Cuidadores de animales
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por matador.
Bueno esto ocurrió hace unos 4 años, cuando mi actual esposa aún era mi novia, como todos los jóvenes de nuestra edad, pasábamos por esa etapa de rebeldía, donde el espíritu naturalista y combativo al sistema es más fuerte y uno llega a dejar todo lo material y vivir por y de la naturaleza.
Algunos se vuelcan a proteger el medio ambiente, otro a cuidar ancianos (ahí también tenemos nuestras historias), o cuidar animales y ahí donde viene nuestro relato. Yo en ese entonces tenía 21 y ella era más joven, no sé si decir su edad, bueno a comienzos de ese año nos habíamos inscripto como voluntarios en un refugio de animales salvajes, los mismo suelen ser adoptados o comprados de pequeños por gente adinerada, que luego de ver la realidad sobre estos animales que no pueden mantener ya sea por sus tamaños o peligrosidad los abandona o los entrega a instituciones similares a donde trabajamos, que es lo más humano que pueden hacer luego de haber sido tan idiotas. Yo admito soy un admirador de loa animales y muy respetuosos de los mismos, pero Magali así se llama ella es una amante de los animales, ella no tiene problemas con abrazar o alzar a cualquier perro callejero para cuidarlo y es así con todos los animales.
En nuestro “rancho” como llamábamos a nuestro laburo, había todo tipo de animales salvajes, y domésticos como monitos, loros de varias clases en su mayoría, osos hormigueros, ñandúes, yacarés, un puma y dos tapires, caballos ya viejos y una cebra…(como llegó la cebra ahí no me pregunten) ya estaba cuando entramos a trabajar. Éramos 8 voluntarios permanentes más 10 personas que venían a veces a ayudar y una jefa que era la dueña del lugar y además veterinaria retirada. Los 8 trabajamos en turnos rotativos por lo que siempre había de 3 o 4 personas en todo momento en el rancho según se necesitase, obviamente maga y yo siempre teníamos el mismo turno, en realidad era mucho trabajo pero nos encantaba, dar de comer a los animales, medicarlos, hasta colocarles inyecciones y hacerles curaciones llegamos a aprender con el tiempo, ya llevábamos allí 2 meses y la “vete” como llamábamos a nuestra jefa nos iba tomando mucha confianza por ser muy responsables y serios en lo que hacíamos, aunque éramos los nuevos voluntarios , no nos pasábamos jodiendo como parejitas y cumplíamos todas nuestras tareas.
un día apenas al llegar al rancho la vete nos llama para que le ayudamos con el caballo “Morocho” se llamaba así porque era completamente negro, ya era muy viejo por lo que tenía que andar medicado por sus dolores de articulaciones que tenía, hasta ese momentos como éramos nuevos no nos habían dejado acercarnos a los animales más grandes y peligrosos, mas que para darles de comer, solo la vete y los 2 compañeros más experimentados lo hacían, pero ese día habíamos llegado más temprano que los demás y no tenía otra opción, así que fuimos al corral de Morocho y entramos los 3 y el animal comía su heno, le preguntamos a la vete que le pasaba y nos dijo que había notado que tenía una infección en su pene, Maga y yo cruzamos la mirada y tratamos de parecer serios y no reírnos aunque por dentro estallaba de risa y seguro ella también. Bueno que necesita vete le pregunté, y me dijo que debía colocarle la rienda al caballo y atajarlo con fuerza por que seguro se iba sentir incómodos y que ella le revisaría su pene, pero que lo sujete bien porque el caballo es un animal muy peligroso, si reacciona mal puede patear o pisar o incluso morder causando graves daños.
Le coloqué la rienda a Morocho y lo sujete con fuerza, la vete trajo un silla y la puso a un costado del animal mientras Maga miraba muy de cerca, la vete empezó a acariciar el lomo Morocho y luego su panza y sus cuartos lentamente, para distraerlo, lentamente sus manos se acercaba al miembro dormido del animal, que parecía no reaccionar, entonces empezó a aumentar sus caricias en la panza del caballo y lentamente vimos como la verga del caballo empezaba a asomar de su funda, Maga soltó un pequeño chillido de impresión y se tapó la boca en un gesto rápido, yo la miré y pude ver por la expresión de sus ojos que debajo de su mano ocultaba una picara sonrisa. Morocho desenfundó todo su armamento unos 60 o 70 cm de verga negra con una mancha rosada en la punta, y eso estaba muy cerca del rostro de la vete, creo que estaba como a 35 cm de su cara como máximo, a mí la situación debo admitir que me dio un poco de morbo, aunque nunca antes había pensado en una situación así de forma sexual, la doctora agarró con sus dos manos la verga de Morocho, y no podía cerrarlas alrededor debido a lo gruesa que era y empezó a darle tironcitos hacia abajo, y la hizo estirarse unos 10 cm más tal vez, Maga me volvió a tirar una mirada como diciendo – ¿Qué hace la vete, está pajeando al caballo?, yo solo pude encogerme de hombros y continuamos mirando ver que hacía, ella como si pudiera leer nuestro pensamiento rápidamente exclamó: -Hago esto para que su pene no se retraiga y se guarde, es excitarlo un poco para que lo deje afuera y poder revisarlo tranquilamente.
La vete llamó a Maga y le dijo:-Acercáte, ella avanzo y se puso en cuchillas al lado de la vete y de la pija enorme de Morocho. La doctora le indicó una zona muy roja y con rastros de sangre en el tronco de la vergota de Morocho, esa era la infección, evidentemente los que se encargaba de él lo habían descuidado por lo que la vete estaba muy enojada, en eso para mi sorpresa le dice: – Sujetále el miembro, que debo ir a traer desinfectante para limpiarlo.
Yo quedé petrificado por unos milisegundos, mi novia, tan linda, flaquita y rubita estaba a punto de agarrar una verga de caballo de más de medio metro en sus manos, yo pensé que ella se negaría y tendría que hacerlo yo, pero Maga velozmente le contesta :-Seguro, vete!. Ahí mismo mi verga dio un salto de campeonato, nunca se había puesto tan dura en tan poco tiempo. La doctora se incorpora de la silla e (imagínense como seria esta imagen en sus mentes), le pasa la pija dura del caballo a mi novia en sus manos, como si fuera una herramienta, y …¡VAYA HERRMENTA! Yo la miraba directamente a la cara para ver alguna expresión de asco o de sorpresa en su rostro, pero ella inmutable, extendió las dos manos y la sostuvo, aunque pareció calcular mal el peso de semejante pija y cuando la vete la depositó complemente le diño un pequeño tironcito hacia abajo:- Cuidado es pesada. Dijo la vete con una pequeña sonrisa y se retiró, yo seguía mirando la cara de Maga y ella no despegaba los ojos de la tranca negra y pesada que tenía en las manos, ella misma estaba asombrada de lo que tenia frente a sus ojos y más aún en sus manos. Mientras se alejaba la vete grita:- si sentís que te la quieres esconder, dale tirones hacia delante y se le para de nuevo. Y Maga inmediatamente le grita: – OK vete lo que usted diga. De solo escuchar eso creo que un poquito de semen me salió de la pija, esa situación era cada vez más excitante.
Ahí estábamos los dos, yo atajando a Morocho y mi dulce novia con su verga completamente dura en sus manos, Maga no es alta solo un poco más de metro y medio y flaca y rubia como había mencionado, por lo que la imagen de ella sosteniendo una pija de caballo era más morbosa y bizarra de lo que podía imaginarme ni si lo intentase, esa cosa parecía inmensa en comparación a ella y su frágil cuerpo, era como si le agarra la pija a un gigante. Luego de unos 20 o 30 segundo de estarla mirando y analizarla completamente, recién ahí ella me miró y largó una risa picara como jamás la había visto ni cuando teníamos relaciones en la casa de sus padres o en lugares prohibidos, porque así como era pequeña y delicada, era toda una hembra en celo a la hora de tener sexo.:- ¿Qué pasa? Le pregunté y me contestó: – Es que está muy pesada su cosota. Ahí también yo me eché una risa y le dije que cuanto creía que pesaba? y ella con el mismo movimiento que uno hace al intentar descubrir el peso de una bolsa de tomates o papas a “ojímetro” o mejor dicho a “manímetro” la sacudió unas veces y dijo:- Ufff casi 10 kilos. Y los dos nos matamos de la risa.
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