DUKE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dulces.placeres.
DUKE
Después de terminar mis estudios secundarios, había elegido una carrera poco común y tenía dos opciones, ó cambiaba de carrera ó me trasladaba a Buenos Aires, La Capital donde era el único sitio del país que se dictaba.
Así con el voto en contra de papá y mamá pero con sus bendiciones dejé mi ciudad natal y me desplacé casi ochocientos kilómetros para forjar mi futuro.
Papá trabaja en el gobierno de la provincia y por medio de algunos contactos políticos de la Capital me consiguió una humilde pero hermosa casita para que empezara mi nueva vida.
La casita mencionada es bien pequeña, de unos planes de viviendas con el que el gobierno ayuda a los sectores más carenciados, está construida en ladrillos huecos y delgados y solo tiene un pequeño dormitorio.
Papá es lo que por acá acostumbramos a decir ‘un cuida’, soy su única hija mujer y es muy perseguidor de cualquier pretendiente que apareciera con ‘malvadas intenciones’, por lo que no era extraño que con casi veinte años aun fuera virgen.
Además, parezco mucho mas chiquilina de lo que soy, de estatura muy baja, siempre soy la más petisa del grupo, delgadita y no llego a cincuenta kilos, de carácter tranquilo y sumiso, soy una chica sensible e introvertida, vergonzosa por naturaleza.
Papá me visitó al poco tiempo de haberme trasladado, y al verme comprendió la situación de inmediato, era una flor en un pantano, con la inocencia de mi pueblo natal acá me destrozarían, la inseguridad, los robos y asaltos por estos lados son moneda corrientes, chicas violadas, asesinadas, y el barrio si bien no era lo peor tampoco era de lo mejor, el se mostraba muy preocupado por esta situación y me lo dejaba muy en claro, temía por mi salud, por mi futuro, por mi vida, quería comprarme un arma pero para que la querría? Seguramente solo para hacerme daño, para meterme en problemas, entonces pensó en una segunda alternativa, comprarme un perro para que me hiciera compañía, de paso no estaría tan sola en esta jungla de cemento.
Así fue que después de buscar bastante Duke llegó a mi vida, Duke es un perro hermoso, lo pagó caro porque le dijeron que está adiestrado y ‘que era un carnicero en potencia’, pero lo engañaron como al mejor… menos mal! es un animal hermoso, bonachón que se la pasa tirado en un rincón, de largos pelos que suelen taparle los ojos, pesado, mucho más pesado que yo, come más que yo y sumamente grandote, gran cabeza, gran cuerpo, grandes patas, tiene todo muy grande, y cuando digo todo muy grande es porque ‘tiene todo muy grande’, ustedes sabrán entender…
Cuando vuelvo de la facultad el corre a mi encuentro torpemente, ladrando roncamente para pararse en dos patas apoyando las delanteras sobre mis hombros para lengüetearme la cara, cosa que detesto, siempre termino haciendo equilibrio para aguantar su peso y tratar de quitar mi rostro mientras lo reto infructuosamente.
Lo que más me gusta es cuando estoy comiendo alguna crema helada, siempre lo convido dejándole un poco en el piso el no puede evitarlo solo que después empieza a estornudar como un chico y yo me muero de carcajadas.
Y algunas cosas parecieron complotarse para que se diera lo que se dio, por un lugar me puse rápidamente de novia, tal vez al estar alejada del ojo vigilante de mi padre posibilitó una liberación impensada en mi, y yo le había entregado el corazón a ese joven, pero la relación no prosperó, no soy tan tonta como para darme cuenta que el solo buscaba sacar ventaja de la situación, una chica del interior, sola, virgen era un bocadillo tentador, el solo quería mi sexo, y yo no estaba aún preparada, tenía muchos miedos, a que me hiciera doler, al embarazo indeseado, un dejo de vergüenza y lo más importante, yo quería regalar mi virginidad a quién realmente estuviera enamorado de mi, que me vea como mujer y no solo sexo pasajero.
Así que por un lado estaba muy deprimida con toda esta situación, soy muy enamoradiza y cuando me juego me juego por completo.
Por otro lado, en la casa contigua vive una joven parejita, tienen una beba rozagante y hermosa, parecen ser muy salvajes porque los escucho hacer el amor a cada rato, como dije las paredes son muy finas y se escucha todo de lado a lado.
Yo no quería entrometerme pero era imposible aislarse a la situación, especialmente a ella, que es una gritona y se la pasa diciendo cosas sucias, al otro lado yo no puedo dejar de imaginarlos, es imposible, pienso como ella disfruta a su hombre, lo que debe sentir disfrutar de un pene, cosa que yo ansiaba y no me animaba a hacer, siempre pero siempre terminaba captando mi atención con lo que me acercaba a la pared para sentirla disfrutar, al tiempo que yo me masturbaba imaginándome en su lugar.
Y todo empezó como un juego, siempre cuando estoy sola en casa ando en bombacha y algún top, uso bombachas tipo culote que lucen como pantaloncitos cortos y me molesta usar sostenes por lo que mis pequeños pechos flotan libres bajo la tela.
Estaba en esas condiciones sentada en una silla, un tanto distendida leyendo un libro de estudio y escuchando música por mis auriculares, aislada del mundo.
De pronto Duke estaba entre mis piernas olfateando mi sexo como suelen hacer los perros, ni cuenta me había dado, pero me produzco un cosquilleo que me hizo cerrar las piernas solo por reflejo
– Fuira perro asqueroso!
Le dije con enojo, pero Duke es un perro tan tonto como insistente, por lo que volvió a colocar su cabeza entre mis piernas, esta vez me abrí un poco porque el cosquilleo de su olfato era atrapante y sin darme cuenta me estaba excitando, así que corrí la bombacha hacia un lado y el animal comenzó a lamerme la vagina, lo hacía por reflejo, y reconozco que me gustaba por lo que llevé una mano bajo el top para acariciar mis pezones desnudos y la otra a mi clítoris, me estaba masturbando…
Pero de repente recapacité, me sentí mal por el animal y por mi misma por la asquerosidad que estaba haciendo por lo que decidí darle un poco de crema helada a mi mascota quien al poco tiempo empezaba a estornudar, esto hizo que me riera a carcajadas y me desencajara de la situación.
Si bien aparté mis pensamientos momentáneamente, poco después terminaría masturbándome sola en mi habitación.
Días más tarde pasó lo impensado, trataba de dormir una siesta pero mis vecinos perturbaban mi mente, los ruidos de la cama contigua y los gemidos de mi vecina no me dejaban dormir, más que gemidos eran gritos y me imaginé en su lugar, cerré los ojos, acaricié con ternura mis senos y pasé por mi vagina, estaba sumamente húmeda.
Al abrir los ojos el tonto de Duke me miraba con inocencia al pie da la cama, jadeando con su larga lengua afuera, recordé los lengüetazos recibidos y esta vez no soporté la tentación, me saqué la bombacha y fui al costado de la cama, me puse en cuatro patas con el rostro cercano a la pared para escuchar con nitidez lo que ocurría al otro lado
– Duke! Duke! Vení! Psssss!
El can vino por detrás para olerme como la vez anterior y lamerme, todo iba de maravillas…
Pero de repente Duke intentó montarme como a una perra poniendo sus patas delanteras sobre mi espalda, el peso era terrible, traté de zafarme, incluso grité
– Duke! Perro asqueroso, fuéra! fuera!
Al tratar de cambiar la situación el perro comenzó a gruñir y mostrarme los dientes, me asusté, temí que me mordiera, nunca lo había visto así, por suerte se movía rítmicamente pero sin acertar a mi vagina.
Duke pareció acomodarse mejor, como sujetándome con sus patas por los huesos de mi cadera para arremeter nuevamente, esta vez acertó en el blanco y me sacó un alarido, la sentí penetrarme por completo, como si miles de agujas entraran en mi interior, un dolor intenso y profundo…
Estaba siendo penetrada por mi perro, el animal se movía con ligereza, entrando y saliendo como hacen los perros, por instinto, a la velocidad de una locomotora, tenía una pija enorme por ser un perro, con vergüenza escribo que al tiempo me había gustado y me entregaba mansamente, hasta saqué culo para hacer la penetración bien profunda, pasaron pocos minutos para sentir su semen caliente explotar en mi interior, me resultó fascinante…
Duke se olvidó rápido de mi, echándose a un costado, entonces fui al baño a higienizarme, mi concha estaba llena de un líquido heterogéneo tirando a rosado, mezcla de semen y sangre de mi primera vez.
Bajo el chorro tibio del bidé me masturbé tres veces sin parar teniendo los orgasmos más grandes de mi vida.
Podría decir que mi perro me había violado para salvar mi reputación, pero lo cierto es que este jueguito se me hizo adictivo, casi todos los días disfrutaba que mi mascota me llenara la concha de leche, una y otra vez me decía: ‘esta vez es la última, lo que haces está mal’, pero siempre había una próxima vez…
Y en mi libro oscuro aún quedaba una página más por escribir.
De vez en cuando sentía gritar a mi vecina cosas como ‘dale, rompeme el culo’ ‘haceme la cola’ y cosas así, esto despertaba un morbo adicional en mi, y muchas veces al masturbarme jugaba con mi dedito en la puertita de la cola, y me gustaba, y me daba ganitas de buscar hacia adentro…
Y como imaginarán Duke fue el encargado, quería saber que se sentía, aunque sea una vez, así que di un enjuague anal en el bidé y puse aceite de bebé que había comprado previamente en mi culito y jugué en el con mis dedos, debía estar segura que no me dolería, así me acomodé y Duke vino a mi encuentro, a hacer su trabajo como de costumbre, solo que al montarme tomé su enorme pija entre mis dedos para meterla en mi trasero, al principio costó y se zafaba para cualquier lado pero cuando acertó en el blanco ayyyyy! entró completa… casi muerdo el piso! pareció acalambrarse mi esfínter, pero como de costumbre el animal me bombeó con fiereza, fue bastante doloroso pero era mi primera experiencia en este sentido, fue raro, fue distinto, la leche de Duke llenó mis intestinos y esta vez no quise largarla, apreté fuerte mi esfínter para que no escapara de mi interior…
Me da risa recordarlo, pero al día siguiente estuve diez minutos sentada en el inodoro largando lo que había retenido…
Mi historia es curiosa, me atrevo a contar lo que muchos callan porque sé que no soy la única que podría escribir líneas de este estilo.
Lo vivido con mi perro quedará entre nosotros, imagino cómo será hacerlo con un hombre y no pasará mucho tiempo para mi primera vez, seguramente el notará que no soy virgen pero nunca sabrá quien fue mi primer amor.
Si eres mayor de edad y quieres hacerme un comentario, puedes escribirme con título ‘DUKE’ a dulces.
placeres@live.
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