Felicidad completa.
Dos especies que comparten amor y sexo..
habíamos salido con mi Lyon a su acostumbrado paseo de la tarde, íbamos al parque, yo en mi bicicleta y mi amado corriendo a mi lado, con su correa, bozal y la capa que le pongo para que parezca un super héroe, porque mi Lyon tiene una super pija, una super lengua, una super resistencia, es un super macho y su amor por mí también es super, por eso se ganó su capa de héroe canino.
Con su cola dorada majestuosa, él va al trote a mi lado, llegamos al parque y yo estaciono mi bicicleta en el sitio custodiado y me voy a trotar junto a él, me llevo mi mochila con agua y las bolsas para sus porquerías, nos vamos trotando por ahí, mi chocho está siempre en ascuas cuando lo veo así majestuoso y bello, estoy perdidamente enamorada de él, creo sentir su afecto del mismo modo, cuando lengüetea mi rostro, mis manos y me mueve su cola en excitación cada vez que me ve, si eso no es amor.
Dándole tiempo para que haga sus cosas me senté en un banquito del parque, apareció una labrador color chocolate, muy señorita ella se acercó a olerme, seguro que sintió el olor del macho, a unos cuantos metro en una pose poco elegante estaba mi Lyon haciendo fuerzas, hizo lo suyo y yo me paré para ir a recoger la suciedad, mi Lyon se fue detrás de la perrita como desesperado, recogí rápidamente lo que tenía que recoger y me fui a ver a mi macho que me estaba poniendo los cuernos ahí en público, por suerte llegue a tiempo, porque la estaba oliendo solamente.
Rápidamente le puse la correa y el bozal, después me fije en la perrita y tenía su chocho hinchado y con evidentes muestras de estar en celo, saqué un pedazo de garza y una bolsita, refregué su chuchita con la garza y me la guarde en la bolsita, luego un poco a tirones me lleve a mi macho infiel, estaba llena de celos, estaba un poco furiosa, esta es la primera vez que él mira a otra, descarado enfrente de mí, su pija se le estaba ya saliendo de su forro al muy caliente, ― ¡huy! que rabia ― pensé, me fui de regreso a casa bastante turbada y disgustada.
Agarré sus escudillas y le cambié su agua y le di su alimento, pero no me quedé a acariciarlo porque no se merecía mi cariño después de ese desliz amoroso, al menos no consumó el pecado, pero la intención era esa y no se lo podía perdonar de buenas a primeras, estaba tan enojada que me fui a bañar sola, con la calidez de la ducha, también descendió mi enojo, me recordé de la garza con los fluidos de la perrita, así que agarré mi mochila y saqué la bolsita.
Lyon me miraba de lejos como sabiendo que me había hecho enojar, saqué la garza y su cara cambió inmediatamente y levantó su nariz olfateando y su mirada oteaba la habitación, se dirigió hacía mi con su cola en alto, se me derritió el corazón por él, es tan lindo mi Lyon, me abrí mi bata y refregué la garza en mi chocho, él metió su nariz fría entre mis muslos y literalmente enloqueció, se alzó en sus patas y me empujaba, tentaba de hacerme caer, me fui girando y escondiendo mi chocho hacía mi dormitorio.
Le puse sus calzas en sus patas delanteras, pero él quería meter su nariz en ese chocho que emanaba esencia de perra en celo, me recosté en el borde de la cama y el con fuerza embistió mi conchita, comenzó a meter su lengua al interno de mi chocho, escalofríos sin fin por mi espina, arqueando mi espalda subí mis muslos para recibir toda su atención, jamás lo había visto tan caliente, me danzaba por delante, me parecía más hermoso, tantos deseos por mi chuchita, me halagaba.
Cinco o seis veces intentó penetrarme en la posición del misionario, pero lo única cosa que lograba era hacerme gritar de placer al sentir su enorme pija entrar violentamente en mi chocho, para rápidamente resbalar fuera, me di cuenta de que no era la posición adecuada para el grado de excitación de mi Lyon, me deseaba como nunca y yo lo quería disfrutar en esa condición de calentura.
Me subí a la cama y me coloqué en cuatro sumisamente, él de un salto se puso detrás de mí y me dio unos tres o cuatro insuperables lengüetazos, después me montó y rodeó con sus patas mis caderas y me tiró hacía él asegurándome firme hacia atrás, me agaché y guie su pija hacía mi chocho, el empellón fue fuerte y violento, me hizo chillar y el goce de sentir su pija gorda en mi conchita fue sublime.
Mi Lyon me estaba poseyendo otra vez como su hembra, como al tercer embate su bola también entro en mi almejita y comenzó a henchirse dentro de mí, no hay cosa más maravillosa que estar empalada así colmada, así totalmente llena, abrí más mis piernas para que mi cuerpo se enanchase un poco más y acomodar a mi macho en lo profundo de mi vagina, sus frenéticos movimientos ya me estaban estremeciendo y enloqueciendo.
Me acomodé bien sobre la frazada y con mis dedos alcancé sus cojones que golpeaban mi clítoris sólido, rígido, comencé a acariciar mi clítoris entre mis dedos, mi lascivia crecía al igual que mi frenesí, la verga de mi Lyon había crecido mucho más que de costumbre, lo sentía que no terminaba de crecer en mi interior, la fricción de su pene y de su bola contra mis elastizadas paredes rosáceas me estremecían poco a poco, más y más, en un crescendo de sensaciones, Lyon me estaba llevando hacía un maravilloso orgasmo.
Fornicar con mí macho era lo que yo más deseaba, el primer pensamiento al despertarme y el ultimo al irme a la cama era la dulzura, la lujuria, la libidinosidad, que Lyon había traído a mi vida, tanto de convertirme en la hembra preferida de este macho que me posee por completo.
Mis caderas comenzaron a moverse en un frenético movimiento de fornicación, mis dedos de los pies encrespados a más no poder, mis muslos tiritan y mi vagina también, me voy en una espiral de contorsiones y espasmos, todo mi cuerpo vibra, todo mi cuerpo se encoje y se estira, me estoy corriendo en su vergota gruesa, gorda, inflamada, mi paroxismo llega al culmine de la lujuria cuando siento su lechita a mares vertiéndose en mi cérvix.
Me quedo sin fuerzas, aturdida por las fuertes sensaciones, agradecida por tan potentes orgasmos, pendo de su verga mientras mi vagina se contrae y soba esa pija que continua a expeler líquido seminal en mi chocho, siento chorritos escapando de mi concha, esta es señal de que mi Lyon se está deshinchando y luego saldrá de mi coño, froto mi clítoris como si fuese un objeto mágico, y en realidad lo es, porque me regala orgasmos con magia, orgasmos que me hechizan.
Mi todo, mi único amor, luz de mis ojos, con un sonoro “floosch” se despega de mí, soy libre una vez más, pero mis entrañas están sintiendo el vacío enorme que deja su verga exquisita, un charco de semen queda en las toallas sobre mi cama, por un rato quedo con mi culito por aire, mi amado me limpia con su lengua prodigiosa y mi conchita reacciona con espasmos, grito su nombre ― ¡oh! mi Lyon querido y adorado … cuanto te amo … ― mientras unas pequeñas convulsiones me golpean haciéndome enarcar mi espalda y abrir aún más mis nalgas.
Me encuentro con mi sexo ardiente y ahíta de orgasmos, me relajó mientras mi estirada vagina vuelve a su tamaño y los pliegues rosáceos dejan de tiritar, estoy toda bañada en semen canino, me siento feliz quisiera continuar más mis fuerzas no me acompañan, mis piernas aún tiemblan y mis tetas las siento hinchadas y endurecidas, acaricio mis pezones húmedos de mi propio sudor.
Estiro una mano y me encuentro con el dorado pelaje de mi Lyon hermoso, la tibieza de su suave cuerpo peludo me atrae, paso un muslo sobre su lomo y descubro que su pija está aún afuera de su forro, irresistible, me enderezo y me inclino ante su majestuosa verga, le doy unas caricias con mi lengüita, él me mira con esos ojos ardorosos, la tomo con mis manos y me la trago ansiosa, mis jugos y los de él los siento en mi paladar, que coctel más delicioso.
Se la chupo por varios minutos hasta dejársela limpia, pulcra, bruñida y guardada en su estuche de pelos, pronta al uso, él me da un lengüetazo en mi mejilla como reconocimiento y yo le devuelvo su beso con mi lengua y con mi boca, nos quedamos quietecitos, abrazados.
Apagada y satisfecha, me adormecí por un par de horas, me desperté cuando Lyon bajo de la cama y lo sentí bebiendo agua, me recordé de la garza, me levante y fui a buscarla, Lyon me siguió como siempre lo hace, tratando de meter su hocico entre mis muslos yo estoy acostumbrada así que lo empujo con mis rodillas, pero alguno de sus lengüetazos son certeros y terminan entre mis labios vaginales, sacándome pequeños chillidos y repentinos escalofríos, a veces me detengo y abriendo mis piernas, abro los labios de mi vagina y los dejo lengüetearme por algunos enloquecedores minutos, más de una vez me ha hecho alcanzar un espontaneo orgasmo en esa posición, me trastorna.
Refregué la parte externa de mi chocho y mi culito con la garza, él una vez más reaccionó alocadamente saltando sobre mí y empujándome como desesperado, me quiere comer el choro y yo lo deseo, pero me gusta en la comodidad de mi cama, paso a buscar toallas frescas al baño y aprovecho de orinar, Lyon siempre ahí a danzarme su danza amorosa y romántica, ¡oh! cuanto me excita este perro loco.
No termino de alzarme y ya mi chocho ha sido lengüeteado un par de veces, me envuelvo en las toallas y hago una danza de los velos a mi amante, más cachondo se coloca, lo hago enloquecer y yo lo sé, su verga esta ya casi la mitad fuera de su funda y todavía no llegamos a mi cama, en el vano de la puerta de mi dormitorio me detengo abro las toallas y mis piernas, él no pierde tiempo y enfila su lengua en mi chocho caliente, mi vientre y mi pelvis tiritan con sus caricias, agarro mis tetas y las aprieto con fuerza hasta juntar mis pezones y refregarlos uno contra otro, estoy caliente, lo empujo con una pierna y me siento al borde de la cama con mis piernas abiertas, él se abalanza a mi chochito y comienza a lamerme como solo él sabe hacerlo, mi Lyon me está matando de goce.
Después de dos orgasmos casi consecutivos, le debía la recompensa a mi amado peludo, salte a la cama y me puse en cuatro, mi Lyon me lengüeteo escrupulosamente portándome a la cima del placer y muy cerca de otro orgasmo, lo sentí que se paseaba detrás de mí, cosa que aprendí a entender que todavía no estaba listo, me acomodé un poco mejor y le ofrecí mi chocho abierto, por debajo me unte la famosa garza, eso bastó. Lyon me salto encima y empezó a puntear con su pene alrededor de mí chocho y mí ano.
No pasó mucho tiempo y como a la cuarta punteada la mitad de su pija estaba dentro de mi y con otros dos embistes, su bola se coló enterita dentro de mi chocho haciéndome lanzar un par de chillidos, porque la sensación es siempre increíble, comenzó su frenética cogida, haciéndome temblar entera con la fuerza animalesca con la que me follaba mi chochito, el roce de un polla y bola dentro de mí, muy luego me tenían casi aullando de placer, agarré sus patitas traseras para que no intentara salirse, me encanta cuando queda quietecito en mi espalda y los calientes chorritos de su semen se descargan en forma interminable al interno de mi vagina.
Me tenía firmemente agarrada con sus patas delanteras y podía sentir sus jadeos cerca de mi oreja, estaba meneando mi culito para aumentar mi goce, sentí unas cosquillitas en mi cérvix e imprevistamente me golpeo un orgasmo que me hizo temblar mis muslos y mi vientre, toda mi zona pélvica se estremeció con ese gustito exuberante, empuje hacía atrás con toda mis fuerzas, estaba intensificando esas oleadas de placer que se apoderan de mi chocho y su polla que continua a palpitar dentro de mi concha y su bola que no para de crecer, las violentas embestidas no cesan, como tampoco ese hormigueo en mi culo que se contrae y mi conchita que aprieta esa magnifica verga que me llena plenamente.
Mi Lyon ha detenido sus embates y su polla comenzó a palpitar y a sobar mis estrechadas paredes vaginales y ahora siento su leche que comienza a inundarme, ¡ooohhh! mi dios, me está haciendo acabar otra vez, aferro con fuerza las sabanas para mantener mi cuerpo que se estremece y esos deliciosos escalofríos que me recorren por todas partes, no se como no me desmayo ante estas oleadas que me envuelven en un sinfín de sensaciones enloquecedoras, mi amante es insuperable en el dar placer, ya lo dije una vez, soy adicta a esta pija rosada y esa bola blanquecina, están hechas para mi goce.
No sé cuanta cantidad de semen me ha echado esta vez, pero mi vientre se ve más abultado que de costumbre y me siento más hinchadita, sé que faltan solo minutos para que su bola se achique lo bastante para salir de mi chocho, pero eso lo puedo retardar colocando mi mano en mi boquete y de pasadita me refregó mi clítoris y me provoco otro par de orgasmos, me siento una perra feliz, mi Lyon tiene en mi a su perra siempre dispuesta para gozar con él por todos mis orificios.
Estoy ahí toda temblorosa y de mi boca fluye un poco de mi saliva, me siento un poco atontada, aturdida ante tantos orgasmos, me siento satisfecha pero llena de energías para volver a recomenzar una y otra vez, mi cerebro también ha sido excitado al máximo y la sensación de apaciguo me tranquiliza, mi cuerpo entero ha sido estimulado y la excitación me da esa sensación de paz, amo a mi Lyon por todas estas cosas que hacen de mi vida, una cosa maravillosa, ¡oh! cuanto es bello sentirse amada así con esta plenitud.
¡Ooohhh! se esta saliendo, ¡aaahhh! sí, me dejo caer sobre mi cama pero solo para volver con mis manos sobre su polla que tiene esa mezcla de nuestros fluidos, ese néctar que tanto él como yo compartimos, porque el se echa a lamer su verga y yo estoy ahí sedienta de ese néctar, mi lengua saborea esa humedad que cubre toda su polla, es el apogeo de nuestra copulación, juntos a lamer ese instrumento de placer fabuloso, cuando me la trago toda en mi boca, él me lengüetea mis mejillas, me da besitos y yo también le ofrezco mis labios para besarnos con pasión.
Exhausta después de haberlo compartido todo con mi amante perruno, me volteo de espalda y agarro mis tetas, las masajeo con vigor, mis manos recorren mi torso y terminan abriendo los labios de mi concha que esta empapada de semen que fluye sin cesar por mis muslos, meto mis dedos en ese charco y chapoteo un poco, luego bañados de lefa de mi amante me los llevo de nuevo a mi senos que se sienten estimulados con ese manjar que los baña completamente, vuelvo a saborear ese zumo delicioso llevándome los dedos a la boca, estoy todavía caliente, quisiera algo fuerte, quisiera hacerme daño, sentir tanto placer con una mezcla de dolor sexual, mis dedos bañados se van a mi culo y comienzo a forzar mi estrecho ano, descansare un poco para que mi amante se haga cargo de esta necesidad mía, quiero que me folle el ano, quiero que me rompa el culo como solo él sabe hacerlo, soñando ese momento, me quedé aletargada.
No sé si fue un momento o un tiempo más extenso que permanecí adormecida, pero cuatro de mis dedos estaban todavía en mi culo, me alcé en mis codos y vi a mi amante que dormía raja, como suelen hacer los machos después de haber fornicado placenteramente con su hembra, recogí la garza aquella y la pasé cerca de su nariz, automáticamente abrió sus ojos marrones y con un poco de modorra se levantó moviendo su cola.
Me puse en cuatro y él vino detrás de mí, me refregué la garza en mis glúteos y en mi orificio anal, mi Lyon me lengüeteó con avidez y por un largo rato, tratando de meter su áspera lengua en el hoyito rosado de mi culo, provocándome deliciosas contracciones y gemidos sin cesar, me abrí mis nalgas para que me penetrara, quería esa lengua dentro de mi intestino, quería algo que me penetrase por ahí, mi Lyon adivinó mis ansias y salto sobre mí.
Mi Lyon me atrapó entre sus zampas y me tiro hacia su polla, puse una mano en mi conchita para que atinara a penetrarme el trasero, con excelente puntería la punta de su verga penetró mi culo, me hizo gritar, pero yo lo necesitaba por ahí, quería gozar de esa penetración deliciosamente lacerante y desgarradora, quería sentir esa sensación de que te están partiendo en dos, quería esa violencia, quería sentir ese abuso, quería sentir la calentura de mi amante, fuerte, impetuosa y agresiva.
La penetración andaba de maravilla, pero tenía que hacerle espacio a su bola, esa es una sensación aparte e indescriptible, una fuerza enorme empujaba ese globo dentro de mi esfínter provocándome un dolor y un goce que me sobrepasaba, tenía mis manos arañando las sabanas y mordía mi labio inferior hasta hacerme daño, mi rostro estaba deformado de lujuria y mi ano se dilataba un poco más, dejando entrar esa bola caliente dentro de mis vísceras, era pasado lo peor, con mi frente sudada y respirando cortito, sabía que venían esos orgasmos infinitos y me preparaba para esa dicha voluptuosa de lascivia.
Los embates de mi Lyon eran siempre enérgicos y toda esa mole de carne en mi esfínter ya no me procuraba aflicción, las cosquillitas estaban regresando, comenzaron justo por el estrecho y dilatado orificio de mi culito que tenía todo ese roce con la pija de mi Lyon, me acomodé con mi rostro sobre las sabanas, mis tetas pendían y rozaban a veces los dobleces de la ropa de cama, todo me estimulaba, aferré sus patas traseras, pero más que aferrarlas, comencé a acariciar su peludas extremidades que daban saltitos empujando la verga de mi Lyon en las profundidades de mi intestino.
Me clavaba su estaca una y otra vez a una velocidad enloquecedora, ya me había hecho acabar dos veces y yo obviamente quería más, con mis manos en mis glúteos, forzando la abertura de mi ano, empecé a empujar hacía atrás para que me follara más y más, una caliente sensación comenzó a inundarme, mi Lyon me estaba dando su lechita por el culo, mi esfínter se contraía y mi intestino se inflaba con ese líquido hirviente, mis nalgas comenzaron a temblar, también mis muslos y luego mi vientre y mi torso y todo mi cuerpo, oleadas de espasmos orgásmicos me hicieron gruñir y gritar en modo animalescamente salvaje, me estaba corriendo junto a mi Lyon amado.
El tiempo desapareció, esos temblores me acompañaron por un lapso inmensurable, no sé si fueron segundos o minutos, pero no paraba de vibrar toda mi humanidad, hasta un llanto de placer y grititos agudos me provocó este orgasmo gozoso, humedecí mis labios con mi lengua porque tenía una sensación de boca seca, no terminaba de mover mis caderas en los sentidos del reloj y luego, al contrario, todo lo que pudiese incrementar mi orgasmo infinito lo hice.
Mi Lyon estaba quietecito y jadeaba por sobre mi hombro, una que otra gota de su saliva caía en mis carnes desnudas que me quemaban, todo era placer, todo era goce, todo había sido perfecto, una enculada que me la recordaré por un largo tiempo y que seguro mi ano un poco maltrecho también, pero esa sensación inicial viene opacada con creces con toda la concupiscencia y placer que se siente después, de seguro volveré a repetirlo.
Ahora si que aferré con fuerzas las patas traseras de mi Lyon, porque si se mete a tironear, me hará daño y quizás se haga daño a sí mismo, así que hay que controlar la salida de su bola y su maravilloso pene de mi ultrajado boquete, como dice la canción “despacito … poco a poquito …”, su bola ya estaba presionando para salir, la podía sentir en los bordes de mi ano, me hizo gritar cuando su circunferencia atravesó mi esfínter en salida, su pene resbaló fácilmente fuera de mi ano, una buena cantidad de líquido también se versó sobre las toallas.
Me quede exhausta de verdad, inmóvil y recuperándome de todas esas sensaciones placenteras, voluptuosas y que repetiría una y mil veces, son placeres prohibidos y quizás justo por eso es que son tan ricos, yo amo a mi Lyon tanto como él ama a mí, no hay fuerza de la naturaleza que pueda separarnos, el afecto que me da mi amante perruno es incomparable, él confía plenamente en mi y yo como a todos los machos de cualquier especie, tengo que cuidarlo que no se me vaya detrás de cualquier poto caliente.
Somos de especies diferentes, pero anatómicamente su pija me calza a la perfección, ya sea por detrás como por delante, también en mi boca es un deleite o también el solo hecho de masturbarlo para que se corra en mis tetas y espalmarme su lefa por todo mi cuerpo, es tanta que alcanza y sobra, me siento suya, me siento feliz, mi Lyon completa mi felicidad …
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