El Parquesito
De testigo a protagonista.
La tarde era templada, de principios de primavera. Mi rutina, después de salir de la oficina, era pasar por mi amiga Elsa. Teníamos una relación parecida a un noviazgo abierto. Nos habíamos conocido en un chat de sexo. Desde el principio fue un encuentro fascinante, pues hablábamos sin juicios ni tabúes de cualquier cosa relacionadas a la sexualidad. Normalmente la acompañaba a su casa, una vez que salía de su trabajo. Era una placentera caminata con exquisitas charlas eróticas que culminaban en su habitación con un buen polvo.
Sin embargo, esa tarde en particular, tuvo una variación que nos hizo entrar en un fabuloso nuevo universo. Nuestra ruta pasaba porun pequeño parque, poco visitado, que algunas veces utilizábamos para iniciar los encuentros sexuales en alguna de sus bancas,Al acerarnos al parquecito, vimos a lo lejos, un grupo de 5 o seis perros. La distancia se empezó a acortar y nos presento laescena completa: al centro de la «manada» estaba una hembra a la cual intentaban montarla varios miembros del grupo. Los machos intercambiaban gruñidos y amagues para ganar el premio de preñar a la perra. En una sincronizada complicidad, decidimossentarnos en una de las bancas medio oculta en uno de los rincones del parquecillo para presenciar el erótico ritual canino. Al estar viendo el comportamiento de las acometidas e intentos de treparse al lomo de la perra, percibí el conocido respirar de Elsa cuando se calienta, mire su mano derecha que estaban plantada en su entrepierna y empezaba a frotar su panocha con una inhibición que hasta ese día no le conocía.
Estaba muy junto a ella, así que tome su muslo y lo pase encima del mío. Bestia una falda corta y no me fue difícil encontrar su cueva. Ella retiro su mano, y la dirigió a una de sus tetas por debajo de la holgada blusa.Uno de los machos había conseguido subir al lomo de la perra y empezaba a embestirla con fuerza bombeando al la hembra que jadeaba de placer. Sorprendía la frecuencia y la fuerza con que acometía el can a la hembra.
Mientras tanto, mantenía mis dedos activos, que entraban y salían del interior de esa húmeda papaya. De vez en vez sacaba los aceites de esa caverna y los depositaba en la boca de Elsa y otras veces en la mía, y compartíamos el delicioso néctar besándonos salvajemente.
Al cabo de unos minutos, el perro se bajo de la espalda de la hembra y quedaron abotonados en una escena cachondisima, losjadeos y esas lenguas disolutas provocaron el orgasmo de Elsa que no hizo el menor intento de ocultarlo.Pasados algunos minutos, emprendimos el camino a casa de ella. La caminata fue en silencio y corta la despedida.
Pasadas algunas horas, recibí un mensaje en mi teléfono, que decía : «Tenemos que hablar de lo sucedido esta tarde».pasaron un par de días sin vernos. El viernes por la tarde recibí un mensaje citándome al otro día por mañana y mandaba la ubicación del lugar.
A la mañana siguiente llegue muy puntual a la cita, sin entender muy bien que estaba pasando. El punto de reunión era
nuevo para mi, nunca habíamos quedado en vernos en ese sitio y eso incrementaba mi incertidumbre.
Elsa llego vestida con un mono que normalmente usaba cuando realizaba algún trabajo de reparación o de mejoras en su casa.
Se le veía entusiasmada y contenta. Me saludo como siempre con un enorme beso apasionado y me pidió que camináramos a un gran zaguán que se distinguía a unos cien metros. Llegamos al lugar donde había una subpuerta de acceso, Ella se notaba ansiosa y excitada. Toco el llamador he inmediatamente después sonó un estrenduoso ladrido colectivo. Se escucho un coro de mil voces caninas. Instantes después se abrió la puerta y nos recibió una mujer de edad madura y nos saludo : «bienvenidos al refugio Happy Dog».
La anfitriona nos condujo a un enorme patio donde en unos cuantos segundos nos vimos rodeados por una veintena de perrosque nos hacían fiestas y usaban sus leguas sin restricción alguna.
Mire alrededor. Me llamo la atención ver que el personal del refugio eran solo mujeres. Y también pude ver que los perros
eran todos machos.
Después de este recibimiento, la señora, nos invito a una habitación para explicarnos el proceso de adopción de la mascotas.
Al entrar al lugar salio a nuestro encuentro, un impresionante Doberman, que inmediatamente se dirigió a Elsa, particularmente a su entrepierna, ante lo cual, su dueña al percatarse de esto, lo llamó y el perro acudió inmediatamente. Eleonor, que era como se llamaba la directora del lugar, se disculpo por la actitud de se «asistente». Curiosamanera de llamar al can.
Nos explico que todos los perros de ese lugar estaban desparasitados y vacunados, así como bien educados para salir a pasear y hacer sus necesidades biológicas a horarios específicos, además uno que otro «truquillo». Al decir esto, miro a Elsa con una cómplice mirada y entrego un pequeño atomizador.
Empezaba a atar cabos. Todo me indicaba que tendríamos un compañero en nuestra actividad sexual.
Regresamos al patio dende se encontraban los perros y Eleonor nos empezó a sugerir que candidato era el mas adecuado para nosotros. Evidentemente ya había valorado la talla y formas de Elsa. Nos sugirió un perro mediano de cruza de pointer, blanco con manchas marrón. Se notaba inquieto, pero dócil. Lo aceptamos y regresamos a casa de Elsa con una gran cantidad derecomendaciones por parte del refugio.
Al llegar a departamento, note que ya todo estaba preparado para la llegada de Balthus: una cama, comederos y correas y arneses. También había unas medias gruesas y cinta adhesiva de hospital, además de una colchoneta nueva Apenas entramos a la estancia principal, Elsa se despojo de mono de faena. Y aunque no me era ajeno verla desnuda, me sorprendió que no traía nada mas debajo del overall. Me prendió la escena. Mi verga reacciono de inmediato. Sentí la rigidez y su agrandamiento bajo mis boxers.
Elsa me indico tomar las medias y ponerlas en las patas delantera de Balthus, y las sujetara con la cinta adhesiva. Comprobé que era cierto que este perro había recibido entrenamiento especial. Inmediatamente que vio la media ofreció su pata para ponerla dentro de la prenda.
Empezó a notarse su excitación, mientras Elsa preparaba un espacio con colchoneta en el piso. Mientras hacia esos preparativos, solo exclamo: “ esta es la platica que teníamos pendiente”.
Las medias estaban puestas, y Balthus empezó a buscar los olores de Elsa, que estaba sentada ya en la colchoneta y con las piernas separadas ofreciendo su deliciosa concha al perro. En una mano tenia el aspersor que le había dado Eleonor. Rocío su raja con el liquido trasparente e inodoro, pero que sin embargo alerto al perro con un interés frenético. Se lanzo inmediatamente a la entrepierna de Elsa, y empezó a lamer con singular placer. Elsa se abandono al la lengua de Balthus; gemía y movía todo su cuerpo ante las acometidas de la destreza del perro al meter su lengua en la caverna de la muchacha.
Me quite la ropa, mi verga no aguantaba el encierro y busque donde formar parte de la escena. Me sitúe por detrás de Elsa y rodee con los muslos su delicioso trasero, , deslice mis manos hacia su preciosas tetas, y me dedique a apretar sus duros pezones. La sentía estremecerse a cada vez que se corría. Frotaba mi tranca contra la parte baja de su espalda y con mi boca mordía sus hombros y lamia su cuello, mientras el perro la devoraba.
Pasaron varios minutos hasta que Elsa dijo: “Lo quiero dentro”.
Se arrodillo y acto seguido se coloco en cuatro, el perro estimulado por el mágico liquido reacción de inmediato, intento montarla con ansias desmedidas. Yo permanecí sentado frente a Elsa, que apoyada en las rodillas deslizó las manos hasta quedar sostenida también por los codos, quedando se cara a la altura de mi endurecida polla y las mostrando sus agujeros al perro.
Balthus diestramente se trepo al expuesto culo de la mujer y con las patas enfundadas en las medias afianzó la firme cintura con fuerza salvaje, jalándola hacia su verga aun dentro del prepucio, que al sentir la piel de las nalgas empezó a asomar lis puntiagudo inicio. Comenzó a acometer a esa perra en celo que tenia enfrenta al tercer intento atino al coño.
Elsa grito al sentir el ardiente fierro que comenzaba a entrar, incremento la fuerza y la frecuencia de los movimientos de perro y surgió otro placentero grito. El bulbo de Balthus estaba llenando la cubeta de Elsa. Sostuve su hombro derecho dejando libre su brazo qu utilizo para llevar la mano su clítoris para masajearlo. Acerque mi verga a su boca y comenzó a mamarla, entre gemidos.
Balthus se detuvo, jadeante y con los ojos entre cerrados, tratando de bajarse del lomo de su perra. Esta con su mano en la panocha evito que el perro se saliera deteniendo la descomunal bola.
Así permanecieron alredor de 15 minutos, teniendo múltiples y frecuentes orgasmos.
Esa fue la primera de muchas sesiones de sexo animal en el tiempo que estuvimos juntos los tres.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!