Jet, mi nuevo amante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por graciela80.
Sé bien que había prometido para este relato la segunda vez que me cogió (¡durante la misma noche!) mi perrito Floyd… ¡¡¡M,m,m delicia de noche!!!, pero ese recuerdo tendrá que esperar porque tengo algo más reciente que contarles; algo que afortunada y muy desesperadamente había deseado que volviera a sucederme: ¡COGERME OTRA VEZ CON UN PERRO! El tiempo que tuvo que pasar (ahora), sé que valió la pena… ya me entenderán. Pues eso sucedió el mes de septiembre 2010, después de esperar ansiosa a que creciera y estuviera listo para mí un nuevo integrante de la familia: ¡un lindo cachorro Golden de casi año y medio que le regalaron a mi hermana la navidad pasada! La idea de volver a mis andanzas zoofílicas me pasaba una y otra vez por mi febril cabeza cada vez que veía como iba creciendo y fortaleciéndose el ingrato perrillo, haciéndose cada vez más atrayente para mí. Siendo propiedad de mi hermana, muy pocas veces estaba en casa, ya que ella vive aparte y sólo lo lleva a casa de mi madre, donde momentáneamente vivo, los fines de semana; pues cada vez que podía lo acariciaba rico, como sólo una hembra deseosa y hambrienta lo sabe hacer, sin que nadie me viera… ¡y se notaba que iba a estar Muuuy Grande cuando estuviese listo! Lo fui acostumbrando poco a poco a “mis caricias”… se me hacía “eterno” el tiempo que debería esperar (a lo menos un año más). Comúnmente los sábados lo deja, oportunidad que nunca perdí para irlo amaestrando en estos ricos menesteres zoofílicos, tocándole y sacándole poco a poco su verguita, que no tardó en transformarse en una verdadera vergota, haciéndole que me oliera por encima de mi ropa mis sugerentes partes y usando prendas que preparaba dejándolas usadas e impregnadas con mi aroma de perra en celo para que reconociera el momento justo en que era hora de “jugar” con él. En ocasiones, sobre todo en las madrugadas de fiesta, cuando todos dormían en casa y yo regresaba de algún bar, me despedía de mi novio (ahora prometido) en la puerta de mi casa, con Jet (mi nuevo amante) olfateándome emocionado y excitado por mi llegada: bien sabía el pillo que era hora de “jugar”: ¡Los meses de adiestramiento no habían sido en vano! ¡Sabía que era “hora de jugar con su única perrita disponible”! En más de una ocasión mi novio me preguntaba qué le sucedía al perro, a lo que yo le contestaba: sólo está jugando, está contento muy (muy) contento y acostumbrado a mí… pero mi cachorro se aferraba cada vez más notoria e insistentemente a olfatearme entre la entrepierna, mojándome más de lo que ya estaba por los besos y caricias previas con mi novio en el bar y de camino a casa, pero más por recordar y esperar impaciente a tenerlo en la noche, al cobijo de las sombras sólo para mí. Cuando vestía jeans no había mayor problema; pero cuando usaba minifalda, ¡Jet parecía enloquecer! Obvio, únicamente lo separaba el débil y amable listoncito de la tanga, de mi jugosa, chorreante y siempre muy húmeda vagina dispuesta a recibir sus sabrosas lengüeteadas; se me clavaba directo desde atrás, por mis nalgas, levantándolas y tratando de abrirse paso hasta la fuente de sus anhelos, en tanto mi novio se reía sin saber bien la razón… ¡pobre de él! Yo trataba de despedirlo con rapidez, argumentando que Jet despertaría a mi madre y que esta se molestaría por la hora de llegada, cosa que mi novio hacía a regañadientes, metiéndome con rapidez y desesperación sus dedos en mi jugosa vagina, que sólo me alocaba más para que Jet se deleitara después con mi aroma de perrita en celo. Ya que se marchaba, toda mi atención era para Jet. Si vestía pantalón, me lo bajaba y empapaba mis dedos con mis fluidos para que los bebiese locamente, o si tenía mini, me la levantaba para que él se me pegara sediento a mis partes, para después tocarle su verga que casi siempre y (con el paso del tiempo), ya la tenía lista para montarme… tan sólo necesitaba bajarle bien su funda, para que su delicioso pene saliese por completo, vibrante, grueso, húmedo y casi listo para cogerme. Así pasaron varias ocasiones de “juego”, donde ninguno de los dos quedaba satisfecho: con mis dedos me masturbaba frente a Jet y le daba de beber mis fluidos hasta venirme en seco, mientras yo lo masturbaba rico, lo más que podía a él también. Nunca llegó a venirse de esta forma, pero sé bien que lo disfrutaba y (después de tanto tiempo de mi última vez con su antecesor), nunca me animé a practicarle sexo oral o dejarlo libremente a que me lo hiciera, mucho menos que me la metiera. Pocas veces me hacía movimientos coitales mientras se la tocaba, cosa que me súper excitaba; se la pasaba “bebiéndome” los dedos y lengüeteándose su hermosa y jugosa herramienta, quizás por su edad y obvia inexperiencia. Cada día ardía más y más (sobretodo los fines de semana) en ansias por terminar con los “juegos” y empezar verdaderamente con el placer de ser montada por él. Como bien habrán leído, tengo novio (prácticamente esposo) y el amor cambia todo. Sí, deseaba con ansias locas ser penetrada de “ya” por Jet, pero sentía mucho remordimiento con mi novio por los previos “juegos”, y consideraba que le sería infiel al terminar haciéndolo totalmente; así que desde que Jet llegó a casa, comencé a platicar con mi novio sobre zoofilia. Él es una persona abierta, muy abierta en cuestiones sexuales (algo que me atrajo mucho desde el principio de nuestra relación), cosa que agradecí al ver que entendía cualquier punto de vista, excepto la infidelidad; poco a poco le expresé mi “supuesta” curiosidad (si supiese lo que ustedes saben de mí) y él, una noche de copas me dijo: “Prefiero que te cojas con tu perro, si tantas ganas tienes de experimentar hacerlo con otro… eso mejor a que lo hagas con otro hombre. ¡Estoy en verdad dispuesto a complacerte de esa forma, porque te amo, y porque noto (sintiendo mi mojadísima vagina como me excitaba cada vez que tocábamos el tema) que tienes tanta curiosidad por sentir a otro! Ya no somos niños y bien sabemos que ambos contamos con previas experiencias románticas… así que, sólo con tu perro y que yo esté presente”. Y comenzamos desde entonces a fantasear con una experiencia zoofílica… él comenzó a investigar (yo a volver a practicar). Le parecía verdaderamente muy, muy, extremadamente muy excitante, verme mamando verga y ser penetrada por un perro, tal y como habíamos visto en Internet a últimas fechas. Veía como se le paraba la verga bien rico bajo los pantalones al ver videos de mujeres siendo cogidas por un can… a lo que yo me vi muy descarada cuando le dije: “¡Bueno, si tú quieres, a mí que me coja… tú le haces sexo oral!” Él sólo volteó a verme desconcertado… (Aunque acabé mamándosela en esa ocasión a los dos, hasta que cada uno terminó en mi boca, dejándome verdaderamente satisfecha, como hacía mucho tiempo nadie me dejaba). ¡Pues bien, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue! Por las más recientes reacciones de Jet y lo adelantado con mi novio en el tema Zoo, presentía (y rogaba) por una oportunidad… ¡y esa llegó cuando dos meses después y debido al periodo vacacional, mi familia planeó unas vacaciones a la playa. ¡Justo lo que necesitaba!, ya que debido a mi trabajo yo no pude asistir. Me preocupó el que habían decidido meter a Jet a una guardería, pero yo me ofrecí a cuidarlo, so pretexto del costo y la inseguridad en el trato a los perritos, cosa que mi hermana encantada me lo agradeció. Le comenté entonces el plan a mi novio y él fogosamente aceptó gustoso y goloso. Todo lo tenía listo: ¡dos apasionados y calientes amantes en penosa espera de cogerme, y todo el fin de semana para los tres; una casa vacía y sin molestas compañías… y yo ardiendo y chorreando, hora tras hora, en mi trabajo, en el bar, en mi casa, en la calle contando las horas y los minutos, consumiéndome en deseo de volver a sentirme en forma cogiendo con un perro… plus, con mi novio! ¡Mi primer trío! Mi familia al fin salió un viernes por la noche; mi novio quería hacerlo esa misma madrugada, pero le convencí de hacerlo la noche siguiente: no fuese a suceder algo inesperado en el viaje… pareciese mentira, pero ahí tenía a mis dos ardientes machos al pendiente de mí: Jet no dejaba de lloriquear, como si adivinase que ya sería la primera vez en cogerse a su perrita; hasta mi madre y mi hermana pensaron que estaba triste porque se irían (ja, ja, ja. Si supieran la razón); y mi novio me marcaba a cada rato, ¡como nunca!, preguntándome qué pasaba, si ya iba a mi casa o que no me fuese a adelantar yo sola. Creo que nunca me había sentido tan solicitada, cuidada y deseada en mi vida… y lo disfruté mucho. Aquella misma noche, al cerrar la puerta tras despedir a mi familia, Jet, todo un caballerito, y esperando a estar solos y tras cerrar la puerta, se me abalanzó desesperado como nunca… ya casi estaba de mi estatura (parado en dos patas); me abrazó intentando copularme por donde fuera… tan sólo sentía como me picaba las piernas con su delicioso aparato “a medios chiles” tratando de comerme la cola que yo ocultaba mañosamente tan sólo debajo del diminuto short impregnado de mi aroma que había usado en nuestros juegos anteriores cada noche desde la quincena pasada (continuando con su aprendizaje). Me dieron ganas de ofrecérmele totalmente ahí, en ese mismo instante, dejarle montarme con ese ímpetu y desesperación de un verdadero macho fogoso y urgido que expresaba, ya que sin necesidad de tocarle, me mostraba su palpitante (ahora) verga pelada y lista al 100%, ¡más grande, completamente desenfundada por él solo hasta la bola!… ¡Mis ojos se abrieron al mismo tiempo que mi vagina al sentí un caliente aguijonazo en mi punto G al verle en su totalidad la hermosa herramienta roja de fuera; y mi excitación me hizo bajarme el short para darle a oler directamente mi vagina a mi ansioso y nuevo amante, que se pegó de inmediato atraído por mi olor y humedad, mojándome más de inmediato por sus ansiosos lengüetazos que trataban de abrirse paso a través de mi débil tanga. Después de un par de minutos no aguanté más; me saqué por completo el short y me quedé sólo con la tanga ante la ansiosa y desesperada mirada de mi perrito; me volteé de espaldas recargándome sobre la pared y me fui abriendo poco a poco las nalgas, mientras me agachaba hacia delante, ofreciéndole mis jugosas partes que pedían ser devoradas ya por una buena y ávida lengua… inmediatamente Jet se pegó de nuevo a mí, pero en esta ocasión, comenzó a meterme su rasposa y desesperada lenguota, haciendo a un lado el hilo de la tanga… m,m,m… ¡que delicia el volver a sentir eso! Me hundí en mis placenteras sensaciones ¡sólo para darme cuenta que Jet ya me devoraba la vagina y el culo por completo, entrando y saliendo con su sedienta lengua de mi ardiente cuevita del amor que destilaba ya litros y litros de néctar!: para esos entonces ya ¡había roto el hilo de la tanga, una tanga que mi novio me había comprado!… no me importó; me comía deliciosamente la cola a su entero gusto, mientras yo le abría más mis nalgas para que me penetrara lo más profundo posible con su rugosa pero amable lengua. Comenzó también a pasarme insistentemente sobre el botón de mi ya sensible culo, intentando también comérselo, tratando de entrar en él desesperado y ansioso a como diera lugar; chillaba y daba vueltas a mi rededor como buscando la forma de montárseme, sólo para continuar devorándome irremediable debido a la abundancia de mis fluidos vaginales cargados de fuertes y atrayentes feromonas inconfundibles de una verdadera perra en celo, una y otra vez con su ansioso hocico; se me montaba en las piernas y se bajaba para lengüetearse su roja vergota empapada ya por sus propios jugos… el deseo me vencía; lo deseaba de ya, de una vez por todas, ser suya por primera vez… en fin, mi novio nunca lo sabría… en eso, comenzó a sonar mi celular: ¡mi novio!, quizás como buen macho, intuía que su hembra muy seguramente estaba siendo cortejada con insistencia por otro macho; corrí dejando a Jet “abanicando” de lo lindo en el aire y contesté agitada… me preguntó que qué pasaba y le dije, conteniendo la respiración en lo posible, que había corrido y subido las escaleras porque recién se había marchado mi familia y que había olvidado mi cel en mi habitación. Me preguntó si estaba con Jet, junto a Jet, y le dije que él estaba “muy tranquilo” en el patio, que no se preocupara… bueno, colgamos y retomé la calma. Jet chillaba desesperado afuera… salí y comencé a tranquilizarlo dentro de lo posible, muy a pesar de mi calentura; le acaricié bien rico la vergota que todavía seguía empalmada, atrayentemente pelada, pidiendo por ella misma ser mimada, devorada, ¡mamada!… escupí en mis manos y se la comencé a sobar, procurándole un poco de placer a mi caliente perrito; ¡chiquito-papito-baby! No se hicieron esperar sus chisguetes de su rico presemen… m,m,m olía delicioso y enervante entre mis manos… se tranquilizó un poco, dejándome darme gusto con su sabrosa e incitante manguera de carne que le volvió a crecer ahora más y más… ya iba directo a comérmela toda, a hacerla desaparecer en mi sedienta boca de verga y semen perruno; a mamársela como nunca nadie seguramente se lo haría jamás; pero me contuve a tan sólo tres centímetros de ella… su apariencia, textura, temperatura y olor eran excitantes para mí. Pero el amor hace que en verdad cambies. Eso lo reservaría para estar en presencia mi amor. Me levanté y Jet volvió a clavárseme de frente, directo en mi ya desnuda vagina… ¡se me había olvidado que estaba rota mi tanga!; así que la encontró totalmente de frente y rasurada para él… me enloqueció verme literalmente devorada por otro macho, en tanto yo volví a chorrear litros de fluido y sin remedio me le ofrecí, abriéndome yo misma con las manos mis labios vaginales para que me penetrara totalmente con su ya lujuriosa lengua, cosa que lo volvió a trastornar y con la grandiosa sensación de que pronto me vendría mi primer orgasmo, me hundí en mis sensaciones… algo hizo que me contuviera a escasos instantes, que me diera media vuelta y me metiera en casa… el amor o fidelidad… no sin darle un poco más de beber de mi jugosa vagina a mi Jet, que como una perfecta máquina sexual, no dejaba de comerme deliciosamente toda, como sólo un experto podría hacerlo. Le abría mis labios para que él me penetrara hasta el fondo con su áspera, pero deliciosa lengua, lo más profundamente posible, arrancándome varios suspiros por el placer que me procuraba al beberse mis fluidos atestados de aromas de perra en celo y más que dispuesta a ser montada de ¡ya en ese preciso momento!… un ruido frente a mi puerta lo distrajo y yo aproveché para escabullírmele, no sin notoria molestia… habían pasado ya quince minutos o más desde que se fuera mi familia y Jet parecía cansado, desubicado, adolorido de sus hinchados testículos repletos de rico y calientito semen dispuestos ya a salir… Estuvo aullando un rato y terminó por meterse a su casa, dejándome muy, mil excitada y cansada también. Subí las escaleras… me tiré en mi cama… mi vagina palpitaba como nunca destilando fluidos y más fluidos, no paraba de hacerlo y Jet continuaba gimiendo desde el patio. Me armé de valor bajando las escaleras… mi calentura me había ganado; llamé a mi novio: ¡ESTE ES EL MOMENTO, NO PUEDO AGUANTAR MÁS… VEN, ESTAREMOS SOLOS LOS TRES! ¡NO TARDES PORQUE NO PODRÉ CONTENERME! Colgué sin darle oportunidad a responderme. Con los aullidos y ruegos de mi PRÓXIMO y más caliente amante rasgando nuevamente a mi puerta (él estaba tan caliente como yo), me dispuse a arreglar los preparativos… mi vagina ardía en deseo; tomé mi consolador, y de un sólo impulso hice desaparecer los veinte centímetros de goma en mi interior vaginal que se cimbró al recibir un duro aparato hasta el tope… ¡no pude sino ahogar un rico gemido de placer al recibirlo completamente!… subí nuevamente a mi habitación… mis tetas las noté entonces más hinchadas y sensibles que de costumbre; mis pezones turgentes y enormes; mi vientre con repetitivos espasmos y mi vagina destilando sin parar jugos que continuarían siendo bebidos por mi perrito y muy seguramente por mi hombre… impregné otra tanga con mis líquidos; los segundos se me hacían eternos; deseaba bajar en ese mismo instante para ofrecérmele ya a mi amante perruno que continuaba con su insistente llamado a su perrita. Bajé las escaleras portando únicamente una camisetita que abarcaba hasta medio dorso y el empapado short. Jet escuchó mis pasos y dejó de aullar; abrí la puerta… me encontré con un perro sonriente sentado de frente y ¡mostrándome media verga de fuera! ¡¡¡La boca… la vagina y la cola se me hicieron agua de inmediato!!! Sin meditarlo me arrodillé ante él, recibiendo lengüetazos en mi cara, mi cuello y tetas… Jet reparó por primera vez en ellas: me las olfateó detenidamente por encima de la camisetita, y comenzó a lamerlas amablemente… m,m,m ¡Maldito perro: tú si sabes cómo calentar a una hembra! Comenzó a hurgar por debajo hasta que con su hocico las descubrió… comenzó a lengüetear mis turgentes pezones con insistencia… no sé a ciencia cierta si ellos destilaron, por mi calentura, calostro, ya que como nunca, se prendió de ellos, arrancándome en el lapso una serie interminable de ardientes suspiros… pudiese jurar que comenzó a fluir mi lechita porque se me pegaba ansioso por devorármelos también, algo que nunca había experimentado. Pasaba y pasa una y otra vez su ávida lengua sobre mis tetas, intercalándose entre ellas… en cierta forma, podía sentir como me “mamaba” mis hinchados y ya muy sensibles pezones, tratando de sacarles toda la leche o no sé qué, intercalando sus “besos” entre mis axilas… ¡estaba a punto de venirme gozosa nuevamente ante tales y desconocidas caricias; instintivamente mis manos se dirigieron irremediables a sobar ese rico, antojable y jugoso troncote de carne que se estremecía ya desdoblado, jugoso y pelado ante mí, en tanto yo continuaba gozando como loca con la forma en que se me “fijaba” pegado a mis pechos. Lo toqué con delicadeza mientras me sacaba por completo el short, terminándole de bajar por completo su capucha al 100, dejándole también fura su hinchado nudo… m,m,m… se sentía rico… pegajoso, duro, con contornos de ancho-delgado-ancho y anchísimo en su base y nudo. Poco a poco me fui inclinando más y más frente de él, hasta que me sentí pegada, succionando, ¡mamándole golosa al 100 su verga jugosa por primera vez!, perdida en mis deseos y pensamientos, sin esperar ya un instante más. Mamaba y mamaba rico, ansiosa por extraerle sus “mecos”, como bien había aprendido de mi tío, de Floyd, de algunos otros amantes y amigos íntimos… nunca he despreciado verga que tuviese a bien tener mi alcance… y últimamente con la de novio, a quien por cierto, no lo puedo despedir sin darle una buena “ordeñada” cada noche… y a él que le encanta y le fascina tirármelos preferentemente y sobretodo, en la boca… pues ese era el momento: yo y mi nuevo amante por primera vez. Él ya me había dado mucho placer… ¡ahora era turno de devolverle en “algo” lo mucho que me había hecho sentir a últimas fechas! Me dejé llevar por mi intrínseco instinto de verdadera perra en celo que hervía en mi interior desde que lo toqué por primera vez, hacía más de medio año… y mamaba y mamaba sedienta del rico esperma que muy seguramente me daría esa noche mi nuevo macho… bien había aprendido: una buena mamada trae su premio: ¡Leche de Macho! Y con Jet, sería ¡su primera lechada! ¡Ya que nunca había sido cruzado aún! Me sentía dichosa por “estrenar” esa “maquina de sexo” en que lo había convertido… no pude evitar en ese momento sentir celos… sí, celos en que Jet se “mostrara” tan dispuesto en casa de mi hermana… ¡lo quería para mí solita!, en tanto Jet se me “derretía” en los labios en deliciosos chisguetes de ricos y nutritivos jugos que yo me tragaba golosa cada vez que hacía desaparecer su sabrosa manguera de carne palpitante en mi garganta… no había olvidado el sabor a “perro” de su presemen… y a mi mente llegaron todas las cogidotas en esa misma casa que me había puesto con “Floyd”… y Jet comenzó a “culiarme” la boca de lo lindo, como un buen macho ardiente en mi hinchada boca al sentir mis ardientes labios y golosa lengua resbalándose a todo lo largo de su jugosa verga, con toda mi boca y garganta succionándole cada centímetro para “ordeñarlo” de ya por completo. Bueno, no existen ahora más palabras para describir cómo sentía tener nuevamente una buena verga perruna entre mis excitados labios, desesperados y sedientos por su (créanme) abundante esperma que me reservaba en sus recargadísimos testículos… porque eso de beber esperma de perro primerizo y en edad de “dar”, ya lo había experimentado con Floyd… y esperaba ardientemente que ya saciara mi sed y calentura de hembra anhelante de semen perruno. Jet aguantaba lloriqueando con dificultad mis cada vez más feroces mamadas; cada succión que le acomodaba en su ardiente vara de carne le hacía gemir, mientras me acomodaba cada vez más pegado a él hasta hacer desaparecer su manguera en la base de su nudo, que por su grosor, no me la pude tragar también. Yo ya era una mar de fluidos vaginales y mi buen perrito, perdido en el goce que le procuraba, consecuentemente los olió… entonces me corrí esa noche por primera vez al sólo sentir su hocico y lengua, en un perfecto “69” al beberse mis jugos. ¡Estaba vuelta loca por el gozo! En ese momento no me importó que mi novio, mi hermana o mi madre entraran por la puerta: ¡Yo era una perra más, común y corriente, dispuesta a ser cogida por su macho ante todos! Comenzó a “comerme” bien sabroso, ansioso, la mojada vagina y la cola con certeros lengüetazos dirigidos exactamente sobre mi clítoris que se cimbraba caliente ante esas indescriptibles caricias, arrancándome ya verdaderos gritos y gemidos de placer, mientras me venía (creo), una y otra vez. Con los ojos cerrados me transportaba dichosa a la mar de las deliciosas sensaciones que únicamente conocen los zoofílocos… pero tenía que parar; tratando de controlarme, en lo posible, me le separé poniéndome de pie… debía esperar a que llegara mi hombre para, por primera vez, hacer un esperado y anhelado “trío”. ¡Sííííííí! Jet comenzó a “abanicar” de nuevo deliciosamente en el aire, balanceando atrayentemente su enorme y rojizo trozo de carne… escuché el auto de mi novio aparcarse frente a mi casa. Corrí ansiosa y chorreante a su encuentro sin importarme estar casi desnuda; tocó el timbre y abrí la puerta, recibiéndolo con un devorador beso pasional… entró y me respondió con ardor: “¡Graciela!, ¿qué pasa?… ¡estás que hechas fuego, amor!”, dijo mientras me abrazaba… bajó sus manos a mi cadera… “¡Estás en tanga!”, ahogó sus palabras mientras Jet se acercaba contento, arrecho y desenfundado. Lo vio y sus ojos no daban crédito al verle toda la vergota defuera… “¡Caray, vaya que es grande el perrito! ¿Qué has estado haciendo, amor? –Comentaba al sentirme la cola llena de líquidos-. ¿Te estuviste cogiendo ya con Jet? ¿Por qué sabes distinto… salada?… ¡No!”. Me le volví a pegar en ardoroso beso ahogando sus palabras mientras Jet se me clavaba por detrás, buscando con su hocico nuevamente la fuente de mis jugos… comencé a jadear por la ricura que estaba sintiendo al placer que me procuraban mis dos amantes… inmediatamente comencé a bajarle los pantalones a mi novio… una vez que estos cayeron al suelo, me incliné para mamarle la verga… ¡Hummm! Jet lo aprovechó y se me pegó más por detrás, devorándome por completo la cola, ya que me había colocado en la posición exacta, con mi culo parado. Así estuvimos un buen rato gozando hasta que Jet se me trepó a la cadera intentando penetrarme… ¡Que rico! Sentía cómo buscaba desesperado y jadeante meterme su pitote a como diera lugar. Sin decir palabra alguna bajé mis piernas a su alcance hasta sentir su desesperada verga tocando mi vagina y mi culo, mientras me abrazaba con fuerza dispuesto a dejármela caer… como pude, con medio estoquete de mi novio en la boca, le expliqué que aún no me había dejado coger por Jet, pero que ya lo deseaba con ansias locas. Mi novio comenzó a culiarme la boca mientras mi perrito trataba en vano de ensartarme… ¡que rico estaba sintiendo! ¡Y ahí, en plena puerta media cerrada, comenzó mi sueño dorado! Mi novio me dijo que por qué no lo hacíamos dentro de la casa, a lo que le respondí que no, que ahí deseaba que Jet y él me cogieran ya… con desesperación busqué entre mis piernas la durísima manguera de mi perrito y la dirigí directo a mi vagina… ¡Hummm! ¡De una sola estocada me la metió hasta el fondo, arrancándome un tremendo alarido de dolor, gusto, sorpresa y ardor más arrollador que jamás había experimentado, sin importarme que fuese escuchada por mis vecinos!: “¡Ya, ya, ya, ya me la metió el desgraciado!”, grité sin pudor a los cuatro vientos. Jet, al sentirse por primera vez dentro de una hembra, comenzó a fornicarme a un ritmo endiablado… debido a su instinto de macho urgido y caliente, le imprimía una fuerza descomunal en sus embestidas, metiéndome toda su ardiente herramienta hasta el fondo de mi hambrienta vagina que se cimbraba deliciosamente ante su ataque, estrujándole de vez en vez con mis expertos músculos vaginales su venosa carne. Comencé a jadear jariosa como perra en celo; ¡estaba realizando mi sueño de ser cogida por dos machos y nuevamente por un perro! “¡Esto lo tengo que ver!”, dijo mi novio sacándome la verga de la boca… yo me apoyé sobre la puerta, cerrándola finalmente y ofreciéndole un verdadero espectáculo: ¡su noviecita santa siendo penetrada salvajemente por otro macho!… y Jet dándome ansioso de lo lindo. Comencé a sentir como su nudo se me resbalaba ya rico dentro de mí, preparándose para preñarme. Volteé para ver a mi novio, y su cara era un total poema salido del Decamerón de Bocaccio… no daba crédito a lo que estaba presenciando. Su cara estaba colorada de morbosidad al ver cómo yo me dejaba coger totalmente por un perro; sacudía la cabeza; cerraba los ojos y daba vueltas loco de placer con su verga empalmada al 100… Como pude, sintiendo que mis piernas flaqueaban por el peso y la pitiza que Jet me estaba acomodando, me levanté, haciendo que se me resbalara su verga, antes que lograra incrustarme su nudote, haciendo un acuoso chasquido. Jet se desubicó tembloroso y empalmado al 1000, abanicando al aire… fue cuando mi novio y yo nos sorprendimos… ¡Tremenda doble-longaniza roja y chorreante quedó a la intemperie! “¡Ah bárbaro! –Susurró mi novio-. ¿Todo eso te cupo?”… si el pobre supiera lo que me ha cabido desde los ocho años en la vagina… iluso… Jet brincaba de lo lindo blandiendo su verga, decidido a obligarme dejarlo volver a cogerme; mi novio me enganchó por detrás con un dedo en la vagina y caminamos hacia la casa, seguidos muy, muy de cerca por Jet que lengüeteaba jadeante mi cola como podía… ya dentro de casa, me tumbé en el primer sillón y me abrí de piernas, haciendo que Jet me comiera completita la vagina en el acto. Mi novio se desnudó y se sentó frente a nosotros toqueteándose la parada reata; yo me “deshacía” en el hocico de Jet, dándole a beber mi preciado licor en conjunción con su presemen. Mi novio me dijo: “Ya. Basta de juegos. ¿Quieres verga? ¡Pues ahora la tendrás!… ¡Voltéate!”. Sus solas palabras me arrancaron un sabroso orgasmo mientras Jet me devoraba la pucha. Me puso en cuatro patas… Jet adivinó y se me montó por la espalda dispuesto a cogerme… M,m,m… no atinaba y mi novio le agarró la verga y me la puso entre mis labios vaginales… Jet volvió a sentir mi humedad y solito me la dejó caer nuevamente hasta el fondo… ¡Me sentía en el cielo! Me afianzó por la cadera dándome nuevamente de lo lindo y ya no me soltó, penetrándome por completo. Su nudo volvió a inflarse ahora dentro de mí mientras me cogía con fuerza descomunal, haciéndome bramar por la pitiza endemoniada que me estaba dando. MI novio se tiró en el piso para ver de cerca la tremenda cogida que me estaba dando Jet… entre suspiros y jadeos le decía que quería la leche de Jet en la boca, a lo que mi novio respondió: “¡Querías verga… pues ahora la tendrás… la leche la tendrás después! Se metió bajo de mí levantándome para meterme también la verga ¡por la vagina!… la cogida de Jet iba en aumento y ya me tenía muy bien lubricada… ¡Jamás había soñado con tener “al mismo tiempo” dos vergas en la vagina! ¡Estaba que echaba fuego por la cola! Le pedí que por favor me la metiera por el culo, como a él también le encanta dármela, que quisiera sentirlos al mismo tiempo a los dos, pero no por el mismo hoyo… Por la posición y el momento, no podría ser, así que me resigné a recibirlos gustosa por mi chorreante vagina. Como pudo me la ensartó también… ¡Wowwww! ¡Que experiencia tuve!, hicieron que me viniera un nuevo en un super-rico orgasmo. ¡Y ahí tenía a mis dos alocados amantes cogiéndome con desesperación en loca carrera para ver quién preñaba a su perrita primero! Mi novio estaba vuelto loco con la cogida… ¡Y Jet, ni se diga, me la dejaba caer completita! Así estuvimos cogiendo un buen rato. Yo me deshacía de placer al sentir por primera vez dos VERGOTAS en mi chochito… M,m,m… ¡estaba en el paraíso del sexo total! El primero en safárseme fue mi novio, quien en verdad no pudo seguir en la cogida; sudando se me salió, disfrutando de nuevo y en primera fila de la pitiza que me estaba acomodando mi Jet, quien seguía FIRME, bien firme, dándome con todo. Mi novio lo separó de un grito y un jalón, cosa que a mí no me pareció, pero después de decirme su plan, lo entendí… Hizo que Jet se levantara sobre el sillón y a mí me acomodó debajo de él, en la exacta posición para que comenzara a mamársela de frente, como si mi boca se transformara en una vagina… Jet, con su Vergota al 100%, y por lo desesperado que estaba, seguía abanicando al aire, hasta que me lo prendí directo… M,m,m… jugoso… sabroso… parado… ¡con sabor a mí!; ¡caliente como a mí me encanta! ¡¡¡Inicié una de mis más grandes mamadotas!!! ¡Y más excitada porque tenía a mi novio enfrente!, quien no daba crédito a lo que veía y experimentaba… me decía: “Amor… sabía e intuía (pobre iluso) que eras una “Caliente”… pero esto, rebasa mis expectativas… ¡me encantas más!”. Y mientras me lo decía, yo ya estaba “pegada” mamándole la reata a mi perrito… me sentía la más puta de las putas perritas al demostrarle cómo me Encantaba la Verga… Sacó su celular y comenzó a tomar fotos… no dudo en verlas pronto en la web… diciendo: “No lo puedo creer… pensé que en Internet, esto sólo pasaba… ¿pero tú, ¡mi novia!, mamándosela a otro… y a un perro enfrente de mí?… Me encanta”… y yo me abandoné en la deliciosa mamada, buscando ya el rico, abundante, caliente, espeso y virginal esperma de mi Jet. En mi mente no sabía a “dónde los quería recibir”… deseaba bebérmelos… los anhelaba inundando al 100 mi vagina… ansiaba sentirlos anegando también mi intestino grueso… ¡los necesitaba de ya por donde fuese!… Jet chillaba desesperado en el clímax de su estreno como macho en mi sedienta boca, pero yo quería darle un verdadero espectáculo a mi novio quien no perdía detalle, sacando fotos y más fotos de la mamadota arrecha que le estaba propinado a mi perrito. Aguantándome al máximo, me lo saqué de la boca… ¡Wow! ¡El perrito la tenía al rojo vivo! ¡Una verdadera VERGOTA palpitante, a punto de chorrearse!; ¡un monumento de pitote a flor de piel!; ¡un calabrote en su máxima expresión quedó al aire… glorioso, mojado, sacando chorros de pre-esperma mojando mi cara, cuello y tetas! Entonces mi novio, me volteó metiéndoseme por debajo y me la ensartó directamente en la vagina, mientras mi Jet se me volvía instintivamente a montar por detrás… mi novio me lo colocó en el botón de mi ya bien lubricado ano y de un solo impulso, me penetró el maldito deliciosamente hasta que su nudo se lo permitió; gritaba de excitación, de dolor sabroso, de calentura de perra ansiosa de ser preñada… y entre los dos comenzaron a fornicarme intercalando sus muy profundas arremetidas en mis hoyitos sexuales posteriores… ¡Wow! ¡Estaba fuera de este mundo al sentir, ya bien, mi primer trío, tal y como lo había visto en la web! El primero en darme su leche fue mi novio, quien se corrió totalmente en mi vagina, sólo para sentir una verdadera y profunda inundación, instantes después, de rico esperma perruno entre mis muy sensibles esfínteres, quienes se distendieron amables en su completa totalidad para recibir ¡La Primera Lechada de Mi adorable Perrito Jet! M,m,m,m,m,m,m,m,m,m,m… ¡Nunca me había sentido en el cielo del sexo de esta forma: cogida por dos machos! Jet lloriqueaba jarioso por su primera venida dentro de una hembra; yo bramaba de ardor y mi novio jadeaba sintiendo las palpitaciones del extraordinario pitote de Jet bañándome las entrañas. La única forma de ahogar nuestros gritos y jadeos fue un muy pasional beso… nos bebimos mutuamente como nunca. Jet se volteó satisfecho dejando salir gran parte de su lechada, creyendo en su “falsa” fecundización a su perrita… fue cuando me volví a correr… M,m,m,m,m… ¡papitos lindos! ¡Me habían hecho realidad mis sueños! MI novio salió con su erección aún palpable y Jet continuaba irrigando por defuera… mi cola estaba inundada por su semen, y por el tremendo hoyote que me había dejado el ingrato, se me salían ríos de su sabroso esperma. Mi novio no perdió la oportunidad y sacó mil fotos de ello y de mi cara al rojo vivo por tan tremenda pitiza. Poco a poco, mientras yo continuaba viniéndome como vaca o puerca… ¡Que vergota me había comido! De inmediato me volteé para mamársela… quería paladear, tan siquiera, el remanente de su esperma. Me le pegué a su roja y aún palpitante longaniza, que continuaba, para mi deleite, sacando chorritos su rica leche de macho. Me sentía desfallecer, pero por mi temperamento ardiente, aguanté como buena hembra exprimiendo hasta la última gota esa ansiada y venerable manguera de semen hasta el fondo de mi garganta. Jet ya no me soportó y solito se me despegó, dejando ver su trémula verga al aire; se sentó y comenzó a lengüetearse… mi novio me volvió a colocar en “cuatro patas”, sólo para ver cómo mi masacrado y distendido ano despedía a borbotones la profusa lechada de mi perrito. Nuevamente su rostro era un poema erótico… no daba crédito a lo que veía. Recogí con la mano una muy buena porción del afluente semen que continuaba emanado de mi cola y me lo bebí, jalando a mi novio en un apasionado beso, con el cual le di a beber también del néctar de Jet… a regañadientes se lo tragó… ¡ningún macho me rechaza cuando me lo propongo! Una vez bebido entre los dos la lechita de Jet, nos tiramos a su lado, quien continuaba empalmado, soltando hilitos de esperma. Esa noche los tres dormimos juntos en la sala de mi casa… a Jet se la continué mamando a ratos, sólo para intercambiarla por la de mi novio… de vez en vez, Jet me volvía a “buscar” para cogerme de nuevo, (es una incansable máquina sexual cuando lo caliento) y con cierto esfuerzo, le paraba el culo para que siguiera penetrándome por rico momentos, mientras mi novio roncaba a mi lado… esa noche mil de cogí rico y se la mamé al tope a Jet hasta que mi floreado culo, mi dolorida mandíbula y mi rosada vagina me lo permitieron. ¡Fue la primer noche para recordar!… ya que posteriormente, y ya iniciada (para mi novio… pobrecito), en estos menesteres zoofílicos, he y (yo por mi parte, solos, Jet dándome), hemos continuado haciendo los más ricos y sodomizados tríos… hasta que fuimos (mi novio y yo) de vacaciones a Cancún, donde conocí… ¡Oops! ¡Perdón!, conocimos a un hermoso mulato… Walter… M,m,m,m,m… me mojo cada vez que lo recuerdo… pero esa historia se las relataré en mi próxima entrega así como, posteriormente, algunas más con mi Jet, como cuando la calentura me ganó en un parque de mi ciudad y nos descubrió un atónito desconocido, quien terminó formando parte del show… Besos mojados a donde más los quieran en este momento… XXX.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!