Descubrí algo nuevo a mi edad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Descubrí algo nuevo a mi edad.
Soy una mujer de 62 años, viuda desde hace 12 y me llamo Laura.
Nací y me crié en un pueblo del norte de España, con 20 años me casé con Emilio 4 años mayor que yo, hijo único y su padre era el dueño de una serrería importante en la zona.
Al poco de casarme mi marido ya dirigía la empresa, comento esto porque viví y vivo muy bien, tuve 4 hijos dos varones y dos hembras, por causa de un accidente mi marido falleció con 54 años, en lo mejor de la vida, mis dos hijos mayores hoy dirigen la empresa, mi hija siguiente se caso y vive en Madrid, y mi hija pequeña que hoy tiene 32 años, se caso y se fue a vivir a la capital pero, las cosas no fueron bien y volvió a casa.
Cuando volvió trajo con ella un precioso box, un animal muy cariño y bueno, era una preciosidad, todos los días mi hija lo sacaba a pasear, y si algún día no lo hacia lo sacaba yo.
Mi hija un poco loquilla empezó a salir y a olvidarse de Teo, así se llamaba el box, por lo que yo era quien le cuidaba y sacaba a pasear, mi hija solo se preocupaba de él cuando venia a casa para jugar con él, muchas veces se encerraba en su habitación con él, pero yo nunca sospeché nada, la casa es muy grande y nunca sentí nada, hoy si me doy cuenta de lo que creo hacia.
Cuando bañaba a Teo, lo metía en la bañera y éste se quedaba quieto como una estatua, disfrutaba del baño como un niño, lo enjabonaba con un champú especial para perros, y me daba cuenta que Teo tenía un pene bastante grueso, pero eso era todo.
Algunos días Teo jugando intentaba montarse en cima de mí, pero yo lo veía como normal, lo hacían todos los perros, así que no le daba importancia.
Alguna vez me llamó la atención que Teo al intentar subirse a mi, tenia su pene grueso fuera, y me llamo la atención sobre todo aquel pedazo de pene rojo.
Un día después de bañarlo y secarlo me puse de rodillas a secar el suelo con la toalla que había utilizado para secarlo, y sin pensárselo Teo se me acaballo intentando montarme.
.- ¿Pero que haces, acaso crees que soy una perra?
Como pude y riéndome me lo quité de encima, pero observe que su pene estaba fuera del todo, y la verdad era un pedazo de pene, Teo estaba nervioso le intentaba acariciar para tranquilizarlo pero él seguía intentando subirse a mí.
Aquello me dio que pensar, como era que Teo me quisiese montar, alguna vez había oído algunas cosas de mujeres y perros, pero no podía imaginar lo que me estaba sucediendo con 62 años, así que aquella noche tardé mucho en dormirme, había 12 años que me quedé viuda, y nunca tuve ninguna relación con ningún hombre, no se porque pero esa noche me masturbé.
Pasaron algunos días, y empecé a observar que Teo cuando venia mi hija a casa estaba bastante tranquilo, pero cuando tardaba 3 o 4 noches en venir Teo estaba nervioso, y andaba detrás de mi continuamente.
Noche tras noche pasaba buenos ratos pensando, estaba convencida que mi hija se follaba a Teo.
El viernes como solía hacer muy a menudo, mi hija se iba de fin de semana con alguna amiga, al menos eso decía, y el sábado Teo andaba nervioso, me seguía por toda la casa, ya a la tarde después de bañarlo se puso pesado, así que en la cocina me puse a gatas y Teo me acaballó de inmediato, podía sentir su pene en mi trasero dando golpes sobre la bata, y la verdad que me excitó, estaba claro que Teo sabía lo que hacía.
Mi cabeza no dejaba de pensar, llevaba años que no me masturbaba tanto como esos días.
Empecé por curiosidad a hacer pruebas, si me ponía a gatas Teo inmediatamente se me subía, si lo llamaba y hacia el ademán de agacharme se ponía nervioso y juguetón, después de bañarlo me agachaba y sentía su pene en mi culo, la curiosidad y las calenturas que pescaba, me dieron alas y atrevimiento, empecé por levantarme la bata, y lo sentía en mis bragas, una tarde creí que las rompía de cómo apretó.
Así paso un tiempo, y mi atrevimiento me llevo a ponerme a gatas sin bragas, fue de ver y no ver, me clavo como un poseso, me hacia daño pero yo lo necesitaba, cuando se corrió dentro de mí no se los orgasmos que había tenido, estaba exhausta, por el dolor y el placer recibido.
Siempre fui una mujer fuerte y ancha de culo y muslos, soy de esas mujeres que su vagina es bastante grande, mi marido Emilio era un superdotado y no tenía ningún problema para tenerla dentro, por eso creo que a Teo le fue tan fácil clavarme.
Casi a diario Teo me monta, con mis 62 años nunca hubiera creído que volvería a follar tan a lo bestia, mi hija hace dos meses que vive con un chico, y Teo se quedó conmigo.
Hoy pienso en lo que a mi edad descubrí, pero vendita la hora en que por mi curiosidad me ocurrió, esto es una realidad, creo que a muchas mujeres les ocurre algo similar, pero no se atreven a escribirlo, las animo ya que aquí el anonimato esta asegurado.
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