasar un buen rato entre licor y bailes eróticos.
Pasaron algunos días y decidí no confrontar por el momento las cosas, sin embargo si estaba atento a las cámaras, y logré encontrar un patrón de actividades, las cosas por lo general ocurrían en la mañana, teníamos por costumbre bajar juntos en el ascensor, de mi parte me quedaba en el piso del parqueadero y Amalia bajaba a la recepción con Truman para su rutinario paseo mañanero, sin embargo varios días después decidí que iba presenciar en definitiva como eran sus actividades y por ende una mañana bajamos los tres como era costumbre, me quedé en el piso del parqueadero, pero esta vez decidí esperar unos minutos y volví a subir al apartamento, desde la ventana de mi habitación y con mucha discreción podía observar las persona que entraban al edificio, y, como a la media hora llegó Amalia de su paseo rutinario, mi corazón comenzó a latir de forma mas rápida y sin lugar a dudas estaba entre expectante y excitado, una sensación muy similar a la calma antes de la tormenta que se sabe llegará, pero no dudé, estaba decidido a saber de una buena vez lo que pasaba en el cuarto de huéspedes, donde no había colocado cámara, ya que hasta el momento las cosas entre ellos dos solo empezaban en la sala y terminaban en el cuarto, así que me escondí en el closet tan pronto sentí la llegada del ascensor y dejé la puerta relativamente abierta con una vista privilegiada hacia la cama desde la penumbra interna que me serviría de cómplice, pasaron unos minutos y no parecía ocurrir nada y comenzaba a pensar que ese día no iba a presenciar lo que sospechaba y al tiempo deseaba ver, pero de repente, sentí actividad afuera del cuarto, era como si alguien estuviera realizando un ejercicio, ajusté en mi celular la cámara de la sala y pude ver a Amalia jugueteando totalmente desnuda con Truman de manera alegre, después ella puso una emisora con música a mediano volumen y se turbó bruscamente sobre el sofá y comenzó aquella faena que no iba a olvidar, los amantes parecían conocer a la perfección su rol en aquella visualmente deliciosa rutina, Truman lamía la cara y los senos de Amalia a medida que ella se frotaba con aquella misteriosa sustancia los mismos, sabía que le hablaba pero la música era un obstáculo, y fue en unos pocos momentos que ella decidió ponerse mas cómoda, y boca arriba como estaba abrió sus hermosamente grandes y gruesas piernas dejando que la lengua de su amante pudiera hacer su sexualmente habilidosa labor, no niego que todo ello me comenzó a gustar, al punto que empecé a sentir una fuerte erección, mas aun cuando escuche a Amalia gritar y gemir de placer, nunca en vivo y en directo había escuchado a una mujer gemir de tal forma, además que de su boca salían palabras de grueso calibre que solo hacían que aumentara mi excitación, así pasaron algunos minutos, Truman lamía con un gusto insaciable mientras Amalia se masturbaba su clítoris con rapidez, cuando de pronto estalló un grito deliciosamente sexual de Amalia mientras se frotaba con fuerza y rapidez su descomunal e hinchada zona genital totalmente húmeda, al tiempo con su otra mano se apretaba con dureza su seno derecho y dejaba ver que enterraba sus uñas sin piedad en el, de pronto, aquel ser que estaba totalmente perdida en el placer con los ojos cerrados y su cara presionando el espaldar del sofá, comenzó de manera súbita a darse palmadas en los senos y luego en la cara con una fuerza que parecía que fuese otro ser quien lo estuviera haciendo con un apetito sádico mientras gritaba “ que rico soy una perra” sin descuidar su labor genital; no pasó mucho tiempo hasta cuando ella se levantó y agarró a Truman por el collar y salió de la visual de mi celular, cuando sentí que abrió la puerta del cuarto con fuerza descuidada y dijo “hoy me vas a romper y llenar bien rico mi amor”, traté de controlar mi respiración para bajar la temperatura, adentro en donde estaba, la misma subía tanto como la de ellos dos y temía que mi sudor me delatara ante el perro, pero no fue así, ella se lanzó a la cama y de inmediato sacó un tarrito plástico de debajo de la almohada el cual reconocí como vaselina y otro objeto que a primera vista no pude detallar, pero luego después que ella se puso boca arriba pude observar bien mientras le aplicaba con destreza la vaselina, era un plug anal con todo y cola, solo los había visto en internet pero quede asombrado al ver que la parte mas gruesa en su base era de un diámetro considerable, tanto como el diámetro de la base de un vaso casero corto, Truman permanecía a su lado ansioso mientras ella untaba el objeto y posteriormente aplicó una cantidad en su zona anal introduciendo un par de dedos, después, abrió sus monumentales piernas y con lentitud pero con firmeza comenzó a introducir el plug, desde mi ubicación a menos de dos metros reguardado por la penumbra podía observar como poco a poco ella se iba introduciendo aquel aparato mientras cerraba sus ojos y sus golpes de respiración delataban el esfuerzo, finalmente pude ver en su rostro con los ojos cerrados la magnitud de la tarea y esfuerzo por introducir el tramo final y mas difícil, pero lo logró, y entonces esbozó una sonrisa pícara y de satisfacción a ver su labor culminada, esa imagen de esa mujer acostada con las piernas abiertas con su juguete totalmente instalado y sonriendo quedó tatuada en mi memoria, luego de una breve pausa ella se cierra con lentitud y se pone de pie sobre la cama mientras se apoyaba en el cabecero de la cama y movía su enorme culo con aquella cola en una frecuencia casi hipnótica, pasó nos momentos en aquella lúdica actividad y ella se recostó sobre las almohadas apoyada en el cabecero y abrió de nuevo las columnas del placer, inmediatamente Truman se puso a su lado y comenzó a lamerla de nuevo, pero en esta ocasión ella estimulaba el pene enfundado de su amante, no pasó mucho cuando alcancé a vislumbrar ese rojizo pedazo de carne y de repente Amalia se pone en posición para poder chupar aquella virilidad, los sonidos resultantes de esa labor eran muy placenteros y mas cuando se combinan con la imagen de una mujer totalmente habilidosa y entregada a esa labor, minutos después pude apreciar como ella con su lengua limpiaba la punta de aquel pene que parecía despedir un liquido semi trasparente que veía como Amalia saboreaba con un gusto inefable
Cuando parecía que aquella labor iba a quedar suspendida en un bucle rutinario, Amalia se pone de pie nuevamente y palmea sus muslos incitando al juego a su amante el cual acude presuroso a rodearla y tratar de abordarla por detrás mientras ella le dice con cariño que espere que ya casi, luego ella se arrodilla y comienza a hablarle con tal suavidad a Truman palabra bonitas mientras lo acaricia con firmeza por todos lados y esto aumenta la ansiedad del animal, luego ella se pone en la posición de apoyo en cuatro patas a lo que Truman inmediatamente reacciona posicionándose a su espalda y montando sus patas delanteras en la espalda de aquella que deseaba con locura ser poseída, lentamente Amalia baja sus brazos mientras gira su cadera para dejar totalmente expuesta su enorme vulva y con una vigorosidad propia de los animales Truman comienza a embestirla mientras ella ya solo apoyada en sus rodilla y pecho ayuda con su mano a dirigir el ya enorme miembro del perro y con la otra corre a un lado la cola del plug anal para que no estorbe, finalmente el can hacen una serie de movimientos mas bruscos y Amalia comienza a gritar de placer y a vociferar cuanta grosería pasa por su mente alternando que le duele y que siete muy rico, luego de aquella imagen surrealista , Amalia con una mano en su vulva como presionando el miembro de su amante para que no saliera le suelta una frase “ay que rico me la metiste toda, déjame toda la lechesita”, el can con visibles muestras de cansancio trata de lamer la cara de su perra y ella presurosa la acerca y sus lenguas se chocan en una danza, pasados unos 5 minutos de estar en esa posición Amalia comienza a separar un poco mas sus rodilla y bajar su pelvis mientras Truman se va deslizando lentamente por un costado, Amalia nunca separa su mano de su hinchada y ya chorreante vulva y con la otra suavemente agarra la pata trasera de Truman y la baja dirigiendo por encima de espalda baja, no comprendí en un principio el objetivo de esa maniobra pero luego me di cuenta que lo hacía para quedar pegada a Truman cola a cola, Truman parecía saber a la perfección aquellos movimientos y pronto los amantes quedaron en la posición deseada, ella lentamente fue juntando sus rodillas hasta cerrarlas y Truman quedó ligeramente levantado mientras Amalia comenzó a decir que la llenara de leche así trascurrieron otros 10 minutos en esa calma, ella con la cabeza apoyada en la cama casi susurrando frases “así mi amor que rico se siente calientica lléname” mientras se masturbaba con la fuerza y rapidez de una maquina diseña para eso y el perro jadeante cada vez más, mientras eso pasaba pude detallar mejor el cuerpo de Amalia, no se veía mal a pesar de ser ya una mujer madura, también pude observar una serie de marcas en su espalda que de inmediato relacioné con aruñones caninos y unas marcas mas gruesas en sus nalgas y parte superior trasera de sus piernas que me intrigaron, pero dejé de poner atención a esos detalles ya que Amalia comenzó a hacer unos gemidos que iban progresando en intensidad y sonido y luego desembocaron en las expresiones faciales mas excitantes que haya tenido el placer de ver, su mano no dejaba de masturbarse con Truman abotonado a ella y de repente como si del surgimiento de una fuerza sin medida se tratara Amalia lanza un grito de placer que pronto amainó en la almohada, su vulva, sus labios genitales ya de por si enorme parecían aun mas, y repentinamente un chorro enorme de lo que identifiqué como su orina emergió dejando a Truman empapado en su parte trasera, Amalia vociferaba mientras parecía caer rendida ante tal descarga de placer, retiró su mano de su abismo húmedo y se quedó también jadeante a la espera que su amante la libere lo cual no ocurrió de inmediato, ya que por momentos Truman jalaba un poco pero también arrastraba a Amalia
Su unión era fuerte en todo sentido, no fue sino hasta unos pocos minutos que Amalia conociendo a su amante comenzó a hacer movimientos con sus glúteos y finalmente Truman se despegó dejando tras de si un gran chorro que pronto empezó a bajar por las piernas de Amalia y ella presurosa obstruyó con su mano la salida de aquel néctar de placer de su cuerpo, no tardó ella en coger un vaso que tenía a la mano y con destreza se apresuró a verter en el todo el producto de su interior el cual alcanzó una considerable cantidad, casi de la cuarta parte del recipiente; todo ello que había visto me dejó con sensaciones muy intensas, las mayores eran de excitación y no me había dado cuenta que estaba completamente sudado ya que dentro del closet la temperatura era insoportable, pensé en salir y confrontar lo que había visto, pero en esas comienzo a ver a Amalia que introduce sus dedos en el vaso y luego se los lleva a la boca saboreándolos de una forma muy provocativa y después veo que se lleva el vaso a la boca y toma un poco de ese liquido ligeramente amarillento y trasparente que degusta con un rostro de placer, manteniéndolo unos pocos segundos con los ojos cerrados para luego ver como se lo pasaba.
Un ligero mareo hizo que delatara mi ubicación, el sofocante calor había hecho mella en mi resistencia y decidí sin mas preámbulo abrir de un golpe rápido la puerta del closet, la cara de sorpresa de Amalia no tenia precio y por un momento hubo un silencio, ella arrodillada de lado en el borde de la cama y yo de pie frente ella, lo que ocurrió después fue que ella intentó huir, la detuve y me dijo que se quería ir a poner su ropa y luego a su casa, entre sollozos me pedía disculpas y fue cuando le dije que se calmara, que debíamos discutir la situación con calma, le pedí que fuera a su cuarto y se aseara y que la esperaría para dialogar acerca de lo sucedido, asintió con visibles muestras de vergüenza y la acompañé a su cuarto sin mencionar una sola palabra, luego me fui a la cocina me serví agua helada y allí esperé hasta que salió minutos después, lo que sucedió después es objeto de otra historia que en caso tal que esta haya sido de su agrado, me animaré a escribir, solo les adelanto que ese día Amalia no nos abandonó.
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