ENTRE TAMUJA TOMILLO Y MIMBRES
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Teníamos por costumbre, ir a una ribera, a pasar las tardes cuando el calor era insoportable, yo solía llevarme, una caña de pescar y algún retel, para cangrejos, mi mujer me acompañaba con alguna labor para estar entretenida, no era un lugar muy concurrido, al menos eso creía yo nos encontramos a un señor mayor con el torso desnudo y unos prismáticos colgados al cuello nos saludo muy afable y nos dijo, ¡ los prismáticos son para observar a los pájaros, sobre todo alguna ave rapaz! Nos dijimos, ¡suerte! Y nos despedimos sin más, que cosa más rara, pensé, no será que estará intentando pillar por aquí, pero, no, sabía el que, no le di más importancia y seguimos nuestro camino hacia la orilla del rio, en las que abundaban, los arbustos silvestres, tales como mimbreras, lo que si hacia allí era muy fresquito.
Pronto llegaron alguna pareja mas con alguna vianda, lo que quería decir, que iban a pasar la tarde y luego tomar un bocado alguno de los que llegaron eran jóvenes, que pronto se empezaron hacer arrumacos, estaban en su derecho, eso sin impórtales lo más mínimo que les vieran, según iba pasando la tarde, que, para, mí, no se me estaba, dando nada mal, en cuanto a la pesca, como decía iba cayendo la tarde y nos dirigimos hacia el camino, pero en un recodo y en una zona protegida y llena de hierba, había una pareja, dándose un lote de padre y muy señor mío ella encima de el galopaba como una posesa y gimiendo , decía, si así, mas fuerte dame mas fuerte nos alejamos del lugar y a lo lejos vimos al señor de los prismáticos con una mano sujetándolos y mirando y con la otra se pajeaba, no conseguí verle el tamaño de la polla, ahora comprendí, cuáles eran las aves de rapiña que él quería ver, nos pusimos melosos y al llegar a casa nos dimos un morreo antes de cenar, que acabo cuando llamaron a la puerta, ¡que, inoportunos! Cuando estábamos en lo mejor, llegan los vecinos.
¿A lo mejor hemos interrumpido algo? ¡No, que va, íbamos, a cenar!
Volvimos alguna vez mas, a la ribera, pero en una ocasión llevamos al perro que tenemos y no sabemos de qué raza es, solo sabemos que es un cruce y que no es del tamaño, del padre ni el de la madre, se ha quedado en término medio, a mi mujer la quiere con locura, será porque es ella la que se encarga de darle o ponerle la comida y de bañarle, no lo sé, lo cierto es que la obedece en todo.
El día que llevamos al chucho a la ribera, no lleve, los artes de pesca y nos dimos una vuelta por allí, en esas estábamos, cuando cuando en un lugar semiculto había una pareja semidesnuda follando a todo follar, nos dimos la vuelta, la verdad nos puso cachondos al ver a la pareja y el perro tampoco nos delato y volvimos donde habíamos dejado nuestras cosas un sitio recóndito y escondido, nos tumbamos en una pequeña manta y nos guarecimos todo lo que pudimos, allí no creo que se acercara nadie, como estábamos más bien melosos nos empezamos a morrear y para que ella estuviera más cómoda la dije ponte encima de mí y así no, te picaras con ninguna maleza o espino, en esas estábamos, cuando ella dio un pequeño grito, era el perro que la estaba lamiendo la parte del coño y el culo que quedaba a la vista, de hecho, hasta, la empezó a gustar, mientras yo se la tenía metida en el coño el la lamia esa zona, solo la oí decir, que la lengua del perro era algo áspera que la mía, pero seguimos cogiendo y el orgasmo de ella fue bestial.
Seguimos, ella tumbada boca arriba y el perro la lamia el coño mientras ella me la mamaba a mí, le dije tócasela al can a ver que hace le salió enseguida el rabo de la funda y le dije acércatela al coño a ver qué hace el chucho, se la acerco y le dije deja que te la meta un poquito, tú estás loco, me dijo, pero, estando el estado que estaba, la acerco a su coño y se la puso en los labios justo a la entrada del coño y se empezó a meter un poquito la punta del pijo del perro en el coño y entonces el perro le dio una embestida que no esperaba ella y le metió su pijo hasta la mitad y ella le cogió de la parte trasera de los lomos y le empujo hasta que la tubo dentro del todo y entonces el perro la empezó a follar y ella estaba tan entregada que me empezó a chupar el pijo con mas ansia y cuando yo me vine ella se trago todo mi esperma, cosa, que nunca había hecho, al terminar me dijo esto, hay que repetirlo más veces.
Claro que lo repetimos más veces, pero, en casa.
Creo que a ella, el can, la hacía gozar tanto o más que yo, pero el que de veras gozaba era yo, por las chupadas que le daba a mi polla cuando el perro se la tenía ensartada hasta la bola, porque ella se ponía a cien, un día estaba tan salida de madre que cuando me dijo, ¡Métemela! que se la voy a chupar al perro para darle las gracias por el placer que tengo con él.
¿No lo estarás haciendo con él a solas? Le pregunte, solo una vez lo he hecho sin ti, me contesto y la verdad, es que gozo, mas cuando tu estas presente.
Este es mi relato, basado en hechos reales.
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