Hércules mi Amor Especial IV (Parte 1)
Cuando de verdad amas, el dolor en la ruptura sentimental es tan fuerte, que te lleva a recorrer caminos oscuros, y cuando al final vez la luz al final del túnel, recuerdas que hiciste cosas de las cuales no te sientes tan orgullosa.
Duelo del corazón
Después de que mi amado se había ido bajo el cuidado de mi hijo, entre en una fuerte depresión, no conseguía concentrarme bien en el trabajo, me sentía desganada, no tenía interés, mi jefa noto mi falta de atención a lo que fue provocando ciertos problemas en mi lugar de trabajo.
Así pasaron varias semanas, lloraba en mi cama y no conseguía conciliar bien el sueño, la traición de mi amado fue devastador para mi, estaba muy envuelta emocionalmente para con Hércules, mi corazón dolía por él, Eloísa mi amiga estaba muy al tanto de mi situación emocional, aun que platicaba con ella, y trataba de sacar mi dolor hablándolo, no era suficiente, así que opte por empezar a beber, lo hacía con el fin de poder olvidarlo, apenas llegaba a casa me servía un trago, al menos eso me ayudo a poder dormir y no desvelarme tanto.
Los domingos intentaba hacer ejercicio, pero el ánimo era tan bajo que no lograba correr mucho, no podía alejar mucho mis pensamientos de lo que había pasado, pero mi amiga Eloísa me dijo que tal vez debería empezar a salir e ir conociendo personas, tal vez eso ayudaría, así que le hice caso y trate de salir a lugares a bailar pero no me sirvió de mucho, si me fue sirviendo de distracción, pero apenas llegaba a casa en la madrugada y la misma sensación de dolor y vacio se apoderaba de mi, y regresaba al mismo punto, beber un trago para relajarme, llorar y caer rendida en cama.
Me hice el esfuerzo de retomar mis buenos hábitos, así que a pesar de toda mi tristeza, intente irme a correr los domingos como era costumbre anteriormente, sabía que al ejercitarme las endorfinas que segregaría mi cerebro me ayudarían a irme poniendo de mejor ánimo, fue cuando en una de salidas al parque me tope con una vecina que llevaba a pasear a su perro, un Pastor Alemán de color café, de un muy bonito de pelaje, la vecina una chica joven de 19 años, de tés blanca, pelo negro, delgada y muy bonita, la conocía desde niña, su nombre Mónica.
- Hola señora Jacive, como está, hace mucho que no la veo con su mascota – Me pregunto por mi amado
- Oh, Hércules… No, el ya no vive conmigo, se mudo con mi hijo, ya tiene algo de rato eso – Respondí, mientras su pastor Alemán se acercaba a olfatearme por todos lados. – Y él, como se llama tu perro?, está muy bonito, nunca lo había visto –
- Su nombre es Duke, mi padre me lo regalo, solía tenerlo en el patio, pero ahora que está un poco más grande ya mejor lo sacamos al jardín
Duke continuaba olfateándome, con delicadeza, supongo que podía percibir el aroma de mi amado, pues debió quedarse impregnado su escancia en mi ropa, me pareció lindo su perro, nunca lo había visto con anterioridad, note que Duke no me quitaba la vista de encima, o al menos eso me había parecido a mí, pero tal vez eran ideas mías, pues de cierta manera, el verlos juntos, me recordaba a mi Hércules y a mí, supongo que así nos veíamos de felices cuando andábamos paseándonos por el parque, me despedí de ella y continúe con mi recorrido, por alguna manera el sentir la mirada de Duke me hizo sentir algo en mi interior, no sé que había sido, pero no quise meditarlo mucho.
Conforme fueron pasando los días, en efecto miraba mas a Duke, su casita estaba en el jardín, lo tenían afuera, se veía muy tranquilo, un perro bastante amigable, cada que regresaba del trabajo, me lo encontraba, jugueteando o recostado dentro de su casita, lo que sí, era que apenas me miraba, no me apartaba la vista para nada, me seguía con la mirada desde el lugar donde estuviese, al principio se me hacia raro, pero después fue agradándome su acción, por algún motivo sentía que él no quitarme los ojos de encima era un cierto tipo de coqueteo, ideas mis supongo, lo que sí sé es que para mí era cero interés en los hombres, de igual manera, supongo que mirarlo me recordaba a mi Hércules cuando no me quitaba la vista de encima.
Fue cuando una noche de domingo, ya noche, cerca de las 23 horas, ya había adoptado la costumbre de salirme a la entrada de mi casa, con la luz apagada de mi porche, me sentaba sobre el escalón de entrada, me ponía a fumar un cigarrillo mientras observaba la tranquilidad del vecindario, los demás vecinos a esa hora ya tenían apagadas las luces de sus casa, era un silencio tan abrumador que me hacía sentir un poco de tranquilidad, ese día me había puesto una chamarra ajustada deportiva de licra color rosa, una faldita de conjunto deportivo del mismo color, como la que usan los tenistas, se supone que debía traer mi short de licra de bajo, pero solo me había dejado mis pantaletas, al final ya era de noche y estaba casi por irme a dormir, mis mini calcetas blancas y mis zapatillas deportivas, por obvias razón cuando me senté sobre el escalón, estire mis piernas para evitar que se notara que no portaba las licras pertinentes, me gustaba sentir el fresco de la noche.
Mire hacia el jardín de mi vecina Mónica, quedaba a varios metros, pero era visible desde mi casa, observe la casa de Duke, note que él estaba dentro de su casa, me miraba fijamente, por un momento pensé que igual y me lo imagine así que decidí sostener la mirada, mientras daba una fumada a mi cigarrillo, y no estaba equivocada, Duke estaba ahí dentro mirándome, pues salió de su casita, se me quedo mirando hacia mi dirección y después empezó a dar pasos rumbo a mi locación, no tardo en llegar.
Se sentó frente a mí, sosteniéndome la mirada, era profunda y pesada, quise hacer lo mismo a fin de enseñarle qué yo era quien mandaba, pero ya teniéndolo de frente y más cerca, me fue difícil, así que solo agache la mía, evitaba mirar sus ojos, así que centre mi mirada en su pecho y su entrepierna que yacía sentado, había perdiendo contacto visual para con él, Duke no se movió de su lugar, normalmente otro perro hubiera buscado que lo acariciasen, pero él no, al contrario parecía querer imponerse ante mí y lo había logrado, sentí su energía, era fuerte, me puse nerviosa, no sabía qué hacer, por un momento pensé que me agrediría, pero no tendría porque, y para mi sorpresa, al continuar mirándole la entrepierna, note como una puntita rosa se asomaba de su capuchón.
Si, aun que parece increíble, empezó a mostrarme una leve erección, fue cuando algo en mi interior se detono, sabía que él estaba imponiéndose de esa manera ante mí, para indicarme que me deseaba, quiero pensar que el aroma de mi amado impregnado en mi ser, le hacían saber que yo era una hembra que ya había estado con un macho de su especie, motivo por el cual él tenía conocimiento de que podría tomarme también.
Yo al ver su reacción y la punta de su pene inconscientemente lo que hice fue subir mis piernas al mismo escalón del que estaba sentada, mostrándole completamente mi entrepierna, que solo era tapada por mis pantaletas, la faldita que portaba no tapo nada, voltee a mirarle a los ojos y vi que mi acción habían hecho que el mirara fijamente mi entrepierna.
Ahí estábamos Duke y yo, uno frente al otro, yo con las piernas abiertas mostrándole mis pantaletas y él frente a mi mostrándome lo que prometía ser una buena erección, ese momento fue como el inicio de un cortejo, un ritual de apareamiento, donde él me hacía saber que me deseaba y yo le respondía de la misma manera, por fortuna la luz apagada de mi entrada no permitiría que si alguien más estuviera de fisgón viera lo que hacía, lo que lo hizo algo intimo y gracias a mis vecinos que solían dormir temprano, pude tener este acercamiento con Duke.
Era claro nuestra comunicación, ambos queríamos lo mismo, no puedo negar que me sentía atraída por Duke, después de mucho tiempo volví a sentir esa chispa de excitación creciendo en mi interior, ya estaba mojando mis pantaletas, el aroma que desprendía alteraron la postura de Duke pues se levantaba y se acercaba a mí, pero era como si no quisiera perder su control y se volvía a sentar, me encantaba ver esa reacción en él, no quise perder más tiempo, así que me incorpore de mi asiento, me di la vuelta y me metí a mi casa, me hice a un lado haciéndole saber a Duke que lo invitaba a pasar, él de inmediato entro a mi casa, antes de cerrar la puerta mire a los lados para ver si conseguía ver alguien que estuviera espiando, pero no fue así, y de inmediato cerré la puerta.
Apenas cerré la puerta, mi corazón palpitaba a mil, tenía muchas ganas de tener sexo otra vez, mi cuerpo me lo pedía a gritos, la abstinencia de cariño y sexo me hacían desear mas el momento, me hinque para estar a la altura de Duke, acerque mi cuerpo al suyo, mientras lo acariciaba el me daba lamia la cara, le correspondía las lamidas buscando su lengua y él la mía, ambos estábamos en un baile sensual, me vi más atrevida, mientras le acariciaba el cuerpo con una mano, con la otra le acariciaba y sobaba su pene, buscando hacer salir más esa erección, por alguna razón sentía nervios y miedo de que vinieran a buscarlo, así que apresure un poco más el paso.
Me puse en cuatro y me baje las pantaletas hasta quitármelas, lo bueno de traer la faldita era que no necesitaría quitarme más, Duke, al verme en cuatro noto mi sumisión, supo que ya tenía hembra para él, mi instinto estaba a tope, quería que me montara y me hiciera suya, quería sentirlo dentro de mí, y no le tomo mucho tiempo hacerlo, se postro detrás de mí y levanto sus patas delanteras tomándome de la cintura.
- Si, vamos Duke, tómame, hazme tuya – Susurre mientras mi corazón palpitaba de excitación, yo estaba como poseída solo deseaba tenerlo dentro de mí.
Duke empezó a presionar su pene contra mi vagina ya entrenada y habituada a la ergonomía de un canino, lo que casi de inmediato mi caliente chocho se abrió y le permitió el paso sin problemas al delicioso falo de ese pastor alemán que arremetía con golpecitos mi húmeda vagina, sentí como se fue introduciendo su verga y se iba erectando en el proceso y abriéndome, si esa sensación mágica, que solo de un canino consigue, de algo delgado y pequeño, crecer a una cosa grande y gruesa.
- Ahhh – Me arranco un gemido sórdido y seco, el aliento se me fue mientras me concentraba en la sensación de cómo Duke me iba abriendo por dentro, me gustaba sentir eso, y aguante un poco mi respiración.
- -Ahhh si, si… Ahhh… – Para posteriormente soltar con gozo mi aliento y dejarme llevar por el placer que estaba sintiendo nuevamente.
- Ahhh… Ahhh… Sigue, asi… Ahhh… – Mi cuerpo estaba sensible, el placer que me provocaba ese delicioso espécimen de macho me hacia continuar reteniendo la respiración.
Note que mi placer se incrementaba al contener un poco mi respiración, y soltar el gemido, algo que también conseguía excitar mas al macho que en ese momento me estaba tomando y haciendo suya.
Yo solo quería gozar y dejarme llevar, no quise controlarme para nada, solo dejar que mi instinto de hembra y mujer se manifestasen, no tenia caso fingir, yo me sentía excitada y feliz de ver que otro macho se había fijado en mi, y sobre todo de uno que me gustaba y que me atraía, que me había puesto nerviosa.
No solo le gustaba a Hércules, también yo les atraía a otros machos, y eso me hacia sentir bien en mi autoestima, el mundo no se acababa para mi, en realidad se estaba abriendo para mi, para tener nuevas experiencias y vivencias, no tenia porque dejarme deprimir y vencer por un engaño, yo podía salir adelante y ser feliz.
Estaba disfrutando el momento como hace mucho no lo hacía, por mi experiencia baje un poco la cadera a fin de evitar el abotona miento tan pronto de Duke, quería que me diera un orgasmo primero, antes de dejarlo tener el suyo, si era su hembra y su perrita humana en ese momento, pero eso no era impedimento para que yo también lo disfrutara.
- Ah, ah, vamos Duke… Más duro… Ahh… Anda… Enseñame que tú mandas… Ahhh… Enséñame que yo soy tuya… Ahhh… Anda…. Ahhh…. Ahh…
Sí, me gustaba manejar en ese momento de excitación la idea de que él es un perro, y yo soy la humano que manda, y que él debe obedecerme, me estuviese demostrando que antes que algo, él es un macho fuerte y dominante, que él manda y yo debo servir a sus deseos, convirtiéndome en su mujer, en su hembra, eso me excitaba mucho pensarlo.
- Anda, Duke, ahhhh… Sé que cuando me viste en el parque, querías tomarme ahí mismo delante de tu ama, ahhh… Querías que esa niña viera que tu eres un macho fuerte, un perrote que da órdenes… Ahhh… Si, si… Ahhh… Y que si lo deseas tomas a la mujer que te gusta y excita… Ahhh… Ahhh… Ahhh…
Mis palabras parecían gustarle a Duke, ya que cada gemido que daba el empujaba con mas fuera, frotando su erecta masculinidad dentro de mí, haciéndome saber que él me dominaba, que me tenia sometida como su hembra.
- Si, si, mas, mas… Ahhh… Ahhh… Que rico mi amor… Ahh… Ahhh… Me gusta cómo me dominas, ahhh… Ya te cogiste a Mónica eh, ya te cogiste a tu ama?… Eh… Ahhh… Ahh… o ella no te exótica como yo lo hago… Dime… Ahhh.. Ahhhh…
Finalmente llegue a mi orgasmo, sentí como me derramaba sobre el miembro de Duke, estaba impregnándole mi aroma, fue cuando quise ahora dejarlo que me abotonara, que descargara toda su leche dentro de mí, mi instinto me decía que debía completar el coito y deseaba sentirlo derramarse dentro de mí, acomode mi cadera y sentí entrar con fuerza el nudo de Duke, y afianzarse a mis paredes internas, mi vagina se cerro de inmediato y con la hinchazón de su nudo quedamos pegados.
- Ogggg… – Aguante la respiración al sentir el nudo atorarse – Ahhhhh…. Si… Ahh…. Si… Mmm… Oh Dios… que rica sensación….
Seguido de ello sentía el brote de lefa caliente inundando mi interior, su verga no me había estirado tanto la vagina como lo hacia la de mi Hércules, pero si lo suficiente como para sentir la punta de su pene chocar y tapar por completo la entrada de mi cuello uterino, su semen caliente llenando directamente donde mis óvulos yacían esperando el esperma del macho que me clamaba como suya.
Mientras estaba en cuatro, concentrada sintiendo el palpitar de la verga de Duke que indicaba estaba eyaculando su semen y sentir el liquido caliente llenarme, Duke se dejo caer sobre mi espalda, lo sostenía complacida, y me preguntaba qué es lo que ocurriría en mi interior en ese momento, si los espermas caninos de Duke llegaban y chocaban con fuerza contra mi óvulo, intentando meterse, luchando por fecundarme.
Ahí me nació la idea de lo hermoso que sería sí las humanos pudieran ser fertilizadas por machos caninos, poder embarazarnos de nuestros amores y poder compartir juntos el don y la dicha de poder crear vida, por amor, por supuesto sabía que no era posible, pero me gustaba la idea, y la contemplaba mientras veía pequeños destellos de luz a mi alrededor, me había agitado muchísimo y haberme aguantado la respiración a momento, provocaron que me bajara un poco la presión, pero aun así, era hermoso saber que Duke me lo causo.
Sin darme cuenta pasaron rápido los minutos, la hinchazón del nudo de Duke disminuyo, el maravilloso sonido del desprendernos, lo escuche como música a mis oídos, seguido del desparrame de semen en mis piernas, agotada me intente reincorporar, mientras Duke yacía en el suelo acostado lamiendo su pene.
- Oye, se supone que debías lamerme y limpiarme tu semen, no quedarte ahí acostándote limpiándote – Le reclame a Duke mientras él me ignoraba, estaba hablándole al viento supongo.
- Bueno, será mejor que te de algo de comer, debes estar cansado, yo quede rendida, pero, soy la mujer y debo atender a mi hombre… O mejor dicho macho, je je. – El humor me había cambiado, me sentía despierta y llena de energía.
Era como si me hubieran recargado la pila, busque en la concina algún traste donde pudiera servirle a Duke comida, por fortuna no me deshice de la comida que tenia de Hércules, tome un poco y le serví.
- Ah, para eso si te levantas verdad?, vez comida y ahí sí, pero no para atenderme a mi verdad, pillo – Continuaba mi reclamo a Duke con tono de broma, pero el evitaba mirarme a los ojos, pero bien que sabía que me entendía.
Termino de comer, sabía que no podía permitirle que se quedara, pues Mónica seguro lo buscaría, así que no creía que fuera buena idea de que me vieran mucho con él en la calle, aparte que Duke camino a la puerta esperando que le abriera.
- Ash, pero mírate, que huevos los tuyos, vienes y me coges, me haces darte de comer y ahora te largas, no bueno! – Este reclamo si fue un poco más serio, pero al final yo sabía que tenía que ser así, no podía darme el lujo de que alguien nos viera y sospechara de nuestra relación.
Solo abrí un poco la puerta, lo justo para que Duke saliera y de inmediato cerré, solo fui al baño a limpiarme con papel sanitario toda la lefa que se había quedado en mis piernas, por algún motivo no sentía desagrado, agotada y algo tranquila me dirigí a mi recamara a cambiarme para dormir, no negare que después de la revolcada que me di, sentí el fantasma de la depresión, pues cuando tuve a Duke dentro de mí, por algunos instantes recordé a mi Hércules, cuando él me hacia suya, en fin, me acosté en posición fetal y trate de dormir alejando el recuerdo de mi amado niño, pues mis sentimientos eran lo que estaban aferrados a Hércules, el sexo solo era una forma de reforzar mi cariño hacia él, mi corazón era el que sufría.
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