DRACO
Por estar jugando en el jardín terminamos en otros menesteres.
En casa siempre hubo perros, de niña jugaba con ellos. Cuando yo iniciaba mi adolescencia el perro de casa era uno fornido de mediana – gran altura, color gris manchado con negro, su nombre era DRACO, sabría tener un año y medio, tal ves dos en ese entonces. Recuerdo que lo criamos desde cachorro, era mi fiel compañero, mi confidente, mi todo pues yo no tenía hermanos. Desde que era cachorro, cada que yo llegaba del colegio jugaba con él, sin embargo cuando él llegó a ser un perro grande comenzó a jugar diferente conmigo, un día comenzó a montarse por atrás mío, tomándome de las caderas se meneaba hasta que yo me lo lograba quitar de encima. Para mí seguía siendo parte del juego, hasta que varias semanas después, en una de esas montadas, su pene se coló por debajo de mi vestido y comenzó a puntearme mi vulva por sobre mi ropa interior, eso me dio un choque de sensaciones que me hicieron quedarme quieta un instante, sentía como cosquillas por el roce de su puntiagudo pene sobre mi vulva… luego reaccioné y me lo quité de encima. Me dejó toda húmeda por los jugos de su pene. Pasados unos días mientras jugábamos en el jardín atrás de casa, volví a permitirle que me monte y me dejé hacer sobre la ropa, esa vez no sentía muy bien su pene y mi ropa quedó toda manchada, así que al siguiente día volví a utilizar vestido y de hecho lo tuve que levantar un poco para sentir sus piquetes por sobre mi ropa interior… recuerdo que se subía, me tomaba de las caderas y bombeaba un rato luego se bajaba y se volvía a subir un rato más, luego perdía interés, yo sentía esas como cosquillas que me gustaban cuando su pene me rozaba entre las nalgas y a veces chocaba con mi vagina por sobre mi ropa interior, yo ya era una adolescente y a mi cuerpo empezó a gustarle esas sensaciones Así estuvimos unos días, luego subió un poco el nivel… DRACO comenzó a lamerme la vulva así sobre mi ropa interior entre una montada y la siguiente, eso me dio más sensaciones agradables aunque no llegaba al orgasmo. Un día mi mamá me fue a buscar y me encontró siendo montada, me levantó del cabello y prácticamente me arrastró hasta adentro de la casa. Pese a que yo le mentí diciéndole que “me había caído mientras jugábamos y que el perro aprovechó de montarse en ese preciso instante cuando ella nos encontró”, no me escapé de media hora de recomendaciones y de una solemne promesa de evitar volver a jugar así. Durante más de 6 meses de aquel incidente, mi madre no me perdía de vista, DRACO y yo tuvimos que dejar de jugar tan seguido y esperar a hacerlo únicamente cuando estábamos solos, eso ocasionó que para poder aprovechar mejor el escaso tiempo yo dejaba que me monte un momento y luego me paraba, movía mi ropa interior y dejaba expuesta mi joven vulva para que él la pueda lamer directamente, así incrementar el placer, al poco de unas cuantas sesiones de deliciosas lamidas llegué a tener mi primer orgasmo, fue maravilloso llegar a sentir como su rugosa y larga lengua recorría una y otra vez mi vulva toda empapada por mis jugos y su saliva, sentir como trataba de meter su lengua lo más dentro que podía hasta hacerme desbordar de placer, era deliciosamente adictivo. Pasado ese tiempo, que como dije calculo que fue poco más de seis meses, mi mamá también encontró trabajo y tuvieron que dejarme sola por las tardes en casa después del colegio. DRACO y yo volvimos a jugar más intensamente, pronto el solo hecho de dejarme lamer se me estaba haciendo poco… empecé a quitarme la blusa, dejando mis pequeños senos al aire, ya tenía una falda corta exclusiva para esos menesteres, era ideal porque me cubría de las uñas cuando me abrazaba con sus patas y a la vez dejaba toda mi cola expuesta para él. Me gustaba sentir su pelaje acariciar la piel de mi espalda, me gustaba sentir su peso sobre mi, su deseosa forma en que se aferraba a mi cuerpo y trataba de penetrarme… y yo, yo empecé a necesitar tenerlo dentro mío. Recuerdo que me daba miedo quedar embarazada y en aquellos años no había Internet donde vivía, no tenía información a mi alcance, solo la necesidad de tenerlo dentro mío, eso fue desesperante, no tenía a nadie con quien hablar del tema, pedir consejo ni intercambiar experiencias. Me llegó un poco de luz al encontrar un folleto de educación sexual entre los documentos de mi mamá, explicaba el método del ritmo o calendario, comencé a llevar cuenta de mi menstruación y haciendo fechas determiné cuando podría hacerlo sin riesgo de embarazo, si, yo tenía terror de quedarme embarazada para mi DRACO. Pasaron los días y llegó el esperado “periodo no fértil”, estaba muy nerviosa, pese a tantas lamidas y tantos orgasmos yo aún era virgen y no tenía claro como hacerlo, menos aún hacerlo con un perro. Recuerdo que ese día salí corriendo del colegio desesperada por volver a casa, una vez llegué cerré todo con llave y metí a Draco a mi cuarto, le di todas las vueltas a la llave en la cerradura y busqué mi “falda especial” mientras Él me miraba fijamente, sentía su mirada sobre mi cuerpo mientras me desnudaba, cuando estuve lista (Sólo con mi ropa interior y mi falda) me puse en 4 y lo llamé, eso ya lo habíamos hecho antes muchas veces, así que él vino directamente a montarte y hacerme sentir su pene buscando desesperadamente cómo atravesar mi ropa interior… yo jadeaba deseosa de que se rompiera y su pene entrara en mi… así hasta que se bajó… yo me levanté como de costumbre y ese día a diferencia de otras veces en lugar de solo hacer a un lado mi ropa interior, me quite toda la ropa que me quedaba, mostrándole por primera vez toda mi desnudez. Draco vino a lamerme como siempre, yo me dejé caer sobre el borde de la cama con las piernas abiertas y disfruté sus lamidas hasta que llegó un delicioso orgasmo. Sin embargo mi cuerpo me pedía más… quería pasar al siguiente nivel, sentirlo dentro mío. El día no era fértil, ahora mi miedo era que me duela mucho, era mi primera vez, estuve entre dudas hasta que el instinto me fue guiando. Ese momento bien pude ponerme en cuatro y ofrecerle mis nalgas como una buena perra, sin embargo, para tratar de controlar el ritmo decidí subir al perro a la cama, lo recosté de espaldas y me trepé sobre él. Entre todo ese afán él había perdido su erección así que su pene estaba todo dentro de su funda, yo lo recosté de espaldas, me trepé sobre él y comencé a frotar mi clítoris sobre su larga y gruesa funda durante un rato mientras le decía palabras dulces y sensuales para calmarlo un poco, el perro notó muy extraña esta nueva postura y se quería levantar, yo poco a poco lo fui apaciguando, luego con una mano fui recorriendo su funda para que libere su pene, que fue saliendo de color rosadito, delgado con algo duro dentro de él, poco a poco fui recorriendo su funda más y más atrás hasta que unas pequeñas protuberancias también salieron al aire. Me acomodé, sostuve su pene apuntando directo a mi vagina y me fui dejando caer sobre él, sintiendo como poco a poquito iba entrando en mi como si de un lápiz se tratara, una vez que tuve una buena parte dentro, comencé a moverme subiendo y bajando sobre él.
Por mi inexperiencia y una mala posición en pocos sube y baja se me cansaron las piernas, entonces con una mano jalé su funda lo más atrás que pude y a la vez que cambiaba de posición las piernas estirándolas hacia el frente luego nuevamente hacia atrás, mejoré mi postura de sentada y empujé con mi cola hasta el fondo metiendo dentro de mi vagina todo su pene incluso esas pequeñas protuberancias de la base de su pene que aún seguía delgado como un lápiz, sentía la piel y pelos de su funda besando mis labios vaginales. Hice eso, quedé cómodamente sentada con todo el pene de DRACO dentro mío, empecé a degustar el momento me solté el pelo luego comencé a recorrer mi cuerpo con las manos, comencé acariciando mis senos hasta que se pusieron bien duritos y sensibles mis pezones, después bajé una mano por mi cintura hasta mis nalgas luego intercambie para que mientras tenia una mano acariciando mis senos con la otra bajé por mi abdomen hasta mi clítoris, me estremecí al tocarlo, estaba realmente muy excitada, sentí cómo mi calor aumentaba, comencé a contraer rítmica y controladamente mi vagina alrededor del pene de mi perro procurándome placer, lo apretaba y lo soltaba contrayendo y liberando mis músculos vaginales una, otra y otra vez, pasados unos breves minutos ocurrió la magia: sentí como su pene se fue engrosando, como fue creciendo dentro de mí, sentí claramente como en pocos segundos dejó de ser como un lápiz y llenó toda mi vagina, sentí su pene durísimo soltando pequeños chorritos de su esencia dentro de mí, me dolía mucho pero estaba muy excitada, me tocaba frenéticamente, todas esas sensaciones hizo que me venga un fuerte orgasmo, mi vagina engulló y apretó fuertemente el pene de DRACO y ni bien mi orgasmo parecía terminar él comenzó a eyacular, sentí fuertes chorros de su semen caliente invadir mi interior, parecía que me iba reventar y otra oleada de placer me invadió, yo me dejé llevar sin poderme resistir caí desfallecida sobre Draco sintiendo como mi vagina y su pene intercalaban entre mis contracciones y sus eyaculaciones, es un placer indescriptible, sientes que medio te mueres un poquito. No sé cuanto duró ese momento, quedé perdida en el tiempo, fue uno de los orgasmos más intensos que tuve en toda mi vida, me faltaba el aire, creo que hasta dejé de respirar por unos instantes. Cuando volví a tener noción de tiempo y espacio traté de levantarme y sentí un fuerte jalón, su pene había crecido tanto que se quedó atrapado en mi interior, cambié de posición poniéndome hacia un costado, tenía una pierna adormecida, era algo incómodo lidiar con sus patas pero lo logré metiendo una de mis piernas debajo de él y pasando la otra por encima, lo tenía abrazado con brazos y piernas a mi perro, recostados sobre la cama. En esa posición observé como mi joven y delicada vagina que aún ni pelos tenía, la que siempre parecía solo una delgada línea, estaba ahora toda rebosante de verga animal que como una venosa manguera salía de mi interior y a los pocos milímetros se metía en la peluda funda del perro. La situación era inverosímil, yo sentía el duro pene del perro tan grande dentro mío que parecía ser de rígido metal caliente y palpitante, me sentía llena de jugos que por la fuerte unión la bola de la base, su pene sellaba herméticamente mi vagina procurando fertilizar a su hembra, “Suerte que no estoy en mis días fértiles, mi chiquitín – le decía – sino de seguro me dejabas embarazada y tendría tal vez uno o muchos cachorritos para ti, estás eyaculando mucho semen DRACO, me llenaste toda…” Noté que mi vientre se encontraba ligeramente abultado, al presionarlo con mi mano puede sentir la dureza del pene que albergaba dentro, fue algo que me hizo alucinar, me llegaba casi al ombligo, fue realmente apasionante sentirme tan llena, tan invadida, tan Mujer (o Hembra, en todo caso) Cada que su pene palpitaba dentro mío, liberaba un poco más de su esencia, yo sentía que me iba a reventar de placer. Ahora que lo escribo me parece hasta romántica la forma en la que fue mi primera vez, los dos abrazados sobre la cama, solos en mi recamara, era la primera vez que yo tenía un pene dentro, la primera vez que mi vagina recibía semen, era la primera vez que DRACO metía su pene en una vagina, era también su primera eyaculación, estábamos muy unidos, yo tan llena de él y mi Perro tan complaciente esperando terminar el ritual sexual, mirándonos, yo lo acariciaba, él me lamía las manos, la cara, el cuello, los senos, el sudor que cubría mi piel mientras su pene seguía duro, rígidamente incrustado en mi, palpitando fuertemente, creo que en ese momento me enamoré de él y me entregué totalmente. Estuvimos ahí tal vez media hora, tal vez un poco más, cuando finalmente sentí que comenzó a bajar su hinchazón, no tardó en filtrarse una mezcla de semen, mis jugos y un poco de sangre virginal de nuestra unión. Pasados unos minutos por inercia terminó saliendo ya flácido y delgado aquel miembro viril perruno que tanto placer me dio. La cama quedó un desastre, yo sentía un extraño dolorcillo en el interior de mi vagina. Estaba algo adormecida, me costó ponerme de pie, las piernas me temblaban, pero tenía que limpiar todo, abrir las ventanas y ventilar tanto olor a sexo y pasión animal que se había concentrado en mi cuarto, cambiar todas las sábanas, incluso darle vuelta al colchón para que la parte húmeda quede hacia abajo y termine de secar, “en adelante tendré que poner algo impermeable”, decía. Luego preparé algo para comer, después aunque algo adolorida intenté repetir la sesión de sexo animal pero DRACO aún no se repuso por completo, así que solo fueron unas cuantas lamidas y nada más por ese día, no disponíamos de más tiempo. Desde ahí lo fuimos haciendo todos los días excepto los sábados, los domingos y mis días fértiles, siempre en esa misma posición, ya con una tela impermeable bajo las sábanas. ¡Me gustaba Tanto hacerlo con él! Los días que estaba fértil eran un suplicio para mí. Me tenía toda alborotada de las hormonas, tanto así que hasta mi cuerpo se empezó a desarrollar más, me crecieron más los pechos, mis caderas se ensancharon más, mis piernas y mi cola también tomaron mayor volumen. Pasaron unos cuantos meses de llevar el ritmo y me fueron ganando las hormonas, y empecé a imaginarme quedando embarazada para mi perro, que mi pancita creciera y así al cabo de unos meses diera a luz a mis perrijos (perros/Hijos) y que los ocultaba de mis padres hasta que crecieran un poco, etc., en fin, me hacía todo el cuento, y me excitaba imaginando quedarme embarazada para mi perro cuando hacíamos el amor. Una de esas ocasiones, cuando me encontraba en mi día más fértil, DRACO no dejaba de acosarme, me perseguía por la casa, me lamia las piernas, la vagina, las manos, todo. Yo le decía “Amor, hoy no se puede” ya llevábamos varios días que no se podía hacer, yo estaba que echaba llamaradas y él muy deseoso de apagar mi fuego, yo lo miraba y el me hacia gemiditos, ruiditos como rogándome ponía sus ojitos brillantes y llorosos, era toda una ternura. Entre tanta insistencia pensé en ponerme la “Faldita especial” con ropa interior y dejar que me montara hasta que se aburra y se vaya, ya después con unos dedos yo me bajaba la calentura, así que puse el plan en acción. Fuimos a encerrarnos en “nuestra habitación” yo me vestí como dije y me puse en cuatro con el pecho sobre la cama y una toalla bajo las rodillas, DRACO se me trepó un par de veces y me punteó un su pene por sobre mi ropa interior, luego me lamía hasta que se aburrió. Yo me levanté algo aturdida por la excitación que me provocó y mi estado hormonal de ese día, pensando en nada, y no se por qué, tal vez por costumbre, pero simplemente me quité la ropa interior (Realmente hasta hoy no sé porqué lo hice, no estaba eso en mi plan original), al verme hacer eso mi perro volvió al ataque, parándose y aferrándose a mi cintura haciendo sus movimientos coitales, yo lo bajé y por instinto me volví a poner en cuatro apoyando mis pechos sobre la cama esperando que me volviera a lamer, sin embargo él simplemente volvió a subirse sobre mí y yo sentí como buscaba con su pene la entrada de mi vagina, recién ahí caí en cuenta que ya me había quitado la ropa interior y que no había nada que se interponga entre él y mi vagina… rogaba nerviosa que no logre penetrarme, pues hasta entonces no lo habíamos hecho en esa posición y en mi desesperación empecé a moverme para tratar de quitármelo de encima, ese fue mi error. Entre lo que yo me movía y lo que él me punteaba, ¡hizo diana! Sentí la punta de su pene atravesar mi vulva, sentí como hizo de su abrazo a mis caderas un agarre aún más fuerte y en el inmediato siguiente empujón me metió todo su pene, comenzó a bombearme frenéticamente, era la primera vez que lo hacíamos en esa posición, yo estaba en un trance entre miedo, angustia y placer, hasta que sintiendo como se iba engrosando su pene dentro mío, el placer venció mis miedos y comencé a disfrutarlo. El frenético bombeo duró sólo unos exquisitos segundos, segundos de esos eternos, sentía como la punta de su pene chocaba con el fondo de mi vagina y me la empujaba más y más adentro hasta que su bola creció tanto que no pudo mover más su pene… yo ya había alcanzado un orgasmo hasta que DRACO detuvo sus acometidas y dejó caer su cuerpo sobre mi espalda, tenía su cabeza detrás de la mía, sentía su fuerte y agitada respiración sobre mi nuca, giré mi cabeza hasta donde pude para poder verlo, él estaba con la boca abierta y la lengua afuera, jadeando, yo lo acariciaba (hasta donde mis manos alcanzaban) mientras le decía “¿Te gustó mi amor? ¿Quieres preñarme?” “Tendré tus cachorritos mi amor” en eso soltó sus fuertes chorros de semen caliente en mi interior “¡Oh si mi amor! ¡si, si! ¡dámela todita, es mía esa lechita!” le decía mientras con una mano le acariciaba y con la otra me aferraba a la cama para aguantar el placer del segundo orgasmo de esa tarde. Luego de un momento, se incorporó, pasó una pata por sobre mis caderas y se dio vuelta para que quedemos como una verdadera pareja de perros, esa vuelta me dolió porque casi se me sale su pene así enorme como estaba, una vez que terminó de ponerse revés, yo me acomodé y haciendo contracción de mi vagina me volví a acomodar bien el pene de DRACO con toda la Bola muy dentro mío. Fueron varios minutos de placer que tuvimos así, cola con cola, yo contraía rítmicamente mi vagina como exprimiendo su pene hasta sacarle la última gota de su semen, era una pose diferente a la que siempre habíamos hecho, “me sentía más perra de lo acostumbrado”, me sentía más suya, más dominada y eso le dio un gusto especial a este encuentro. Les puedo jurar que sentía como sus espermatozoides iban tras mi óvulo y lo fertilizaban, así como en los libros de biología, millones de espermatozoides de DRACO luchando por entrar en mi óvulo, que nuestros genes se mezclaban entre sí, disfruté mucho imaginándolo, sintiendo mi vagina llena de su semen. Tan pronto comenzó a deshincharse su pene, DRACO comenzó a jalar para sacar su pene, yo contraría mi vagina para retenerlo y tomé una de sus patas traseras con una mano, así lo retuve un rato más aunque luego de un jalón que me descuidó logró arrancar su pene de mi interior, sonó algo extraño y me dolió cuando lo hizo, pues siempre sacaba su pene cuando ya estaba totalmente contraído en la otra posición y ahora, ahora cuando me volteé a verlo me pareció monstruoso, “con razón me hace sentir tan llena” me decía… Bueno, a limpiar y así como es de rutina.
Al día siguiente lo volvimos a hacer, total ya me dejó llena la vagina de su semen, si me embarazó ese día no tenía porqué no hacerlo al día siguiente, así que lo hicimos a la antigua pose, yo sobre él, porque me había dejado algo dolida mi vagina el día anterior. En adelante seguimos haciéndolo variando de posición entre una ocasión y otra. Yo me sentía como embarazada para él, con miedo de que por culpa del embarazo mis padres descubrieran mis amoríos con DRACO, algo que tanto cuido y evito que se enteren, estar embarazada para mi amor Draco era algo que yo quería y deseaba y a la vez era algo que no quería… las mujeres me entenderán cómo es eso de querer y no querer a la vez, si me embarazó, tendré a mis perrijos porque son fruto de nuestra unión, de nuestro amor, me decía. Así pasaron los días y llegó el fin de mes y con él llegó mi menstruación, una mezcla de alegría y tristeza me invadió, así fue como me enteré que no se puede quedar embarazada una mujer para su perro por mucho amor y sexo que tenga o por más fértil que se encuentre, por más llena de semen que te deje, no se puede, lo cual en parte es maravilloso porque podíamos tener relaciones sexuales en mes entero sin restricciones, y en parte me entristece porque no podré darle hijos a mi amor perruno. Luego de mis descubrimientos, primero saber que mi perro y yo podíamos darnos placer mutuamente y luego que podíamos disfrutar de ese placer ilimitadamente sin consecuencias (embarazos) teníamos una única restricción, “que no se enteren mis padres”, los fines de semana y los festivos cuando alguno de ellos estaba en casa no lo hacíamos (al menos no en un principio) todo cambió cuando invitaron a mis padres a una boda lejos de la cuidad, para no abundar en detalles absurdos, resumo que me quedé sola en casa desde viernes en la tarde hasta el domingo en la noche. Desde que supe que se irían tenía una excitación cada día mayor así que hice los preparativos, tenía comida lista para mí y para Draco en cantidad suficiente para no preocuparme de preparar nada, hice mis tareas, incluso hasta fui lavando mi ropa con anticipación, llegado el día, estaba prácticamente libre y comenzó el viernes… Cuando llegué del colegio, nos fuimos corriendo con Draco hasta nuestra habitación, ese día yo ya venía muy excitada así que sin mayor preámbulo me quité toda la ropa y me puse en 4 al borde de la cama toda deseosa de ser montada por mi perro, él aceptó mi invitación y me montó, al primer intento logró penetrarme – ¡Hay mi amor, ya me tienes bien medida! – exclamé mientras soportaba el frenesí de sus acometidas que me iban llenando de placer así como su pene iba llenando mi vagina engrosando y creciendo más y más hasta hacerme llegar a mi orgasmo y a la vez al de él que llenó de semen mi interior y luego cruzando una pata por sobre mi espalda quedamos unidos por largos minutos hasta que se deshinchó un poco y pudimos separamos. Me apresuré a limpiar porque ese día mi mamá llegaría temprano. Al rato ella llegó, y tiempo después mi papá, después de un rápido Té, ellos se fueron indicándome que cierre bien las puertas y no meta a ninguna persona a la casa. Se fueron cerca de las 18.00 horas, ni bien se fueron, me llevé a Draco hasta mi habitación me puse la falda especial sin ropa interior y aún vestida (vestida por miedo que regresen por algo olvidado me sea fácil disimular) empezamos a tocarnos… Le acariciaba el lomo, la cabeza las orejas, el me lamía la cara el cuello, las manos, cualquier parte de mi cuerpo, sabía que esa “faldita especial no fallaba” y me iba excitando cada vez más, no pasó mucho tiempo para que me tenga de piernas abiertas entregando mi vagina a sus deliciosas lamidas, me hizo estremecer con el primer orgasmo de la noche y lo dejé seguir lamiendo hasta que me dio otro orgasmo más, ahí tuve que apartarlo, ya tenía muy sensible mis labios por tantas lamidas. Divagando mentalmente sobre el matrimonio al que estaban yendo mis padres, me pregunté ¿y si yo también me caso con Draco? Busqué en mi armario y encontré un moño que se lo puse como corbata, para mí, me puse una camisa blanca larga de mi padre con un cinturón y quedó como un improvisado vestido de novia. Nos juntamos sobre la cama, nos tomamos de las manos y nos juramos amor eterno hasta que la muerte nos separe, yo le puse a él de collar una cadena mía con la inicial de mi nombre, y él me dio su collar, parece sencillo pero al ponerme su collar, sentir su olor a perro, su olor a macho, su dureza en mi garganta me sentí muy suya, me sentí su esposa, su hembra, su perra. Sellamos nuestro amor con unos ricos besos, de esos que su lengua te llega a la garganta, las que lo hicieron podrán dar fe de esas sensaciones raras que los besos caninos te dan. Terminada la ceremonia, miré el reloj, marcaba las 19.40, “No creo que Vuelvan” me dije, así que cerré mi cuarto (que es señal de “monta” para mi DRACO) y apagué la luz. El cuarto quedó oscuro, una tenue luz se colaba por la ventana, mis ojos poco a poco se acostumbraron a la oscuridad y pude con esa tenue luz ver la silueta de mi perro que sobre la cama me miraba y agitaba la cola, me fui acercando, mientras me quitaba la ropa, la situación me fue excitando, era muy diferente hacerlo en la oscuridad y con el collar puesto… Y comenzó nuestra luna de miel. Estando ya desnuda, me subí a gatas sobre mi cama y me acerqué a mi inquieto DRACO, que ahora era mi esposo, lo fui apaciguando con palabras cariñosas, haciendo que se acueste y recorría con mis manos su peludo cuerpo, el roce se su pelaje sobre mi suave piel me tenía muy excitada, sentía mi vagina muy húmeda y al parecer mi fragancia de hembra en brama también lo tenía muy inquieto a él, no pude retenerlo mucho tiempo en la cama, él se bajó y yo fui tras él lo abracé lo hice caer al piso y me fui corriendo en 4 como perra por alrededor de la cama, el me seguía, me montaba yo me escurría de su abrazo y corría para otro lugar en un juego cada vez más excitante hasta que cansada me tumbé en el sofá que tengo en mi cuarto, entonces él vino a mi, comenzó lamiendo mis piernas con su cálida, jugosa y rasposa lengua, subiendo poco a poco hasta llegar a mi entrepierna estremeciéndome de placer, mi orgasmo llegó de improviso y me dejó exhausta, mi DRACO tomó una de mis piernas y comenzó a hacer su vaivén, yo atiné a quitarlo, él hizo ademán de volver a querer montar mi pierna yo lo abracé y lo traje hacia mí, me acomodé sentada al borde del sofá para darle acceso mientras él punteaba con su pene ya salido tratando de encontrar mi entrepierna, tuve que bajar una mano y guiarlo, tan pronto sintió mi calor me penetró a fondo, duro y sin compasión, su pelaje acariciaba deliciosamente mi abdomen y mis duros senos; yo lo abrazaba con fuerza hacia mí sintiendo como su pene se hundía y crecía, me vino la locura con una mano lo tomaba de sus caderas, con otra de su lomo así aferrada movía mi pelvis al ritmo de sus acometidas para metérmela más adentro para sentir más placer hasta que él se detuvo, yo tenía todo su pene dentro mío, su punta chocaba con mi cérvix, su pene me tenía toda llena y su bola en un breve segundo paso de ser gruesa a ser descomunal, me expandió al máximo yo lo seguía presionando hacia a mí y volví a mover mi pelvis, sentía como su pene hacia presión para todos lados según me movía hasta que en uno de esos movimientos siento que la delgada punta de su pene logró acomodarse perfectamente en mi cuello uterino, sentía claramente la punta de su pene pegada, como besándome la entrada mi útero, la sensación me hizo quedarme quieta al mismo tiempo que él empezó a eyacular potentes chorros de semen canino que sentí entraron directo a mi útero provocándome un fuerte, intenso y placentero orgasmo que me dejó marcada para siempre, nunca antes me pasó algo así y muy pocas veces pude volver a repetirlo, me sentía llena, pero era muy diferente, tenía lleno el útero de su semen, un ligero picor en mi cérvix por tener incrustado la punta de su pene y en mi vagina la sensación de llenura total… Su pelaje rozaba mis senos, tenía su cabeza al lado de la mía, su macizo cuerpo cubría mi pequeño ser y su pene palpitaba llenándome de más semen el interior de mi útero, yo recorría su lomo con mis manos mientras todas estas sensaciones me fueron llevando a un nuevo orgasmo, ya más suave aunque igualmente placentero, luego del cual me sentí ya satisfecha, victoriosa, acariciaba a mi perro le decía cosas bonitas como “¿Te gustó mi amor? ¡Me tienes totalmente invadida! ¡Me vas a dejar preñada!” él solo jadeaba, y cuando lo libré mi abrazo se incorporó sobre mi dejándome caer sus babas sobre mi cuello, sobre mi cara, yo abría mi boca para atrapar sus gotas, luego acerqué su hocico hacia mi y nos besamos, yo abría mi boca tratando de atrapar su hocico mientras él invadía hasta mi garganta con su larga lengua, no recuerdo ni su sabor, estaba embelesada, totalmente penetrada, totalmente fertilizada, llena de su semen en lo más profundo de mi ser, entrelazando nuestras lenguas en un apasionado beso ya en la cúspide de nuestro ritual sexual. Poco a poco nuestros besos fueron cesando, él pasó a lamerme la cara luego el cuello y parte de los senos, yo lo tenía prisionero por mis piernas entrecruzadas detrás de sus caderas, hasta que su pene se fue deshinchando, él quería moverse, yo no le dejé quitarse hasta que su pene se encogió poco a poco y se terminó de meter ya flácido en su funda, solo en ese momento en que ya me abandonó por completo lo dejé ir. Yo me quedé dormida casi de inmediato, así como estaba. El frío de la noche me despertó horas más tarde, algo dolorida me levanté por la imperiosa necesidad que tenía de ir al baño, ahí aproveché de darme una ducha caliente. Al salir mi Perro me estaba esperando, miré el reloj y era casi la una de la mañana.
Cuando me dirigía hacia mi cama así desnuda como estaba, DRACO se me trepó por detrás y me hizo caer quedé en 4 con los brazos y el pecho sobre la cama, situación que inmediatamente DRACO aprovechó para montarme y comenzó a moverse, yo estaba tratando de liberarme y en esos intentos hizo Diana en mí, solo que en el lugar equivocado, su punta encontró mi ano, su fuerza hizo que su dureza me atravesara sin compasión, ¡me dolía mares!, y el muy desgraciado no paraba de bombearme hasta que se le hinchó la bola llenando y expandiendo al máximo mi cavidad rectal, “suerte que estoy vacía sino este me reventaba” me decía, mientras me secaba las lágrimas que el dolor me sacó. Me quedé inmóvil, esperando que él termine, me rompió el culo, yo así lo sentía, sin embargo era yo su esposa, su hembra y si mi marido, mi macho quería culo, yo le entregaría el culo, así que pasé una mano por debajo de mí y comencé a acariciar mi clítoris para hacer más llevadera la situación, lo extraño era que aún seguía saliendo semen de mi interior de mi vagina. Alcancé un tenue orgasmo ya casi al terminar ese encuentro que duró más de lo normal. Me dolió cuando se quitó de encima mío, y me dolió más cuando arrancó su pene de mi interior. Instintivamente llevé mi mano y 3 dedos míos entraron sin dificultad, fui al baño a revisarme, por suerte no había sangre eso me tranquilizó un poco, aunque estaba muy irritado, nuevamente me di un baño de agua caliente y me aplique una crema para el dolor. Salí de ahí y DRACO quería que lo saque del cuarto, para simplificar las cosas abrí la ventana que justo daba al patio trasero y por ahí se escabulló, yo me fui directo a mi cama, al rato él volvió y entró por la ventana, lo llamé para que suba a la cama y dormimos de cucharita por primera vez, yo desnuda sintiendo su pelaje sobre mis pechos, mi abdomen y mis piernas, mientras un ligero ardorcillo en mis agujeros me recordaba lo vivido, y su semen, que normalmente sale de mi en pocos minutos, esta vez pasaron varias horas y aún seguía escurriéndose poco a poco desde mi útero. Así terminó el viernes. El sábado desperté a eso de las nueve de la mañana, desayunamos, hice mis tareas pendientes, el culo aún me dolía, ese dolorcillo me tenía siempre presente lo vivido la noche anterior. Mi cama estaba un desastre pues durante la noche se me había terminado de escurrir el semen de mi amado esposo, mi cuarto olía a pasión, el encuentro nocturno me había resultado por demás satisfactorio, yo me sentía satisfecha sexualmente, si tuvimos más encuentros fue por el solo hecho de no desperdiciar la oportunidad que tenía y que además sería era nuestra Luna de Miel, así que comenzamos el sábado a medio día, como siempre en mi habitación con las señales acostumbradas, de la falda especial y de cerrar la puerta de mi cuarto con llave, honestamente tenía muchas ganas de hacerlo con mi amor con por toda la casa pero tenía miedo que se comporte inadecuadamente y eso me traiga problemas con mis padres, así que seguimos en nuestro nidito de amor, en una rutina de comer-coger-dormir – repetir, no teníamos horas fijas, DRACO se reponía cada 2 a 4 horas, así que cada 2 a 4 horas de por medio lo hacíamos. Lo hicimos cerca del medio día, a media tarde, al caer la noche y antes de dormir ya me dolían las rodillas así que luego que DRACO me abotonara, con mucho cuidado logré recostarnos para un costado, tuve que apretar bien fuerte mi vagina para atrapar su pene y sujetar con una mano su base para evitar que se salga en el proceso, fue bastante incómodo, parecía que arrancaría su pene con todo y mi vagina, pero cuando finalmente lo conseguí fue un gran alivio y a DRACO también le gustó quedarse recostado, así le era mucho más cómodo, de hecho le resultó tan cómodo que no se molestó siquiera en intentar separarse de mi, ese encuentro fue mucho más duradero que de costumbre. En mi cuarto tengo una alfombra bastante suave que utilizamos para esos menesteres, por eso pudimos quedarnos recostados hasta terminar el ritual de apareamiento. Era realmente hermoso sentir mi vagina llena de su duro, caliente, grande, grueso y palpitante pene, sentir que por lo enorme de su bola quedamos anudados y sentir su semen fecundar mi interior rebosantemente, sentirme tan llena de él, complemente unidos, completamente suya. Esa noche del sábado no hubo más encuentros, los dos quedamos agotados hasta el día siguiente. El domingo me desperté temprano, fuimos a desayunar algo a la cocina y volvimos al cuarto por más placer, era nuestra propia Luna de Miel y había que disfrutarla. Después de almuerzo lo hicimos una última vez, después tuve que limpiar todo, asearme y ventilar. Esa nuestra improvisada luna de miel me dejó en claro que yo lo deseaba tanto o más que él tenerlo dentro mío, esos dos días su semen pasó a formar parte integrante de mis fluidos corporales normales y no quería interrumpir eso con la llegada de mis padres así que tenia que encontrar la forma de insonorizar mi cuarto para poder hacerlo con él todas las noches. Luego de pensar y repensar, con ayuda de cartones, tela, clavos y esponjas que encontré en casa, en 4 días logré hacerle una “contra capa” para mi puerta y para mis ventanas, la de las ventanas era desmontable y se podía guardar fácilmente debajo de mi cama. Para disimular lo fui llenando de dibujos, fotografías y otros diseños. Hice algunas pruebas con la radio a todo volumen y la reducción de ruido era asombrosa. Para la ventana, dispuse un tapete, así evitar las marcas de las patas de DRACO al entrar o salir, también me hice unas rodilleras acolchadas, fácil de colocar y quitar. Llegaba del colegio, hacíamos el amor, comíamos y luego trabajaba en la insonorización, hasta que lo conseguimos. La primera noche fue interesante el cambio, esperamos a que mis padres se acuesten y llamé a mi amado, ya sin las luces, un silbato para perros que conseguí me ayudó, tan pronto apareció lo hice entrar luego cerré la ventana, con la tenue luz que quedaba me desvestí completamente, me puse las rodilleras y fui poniendo los paneles, al terminar de ponerlos el cuarto quedó en la oscuridad ABSOLUTA, no se veía nada de nada. Tuve que caminar a gatas hasta encontrar mi cama con mi DRACO detrás de mi lamiéndome desesperadamente, me acomodé recostando mi pecho al borde, esperando a mi amor con la cola en alto. Note que él tampoco veía nada pero por el olfato me tenía más que localizada, sus lamidas siguieron unos minutos más cuando sentí que se trepó sobre mí, se aferró de mí cintura y comenzó a puntearme buscándome, yo me arqueaba para alcanzar la posición ideal y así de pronto nos encontramos, ni bien la punta de su pene encontró la calidez de mi vagina él empujó frenéticamente para incrustar el resto de su pene. Su invasión era prodigiosa, sus patas cual fuertes garras se aferraron a mí cintura con más ímpetu, sentía sus resoplidos en mi espalda, yo también tomaba bocanadas de aire mientras su ritmo frenético me llevaba deliciosamente al orgasmo, sintiendo como su pene me abría cada vez más, sintiendo como su bola al principio entraba y salía de mi, forzando mis labios vaginales, estimulándome, invadiéndome hasta que no aguanté más y mi orgasmo llegó contrayendo mi vagina fuertemente, tan fuerte que su nudo no pudo volver a salir de mí, de hecho mis contracciones orgásmicas lo fueron metiendo más adentro, acomodándose plácidamente en mi interior, un ahogado gemido se me escapó… pasaron solo algunos segundos, tal vez un minuto no lo sé, pero es tan intenso, tan lleno de sensaciones que siempre me parece eterno, como si desde el principio de mi vida lo hubiera tenido dentro mío, como si formáramos un solo ser, él y yo… perfectamente unidos, totalmente entregados, yo envolviendo su pene en mi interior, él terminando de crecer dentro, estirando al máximo mi vagina, llenándome por completo. La total oscuridad me reveló otro nivel de entrega, una entrega TOTAL a mis sensaciones sin ninguna distracción. Lo tenía sobre mí, aún fuertemente aferrado cuando sentí su pene hinchado al máximo, sus fuertes pulsaciones, presentía su eyaculación, la deseaba, cuando su clímax llegó liberó grandes chorros de semen caliente en mi interior, que chorro a chorro me llevó al segundo orgasmo de la noche que llegó como una oleada de placer de sentirme tan llena, tan hembra, tan deseada. Él deshizo su abrazo e intentó bajarse, yo hice que apoyara sus patas delanteras sobre la cama a mis costados, aún quería sentirlo sobre mí, su respiración estaba agitada, sus babas caían sobre mí espalda, yo me erguí un poco para sentir su pelaje sobre mi piel, le tomé del cuello con una mano, lo acariciaba mientras nuestros sexos seguían palpitantemente unidos. Habrían pasado tal vez 2 minutos hasta entonces. Pasamos un buen tiempo así unidos hasta que él se quitó de mi espalda, yo apreté bien fuerte mi vagina para evitar desacoplarnos hasta que logramos ponernos como la pareja canina que somos (Cola con Cola), una vez bien cómodos empecé a tocarme, tenía los labios muy hinchados, podía sentir su dureza en mi interior, me fui estimulando hasta llegar al orgasmo final, no tan fuerte como los anteriores pero muy placentero. Teníamos todo el tiempo del mundo, nos quedamos así un buen rato más, ¡Benditas rodilleras! Me quitaron la molestia del piso, esa noche prácticamente todo fue placer. Habrían pasado unos 30 minutos más o menos, según lo que normalmente demoramos en nuestros apareamientos, cuando empecé a sentir que se deshinchaba, nuestros fluidos comenzaron a filtrarse hacia fuera de nuestra unión, el ritual sexual estaba llegando a su fase final. Cuando su nudo se redujo como a la mitad, ya no pude retenerlo en mi interior y él me arrebató su pene ¡déjamelo un rato más, es mío! Le recriminaba dulcemente. No podía verlo, por los ruidos intuía que él se estaba lamiendo como siempre lo hace, luego vino hacia mí, para limpiarme con su lengua sanadora, sus lamidas fueron dándome un placer que me calmó el ardor en mi zona vaginal, él siguió lamiendo el piso luego se recostó, yo también me recosté al lado de él y lo abracé, estuvimos así un momento más, hasta que recuperé fuerzas, debía regresar al mundo real, a tientas fui quitando los paneles de las ventanas, la abrí, saqué a mi amado, tuve que volverme a limpiar pues aún me salía semen de la vagina, luego me recosté en la cama y dormí plácidamente.
Ese fue el inicio de nuestra relación como pareja estable, teníamos intimidad todas las noches sin falta, incluso si me encontraba con el periodo no le disgustada, igual me tomaba y me llenaba de su semen.
Muy intenso, bien relatado!!
Gracias.