El nudo subalterno
Introducción fantástica a la clasificación de los nudos.
En el secreto diccionario de un nudo (knott), cierta taxonomía cánida es mencionada por cierta enciclopedia china que se titula «Emporio celestial de nudos anudados», en la que se comenta en sus remotas páginas que los perros se dividen en:
(a) pertenecientes a la diosa Hembra Zoo,
(b) anudados (actualmente),
(c) por atarse,
(d) nuditos,
(e) nudosos,
(f) pijudos,
(g) perros sueltos,
(h) incluidos en esta clasificación,
(i) que se anudan como locos,
(j) inanudables,
(k) nudos dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello,
(l) etcétera,
(m) que acaban de romper el jarrón,
(n) que de lejos parecen caderas atadas.
El instituto Bibliográfico de una ciudad argentina de la que prefiero omitir su nombre (la Docta) también ejerce el orden: en una mente femenina que se precie habita una sola consigna: “nudos, nudos, nudos”. Cierto antropólogo de dicha institución elaboró un informe (en rigor un art. científico), sobre este pensamiento reiterativo de lo eminente de ser una Hembra Zoo, destacando que en el fondo lo que se piensa es esto: “anudarme, anudarme, anudarme”. De esta forma notamos que notoriamente no hay clasificación del sexo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el sexo.
Buen relato, el nudo es la mejor sensación de ser hembra de un macho canino pero también depende de la hembra y dek macho hacer más divertido el anudamiento, haciendo posiciones para complacernos