Elperro de mi cuñado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por kimmy.
No sucedió hace mucho tiempo, fue en la casa de mi hermana para una fiesta de celebración de cumpleaños. En realidad en la de mi propio cumpleaños, que realizamos en su casa por ser mas espaciosa, ya que yo vivo en apartamento y no contamos con un patio en donde encender la barbacoa.
Bueno, pasó que comimos y bebimos bastante, lo pasamos muy bien, bailamos e hicimos karaoke. Estuvo todo muy bueno, salvo por el detalle de que mi marido se emborrachó hasta que no supo de nada, se fue el resto de los invitados y nos tuvimos que quedar. Obviamente mi marido tirado en un sofá y a mí me pasaron la habitación de su hijo quien dormiría con ellos, para que me acostara con mi hijita.
Pero yo también había tomado lo mío y andaba con toda la chispa encendida, se fue a acostar mi hermana y quedé yo conversando con mi cuñado en la sala. La fiesta terminó como a las 4 de la madrugada, ya eran las 5 y mi hermana llevaba más de media hora durmiendo. La plática estaba muy entretenida y a él le dieron ganas de fumar, lo cual no está permitido dentro de la casa, y como hasta con trago es muy respetuoso, salió al patio y yo lo acompañé para no quedar sola adentro.
Ya estando afuera me agarró el aire y me mareé aún más de lo que estaba, por lo que lo tomé por el brazo para no tambalearme. Si bien estaba muy bebida, me mantenía conciente de todo lo que estaba pasando, solo que el cuerpo no me acompañaba mucho. La cosa es que una idea macabra se me había venido a la cabeza, y le hablaba y hablaba sin importarme que, solo quería ver que tan respetuoso era, y le restregaba mi seno en su brazo para ver si lo excitaba. Tenía que mantenerlo ahí, pues era el lugar propicio para que se sobrepasara si es que se decidía a algo.
Me reía de lo que hablaba sin que fuera muy gracioso, lo importante era apoyar mi rostro en su pecho y mantener mi cuerpo pegado al suyo, pero no hacía nada…………………. En un momento se nos acercó el perro de la casa, que estaba bastante más crecido que la última vez que lo había visto, y se frotaba contra nuestras piernas, a lo que yo respondía empujándolo con mis piernas para que no molestara, …………….. , pero el animalito tomo esto como una invitación a jugar y comenzó a subir sus patas en mis costados y abdomen, a lo que respondí empujando con mi rodilla en su pecho.
Y el perro más intuitivo que mi cuñado, se agarró de mi muslo haciendo movimientos de coito, ………………… , aquí está la mía me dije, y abrazándolo pegué fuertemente mis senos a su pecho entrelazando mi cuello con el suyo : – Ay, ay, sálvame me quiere violar sálvame!! _ , a lo que respondió devolviéndome el abrazo y acariciándome la cabeza dijo: – Tranquila mujer, si solo es un cachorro, tiene 7 ú 8 meses, para él es solo un juego, ni si estuvieras desnuda sabría como montarte.
Lo que me hizo hervir en coraje, y después de respirar profundo un par de veces, me despegué de él y sin pensar en nada, mientras me aflojaba el cinturón y desabrochaba el pantalón le decía; – “en serio?, tan tontos son estos animalitos?, y si no es una perra en celo, tampoco lo hacen??” – a lo que me respondía en tanto me bajaba los pantalones en conjunto con los calzones y me ponía a cuatro patas de frente a él ; – “no sé, a lo mejor si estas excitada y huele tus hormonas puede que se interese y trate de montarte”……..
A lo que no tomé asunto, con mi mirada fija en su bulto y viendo como su pene se estaba erectando, y sin más tapujos me dirigí gateando a él desenfundándolo de sus ropas y se lo comencé a mamar, pensando “hubiera sido mucho que no se excitara con mi blanco y redondeado trasero, más la previa vista de mi casi lampiña vagina de rojizos bellos”. Y se la seguí mamando solo con movimientos de mi cuello, ya que mis manos las mantenía pegadas al piso, esperando que se agarrase la base de su miembro y/o me tomara la cabeza para regular mis movimientos.
Pero nuevamente nada. Y otra vez el perro fue más audaz que el amo, dejando de rondarme y olfatear se dedicó a lamer mi almeja, cosa que se sentía bastante agradable y lo dejé que prosiguiera. Gemía yo por las cosquillas que me daban con la lengua del perro y gemía él por la mamada que le estaba dando, estando así por un par de minutos. Ya quería que mi cuñado me la metiera, pero tenía que dejar que hiciera algo por su cuenta, ya que hasta el momento era solo yo la que tomaba la iniciativa.
Pero seguía succionándoselo y aparte de las exclamaciones de placer no me decía nada, solo había atinado a afirmarme la cabeza. Cuando de repente el perro ya no me lamía más, siento su pecho sobre mi anca y sus patas delanteras rodeando mis caderas, pero como me había dicho que solo era un cachorro no me alarme ni le di mayor importancia pensando que solo era un juego, claro y luego se bajó de mi retaguardia para subírseme por un costado, pero esta vez quedó más encima mío pues sentía bien su peso y sus patas delanteras colgaban hacia el otro lado entre mi cadera derecha y cintura.
Y yo seguía en lo mío, ya que no puedo negar que la verga de mi cuñado estaba bien sabrosa, hasta que sentí un líquido algo caliente en mi cadera izquierda, “perro estúpido, me está orinando”, pensé, yéndome a tocar la zona afectada, en donde me di cuenta que no era orina sino que algo más viscoso y sentí un par de topones de algo carnoso en el lado opuesto de mi mano, lo que me hizo liberar el pene de mi cuñado desde mi boca para poder mirar para atrás.
Obviamente que me cercioré de que el perro estaba realmente excitado con su rojo miembro algo desenfundado y botando líquido preseminal o lubricante. Miré asombrada a mi cuñado hacia arriba, que me dijo ; “te dije, si estas excitada y huele tus hormonas puede que se interese y trate de montarte, ahora no solo las olió sino que las saboreo y lo único que quiere es hacerte suya”.
Con lo cual entré en pánico y quedé paralizada, y entre que me hablaba mi cuñado y yo no reaccionaba, el perro estaba nuevamente en la primera posición de montada. Y el muy imbécil envés de sacármelo de encima, se reclinó y tomó las patas delanteras del perro acomodándolas más adelante en mi cintura, por lo que la verga del animal quedó dando puntazos en mi entrepierna, mientras este desgraciado bajó mi cabeza e hizo descender la altura de mis omóplatos doblándome los brazos para que me apoyase en mis codos y aprisionaba mi cabeza entre sus rodillas.
Me tuvo sujetada así por menos de un minuto hasta que el perro dio en el blanco, y cuando inicio su frenético mete y saca aferrándome firmemente por la cintura, me soltó para ver mi reacción. No se si fue el alcohol, la calentura o el temor a ser descubierta en esta situación por alguien más, quizás una mezcla de las tres, pero no grité ni hice ningún tipo de escándalo. Solo me quedé ahí sintiendo como el perro arremetía, encajándome su herramienta hasta lo más profundo de mi sexo.
Pasado el shock inicial, comencé a sentir como su verga repletaba toda mi cavidad creciendo cada vez más y rozando un punto muy especial en mi interior, haciéndome gozar sin que yo quisiera ni lo pudiese evitar. Estaba riquísimo, nunca pensé que un perro me pudiera hacer gozar de esa manera, y ahora solo era yo y mi canino amante desentendiéndome de mi cuñado. Su miembro ya no entraba y salía, sino que se mantenía dentro vibrando con los movimientos de vaivén, aumentando mi goce.
Llegó un momento en que su verga no se hinchó más y se pegó de una forma increíble a mi entrepierna, podría decir que estábamos hueso con hueso de nuestras pelvis, y maravillosamente comenzó a liberar su cálida eyaculación, líquido abundante que inundaba mi útero haciéndome caer en un profundo orgasmo que me estremeció por completa, mi cuerpo se sacudía involuntariamente como si estuviese poseída, tiritaba de puro placer y no daba crédito a la manera en que estaba gozando.
Levanté la cabeza para agradecerle a mi cuñado y ya no estaba frente a mí, miré hacia atrás y el muy desgraciado me estaba gravando con su cámara digital cuya funda andaba trayendo en el cinturón, por lo que no volví a mirar para ocultar mi rostro en la evidencia de esta bestialidad.
Entre tanto el perro ya no acababa más, pues su cosa dejó de latir en mi interior y no me seguía apretando, haciendo el amago de tirarse para un costado, lo que hizo pasando una de sus patas traseras por sobre mis nalgas, acto que seguido de un solo ¡¡¡SSHHLOAPT!!!, dio por finalizada nuestra controvertida cópula, y fue entonces cuando pude ver la real magnitud de su herramienta que colgaba toda desenfundada y bastante más pálida que al principio, con un prominente nudo en su base que entendí era el que tanto me había hecho gozar.
Mi cuñado no se en que momento desapareció, pero después cada cual se hizo el desentendido y nunca hablamos del tema, ambos con el consuelo y la excusa que el uno y el otro estaba borracho.
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