Episodio
Como el recuerdo de un bochornoso episodio lleva a una jovencita a tener sexo con el perro de sus tíos .
Hola soy la protagonista y a la fecha de lo que les voy a relatar tenía 15 años. Tengo unos tíos que viven en otro sector de la ciudad, en el extremo contrario de donde vivo con mis padres, ellos son de una situación bastante más acomodada que la nuestra, el parentesco va por parte de mi madre y mi tía que son hermanas, ellos tienen un hijo que es seis años menor que yo pero prácticamente nos vemos solo para los cumpleaños, la navidad y una que otra festividad. También en un par de ocasiones cuando tenía 8 y 10 años me llevaron a vacacionar con ellos, pero no me entretenía mucho pues da diferencia de edad es mucha con mi primo.
Bueno resulta que ese verano mis tíos iban a salir un par de semanas de vacaciones, pero estaban preocupados porque en un par de casas de su vecindario se habían metido a robar aprovechando que sus habitantes no estaban , por lo que le pidieron a mis padres si me podía ir a quedar esos días en su casa para que recogiera la correspondencia, regara las plantas y el césped, alimentara al perro, prendiera luces por las noches e hiciera notar que la casa no estaba deshabitada, hasta podía invitar amigas para que no se notara que estaba sola aunque de todos modos estaba Rambo un labrador negro que me podía proteger en caso de cualquier eventualidad.
Pasé los dos primeros días en compañía de un par de amigas, con las que jugamos videojuegos en las consolas de mi primo, escuchamos nuestra música preferida en el tremendo equipo de mi tío y vimos infinidad de programas en el cable de paga, claro que no pudimos ver canales solo para adultos pues los tenían bloqueados. Pero al tercer día una de ellas se tuvo que ir a su casa porque la llamaron avisándole que su madre estaba enferma y debía ir a cuidarla, a la otra le habían dado permiso solo por 5 días ya que debía ir de vacaciones con su familia.
Ya estando sola en casa de mis tíos la única compañía que me quedaba era Rambo, el que ya tenía como 4 años. Hablaba por teléfono con mis padres casi a diario y el primer día en soledad la conversación noté que fue bastante más extendida, al parecer me sentía sola y me estaba pesando eso, la música, los videojuegos y la TV ya no me entretenían. El segundo día que estaba a solas estuve contemplando a Rambo y recordé un episodio con él de hace más de dos años atrás, fue en un cumpleaños de mi primo en que al salir al patio trasero él estaba muy inquieto y se paró en dos patas poniéndome las delanteras en mis senitos que a mis doce años en ese entonces algo desarrollados estaban, por lo rápido que venía el golpe fue un poco fuerte y atiné a protegérmelos girándome y reclinando levemente mi tronco, lo que el perro aprovechó y me tomó por la cintura haciendo el típico jueguito que hacen los cachorros cuando simulan estarle haciendo el amor a la pierna de alguien, a un cojín o cualquier otra cosa que puedan montar.
Recordando ese Episodio, vino a mi mente que siempre tuve la duda si me había querido violar, si solo había sido un juego para él o si probablemente andaba con el olor de mi perrita que lo indujo a hacer eso. Fue un cuestionamiento que anduve trayendo por mucho tiempo en mi cabeza después que ocurrió. No fue algo que haya pasado a mayores, pues yo solamente me reí y mi tía ahuyentó a Rambo no volviendo yo a salir al patio porque me dio mucha vergüenza. Ahora estaba a solas con él y podía salir de aquella encrucijada, me acerqué al perro preguntándole si se acordaba de eso y que qué había tratado de hacer, obviamente no me iba a entender pero fue la manera de acercarme a él.
Me fui a poner un pantalón deportivo de algodón y me dispuse a jugar con Rambo, primero lo hice que se parara en dos patas apoyándose en mí y le acariciaba la cabeza, luego lo empujaba por el cuello enérgicamente para un costado dándole a entender que quería jugar pero solo me miraba moviéndome la cola, al parecer ya era un adulto más reposado. Me di vuelta reclinándome un poco y moviéndole mi cola (trasero), a lo que respondió mostrando más interés, pues abrió su hocico, levantó sus orejas e inclinaba su cabeza de un costado para otro. Ven, ven, le dije golpeándome los glúteos con mis manos, con lo que se abalanzó sobre mí realizando el mismo jueguito que en el Episodio aquel.
Preocupante fue mi reacción pues me puse algo feliz por eso, me enderecé y giré un poco con lo que sus patas no tenían el agarre o apoyo de mis caderas y se le deslizaban bajándose hasta el piso, pero le ofrecía mi trasero y nuevamente me volvía a tomar, Lo repetimos varias veces terminando por corretear por el césped del patio trasero, yo arrancaba y Rambo pronto me daba alcance para tomarme por la cintura, me giraba tomándolo por el cuello y lo lanzaba al piso para volver a huir, estuvimos así bastante rato hasta que comencé a evidenciar mi cansancio. Ya no lo botaba tan luego y lo dejaba que estuviera más rato haciendo su jueguito para yo descansar un poco, pero el hecho de no evadirlo de inmediato y dejarlo en varias ocasiones que estuviera aferrado a mi cintura apuntando con su pene en dirección a mi sexo, me produjo un extraño morbo que se manifestaba como un retorcijón en el centro de mi vagina. Probablemente hasta ese momento, para él eso era solo un juego.
Morbo que al parecer Rambo percibió, pues desde ahí para delante cuando no me estaba agarrando de la cintura le daba por meter su nariz en mi entrepierna, ya fuese por delante o por detrás buscaba la entrada de mi vagina por sobre la tela de mis pantalones, dándome de narizazos en esa zona y en una de esas embestidas su hocico pasó de largo metiéndolo bajo mi camiseta y me lengüeteó el vientre, lo que me dio mucha cosquilla, por lo que decidí ponérmela dentro del pantalón, lo que fue algo contraproducente para mí pues luego en la siguiente tomada del perro, cuando se deslizaron sus patas hacia abajo engancharon el borde superior de mi pantalón, por donde va el elástico bajándomelo hasta las rodillas, y yo viéndome semi-desnuda atiné a juntar mis piernas y mi prenda se me fue hasta los tobillos.
Entonces cuando me agaché a tomar mis pantalones para subírmelos, Rambo trató inesperadamente de montarme haciéndome caer de cabeza al pasto, y al intentar reincorporarme se subió nuevamente a mi espalda montándome como si yo fuese una perrita, su pene golpeó por varias partes de mi entrepierna hasta que comenzó a dar justo en el centro hundiendo mi calzón en la rajadura de mi almejita, que de no haber sido por la tela de mi prenda íntima definitivamente me hubiera penetrado. Por el susto y la sorpresa me arranqué rápidamente de esa posición poniéndome rígida y llevando mi pelvis al césped, quedando él aún agarrado de mi cintura pero ahora bombeando en el aire. Luego que me soltó ya sentada en el suelo pude subirme mi pantalón y me quedé ahí para recuperarme un poco, pero este perro tonto no me dejaba tranquila y seguía haciendo sus movimientos aunque fuera apoyándose en mis hombros o rodillas, con lo que me permitió ver desde muy cerca ese rojo y puntiagudo miembro que se asomaba desde su funda con cada puntazo que daba. Concluí respecto a la encrucijada de aquel Episodio que eso podía comenzar como un juego, pero dependía de mí si luego él se lo tomaba en serio, pues supe que producto del olor de los fluidos de mi excitación se sintió alentado a seguir insistiendo, pero esta vez en serio.
No podía dar crédito a la estupidez que estaba haciendo, había pasado recién un tremendo susto y no pensaba en retirarme al interior de la casa, es más sabía que adentro me esperaba el aburrimiento y mis intenciones eran de seguir jugando con Rambo. Ya juguemos un rato le dije y contando con la protección de mi pantalón me puse a cuatro patas para que jugara a aparearse conmigo, ni tonto ni perezoso él se me subió de inmediato a darme de puntazos, no tardando yo en percibir su miembro hundiendo las tela de mi ropas entre mis labios vaginales, se bajaba y volvía a subir repitiendo ese ejercicio unas cuatro o cinco veces antes que me empezara a preguntar que cómo se sentiría ese pene dentro e imaginarme en esa situación, por lo que decidí desistir de este jueguito no queriendo dejarme llevar a pasar ese límite. Estaba entretenida, me reía de ese pobre perro que no podía lograr su cometido, pese a estar muy excitada el llegar a tener sexo con él era algo que no tenía contemplado y lo consideraría una depravación que no cabía en mi mente.
Aproveché que Rambo se sentó a un costado a lamerse la roja punta de su pene desenfundado y me escapé al interior de la casa, en donde apenas entré me bajé los pantalones que estaban muy humedecidos en la entrepierna, parecía como si él me hubiese orinado pero al palpar la tela se sentía un líquido algo más viscoso que la orina, con mis pantalones abajo igual percibía muy mojada mi entrepierna, me toqué los calzones y estaban casi igual de empapados, me los bajé también y al tocar mi vagina esta estaba inundada de un líquido más espeso aún y bastante resbaloso, tanto así que dos de mis dedos entraron fácilmente en ella, creo que nunca me había excitado tanto. Me fui a bañar tratando de desconectarme de lo recién sucedido, me daba escalofríos y mucha ansiedad pensar en ello.
Por la noche ya acostada en la habitación de mi primo no podía conciliar el sueño, pensaba en nuestro jueguito con Rambo y sentía cosquillitas en mi vagina, me sentía tan ansiosa que terminé masturbándome con muchas ganas, primero con mis dedos y luego busque entre los juguetes de mi primo algo parecido a un pene, encendí la consola de videojuegos y dejándome perder en Mortal-Kombat me introduje una de las agarraderas del mando dejándolo que vibrara entre los labios y entrada de mi vagina porque no me lo podía meter más, necesitaba sentir algo contundente más al interior de mi vulva y tomé uno de los palitroques plásticos pequeños embutiéndome la cabeza de este de un poco más de 2 centímetros de diámetro lo más adentro que pude, pues luego del cuello se me hacía más grueso. Estaba afanada haciéndome el mete y saca cuando escuché unos gemidos en la ventana que estaba entreabierta.
Al parecer Rambo sintió el olor de los fluidos de mi sexo o escuchó mis quejidos de excitación, ¡¡¡No, sale!!!, le dije sacando mi mano por entre las barras de la protección metálica, a lo que él lamió como desesperado mis dedos que estaban con el sabor a mi sexo, lo que encendió mi morbo y contando con la protección de esa reja quise probar su lengua en mi vagina.
Obviamente me terminé de sacar los calzones, abrí un poco más la ventana y apoyando mis codos en la cama, con los pies en el piso puse mi trasero bien apegado a la ventana sobrepasando el límite de la línea de la misma pero sin tocar la protección, con mi cola bien parada y Rambo se puso a lamer de inmediato haciéndome contorsionar del placer, su lengua pasaba por toda mi almejita partiendo por mi clítoris, labios interiores y se despegaba de mi sexo al pasar por la entrada de mi vulva, para en la siguiente lengüeteada hacer el mismo recorrido. Así fueron las primeras lamidas que me volvieron loca, pero luego que hubo extraído todos mis fluidos desde el exterior de mi vagina se puso a buscarlos al interior de esta, escarbando con la punta de su lengua en los primeros centímetros de la caverna de mi vulva realizando una especie de pequeña penetración con su apéndice.
Fue exquisito él me hizo acabar muy bien, con ese sexo oral llegué al máximo clímax de ese tan sabroso orgasmo, era el primer sexo real de mi vida, un contacto directo de mi sexo con un cuerpo ajeno. Me dejé caer sobre la cama rematándome con un intenso masaje a mi clítoris, pues no me pude mantener en pié para que Rambo me siguiera lamiendo. Recuperé el aire e inmediatamente me paré rumbo a la puerta trasera para salir al patio, si su lengua había sido tan buena su pene debía ser aún mucho mejor, al estar ya ahí él saltaba de alegría como si supiera de lo que iba decidida a hacer, pese a que me vio desnuda de la cintura para abajo no se fue directo a mi vagina sino que saltaba a mi alrededor, como esperando que yo tomara la iniciativa.
No estaba nerviosa ni tenía miedo, solo sabía lo que quería y lo hice. Me puse como perrita con la cola bien parada y Rambo después de darme unas pocas lamidas, me montó no tardando en dar en el blanco. Metió solo la punta tres o cuatro veces y luego se fue hasta el fondo penetrándome muy profundamente, incluso sentí entrar una parte un poco más gruesa cerca de la base de su pene, para ser mi primera vez prácticamente casi no me dolió, es más percibí algo delgado su miembro pues entró muy fácilmente. Pero el ritmo con que me bombeaba era indescriptiblemente delicioso, se sentía muy rico y lo hacía en una forma brutal era literalmente un verdadero animal. Al poco tiempo de empezar mi vagina estaba bastante colmada, una especie de agradable hinchazón que me inducía un nuevo y distinto orgasmo, pues obviamente una lengua por encima no es lo mismo que un pene a fondo.
Pero lo que sí me emocionó y me dejó encantada acentuando mi orgasmo en curso, fue el inicio de su eyaculación que chorro a chorro iba inundando mi útero de ese esperma caliente y casi me hacía chillar de placer. Pero repentinamente se bajó de mi espalda sin poder sacar su pene aún de mi vagina, se bajó para la derecha y su muslo izquierdo quedó haciendo presión sobre la unión de nuestros sexos lo me resultó bastante molesto, pero solo fue por un momento pues pasó esa pierna por encima de mi anca y quedamos trasero contra trasero con su miembro totalmente volteado para atrás, lo que no detuvo su eyaculación pudiendo yo seguir gozando de su palpitar y su abundante, caliente e incesante caudal de semen que me repletaba mi complacido útero. Al parecer quedé inconsciente del placer, pues hay un lapso de tiempo que no recuerdo y solo sé que abrí los ojos cuando sentí que su pene iba dolorosamente saliendo de mí, dando paso al exceso de fluidos de mi interior que primero salió como un chorro desde mi vulva y luego siguió escurriendo desde ella derramándose por entre mis muslos. Mientras yo miraba asombrada su pene colgándole entre sus patas traseras, entendiendo que esa deformidad en su base era la que no lo dejaba salir y a vez la que me daba tanto placer haciéndome sentir mi sexo colmado y repleto de placer.
Mi conclusión de aquel Episodio es que Rambo era, es y será un oportunista, y que yo fui la gran oportunidad que se quiso entregar a él ese día, y luego todos los que nos quedaron a solas en esa casa, haciéndolo entre tres y cinco ocasiones cada uno de ellos. Fue algo inolvidable.
Excelente relato. espero nos puedas contar mas historias que hayas tenido con el perro de tus tíos.
Buen relato