Atila el perro anal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Danilo.
Soy Karen nuevamente, y les escribo una de mis aventuras sexuales zoofilicas.
Recordaran como perdi mi virginidad con el perro de mi casa Neron. Ahora les voy a narrar la vez que me cogieron por el culo, que por supuesto y siguiendo la tradicion fue un perro. Esto me sucedio cuando tenia diecinueve años. Mi sexualidad estaba en uno de sus puntos mas altos. Ya habia cogido con chicos de mi secundario, y de vez en cuando me tiraba algun polvito que otro. Tambien Neron, seguia dandome pija en algun momento en que podiamos, pero el perro ya estaba un poco mas viejo, y aunque ustedes no lo crean a los animales tambien los agarra el "viejazo" como a las personas. Resulta que un dia un amigo de papa, compañero de trabajo, tuvo que ausentarse con su familia ya que se iban de vacaciones al exterior.
Esta familia tenia como mascota un perro doberman, de nombre Atila (si como el famoso barbaro de la antigüedad), al cual no tenian donde dejarlo. Papa se atrevio a traerlo a casa, para cuidarlo nosotros, mientras duraba las vacaciones de su amigo. Mama no le gusto para nada la idea, primero por la raza de perro que era (los doberman son perros feroces) y luego por Neron, ya que estaba viejito y se podria poner celoso, y una pelea de perros en casa, quien nos ampara. No se como pero papa convencio a mama y con los cuidados del caso, sobretodo con Neron, Atila llego un dia por la mañana a casa. ¡Que perro!. Era de color marron, alto, bien limpito y con expresion recia. El amigo de papa dijo que era tranquilo, y que no ibamos a tener grandes inconvenientes. Para ser sincera, mi conchita ya estaba destilando jugos de solo pensar en la verga de Atila. Pero claro, de entrada no me iba a poner a coger con el perro si apenas lo conocia.
En los sucesivos dias en los que estuvo en la casa, me fui haciendo amiga del doberman, lo acariciaba, lo mimaba, le daba de comer, hasta el viejo Neron se puso algo celoso. Un dia en que hacia calor, mi papa dice de bañarlo. Ni que hablar que me puse de voluntaria, ya que queria manosearlo todo y masajearle con abundante jabon su respetable verga. Lo bañe y le manosee la pija a Atila, quien no hizo nada, es mas se dejo pajear quietito, como disfrutando del baño. Ahi me di cuenta que el perro era manso. Asi que esa noche cuando todos dormian, fui a buscar a Atila y lo meti en mi cuarto.
Me puse en pelotas y en la television puse en escena una pelicula de zoofilia, donde unas chicas se dejaban coger por un perro que estaba de puta madre. Mientras miraba la pelicula, me pajeaba con un consolador que me compre, haciendo unas pajas de ensueño y litros de jugos fueron llenando mi concha. Mientras tanto Atila estaba echado en la alfombra, al lado de mi cama. No pude aguantar mas y me puse de pie, y levantando el perro su hocico, le arrime la concha a su olfato. ¡Que placer!. La lengua de Atila me violaba, me saboreaba mis jugos y los orgasmos me hicieron desfallecer de gozo y extasis. El perro se paro y me trenzo con sus patas delanteras, a la altura de mi cintura estando yo de pie. Evidentemente me queria penetrar. Trato de forcejear, pero me dio miedo, ya que despues de todo era un perro doberman.
Miro entre sus patas y una punta roja asoma fuera de su capullo peludo. Me subi a la cama y me puse en cuatro patas como las perras. Atila se subio al instante, olfateando y lamiendo mi concha desde atras. ¡Uhmm, que rico como el perro saborea mi concha y mi prieto culito virgen!. El perro hijo de puta se ensaño con mi culo a lengüetazos, asi que con mi manita me pajeaba mi propio clitoris. De pronto, el perro me monta, me sujeta con sus patas delanteras alrededor de mi cintura, a la vez que con su pija dura y puntiaguda trataba de metermela en algun orificio. Trate de ayudarlo, pero no hube llegado a tocarlo, que ¡zas!, me la enterro en el culo. ¡Ayyyy, ayyyy, la puta que te pario perro de mierda!. ¡Ayyyy, sacala que me estas destrozando el ojete!. No habia caso, Atila estaba cogiendo como un loco, y me estaba desvirgando el culo. Jamas nadie me habia cogido por ahi.
El dolor que sentia era impresionante y pude sentir que me lo rompio, porque pequeñas gotas de sangre caian sobre mis sabanas. ¡Perro hijo de puta!- decia entre sollozos. Atila, dale que dale, y al rato el dolor se me empezo a hacer placer. Estaba empezando a gozar con el sexo anal. Mis epitetos se transformaron en palabras de lascivia y deseo. ¡Asi perrito, cogele el culo a mama!. Atila cogia como un barbaro, y pude sentir su verga desgarrando mi esfinter e llenando de carne mi recto. Sus caderas golpeaban mis gluteos, a la vez que con cada embestida milimetro a milimetro me la fue clavando en el ojete. Deje caer mi cabeza y torso sobre la almohada, quedando mi culo con el perro montandome freneticamente. De pronto sucedio lo que yo ya sabia: aumentaron sus embestidas, golpea mas fuerte mi culo y mi esfinter fue vencido por la bola que tiene los perros en su pija. Cogio y cogio y se detuvo.
Alcance el orgasmo de placer y Atila tambien, porque un gemido lastimero salio de su garganta, a la vez que un rio de semen inundo mi recto e intestinos. El perro estaba acabando dentro mio, y como todos los perros trato de sacarla. ¡Imposible!. Habiamos quedado abotonados. Su verga firmemente anclada a mi culo, derramando semen en el interior de mi culo. Cruzo una de sus patas y quedamos culo con culo, abotonados como los perros. El dolor y el placer con que gozaba era impresionante. Estuvimos como media hora enganchados, ya que cuando un perro te coge por el culo, dura mas tiempo el abotonamiento. Lo deje quietito, disfrutando del sexo animal que estaba teniendo. Cuando nos desabotonamos, la verga de Atila estaba sucia de sangre y mierda (ya que no imagine esto), ademas de gotear semen perruno y orina. Mi culo lo mire con un espejo de maquillaje. Estaba bastante lastimado y dilatado.
Me dolia un poco, pero igual le agradeci a Atila la sesion de sexo y que fuera el primer macho que me desvirgo el culo. Desde ese dia, cada vez que me coge un perro o cuando lo hago con Belfort, mi culo tambien tiene su cuota de placer. Demas esta decir que esa noche y todas las siguientes, hasta que se fue Atila (¡como lo extraño!) mi culo fue su orificio exclusivo, sexo anal solo para Atila. Esta es la historia de como un perro doberman me cogio por el culo.
Otro dia les cuento otras historias, como cuando soñe que quedaba embarazada de mi perro. ¡No te la pierdas!.
Si queres saber de mis historias zoofilicas: allimite2002@yahoo.com
Autor: Danilo (allimite2002@yahoo.com)
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!