Danielita, la perrita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a tod@s, mi nombre es Daniela y soy mexicana. Actualmente tengo 26 años. Mentiría si dijera que tengo un cuerpo perfecto; soy una chica normal, morena, bajita, sin enormes tetas ni culo; me gusta vestir bien, no soy ni gorda ni flaca, en general me gusta mi apariencia y a varios, obvio no a todos, hombres les gusto también.
Desde los 20 años practico lo que, incorrectamente, se denomina zoofilia; el término correcto es bestialismo, aunque suena feo. Soy licenciada en contaduría y lo ejerzo en mi trabajo, administrando el negocio de mis padres.
Mis padres pasan gran parte del día en el negocio, lo que me da, afortunadamente, el suficiente tiempo a solas con mis amantes humano o canino, según se den las circunstancias. Yo practicamente hago sólo el cierre de caja al final de cada semana y alguno que otro imprevisto de gastos, etc. Mi vida es tranquila, aunque agitada por las noches, y me dedico a leer o a pasear a mi mascota, o a visitar amigas, etc.
Mi amante principal es un pastor alemán llamado Harry (sí, por Harry Potter, o más bien Harry "El sucio" Potter), que ha estado en mi vida desde que tengo 17 años, pues mis padres lo compraron para que cuide la casa. Aclaro que siempre hemos tenido al menos un perro en todo momento en nuestra casa, pues como saben la inseguridad en México está cabrona, y no está de más aunque sea un poquito de seguridad extra, como la es tener un perro que cuide.
Pero a pesar de siempre haber tenido perros, y otras mascotas como loros, hamsters, etc. Harry ha sido extraordinario en mi vida desde hace unos años, más específicamente, 4 años para acá. Y, como dije antes, alguno que otro amante humano he tenido, para no llamar la atención de la gente y que sospechen, aunque también porque, aunque satisfacción sexual nada la da mejor que un perro, un hombre bueno también es buen amante, quizás no tanto en lo sexual, pero sí en lo emocional (cuando se fija un@ en la persona correcta). Así que he tenido varios novios, aunados a mi relación, de amantes sexuales y por qué no, también siento un vínculo muy profundo de cariño y amor hacia Harry.
Harry tiene 9 años y medio, ya sé, ni me lo recuerden, está ya en la etapa final de su vida. A lo sumo vivirá unos 4 años más, lo cual me llena de tristeza el solo pensarlo. Por lo mismo trato de vivir cada momento con él al máximo, porque no será tan fácil de reemplazar, como si fuera un objeto, un vil dildo o vibrador de plástico que ya no funciona, es un gran amigo, amante, que quiero mucho, y que me hace gozar cada vez que me entrego a él.
A pesar de ser ya maduro el Harry, tiene mucha energía, y más aún cuando comenzamos esta aventura hace 4 años, él y yo, que es el motivo principal de mi relato:
Hace 4 años, octubre de 2008, era un día como cualquier otro, o quizás no como cualquier otro. Yo estaba bastante atareada con el trabajo que les comenté que tengo, esa semana hubo varios ingresos y egresos que no cuadraban, hubo algunos sospechosos, y para no alargarla mucho mis padres despidieron a un par de personas, lo cual me tenía bastante decepcionara, pues me entristece la gente así.
En fin, estaba algo intranquila e irritada por todo; aclaro que la zoofilia ya la conocía hacía bastante tiempo, más o menos desde los 16, pues tenía un par de amigas, que no se conocían entre ellas, que me habían contado que a veces dejaban a sus perros lamerles la vagina, y que se sentía muy rico (hoy día me consta), lo cual me llevó a leer algunos relatos en internet, e incluso llegué a experimentar con el perro que tuvimos antes que Harry; un labrador de nombre Chino; pero en ese momento no prosperó el bestialismo en mi vida, dado que tenía novio y no me aventaba a tener sexo ni con él, y aunque me gusta masturbarme, el sexo seguía teniendo algunos tabues, así que probé pero no me enganché en ese momento a esto que nos atañe aquí.
Volviendo al 2008; estaba en mi cama, pensativa, muy pensativa, reflexionaba sobre mi vida amorosa, hacía unos meses que no tenía novio, por varias razones; me topé con algunos imbéciles, es decir, hombres que saben de lo que se trata una relación pero prefieren tener noviazgos enfermizos; alguno que otro que no tenía idea de como hacerme feliz, etc. muchas cosas. Dentro de tantos pensamientos empecé a extrañar el toque de un hombre en mi cuerpo, sus manos en mis nalgas, su lengua en mi boca, y la mía en la suya; que me epiece a manosear las tetas, que me tire a la cama y me empiece a besar; que pase sus labios por mi cuello, mis pezones; saborear su verga, tenerla erecta en mi boca y mamarla con pasión, que destile sus jugos en mi boca, y hacerlo venirse en mi boca, tragarme su leche, mientras lo miro a los ojos, para hacerlo perder la cabeza. Tirarlo en la cama y montarlo, cabalgarlo como una desquisiada -uff, me estoy poniendo caliente- hasta que se venga adrentro, obvio con protección siempre. A alguno que otro lo he dejado cogerme por el culito, que no es de mis cosas favoritas pero lo he disfrutado.
Estaba ya masturbándome, chorreando, cuando tuve un orgasmo, delicioso; pero seguía caliente por alguna razón, así que decidí ponerme a ver porno en mi pc, me gusta mucho el porno, soy fanática de Manuel Ferrara, así que me puse a ver videos con él, me puse a leer relatos eróticos, me masturbaba mientras leía y veía el porno, etc. Cuando empecé a leer algunos relatos de zoofilia, insisto, un tema no desconocido para mí; y poco a poco fui leyendo, sobre todo no dejaba de impresionarme lo bonito que se expresaban varias chicas y mujeres, de cuanto amaban a sus amantes caninos, de como disfrutaban entregándose, volviéndose unas verdaderas perras por ellos, de como les gustaba renunciar unos momentos a su humanidad, para entregarse completamente a los más básicos instintos animales de placer y desenfreno sexual con una bestia, en estos casos perros, y como era tanto el disfrute, que algunas no pensaban en otra cosa en todo el día, más que en las vergas de sus perros, en abotonarse con ellos, en sentirse sucias y perras con ellos, etc.
Todo eso me impactó y a la vez me calentó. Volví a la cama, pero esta vez no imaginé a un hombre, un ex, o un Manuel Ferrara cogiéndome, sino que comencé a plantearme los escenarios que había leido unos momentos antes, debí haber estado como unas dos horas relatos y tópicos en foros, en inglés, en español, tantos detalles que pintaban algunas historias, de las poderosas lenguas, las enormes vergas, el nudo en lo profundo, el dolor/placer del "abotonamiento", la pasión, el amor para con el perro, sentirse la perra del perro, que él sea tu macho, tu amor; mamar sus vergas, saborearlas, llegar hasta dejarse coger analmente por ellos; como algunas les dieron sus virginidades a sus perros, o como algunas han tenido orgías con 2 o más perros, o con perros y humanos. ¡Dios mio! yo estaba que explotaba de calentura, pero ni aún entre tanta locura pasando por mi mente me imaginé a Harry. Me seguí masturbando, hasta venirme tantas veces que me quedé dormida. Afortundamente mi cuarto quedá apartado del resto, y mis padres me dan mucha privacidad, por lo que rara vez van a verme a mi cuarto.
A la mañana siguiente desperté, desnuda, con mis sábanas llenas de mis jugos de amor, por lo que las metí a la lavadora y seguí con mis actividades cotidianas. En la noche repetí lo de la noche anterior, sólo que esta vez me brinqué directo a los perros, y esta vez me llegó el pensamiento de mi Harry, mi lindo Harry, que habia sido mi compañero durante tanto tiempo, mi amigo, mi guardián. Empecé a ponerlo en mis pensamientos masturbatorios, empecé a imaginarme a mi misma en cuatro patas, ofreciendo mi empapada vagina a Harry, para que hiciera lo que sus instintos le indicaran, que me cogiera, que me hiciera su hembra. Empecé a imaginarlo cogiéndome, me puse en cuatro patas, y con una mano en mi vagina y con la otra poniendo un dedo en mi culito, me masturbé hasta venirme en grande. Fue un tremendo orgasmo.
Durante varios días fue una rutina, de masturbarme pensando en Harry, pero aún así no me atrevía, cada vez que lo veía en el patio sentía mucha culpa. Me le acercaba, jugaba con él, miraba su funda, a ver que tal tenía su pene, pero aún así me sentía loca. Estuve luchando por varios días con mis deseos y mis prejuicios. Sabía que tenía el tiempo, el espacio y al amante para vivir lo que, según muchas mujeres, podía llegar a ser la mejor experiencia sexual de mi vida, pero no me atrevía.
Incluso llegué a salir un par de veces con un ex, para sacármelo de la cabeza, lo llevé a mi casa para poder coger, pero cuando empezamos a coger su pene se volvía un pene de perro en mi mente, no podía sacármelo de la cabeza; el deseo se apoderó de mí, y le di probablemente la mejor mamada de su vida, pero imaginándome en todo momento la verga de Harry en mi boca, e imaginando que era su leche la que tragaba, inenté no pensarlo, pero en una de esas que me pone en cuatro, y valió madres todo, aún más me llegó el pensamiento de ser cogida por Harry, y creo que mi ex se fue pensando que era el mejor amante, por tanto que grité y chillé, me vine varias veces por el pensamiento de Harry mientras mi ex me saba con todo por detrás, hacíendome perder la cabeza. Después de eso jamás le he vuelto a buscar, aunque él a mí sí, obvio.
Debí haberme quedado unos dos días sin masturbarme, por el miedo a que el deseo se volviera incontrolable y terminara entregandome a Harry. Pero seguía pensándolo, y pensándolo. Empecé a leer relatos otra vez; y me di cuenta de que lo peor que podía pasar era que me gustara, y que Harry se volviera el mejor amante de mi vida, y que le abriría la puerta a un mundo de posibilidades, y que el mundo está cambiando, y aunque obviamente sigue siendo una locura para el 90% del mundo, todos tenemos derecho a hacer lo que queramos con nuestra sexualidad mientras lo hagamos con responsabilidad y sin lastimar a nadie. Pensé que el sexo anal y oral que he practicado probablemente fueron la zoofilia de su momento. Nadie sabría, sólo yo, quizás lo disfrutaría, quizás no, pero es mejor probar ¿no?
Así que me armé de valor y al tercer día investigué un poco más, principalmente leí los manuales que algunas chicas amablemente se han tomado la molestia de redactar para las principiantes y no tan principiantes. A Harry siempre se le ha mantenido limpio de parásitos y garrapatas, por lo que no me preocupé. Tomé mis precauciones, puse una manta en el suelo, un par de cojines por si me faltaba altura, en ese momento por el apuro no conseguí algo para ponerle en las patas, como unos calcetines de esos de futbolista (de lo cual me arrepentiría un poquito), y algo para llamar su atención de ser necesario, en este caso miel.
Comencé como a las 6 pm, que me daba unas cuatro horas a que llegaran mis padres. Me aseguré de trabar puertas y ventanas. Puse algo de música suave, un par de velas, porque si iba a ser un recuerdo memorable más valía hacerlo bien. Me puse le lenceria más fina que tenía, ok, no era tan fina, pero lencería al fin, un ligero, medias, etc. todo en color blanco, para hacer contraste con Harry, que es del color que todos los demás pastores alemanes son, negro de arruba y medio café de abajo. Lo llevé a mi habitación, el corazón parecia que se me hiba a salir. Harry estaba acostumbrado a mi cuarto, pues varias veces dormía (y hoy día con más razón) conmigo en mi cama, por lo que lo primero que hizo fue subirse a ella.
Le dije: -No amor, hoy no vamos a dormor, vamos a hacer cositas. No sé, pero esos comentarios de mi boca me hicieron calentar mucho más, y de mi vagina comenzaron a fluir más jugos. Harry debió notarlo, pues cuando se bajó de la cama empezó a olisquear mi entre pierna. Cuando hizo eso inmediatamente removí mi tanga blanca, dejando mi, no rasurado pera si recortada y estilizada, vagina. Él comenzó a lamer, y como a los 20 segundos me hizo venir de manera muy intensa. -¡Putísima madre, Harry, me vas a matar! A medio camino de mi segundo orgasmo como que perdió el interés, por lo que tomé la miel que había preparado, la apliqué a mi vagina y reinició con más ímpetu. -¡Así, así perro cabrón! ¡No pinches mames, me vengo otra vez! ¡Ayyy, cabrónnn!! Todo este tiempo estuve de pié, pero el segundo orgasmo me hizo caer de rodillas, tardé unos instantes en recuperar el aliento. Harry me rodeó y me seguía lamiendo pero por momentos, recordé algo y me puse un poco de miel en el ano, lo cual hizo que Harry comenzara a lamerme esa zona, lo cual me encantó, y me encanta hasta el día de hoy, me mata que mi Harry me coma el anito a lamidas.
Harry hizo un par de intentos fallidos por montarme, y recordé lo que había leido, bajé mis hombros lo más que pude hacia el piso y levanté el culo y abrí un poco las piernas, un par de intentos depués Harry ya me tenía prensada de la cadera con sus patas delanteras. Tomé aire, y me preparé, unos momentos después la punta de la verga de Harry comenzaba a encontrar camino. Pensé, ya no hay marcha atrás, pero hasta el momento todo había sido fantástico, no podía ser tan malo ¿o sí? Pues no, no lo fue. Harry empezó a penetrarme, al principio de a poco, pero de repente me la metió todita. -¡Su puta madre! ¡Casi rompes la panocha! Le grité, y él me empezó a bombera, sin piedad de mi pobre vaginita, que nunca había probado verga de perro. Me cogió duro el hijo de la chingada, haciéndome quejar un poco al principio -¡Ay, ay! ¡No mames! ¡Asu verga no mamesss!!! Puras pinches mamadas gritaba, pero no de dolor realmente, sino de calentura y placer, placer, cada vez más y más pacer. -¡Asu madre, asu madre, me vengo! ¡Me vengo, me vengoooo!! Y me vine como pocas veces, al momento no me importó que me araño un par de veces. Creo que fueron como 3 minutos nadamás, pero ¡no mames! el pinche perro me estaba llevando al cielo de ida y vuelta.
De la penetración fuerte y sin piedad el cabrón me hizo venir dos veces creo, y se vino dentro de mí, llenándome de su lechita, que me empezó a escurrir por las piernas. Se quedó anudado conmigo como por 15 segundos y salió, se fue a un rincón a lamer, yo me quedé unos segundos, pensando, sintiendome una puta perra, una puta perra sucia, pero no de una manera negativa, me gustaba esa sensación. Vi como Harry lamía su vergota, como de 18 cm, y algo gruesa, y decidí ayudarlo, por primera vez le mamé su verga, me disgustó al principio, pero ya le he ido agarrando el gusto. Hasta que se metió en su funda, lo dejé salir, satisfecho salió al patio y yo me bañé. Recogí todo y lo puse a lavar.
Esa noche metí a Harry a dormir conmigo, no lo hago muy seguido porque papá dice que se supone que su propósito es cuidar la casa, lo cual no puede hacer mientras está en mi cuarto. Pero esa noche lo metí a mi cuarto, para poder dormir con él, lo abracé y nos dormimos, fue una de las mejores noches de sueño que he tenido. No cogimos esa noche, pensé que tendríamos mucho tiempo para volverlo a hacer. Y así ha sido, cada vez que lo hacemos es muy especial y placentero. Harry es un amante genial, nuestras sesiones de sexo son como de 15 minutos, pero ¡vaya, qué 15 minutos!
Esta es mi historia, pueden creerla, pueden no. De cada quien depende la realidad que le asigne. Quizás les cuente más de lo que hacemos Harry y yo casi a diario, pero será en otro momento, porque tengo ganas de una cogidita de Harry ahora mismo…
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