La Adicción – IV.
Mamá se giró y me miró directamente a los ojos, tenía una cara escandalizada, casi de comedia divertida, intentaba pararse, pero así anudada como estaba le resultaba imposible – mami … ¡no! … deja … quédate tranquila … no te muevas … te ves preciosa .
Alexa parecía ser la mujer de goma, había alzado sus piernas y las había colocado detrás de su cuello, de un momento a otro esta guarra comenzaba a chuparse su propia concha, me iba a ganar, así que me desvestí por completo e hice lo mismo que ella, me doblé y comencé a meter mis piernas alrededor de mi cuello hice presión para bajar mi cabeza hacía mi chocho, luego empuje mi culito hacía arriba, me faltaban unos cinco centímetros para llegar a la zona pélvica, me concentré haciendo un poco de estiramiento y luego esforcé mi cuerpo hacía mi chocho, quede a dos o tres centímetros y no podía más, en tanto la guarra de Alexa estaba tocando sus vellos púbicos con su lengua pero le faltaba mucho para alcanzar su clítoris, diciendo un par de palabrotas dijo que se daba por vencida, yo le dije estamos a mano, yo tampoco pude alcanzar mi concha.
Nos quedamos mirando y saltamos a agarrar el consolador, como yo estaba más cerca, agarre el grande con baterías y Alexa agarró el otro que es más largo pero sin baterías, un poco desafiante me dijo ‒ ya veras que me corro antes que tú ‒ yo no dije nada, gire la tapa negra del consolador rojo y lo apoye en los labios de mi vagina un temblorcillo me recorrió de pies a cabeza, comencé a jugar con mis pezones, mientras deslizaba el artilugio en medio a mis inflamados labios y de pasadita presionaba mi clítoris, haciéndome sentir escalofríos, Alexa estaba al borde de la cama con su consolador metido hasta el fondo de su concha y Rex le estaba dando unos lengüetazos.
Repentinamente Alexa se bajo de la cama con su dildo profundamente incrustado en ella, se arrodilló, apoyó la base del coso sobre el tapete y comenzó a saltar sobre él, tenía sus manos en sus caderas y de tanto en tanto las subía para masajear sus tetas, gemía pesantemente, para mí era un poco irreal la situación y estaba temiendo de que ella se corriera de un momento a otro antes que yo, luego vi que Rex le vino por detrás y coloco sus zampas en sus hombros obligándola a plegarse, luego la aferró por sus caderas y comenzó a tratar de follarla, mi clítoris explotó justo en ese instante cuando me mente divagaba en la pija de Rex rompiéndole el culo a Alexa, casi me desmayé, pero me sobrepuse y jadeando pesantemente, casi sin aliento le dije – ¡eres una guarra maldita! … estas dejándote follar por Rex, cuando es a mí a quien toca hacerlo … − me salió del profundo, luego casi en sollozos y todavía bastante caliente, agregué – no es justo y tu lo sabes … no es justo … − Alexa trataba de enderezarse, pero no le era posible por el peso del perro, posiblemente pesaba igual o más que ella, muy agitada, pero con un tono divertido me dijo − ¡que tonta eres! … fíjate que me esta solo refregando su pene en mi espalda … no me ha penetrada … fíjate y mira por ti misma … − fue lo que hice inmediatamente, me bajé de la cama y me di cuenta de que lo que decía ella era cierto.
Alexa luego sonriendo y sin dejar de saltar sobre su juguetito me dijo − ¡ya! Tonta … acomódate para que mi pobre Rex se desahogue contigo … mira que me tiene toda bañada y baboseada … su verga esta durísima … ¡apresúrate! … − rápidamente me puse en cuatro y me di unos golpecitos en mi nalga, Rex ya habituado y enseñado, prontamente se bajo de la espalda de Alexa y me montó, necesitaba esa polla gigantesca en mí, así que puse mi manito como embudo y dirigí esa polla magnifica hacia mi chocho, mi boquete vaginal fue instantáneamente forzado primero por la aguzada punta de la verga y luego por ese portento de bola, mi lubricación era suficiente como para que su miembro entero entrara dentro de mí, solo emití un par de chillidos agudos y luego comencé a gemir de placer sintiendo como ese pene comenzaba a crecer, a hincharse, a desenrollarse y a abarcar cada recoveco de mi conchita, gemía y gritaba por la fuerza con que él me estaba culeando mi panocha fervorosa y ardorosa, casi como para dedicarle una oración a ese placer celestial que me provocaba − ¡oh dios mío! –
Alexa en tanto, se había girado y tenía una mano sobre una de mis nalgas y trataba de encausar su dedo en el orificio de mi ano, la vi cuando en un desesperado movimiento, ellas abrió más sus rodillas y sus glúteos comenzaron a golpear la alfombra, se había engullido por completo el enorme dildo y haciendo una especie de balancín con sus caderas, se estaba corriendo demencialmente, su prolongado orgasmo duró un minuto o más, ya no movía su cuerpo, solo jadeaba con ambas manos apoyadas de la alfombra, sus cabellos cubrían su rostro y creo haber visto su lengua que humedecía una y otra vez sus labios, no cesaba de quejarse y gemir, de vez en cuando tiritaba toda.
Rex continuaba con sus frenéticos y fuertes embates a mi conchita, arquee mi espalda hacia abajo para encorvar mi culo hacia arriba y permitirle una penetración más profunda, sentí un poco de dolor cuando la punta de su verga toco mi cuello uterino, pero también mucho placer, apoyando mi rostro sobre la alfombra me abrí mis nalgas y creo que por primera vez su polla centró mi útero, me hizo estremecer y cuando sentí ese baño caliente de su leche en el interior de mi matriz, me corrí boqueando como nunca, gruñidos guturales, me abrí mis glúteos con violencia para permitir a mi macho partirme en dos si fuese posible, quería que todo su hirsuto pelaje entrara y excitara aún más mis cavidades vaginales que vibraban enloquecidamente − ¡oh mí dios … que follada!
Alexa estaba detrás de Rex, empujando sus cuartos traseros para embutir su polla en lo más profundo de mi chocho, desesperada y trastornada de placer le grite − ¡ya basta! … ¡no puedo más! … ¡me esta matando! … − en realidad el goce delirante que me provocaba me estaba haciendo perder toda cordura, mi cuerpo no me respondía, tiritaba de pies a cabeza y sin poder controlar mis extremidades, mis manos se contorsionaban como locas, mis piernas temblaban y mis pies estaban encorvados, trate de enderezarme estirando mis hombros hacia atrás y mis tetas casi se reventaron hacia adelante, mis pezones me torturaban, Alexa sabiamente empezó a masajearlos, aliviando el martirio de mis carnes.
Me había corrido con Rex y mi chocho estaba completamente saturado de su lechita hirviente, Alexa acomodó a su mascota y me quedé empalada, pero mi trasero pegado a su culo, Alexa una vez más probó a penetrar con sus deditos mi estrecho culo, haciéndome gemir y deleitarme de esos toques delicados y continuos a mi esfínter que se contraía insistentemente y deliciosamente, la polla de Rex poco a poco retomó su tamaño normal y salió disparada de mi chocho, junto a una abundante cantidad de esperma y jugos de mi concha, me acomodé en modo fetal sobre la alfombra casi sin fuerzas y con un placentero temblorcillo que recorría todo mi cuerpo, sentí la lengua de Rex que trataba de limpiar ni chocho y me posicioné en modo de permitírselo con facilidad, cosa que también me procuro un aumento de esos escalofríos y temblores, no sé si hasta otro pequeño orgasmo, mi cerebro había sido saturado de estimulación.
No bañamos juntas, Alexa me lavó mi vagina y a un cierto punto se puso a lamer todos mis delicados pliegues, me dejó al borde de un orgasmo, mi cuerpo exhausto no reclamó, solo me incliné y le devolví el favor con más ahínco, energía y vigor, al cabo de unos cinco o seis minutos, Alexa tironeaba mis cabellos estremeciéndose en un potentísimo orgasmo, nos acariciamos y jugamos con nuestras tetas mientras nos recobrábamos de las placenteras sensaciones, luego salimos juntas y nos secamos la una a la otra, prodigándonos besitos y caricias deliciosas.
Alexa se metió a su cama y yo me vestí para regresar a casa, me despedí de ella con un beso rico y apasionado, había hecho el amor con ella tantas veces, pero solo me alegraba de tenerla a ella como amiga íntima, ni siquiera se me había pasado por la cabeza que los nuestro fuese una relación lésbica, estábamos unidas por nuestra adicción a follar con nuestras mascotas, el resto era un acompañamiento a nuestro lujurioso comportamiento.
Entré a casa y crucé a mamá que salía de la ducha, tenía su cara enrojecida, no le di mayor importancia, ella dijo que la cena estaba lista y yo le dije que no se preocupara, que se vistiera mientras yo ponía la mesa para nosotras dos, me lo agradeció y se fue caminando en manera extraña a su dormitorio, yo me fui al mío a dejar mis útiles escolares, encontré a Grigio limpiando su verga, no se levantó a olerme como lo hacía normalmente, pero venía tan apagada después de la follada con Rex, que tampoco le di mayor importancia, me fui a la cocina a preparar la mesa de la cena.
Nos sentamos a cenar y mamá me preguntó sobre mi jornada a escuela, si habíamos hecho nuestros deberes en casa de Alexa, yo cerré mis ojos y me vi con la tremenda polla incrustada en mi chocho y Rex que me babeaba la espalda − ¡sí! mami … hicimos todo lo que teníamos que hacer … Alexa quedó exhausta y yo también me agoté un poco, pero terminamos nuestros deberes muy bien … − le dije, mamá pareció satisfecha de mi respuesta y continuamos a hablar de otras cosas, comentando esta “Pandemia” que las noticias de todos los canales nos traían día a día, para nosotras era algo como muy lejano, hacíamos uno que otro comentario que sería terrible si eso llega a nuestro país, no podíamos adivinar que ya estaba dentro de nuestras fronteras, se dio la alarma y toda la población del país comenzó a usar los tapabocas y las autoridades ordenaron demarcar los lugares para que las personas no se aglomeraran, comenzaron a fallecer personas desconocidas, unos pocos cada día, pero después de un mes empezamos a enterarnos que dentro de nuestras amistades, habían contagios y hasta algunos fallecidos, mamá comenzó a trabajar en tele trabajo y no salía de casa, yo continuaba yendo al colegio, pero encontraron a un profesor con PCR positivo y se suspendieron las clases.
Esa mañana volví a casa a casi una hora de haber salido, entré en silencio para no disturbar a mamá, pero me llevé una sorpresa, mamá estaba en la sala, desnuda, sus senos apoyados al diván y Grigio estaba montado en ella y le estaba dando con fuerza, me acerque despacio, ella no se había percatado de mi presencia, continuaba a gemir y no soltaba las patitas traseras de Grigio, me pareció muy erótico ver a mamá desenfrenada, gozando con una pija enterrada en su panocha, me saqué el chaleco y abrí mi blusa para acariciar mis senos, mi chaleco escapó de mis manos y cayó a tierra.
Mamá se giró y me miró directamente a los ojos, tenía una cara escandalizada, casi de comedia divertida, intentaba pararse, pero así anudada como estaba le resultaba imposible – mami … ¡no! … deja … quédate tranquila … no te muevas … te ves preciosa … − mamá volvió a esconder su cara entre sus enmarañados cabellos y yo comencé a acariciar su pelo, haciéndome espacio para contemplar sus ojos verdes, brillantes, me miraba mientras respiraba jadeando y gemía – te ves muy … linda mamá … − por primera vez su cara se desdibujó en una sonrisa y tomó mi mano, cuando sentí que me apretó y arqueó su espalda, entendí que Grigio le estaba llenando su panocha de lechita caliente, ella volvió a esconder su lujuriosa mueca de placer, mientras sus nalgas tiritaban en un orgasmo pleno, el perro se giró y quedó atrapado con la estrecha chuchita de mamá, pero no fue por mucho rato, quizás su concha sea más amplia que la mía, el grueso pene salió derramando esperma y fluidos – date vuelta mamá … date vuelta para que te limpie … − mamá se giró y quedó sentada gimiendo mientras la lengua iba y venia de entre sus inflamados pliegues y labios vaginales.
− ¡Oh! hija … tengo tanta vergüenza … justo hoy tenías que regresar así temprano … − mamá estaba realmente compungida y no se daba paz tratando de darme explicaciones – mami … no seas tan pudorosa … son cosas que se hacen … son más comunes de lo que tú piensas … puede ser bochornoso que yo te haya visto, pero no es ninguna deshonra … hasta yo lo he hecho … − mamá me miraba como una niña sorprendida haciendo una maldad, como que se habían invertido los roles, le conté de mis aventuras con Grigio, como fue la primera vez, le conté de Alexa y su pastor alemán, Rex, le conté de mis orgasmos, de mis deseos, le confesé todo hasta en los más mínimos detalles, ella solo parpadeaba – me has quitado un peso de mis espaldas … pensé de ser perversa, sucia, degenerada, me sentía degradada como mujer … pero, si hay más chicas que lo hacen … creo que soy solo una más de las fans de los perritos … jamás pensé que pudiera recibir tanto placer y lujuria por parte de un animalito que se dice ser “el mejor amigo del hombre” … yo creo que lo es también de nosotras las mujeres … ¿no crees? – me dijo como recuperando su confianza en sí misma – sin duda, mami … son adorables y además, no te pueden preñar, no te puede contagiar enfermedades venéreas, no lo confidencian con sus amigotes, son leales, pues no te engañan con la primera zorra que se les cruza … y solo ellos se gastan esas pijas con bola incluida … ¡qué maravilla! – mamá me miro asintiendo – tienes toda la razón … las cosas positivas son más que las negativas … − nunca había visto a mamá tan hermosa, recién follada por Grigio, recién recuperándose de un fabuloso orgasmo, todo su cuerpo lucía hermoso, un leve velo de sudor entre sus senos magnificos, casi imperceptiblemente le tome una teta y apreté su pezón entre mis dedos, mamá gimió y puso su mano sobre mi mano – hija ha sido suficiente por un día … necesito descansar y reflexionar sobre todo lo ocurrido … necesito reflexionar e informarme un poco más de toda esta situación … − me dijo ya en un tono más solemne de madre a hija – está bien mami … pero, soy tú hija y estaré siempre a tu lado – me levanté y besé su frente, luego me fui a mi dormitorio, Grigio corría a mi lado mirándome las tetas – es tu turno hija … − escuche que decía mamá, me voltee a mirarla y ella me sonreía con una mano en alto y sus dedos formaban una “O”.
Entré a mi cuarto sonriendo, mamá estaba en sintonía conmigo y el desvergonzado follador de mi mascota estaba ahí tratando de meter su hocico bajo mi falda, después de ver a mamá gozar así tanto, era de perogrullo que era mi turno, tal como había dicho mi madre, ahora que no debía esconderme de nada ni de nadie, me desnudé completamente y me eché en el suelo como una perra, Grigio vino a lamer mi panocha, pero yo quería sentir la pija que había estado al interior de mamá, la quería saborear, así que lo tire de su collar hasta tenerlo a la altura de mi cabeza, saqué una almohada de mi cama, la acomodé en la alfombra y me recosté nuevamente, empujé a Grigio hasta que quedó con su verga a la altura de mi boca, la punta rosada de su pene era apenas visible, así que comencé a pajearlo suavemente, ese miembro empezó a deslizarse fuera de su funda, primero solo la rosada puntita, acaricié ese ápice de pija hasta que creció algunos centímetros más, le empujé un poco la funda hacia atrás y algo más de ese pene se introdujo en mi boca, mi lengua comenzó a juguetear con esa superficie resbaladiza y de sabor salino, de seguro eran los sabores de mamá.
Mi cuerpo se iba despertado y mis deseos de poseer esa pija empezó a hacer aumentar la producción de fluidos, mi chochito se encharcaba y mis labios vaginales estaban hinchados de excitación, mientras se lo chupaba con ardor, mi mano recorría mi vagina de arriba-abajo, para detenerse a hacer círculos concéntricos sobre mi clítoris y terminar con unas palmaditas sobre mi botoncito que se erguía como un pequeño pene, mi respiración estaba jadeante, así que debía controlar mi respiración para no ahogarme con su polla que había llenado mi boca y emitía continuamente gotitas de lefa caliente, empecé a bañarme el rostro con ese elixir maravilloso, luego mis tetas, cuando intentaba desplazarlo más abajo, Grigio se corrió inundándome todo el pecho con su lava caliente, me bañe entera con su lechita y me espalme todo mi cuerpo con ella, aparte de beber unas buenas chupeteadas haciendo gemir a mi mascota.
La glotonería por esa polla gloriosa iba en franco aumento, Grigio había comenzado a lamer mi entera vulva y ya me contorsionaba y follaba su lengua con mi pelvis, cuando un arrebatador orgasmo me golpeo de pies a cabeza dejándome con mis sentidos idos, casi me borré de la lujuria y potencia de mi placentero goce, por primera vez grité mi orgasmo, solo mamá podía escucharme, pero ahora ella sabía mi secreto, así que nada importaba, mis gemidos eran desgarradores, intentaba de recuperar mi respiro e insuflar aires a mis pulmones y sobrevivir a estas sensaciones que me hacían convulsionar, me estremecía sin poder controlar todas mis extremidades, mi colita temblaba y rotaba.
Grigio se alejó a lamer su verga vaciada en mi cuerpo, yo continuaba a cubrir mi piel con ese líquido abrasador − ¡que lujuria dios mío! – era un pensamiento que se repetía en mi cabeza, poco a poco me repuse del fogoso orgasmo y me dispuse a preparar a mi amante para que me penetrase, pero mamá abrió la puerta de mi habitación y me dijo que me vistiera, pues el almuerzo estaba listo, después me miró en forma interrogante − ¿qué haces en el suelo hija? … ¿ya te ha follado el guarro ese? – me dijo condescendientemente − ¡no! mami … pero igual casi me mata con su lengua … − se sonrió y cerró la puerta.
Nos sentamos las dos a almorzar, mamá me pregunto miles de cosas y yo le respondí en la forma más honesta que podía, mamá había pasado a ser mi compinche, la quería de mi lado y la necesitaba para fortalecerme a mi misma, que mejor aliada que tú propia madre, nos mirábamos y nos sonreíamos cómplices de nuestras guarradas − has ya follado con ese perro, ¿verdad? – me preguntó mamá, a sabiendas que la respuesta era afirmativa, yo ya se lo había confesado – así es mami … varias veces … también con el perro de Alexa … ese se gasta una pija más grande que la de éste … es un ensueño, mami … te hace ver estrellitas … − le dije mordiéndome el labio y poniendo los ojos blancos, mamá lanzó una carcajada − ¿cómo es que engendré una chamaca tan arrecha? … ¡dios mío! – dijo mamá con sus dos manos en el rostro – o fuiste tú o fue papá … uno de los dos … − le dije bajando sus manos de su rostro para poder ver su mirada − ¡ay! hija … tu padre era como un ascensor … subía y bajaba inmediatamente … los primeros orgasmos me los dio mi consolador … por eso terminamos divorciados … − había un seño de tristeza en sus recuerdos – pero lo que me hizo sentir tu mascota es algo nuevo que jamás había sentido … no he tenido tantos hombres … solo tres … pero no puedo comparar a ninguno de ellos con Grigio … − concluyo con sus ojitos brillantes de sueños y deseos.
Mamá me confesó que la vez que la sorprendí follando con Grigio, era la segunda vez que lo hacía, eso porque me había sentido en mi cuarto y había intuido que yo lo hacía, no le pareció para nada una guarrada, su panocha anduvo mojando sus calzones por varios días de solo pensar, hasta que una mañana que no tenía la obligación de llegar temprano, se decidió y lo hizo, tuvo muchos temores y angustias, antes y después, pero ahora que ambas lo compartíamos no tenía ningún remordimiento, fue entonces que me dijo que ella sería feliz de contar con Grigio los fines de semana cuando no tenía que trabajar, de modo que yo lo podía disfrutar los otros días, me parecieron muchos días para mi sola, así que acordé con mamá de seguir su programa, pero en cada ocasión que ella se sintiera con ganitas, podría disponer de nuestro amante, por comodidad e intimidad no pactamos nada que nos involucrase a ambas, no por el momento dije yo y mamá me dio una mirada sensual sin agregar palabras.
Debido a la pandemia, yo me pasaba chateando con Alexa principalmente y un par de veces al día me divertía con mi mascota, luego lo comentaba con ella y ella me mostraba su chocho mojado y a veces llenito de esperma de Rex, yo hacía lo mismo, mamá trabajaba todo el día y nos encontrábamos a ratos a la hora de nuestras comidas, ella se llevaba a Grigio el día sábado en la mañana y la veía los dos días vestida solo con su bata, los sonidos que venían de su dormitorio me calentaban al punto de masturbarme pensando al goce que ella estaba obteniendo, pero me alegraba mucho por ella, ya que había mejorado mucho su sentido de humor y la veía siempre contenta.
Uno de mis días con Grigio me lo estaba llevando a mi cuarto cuando mamá salió de la cocina – hija … me dejas a Grigio por un rato – su cara era todo un poema, se ruborizó un poco − ¡claro! mami … yo misma te lo llevo ahorita y te lo dejo en tu dormitorio – le dije como compinche – eres un amor … gracias … puedes venir a llevártelo en una media hora … − me dijo metiendo una mano entre sus senos y juntando sus muslos, claro indicio de lo caliente que estaba, cosa que a mi me calentaba por simpatía, así que tomé a mi mascota y lo empujé dentro de la habitación de mamá, Grigio me ladró, así que cerré rápidamente la puerta y me fui a mi cuarto, mamá se fue a su cuarto
Tal como ella dijo volví a la media hora, la puerta de mamá estaba entreabierta, ella estaba sobre su cama enorme vestida solo con su negligé rojo totalmente transparente y sin nada más, estaba jugando con Grigio y seguramente no se había percatado de la hora, me quede fisgoneando el erótico juego de mamá, ella caminaba en cuatro y Grigio le venía detrás y la aferraba y la intentaba follar, mamá gritando como una nena sentía la punta de Grigio en su panocha y se dejaba caer, y así una y otra vez, por eso Grigio le ladraba reclamando por su chocho, era todo muy divertido y muy sensual, mamá se bajaba de la cama y Grigio se metía con su nariz entre sus muslos y lengüeteaba su vagina, mamá con su pelvis hacia adelante se abría un poco sus labios vaginales y sintiendo la rubida lengua en su botoncito escapaba de carrerita a su cama donde Grigio la alcanzaba y la montaba, mamá acomodaba sus almohadas bajo su vientre y se dejaba penetrar con gritos de lujuria y sonidos guturales de su rauca garganta, como a la tercera vez, mamá lanzo unos chillidos y ya no se pudo separar de Grigio, éste la abotonó con fuerza y la inmovilizó para comenzar a follarla frenéticamente, mama chillaba como una nena, me tenía tan caliente que no pude dejar de refregar mi clítoris una y otra vez hasta con violencia, así fue mi orgasmo y me derrumbe a tierra fuera de la puerta del dormitorio de mamá, mientras ella no cesaba de gritar y decirle cariñosas frases a su amante peludo,
Me levanté y me encontré con Grigio que asomaba su cabeza entre la puerta y el vano de esta, me asomé y mamá estaba tendida boca abajo y jadeaba – mami … ¿estás bien? – le pregunté un poco ansiosa − ¡uy! mi niña estoy regia … pero un poco exhausta, déjame reposar un poco y llévate ese perro cachondo … aléjalo de mi … por ahora – Grigio intentaba oler mi panocha rebosante de jugos que escurrían por mis muslos, su lengua estaba recogiéndolos desde mi piel pegajosa, me lo llevé a mi cuarto y me tiré de espaldas en mi cama, Grigio continuó a lamer mi vulva enrojecida, me hacia vibrar, comencé a hacer lo mismo que mamá, gateaba y escapaba de su lengua en cuatro patas, el me perseguía y al parecer disfrutaba el jueguito, lo dejaba alcanzarme y montarme tal como lo hacía mi madre y apenas sentía la puntita de su pene me dejaba caer sobre la cama y el me empujaba y trataba de morder mis glúteos tratando de que me pusiera en posición, lo encontré muy divertido el juego y muy sensual, mi chocho hervía de goce y pedía a gritos de ser penetrado.
Grigio saltaba y ladraba un poco desesperado de ver que mi conchita se le escapaba cada vez que la sentía en la punta de su pene, inteligentemente espero a que yo me bloqueara a ajustar las almohadas, entonces se lanzó con todo su peso sobre mí y su verga me penetró de una, casi al mismo tiempo que su bola, grité quizás mas fuerte que mi mami, pero el goce fue tremendo casi como si fuese una primera vez, todo su miembro me enanchaba para acomodar su creciente magnitud, mi vuelve entera se contraía de tanto placer y esos goces se replicaban por todo mi cuerpo, especialmente en mi senos donde mis pezones se endurecieron como neumáticos y que estaban siendo insuflados desde el interno, su polla magnifica me hacía contorsionar mi culito, sintiendo todos esos pelos que cosquilleaban mi ano que también se contraía placenteramente, me dedique a gemir y quejarme como había sentido a mamá, me pellizqué mis tetas y lánguidos chillidos escaparon de mi boca, lo estaba sintiendo en su esencia, mi macho peludo me perforaba mis carnecitas sin cesar, me tironeaba para empalarme mejor, era irresistible su fuerza, mi boca se mantenía haciendo una especie de “O”, como anunciando mis “O”-gasmos, ¡que fornicada más hermosa … dios mío!
Mi cuerpo rendido y sumiso se entregaba desenfrenadamente a la maravillosa copulación con este formidable macho peludo que me reclamaba como su hembra, que me poseía como una perrita de su propiedad, su grueso miembro y su bola revolvían mis entrañas causándome oleadas de placer indescriptibles no cesaba de gritar y chillar acompañando sus bestiales embates y sus zampas que me aprisionaban con energía a su enorme pene, el cumplía con su deber de macho de fecundar a su hembra y yo me sentía dispuesta a servir de depositaria de todos sus espermatozoos, ansiaba recibir ese baño de lefa caliente irrigando mi matriz, mi útero entero colmado de esa lechita perruna, mi macho hacía lagrimear mis ojos de goce y alegría, al mismo tiempo mi cuerpo entero se preparaba, pequeños temblores de mis glúteos y el quebranto de mis gemidos y suspiros, anunciaban la llegada de un orgasmo demencial, abría mis glúteos, encorvaba mi espalda, empujaba mi culito, me estremecía entera, chillaba y gritaba, me quebré dos uñas arañando la almohada, estaba enloquecida, me faltaba la respiración sintiendo como me llenada de ese líquido hirviente, se introducía por todos los recodos y sinuosidades de mi golosa vagina, lo quería más adentro, no lo dejaría ir, no se desprendería tan fácilmente de mi ardoroso chocho, le aferré sus patitas y me encorvé con mi culo bien en alto moviéndolo a balancín para que el descargara hasta la ultima gota de su semen dentro de mí − ¡oh mi dios! llévame … llévame contigo a tu paraíso … si es que es más que este paraíso que Grigio me está regalando … − pensaba devotamente anudada a mi ser supremo.
La suave funda de mi vagina comienza a soltar el amarre de ese fabuloso miembro perruno, el pene de Grigio se está poco a poco empequeñeciendo, su bola también, chorros de esperma escapan por los bordes de mi chocho, meto me mano para no dejar salir nada, lo quiero dentro, quiero absorber con mi cuerpo todo su esperma, lucho por mantener su polla dentro de mí, pero el forcejea un poco y logra deslizar su aparato maravilloso fuera de mi panocha, entre mis dedos se cuela y escapa buena parte de su semen, me siento apesadumbrada de este final, pero me regocija ver su vega gigantesca expuesta totalmente, el se echa a lame su instrumento y yo lo acompaño en la faena hasta que queda limpio y lustroso, siento el vacío que deja en mí, pero sé que lo volveré a sentir, él se detiene un momento y me mira con mucha ternura, no resisto voy y lo abrazo … − papito soy tuya … tuya por completo … − le digo mientras el acaricia mi mejilla con su lengua.
Vuestras opiniones y comentarios son muy importantes para mí, escribir a:
guauuuu.
relato muy largo.
calificacion 4.
Amo tus historias son muy entretenidas,tu madre y tu son unas diosas
Wow me gusto muchisimo, hace tiempo que no leía algo tan bueno, bien narrado y dejándome esa sensación de haber vivido el placer. Excelente 5 estrellas