CHELO Y SUS PEQUEÑOS AMANTES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por NEMESY.
Después de la famosa “boda”, (Relato.
– La boda de Adela y su amante Anselmo), pasaron unas tres semanas, no tenía noticias de La Finca, estaba muy preocupado, las dudas de que algo había salido mal o no les gustara mis fotos, daban una y otra vuelta en mi cabeza y justo, el día que me proponía llamar, Mary me llamó con un tono bastante serio, haciendo algunas reclamaciones.
o ¿Ta has olvidado de mí? ¿Cómo no te llaman para sacar fotos, no vienes a verme?
• ¡No, no, de eso nada!, he tenido un poco de trabajo y además, me he desplazado a otra isla, por eso no he pasado por la finca.
(Le conteste con esta pequeña mentira).
o La verdad es que el pobre de Kan te extraña, se pasa el día esperándote, mirando para la entrada por si apareces para jugar con el.
• ¿Kan, me extraña?, increíble pero vale, ¿y tú?
o Bueno, yo no te extraño tanto como él, pero también.
¿Te vienes a cenar esta noche?
• ¿Cenar, contigo o con Kan?
o ¡¡¡Con los dos?!
• Vale a las 20:00 h.
estoy en la finca.
De la cena y lo que pasó después, no les cuento, va en una sección que no está registrada (sexo a lo bestia o placeres interminables).
Por cierto, a Kan le di la noche libre.
A partir de esa noche mi casa era prácticamente la finca, Kan estaba “muy feliz”.
La finca es muy grande, está rodeada por unos prados en una zona de colinas y valles, donde la fauna disfruta de su libertad y buenos pastos, así que era frecuente que saliera de paseo para secar fotos de la naturaleza.
Siempre llevo mi cámara y algunos objetivos especiales, luces y filtros ya que nunca se sabe lo que te puedes encontrar.
Subí una pequeña colina para dominar el paisaje mejor y a lo lejos, entre unos árboles, pude ver a una persona con un hermoso caballo.
Los mozos de las cuadras sacan a los caballos a pasear por los prados, así que no me extraño, de todas formas y por curiosidad tomé mi cámara con un gran zoom, apunte a la zona y reconocí a Anselmo (el “marido” de Aurora) que estaba con alguien.
No le di mucha importancia hasta que me fije, era la cocinera de la finca, la que estaba con el caballo.
Me extraño bastante ya que el caballo tiene a un cuidador desde hace algunos años, pero más me extraño cuando la cocinera se remanga la falda y agachándose debajo Anselmo, pone su sexo a la altura de la polla del animal, este que ya estaba con todo su inmenso miembro fuera, dio un golpe de riñones y le metió casi toda esa grandísima polla.
Yo tenía el dedo pegado al disparador de la cámara y estaba sacando un foto cada dos segundos (después vi que casi saque una película), pero no podía dejar de mirar.
Me pareció oír un pequeño grito en el momento que el inserto su miembro, pero ella ni se movió.
Anselmo dio otro empujón y se la metió entera, yo no me lo podía creer, tenía medio metro de polla en su cuerpo.
No era posible, no hay una vagina tan grande, y encima el animal empezó a entrar y salir de ella como quería, cada empuje parecía que era más fuerte, pensé que la partiría por la mitad, no me explicaba lo que estaba viendo.
Pasaron unos minutos y el caballo paro, de la cocinera salí un mar de esperma, y cayó al suelo.
Yo me levanté y corrí hacia donde estaba ella, pensando que el “animal” de Anselmo le había hecho daño.
Cuando estoy a cinco o seis metro oigo unos quejidos de dolor y a continuación.
• ¡¡¡ MMMMMmmm, AHHHHHH?!, ¡¡Qué bien me follas Anselmo?, cada vez me haces más feliz, (dijo la cocinera,
acercándole su boca para que el caballo le pasara su gran lengua por toda la cara), si ya terminaste nos vamos antes de que Aurora se dé cuenta que no estás en la cuadra.
Yo no me lo creía, estaba tan asombrado que casi no me da tiempo a esconderme detrás de un árbol.
Esto era un escándalo, Anselmo le ponía los “cuernos” a su mujer con la cocinera, y yo tenía las fotos que lo probaban en exclusiva.
Ya más cerca me di cuenta que a la coimera le seguían corriendo los líquidos del caballo por sus grandes muslos, ella se subió la braga, bajo su falda que le llegaba hasta los tobillos y se fue como si nada, bueno, movía el culo de una manera un poco rara y los pies los llevaba bastante separados.
Fueron con dirección a las cuadras, y yo salí corriendo para la casa, cuando llegue me cruce con Adela que estaba saliendo al jardín, me debí poner muy colorado por la impresión ya que me pregunto si me sucedía algo.
Le dije que no y seguí en busca de Mary.
Al fin la encontré.
Estaba reunida con un matrimonio, yo con muy mala educación, interrumpí y sacándola de una mano al pasillo le dije.
• ¿Tienes idea de lo que acabo de ver por el objetivo de mi cámara?
o ¡¡Pues no sé? a dos moscas lesbianas, con un consolador a pilas.
(Me contestó de forma irónica, y agrego).
Tiene que ser muy importante por la manera en la que bienes.
• ¿Importante?, un escándalo, una traición en toda regla y yo tengo las fotos.
o ¡¡Déjame pensar?, ¿que puede ser, que tanto te sorprenda, tengas las fotos y sea un escándalo? ¿Y bienes del prado?.
Ya sé.
• ¡¡Anda ya?, no seas tan lista, ni te lo puedes imaginar.
o ¿A que si? Vistes a la cocinera que se la montaba Anselmo, ¿verdad?, Vale, déjame terminar con este matrimonio y me cuentas.
Dijo regresando a su oficina.
Me quede asombrado otra vez (y van tres) con cara de tonto, Mary lo sabía y le parecía muy normal, me pregunté si también Adela estaba enterada de la traición de su esposo.
Esperaba a Mary impaciente y recordaba como el caballo le había metido toda su grandísima polla a la cocinera, este recuerdo ahora me estaba poniendo a cien, el semen de Anselmo escurriéndole por las piernas y ella con una cara de niña mala, aunque para mí, que la cocinera tiene más de 50 años.
Pensando y recordando no me di cuenta que Mary se sentó a mi lado.
o ¿Se te está poniendo dura?, (metiéndome mano en mi paquete)
• ¡Ah!, hola (tarde un poco en reaccionar, mi cabeza estaba en el prado).
o ¿Estás bien? Me pregunto
• ¿Lo sabías?.
, ¿sabías lo de tu cocinera con el caballo?
o Todos los que estamos aquí lo sabemos.
• ¡Ah!, y no me has dicho nada.
o Aquí hay muchas cosas de las que todavía no te he hablado.
• Vale.
Pero dime, ¿cómo se puede meter todo ese gran trozo de polla en la vagina?.
o ¡ja, ja, ja!, no se lo mete en la vagina.
• ¿En el culo?
o Si, se dilata lo suficiente y es muchísimo más profundo.
A Adela no le gusta la idea de que su marido tenga relaciones con la cocinera, pero no le importa porque el caballo, que es un semental y todavía tiene muchísima fuerza, descarga todo su ímpetu en el culo de la cocinera, así cuando esta con Adela va más tranquilo y se lo puede meter en la vagina sin tanto peligro.
Le hacemos ver que no lo sabemos.
• Pues no se me paso por la cabeza.
Le contesté con cara de asombro.
o Joe, ¿tienes tu cámara preparada?
• Cariño, mi cámara y yo siempre estamos dispuestos para todos tus deseos.
(Le conteste con tono chulesco, pensando que me iba a hacer un posado).
o Estupendo porque tienes un “pequeño” trabajito.
Me tomo de la mano y nos fuimos a una de las casas de campo que están en la parte trasera de la finca.
Al llegar, antes de tocar a la puertas, me dijo que fuera muy delicado, estuviera tranquilo y que actuara con toda la profesionalidad que pudiera, estas personas son muy especiales y sus gustos también.
Tocamos a la puerta y salió una señora de unos 50 años, alta, esbelta y de muy buen porte, vestía una bata semitransparente, se podía ver unos pechos bastante grande, no muy caídos con grandes pezones, su estómago era plano y marcaba una cintura pequeña y un pequeño tanga intentaba ocultar una pelvis bastante grande de donde salían algún pelito que otro.
Cuando la seguía pude observarla por detrás, una estilizada espalda que resaltaba una cintura más bien pequeña y al final de la espalda, un triangulito que estaba justo antes de un amplio culo, era muy bonito con sus dos nalgas y la raya en el medio, (en ese momento Mary me dio un codazo).
Entramos y nos saludó su marido, nos invitaron a tomar algo, y me explico.
o Hola Joe, soy Tomas y mi esposa es Chelo, a ella le gustaría que le sacaras fotos con sus mascotas, algo sencillo pero que sea bonito para tener un buen recuerdo.
• Para eso estoy aquí.
(Le conteste, y añadí), si las quieren fuera tiene que ser ya, porque nos quedamos sin luz del sol.
o No hace falta Joe, ya está todo preparado.
Pasa por aquí y dime si está bien lo que dispuse o necesitas algo más.
Me llevaron a una habitación contigua, encendieron las luces y pude ver en el centro un extraño sillón, bueno no tan extraño, era un sillón de ginecólogo con algunos añadidos.
Al lado tenía una gran mesa con ruedas, a la que le adaptaron varias luces tipo foco.
Le dije que haríamos algunas pruebas de luz, pero me pareció que todo estaba muy bien.
Chelo se quitó la bata dejando sus pechos totalmente al descubierto, eran grandes pero estaban pidiendo que se los chupara a gritos.
Se sentó en el sillón y levantando sus piernas las puso en los soportes que tiene a los lados, dejando su gran sexo a la vista (y que vista), Tomas rodó la mesa situándola delante de ella y justo a la altura de su sexo, me puso un taburete frente a ella y encendió las luces que apuntaban directamente hacia el coño de su mujer.
Desde donde yo estaba, a ras de la mesa, lo que vi, (a ver si lo puedo describir con palabras), era similar a una gran llanura que terminaba en una gran cueva con la entrada de un color rosado muy suave y paredes limpias, salvo en la parte alta que de distinguía algo de vegetación muy bien recortada, (espero que su imaginación sea como la mía), en ese momento su marido, le introducía un aparato en la vagina, le dio unas vueltas a un tornillo y “ábrete Sésamo”, la cueva empezó a abrirse, la luz que entraba, me iba iluminando un lugar amplio, húmedo y muy cálido, cuando el rico sexo quedo totalmente abierta para mí, pude sacar unas magníficas fotos del coño de Chelo que ya jadeaba de placer.
A todo esto pensé que en la fiesta faltaba alguien.
Como si leyeran mis pensamientos, no tardaron mucho en contestarme.
Del fondo de la habitación, Tomás trae una pequeña jaula de la que saca dos ratones blancos.
No eran de esos que se ven por las tiendas, estos eran grandotes, podían medir cada uno como unos 14 cm y estaban muy gorditos, tenían puesto un arnés como los que se les ponen a los perros, que los sujetan por el pecho.
La luz era buena, el escenario también y los protagonistas estaban preparados y todos mirando para mí.
No sabía que iba a pasar (aquí cada día es una aventura distinta), así que dije
• ACCIÓN
Todos se rieron, yo empecé a disparar y Tomas soltó a uno de los ratones, (aunque seguían sujetos por una larga correa al arnés).
El ratón miró a su alrededor como buscando un olor o lugar, en ese momento, Tomás introdujo en la vagina de Chelo algo que no pude identificar, y el ratón, como si también lo viera, se puso en camino con esa dirección.
Cuando llegó a la húmeda cueva empezó a entrar, olisqueaba buscando lo que Tomás había puesto dentro del sexo abierto que tenía a su alcance, lo hizo despacio, desconfiado, oliendo a su alrededor, rozando con su nariz las paredes y cavando sus patas para no resbalar con el líquido que ya empezaba a ser más abundante, parecía que estaba entrando en una ratonera.
Chelo cuando lo sintió entrando, sus jadeos de placer se hicieron más intensos y prolongados, le dijo a Tomás que fuera quitando el aparato que mantenía su chorreante sexo abierto.
Yo acerqué la cámara todo lo que pude y pude sacar fotos del interior de Chelo.
La inundación en la cueva ya era importante, ya tenía como un charco que casi tapaba las patitas del ratón, este mordisqueaba un gran trozo de chocolate y tenía parte de su pelaje mojado.
Justo antes de que le quitaran el aparato, Tomas insertó un pequeño tubo hueco y soltó al otro ratón que salió corriendo con su compañero, pero ya la entrada estaba casi cerrada así que tuvo que hacerse hueco con las patas y la cabeza para entrar.
Esto para Chelo ya fue lo más, sentir como las uñas del roedor le abría los labios para entrar en su inundado sexo, le produjo un orgasmo que la hizo convulsiona en su asiento
Chelo no paraba de gemir, Tomás se masturbaba muy cerca de su esposa, Mari tenía los dedos en su coño y se los clavaba con mucho ímpetu, y yo sacando fotos.
Cuando el segundo ratón entró, creo que la cueva se inundó de golpe, ya que los ratones (que le tiene miedo al agua) salieron corriendo.
Del sexo también salía un montón de líquido oscuro que los ratones fueron rápidamente a lamer, eran los jugos de Chelo mezclados con el chocolate derretido.
Los pobres ratones estaban empapados, así que Tomas los fue secando y se los llevó.
Cuando regreso traía otro animal, era más grande que los ratones, (no sé cómo se llama, aquí es una cobaya), este era más tranquilo y más experimentado, ya sabía lo que tenía que hacer.
Fue con dirección al sexo de Chelo, lo abrí con la cabeza y sus patas, entró totalmente, hasta el punto que no lo veía desde mi posición y cuando menos me lo esperaba sacó su cabecita, toda mojada mirándome como diciéndome
• ¿A que soy guapo? ¿Me sacas una foto?
A mí me hizo mucha gracia, pero a Chelo le produjo otro orgasmo tremendo, sus gemidos resonaban por toda la casa, empezó a retorcerse en el asiento y se podía ver como un río de sus jugos se precipitaban al exterior de su sexo, creo que por las contracciones que tenía, el bicho salió disparado, estaba chorreando, parecía que acababan de darle un baño, el empezó a limpiarse y me ignoro totalmente.
En ese momento se hizo el silencio, pude ver como Tomas le introducía el pene a su mujer en la boca, para correrse abundantemente ya que a ella se le escaparon algunas gotas.
Mary estaba totalmente acalorada, se podía ver como sus sucesivos orgasmos le corrían por las piernas, me miraba con cara de desespero, de lujuria, de ganas de que alguien o algo la penetrara con toda su fuerza, ya no podía más y me dijo.
• ¿Nos vamos ya para casa?, o llamo a Kan.
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Espero que este relato también les guste y tenga muchos comentarios.
Para los que me preguntan, contesto a los todos los e-mail, según los recibo.
Para los que me lo piden, mi correo es nemesy.
es@gmail.
com.
Si me permiten, quiero mandar un saludo a un escritor y animarlo a que nos regale sus recuerdos, seguro que será estupendo.
Un saludo para ICCS.
NEMESY
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