Jugando con mi perro Coke
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando tenía diez años, por el hecho de ser hija única, para que dejase de lado a mi amigo imaginario (por recomendación del Psico-Pediatra) y fuese mi nuevo compañero de juegos, mis padres me regaron un hermoso cachorro de coker-spaniel. Raza que obviamente les recomendó el veterinario, ya que son muy juguetones (algo hiperactivos) y poco agresivos.
A esa edad ya estaba algo grandecita para todavía tener amigo imaginario y casi no me relacionaba con mis compañeros de curso. Si bien resulto para espantar a mi amigo imaginario (que faltaba poco para que se transformara en mi príncipe azul), no resultó para que me desenvolviese con mis condiscípulos, ya que nunca me he relacionado con gente que me imponen y tampoco me ha gustado ir a la escuela, lo ciento como una obligación. Pero esto no viene al caso.
Resulta que Coke como decidí llamarlo, desde chiquito me robo el corazón, tenía su rincón para dormir en mi habitación, lo educamos bien siempre salía a hacer sus necesidades al patio en su cajón de arena y lo manteníamos cepillándolo y bañándolo periódicamente. Pasaba dentro de la casa y era mi eterno compañero de juegos.
Así pasaron los años, hasta el momento que paso a narrarles a continuación. Como les había contado era yo ya una adolescente, estaba casi sola en casa ya de vacaciones y mis padres habían salido temprano a sus respectivos trabajos, Juanita la señora que cocina y hace el aseo llega al medio día y se va a las cinco de la tarde, de modo que pasaba gran parte de la mañana y algo de la tarde, solo acompañada de Coke.
Era un día que inusualmente desperté mas temprano que lo normal, encendí el equipo de sonido poniendo música muy fuerte, de manera que se escuchara en toda la casa y fui a ducharme dejando la puerta abierta del baño para escuchar bien los temas que estaban tocando en mi emisora favorita, mientras me bañaba usaba como micrófono la ducha-teléfono cantando y bailando como una desenfrenada, movía mis nalgas de un lado para otro retorciendo mi cintura y cuando saltaba mis senos rebotaban que casi me dolían, parecía una verdadera loca y me reía de mi misma.
Salí del baño envuelta en dos toallas, una en mi torso y otra en la cabeza rodeando mi cabellera para que no estilase, llegando a mi habitación me saco la superior para secarme algo el pelo y luego se la tiro con violencia a Coke para que se despierte el perro flojo que había cargado un oído contra su cuna y el otro se lo tapo con una mano (pata delantera), parece que me había excedido con el volumen del equipo, cuando justo empezó a sonar el último tema de moda que también era mi preferido, tomando el secador de pelo que estaba usando, a modo de micrófono, me dediqué a cantar mientras bailaba frente al espejo, lo cual Coke lo tomo como una invitación a jugar después del toallazo que le mande, se paró a un costado mirándome y moviéndome la cola, le llamó la atención la punta de la toalla que se bamboloteaba al ritmo que movía mis caderas, la agarró con su hocico y empezó a dar de tirones, como me daba vuelta y media la alcancé a afirmar antes que se me cayera, pero este perro tonto seguía jalando, así que cuando esta crujió como queriéndose rasgar la tuve que soltar.
¡¡Perro estupido!!…, entrégame esa toalla!!!……., mientras lo perseguía por toda la casa, era su deleite, corría y corría sabiendo que es más rápido que yo, le encantaba jugar a las pilladitas con cualquier objeto, quién lo tuviese era el que le tocaba arrancar, en un momento casi lo pillo cuando se metió por debajo de la mesa del comedor, agachándome alcancé a agarrar la punta, pero Coke tiró y nuevamente sonó la toalla a punto de romperse y tuve que desistir, para más el muy atrevido se dio el lujo de pasar a mis espaldas mientras salía de abajo de la mesa. Perro desgraciado!!!….., pensé y me dije a mi misma, hay que agarrarlo a él, porque la toalla la puede romper.
Ja, ja, ja!!………, perro tonto se devolvió y se metió a mi habitación, aquí si que lo pillo!! , parándome en la puerta lo observo, claro estaba esperando que me acercase a él para esquivarme y volver a salir de ahí, Mmmmmm!!!……, si cierro la puerta sería como “hacer trampa”, …….., pensé en algo mas honesto y cogí mi cepillo de pelo que estaba a mi alcance en el peinador, amenazándolo que se lo iba a lanzar, Coke se agazapó tras la cama, momento que aproveché para que no me viera acercarme y llegué hasta los pies de la cama, cuando me ve trata de huir por el pasillo que se forma entre el muro y la cama, doy un paso tapándole la salida, entonces decide saltar sobre la cama, pero era tarde ya estaba muy cerca, así que apenas toca esta me lanzo encima y lo agarro, casi en el aire dando una vuelta por sobre mi espalda quedo montada de rodillas sobre él.
Ja, ja, ja, ja, ja!!!!!!! ……………., te tengo maldito perro!!!, aproveché que quedó patas arriba apoyado sobre su lomo y le tomo por sus largas orejas obligándolo a soltar el objetivo de nuestra persecución. Creías que me ibas a ganar!!…., o que me iba a dar por vencida!! …., igual que cuando era más pequeña…. Ah…,ah…,ah…,ah!! Le increpaba para que me respondiera, al ritmo que cargaba mi cuerpo sobre su abdomen a modo de castigo, alternando esto con largos soplidos en su hocico, que sé que le molestan y desesperan. Lo tomé otra vez por las orejas, para que me tomara atención mientras le decía; las cosas han cambiado mi “Cokito”, ya no soy la misma niña inocente de antes, así que no creas que vas a ganarme tan fácil cada vez. Y ahora, soy la vencedora y sufrirás mi humillación, perro dormilón!!!!
Y para hacerle burla, como micrófono usé el cepillo que aún tenia en la mano y me puse a cantarle bien fuerte en su rostro, instante en que tocaron un tema más lento pero como estaba cantando y bailando, y no podía moverme hacia los costados porque lo tenía entre mis piernas, entonces me deslicé para adelante y atrás siguiendo el ritmo de la música. Cuando sentí algo que me hizo recordar que estaba desnuda, era calentito, húmedo y duro. Miré hacia abajo y quede paralizada, vi que entre los labios mayores de mi vaginita, se asomaba la aguda y roja punta del pene de Coke, sentí tan rico que inconscientemente me quedé sentada en ella, mientras pensaba claro donde me senté sobre él y luego lo cargue, se acomodó todo el largo de su miembro en la quebrada conjunta de mi trasero y vulva. Y debido al movimiento de mi baile su verga se salió de su funda, tratando de explicarme lo que estaba viendo.
Obviamente, no era solo yo quién había sentido rico, me di cuenta cuando el pene de Coke aún rozaba mis labios, esta vez no producto de mis movimientos, era él que se estaba contorsionando bajo mi apriete y su pene crecía con cada punzada que daba, y ahora la humedad que percibía no era solo la del perro. Sin haber alcanzado a reaccionar a la situación ya estaba excitadísima.
Anteriormente ya me había masturbado, sobándome el clítoris, labios e introduciéndome hasta dos dedos en mi vagina, pero jamás pensando en el pene de un perro, menos en el de Coke, era una aberración, no se como describirlo sería como hacer el amor con mi papá o algo así, él era parte de mi familia.
Me incorporé hacia delante, quedando apoyada en mis rodillas y una mano, mientras con la otra fui instintivamente a tocarme la vagina, estaba mojadísima y en esta posición pude apreciar que no solo la punta del pene del perro se había asomado, sino que poco más de la mitad de este, era bastante más grande que cuando estaba dentro de su funda. Momento en que Coke aprovecho para incorporarse y salir de abajo mío y dando la vuelta por una orilla de la cama, se puso en mi retaguardia y presurosamente se puso a lamer mi vagina. No atiné a nada, en principio no me pude mover porque estaba afirmada con una sola mano, la palma de la otra la tenía colmada con mis jugos y no quería manchar la cama, así que pegué mi muñeca a mi entrepierna ofreciéndole el contenido de mi palma al perro, que ya había pegado sus primeras lamidas en mi concha, absorbió gustoso el tan (para él) preciado manjar, dejando bastante limpia mi mano.
Pero ya era tarde, la rapidez de su lengua, su exquisita temperatura y el excesivo roce que me proporcionaba su aspereza, ya me tenían sumergida en la más profunda lujuria. Que por más que pensé en incorporarme de pié, para huir del goce que me provocaban sus lamidas. Estaba totalmente entregada, ya no había pié atrás y estaba comenzando a experimentar el primer orgasmo de mi vida, el clítoris se me reventaba gozando al máximo con cada langüetazo, estuve así largo rato, hasta que al parecer se estaban acabando mis jugos, porque Coke los comenzó a buscar al interior de mi confundida vulva, su lengua penetraba en mi interior de una manera que me volvía loca “más de lo que estaba”, la sensación era única y diferente, algo nuevo que me sumió en un segundo y mejor orgasmo que el primero, me convulsioné por completo, mis senos se iban a reventar, era lo mejor que me había pasado en la vida. Pero aún quería más, no podía parar, pese al sentimiento de culpa.
No encontrando ya más sabor en mi interior, el muy caliente se dispuso a montarme, agarrándose muy fuerte de mis caderas empezó a bombear en el aire por entremedio de mis piernas. Mirando yo su pene, el que originalmente provocó mi calentura al tenerlo entre los pliegues de mi vagina y ya habiendo sentido su lengua en mi interior. Pese a la adversión y el miedo, no pudiendo soportar tamaña oferta, separé mis piernas buscando la altura precisa y me deje penetrar por Coke, quién al sentir el calorcito de la entrada de mi vagina, de una sola embestida me lo mandó hasta el fondo.
No les puedo describir el dolor que sentí, pero vi mil estrellitas, el grosor de su miembro no se podía comparar con su lengua ni con el espacio que ocupaban dos de mis deditos que era lo que más había invadido antes a mi en ese entonces afligida vagina, pero no fue por mucho rato, el roce que me daba la velocidad de su culeada, terminó transformando el ardor en placer, y de un momento a otro ya estaba gozando nuevamente. Mi vulva estaba llena en toda su capacidad, o por lo menos eso creía yo, hasta que sentí que la base de su pene comenzó a hincharse en mi interior, lo que me dio aún más placer, era una sensación de plenitud riquísima, que al derramarse Coke en mi interior, me hizo estallar en un último y prolongado orgasmo que hacia estremecer todo mi cuerpo, las contracciones de mi vagina hacían sentir que el miembro del perro palpitaba en mi interior y su líquido caliente inundándome el útero extendía la sensación de placer a todas mis entrañas.
Después que dejó de latir el pene de Coke, yo aún gozaba revolviendo en círculos mi vagina para sentir roce en todo su contorno. Momento en el cual, el perro se dio la vuelta pasando una de sus patas por sobre mi anca y quedamos culo con culo, su miembro había crecido tanto en mi que ya no podía salir, al voltearse y cuando tiraba, la sensación era muy extraña como que su pene presionaba mis carnes contra el hueso interno de mi cadera, pero no me dolía. Pese al miedo que sentí en ese instante, seguía gozando hasta que se me ocurrió pujar y de un pequeño tirón en un floap, salió la deformada verga de Coke, junto con una gran cantidad se semen enrojecido por mi sangre, que no lamenté para nada haber perdido, ni incluso ensuciar mi cama………………………………
Fin.
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