El diario de Karina 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por zookarina.
No encuentro las palabras exactas de cómo expresar todo el cariño que hoy estoy siento hacia esos animalitos tan hermosos, son tan lindos, tiernos, inocentes y también muy inteligentes, que solo puedo decir, que con solo ver andar a uno de ellos por la calle, hace en mi nacer un sentimiento de ternura y por que no decir de amor.
Muchas veces ese mismo sentimiento también se ha convertido en un deseo intenso de estar con ellos; al punto que no puedo negar que me siento completa a estar con uno de ellos, es como una necesidad, algo que mi cuerpo pide, y no puedo negarme a mi misma cumplir con lo que ya creo que es mi destino.
El otro día, al dirigirme a mi centro de trabajo pude observar en el mismo lugar donde yo tomo el bus, a un perrito de color negro, de raza mestiza, de tamaño mediano; calculo a simple vista que debe tener 10 años por su manera de caminar y la seguridad que demuestra al moverse por las calles
Desde la primera vez que lo vi, sentí algo muy especial, no se que fue, quizás eran sus ojos que eran tan lindos y denotaban ternura y seguridad, o quizás su pelo, no se, pero desde que lo vi solo me quede pensando en volverlo a ver al regreso del trabajo.
Ya en el trabajo, no veía el momento en que las horas pasaran, esto no me había pasado nunca y menos con un perro que recién había visto; no entendía cual era el motivo de tan repentino sentimiento o deseo, pero miraba el reloj a cada rato y creo eso hacia que las horas no pasaran.
A las 7:30 p.m. mi hora de salida, sin más salí presurosa a tomar mi bus, e impaciente solo esperaba ya llegar a casa, y aunque siempre hacia ese recorrido, esta vez me pareció una eternidad llegar a casa.
Pero al fin, casi ya a un par de cuadras de bajarme mí corazón pálpito como nunca antes y un nerviosismo invadió mi ser, que casi me caí al bajarme a no calcular muy bien la altura de la grada del bus
Ya ahí, me dirigí rápidamente a donde lo vi en la mañana; el estaba echado a lado de una puerta que imagino que era su casa, pero me extraño que sus dueños lo tuvieran afuera todo el día, pero también eso me parte me alegro mucho, porque vi que el, en parte tenia su propia independencia.
Así que sin pensarlo mucho y aprovechando que en ese momento no había gente por la calle, le llame, pero con muy mala suerte que aquel primer intento solo yo fuera ignorada, pero eso no iba a ser obstáculo para lo que ya hasta ese momento me había propuesto, conquistar a ese perrito, enamorarlo, atraerlo, hacerle entender que yo quería ser su perrita.
Era algo que desde ya me había propuesto, y que desde ese día buscaba la manera que ese lindo can se fijara en mi.
Fueron muchas cosas que hice, cosas que quizás no me sienta segura de contar aquí por el momento, pero que lograron hacer realidad que desde un principio busque. Y aunque dure casi mas de una semana de lograrlo, bien valió la pena la espera, porque ese momento en yo lo tuve completamente para mi fue muy especial.
El perrito se notaba que ya había estado con muchas perritas antes, porque sabia muy bien lo que hacia, ya que sin mas, cuando yo me puse en cuatro patas, el comenzó a dar vueltas donde mi, moviendo su cola y sacando la lengua solo observaba en que momento poderme montar, eso me éxito mucho porque sentía que había gustado a aquel perro, y que desea hacerme suya, así que solo le seguí el juego y comencé a caminar en cuatro patas ofreciéndole mi trasero como hacen las perras cuando están en celo
No se cuanto tiempo estuvimos así, pero fueron momentos muy excitantes, un preámbulo a algo que en si se iba a volver en la penetrada mas graciosa que haya podido tener, digo esto porque después de que el por fin se decidió a montarme, note su decisión, y su fuerza a hacerlo; me sujeto tan fuerte la cintura, que sentí como sus patas aseguraban que yo no me pudiera escapar, y sus envestidas, eran realmente buenas como nunca antes había sentido, no eran rápidas y cada una de ellas hacían sentirme sensaciones muy raras y ricas en mi vagina, me metía todo su pene a lo mas profundo de mi ser, que no podía evitar gemir de tanto placer.
En verdad era un perro muy experimentado y muy dominante, que sabia muy bien complacerse así mismo y complacer a su hembra, de seguro esta que aquel perro ha tenido muchas perras penetradas, y yo era una mas, pero eso no me importo porque lo que me estaba dando en ese momento ese perro era producto de toda esa experiencia.
Estuvo en mi casi un buen rato penetrándome, hasta que en un momento sentí que me lleno de ese liquido caliente toda mi vagina, tanto que desbordo entre mis piernas y luego colocándome su bola dentro mío se quedo quieto, yo al sentir toda esa explosión cosas que llenaban mi vagina me vino un orgasmo que casi no pude sostenerme, que solo atine a poner mis hombros al nivel del piso.
Así completamente desnuda y con aquel perro pegado a mi, me sentí la mujer mas dichosa, estaba como siempre quisiera estar, como una perrita penetrada por su macho, los dos siendo uno, así que no apresure que nos separáramos, haciendo que ese momento dure lo mas que pueda.
Al separarnos, el se echo un rato a mi lado lamiéndome la vagina que tenia restos de semen, para luego, después de un rato levantarse e irse, yo, no tenia porque detenerlo, así que le abrí la puerta y le deje marcharse libre como cuando lo conocí, en aquella puerta de aquella calle donde aquel día lo vi.
Seguramente tendrán algunas preguntas, cosas que obvie por razones que quizás no publicaran este relato, cosas que les contare si me escriben a mi correo: zookarina@hotmail.com, espero sus comentarios.
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